Partida Rol por web

Cuanto más lo pensaba su ira aumentaba por momentos, no puede contenerlo y estalla.

- ¡Os maldigo, criaturas infestas! ¡Permitiré que nada me detenga!¡Por Kord que acabaré con vosotros! – Grita amenazante mientras abalanza su espada contra el barril descargando así toda su rabia.

Armando cansado de la situación y con el orgullo herido por el mal paso anterior, además de un diente menos en le frente de su boca, parece enloquecer, y con furia descarga un terrible mandoble con su espada sobre el barril de la primera fila que tiene delante de él, para quitar uno por no los barriles y poder de una vez partirle la cabeza a los kobods que tanto los han atrasado ya.

La espada golpea con fuerza y el barril se parte en pedazos liberando su contenido por el piso, decenas de tiras de carne seca caen al suelo, y junto con la carne, caen 4 ratas algo rabiosas y enloquecidas por el golpe que atacan a mordiscos todo lo que encuentra a su paso.

Dos de ellas van sobre Armando intentando morder sus pies, una ataca a Ryld buscando un lugar entre su armadura para incar sus dientes, y la última corre hacia Morkhur buscando subir por sus pantalones para morder algún lugar muy doloroso.

El enano no ve a la rata aproximarse a el pero si siente que algo se le sube por los pantalones, e intenta sacarlo, peor no lo logra a tiempo, la rata logra llegar a su entrepierna y enojada como está inca sus dos pequeños dientes en los genitales del enano que desespera de dolor e impresión, acto seguido la rata suelta su presa y cae al suelo a los pies del enano, se paar en sus patas traseras desafiándolo y chillando. Loco de ira y tomándose la entrepierna con dolor Morkhur siente como un pequeño hilo de sangre comienza a caera por el costado interno de su pantalón.

Al mismo tiempo dos de las ratas encuentran donde morder a los pies del guerrero e incan con fuerza sus dientes en los pies de Armando, una en el derecho y la otra en el izquierdo, con tanta fuerza que increiblemente ambas logran atravesa el cuero de sus botas y llegar hasta la carne. Armando siente el ralámpago de dolor que apuñala su sistema nervioso llevando la información hasta su cerebro, y grita de dolor sorprendido por estas nuevas y pequeñas enemigas.

La cuarta rata intenta morder a Ryld pero el paladín la ve a tiempo y saltando evita ser mordido por el alocado roedor.

La comadreja es sorprendida por el perro convocado por Phelcyan, y apenas logra esquivar su dentellada, furiosa por el ataque, olvida momentáneamente a Palomeque y arremete contra el perro con ira.

Increíblemente veloz la comadreja amaga un ataque hacia la izquierda del perro y cuando el can gira su cuello para defenderse, súbitamente la comadreja cambia de dirección y ataque por la derecha logrando así una mordida certera sobre el cuello del animal.

Los fuertes dientes penetran profundo en la carne del perro y hacen una terrible presa que no suelta, la comadreja se impulsa con todo su cuerpo y gira dando un salto mientras apresa el cuello del pobre perro, de esta forma los dientes de la comadreja desgarran brutalmente el cuello del can, destruyendo piel, músculo, nervios, arterias y venas.

Con un violento tirón hacia atrás la comadreja saca sus fauces del perro sin abrir la mandíbula, llevándose con ella un gran pedazo de tejido que luego escupe con satisfacción, viendo como el perro se desploma al piso totalmente inerte y carente de vida.

EL pobre perro que hasta hace unos momentos corría tranquilamente por algún campo en algún otro plano de existencia, encontró una horrible muerte en las minas de Duvik gracias al conjuro de convocación del hechicero elfo.

Palomeque, Xoan y Lázaro que estaban muy cerca, vieron y escucharon la terrible ejecución del perro a manos o más bien a dientes de la comadreja, dándose cuenta de que sus problemas son algo más serios de lo que parecen, ya que ese maldito animal parece poseído por algún demonio.

Phelcyan al estar demasiado lejos para poder ver algo, no ve pero escucha los aullidos de dolor del perro y los ruidos furiosos de la comadreja, hasta que los sonidos cesan y sólo se escuchan los chillidos de victoria de la comadreja, sonidos suficientes para que Phelcyan entienda que el perro que convocó con su conjuro encontró su final demasiado rápido.

Tras este suceso todos escuchan como los kobolds, desde el fondo de la despensa, que también escucharon todo, ríen y festejan las hazañas de su mascota sabiendo que su terrible comadreja acaba de cobrarse una nueva víctima.

jajaja! algbo authot!!! confn shafaer moxt thurirl nahilnop astahi ir ini ir!!! jaka gethrisj ihk wer iwiek sthyr testicles!!! jajaja!

Xoan comienza a retroceder, busca tomar una mejor posicion para salir todos ilesos de esta...

Padre Palomeque, retirece, salgamos hacia el comedor, pero no le de la espalda a esa criatura, una ves fuera sera nuestra...

Lazaro vamos!!!

Xoan retrocede amilanado quizás por la fiereza de la comadreja proponiéndo una estrategia más a la distancia. Se mueve varios pasos hacia atrás, pasadon al lado de Phelcyan en el camino de vuelta al comedor.

La situación le empezaba a superar a Lázaro. Oía ratas pero no sabía dónde andaban,  a su lado Palomeque seguía peleando contra otra bestia y encima los kobolds seguía parapetados. No sólo detrás de los barriles sino que también detrás de estos tres….
Lázaro no veía cómo seguir, la habitación se le empezaba a hacer pequeña para tanto frente abierto. Su arco se volvía totalmente inútil en la situación actual y no podía parar de pensar en su plan anterior. - Si salimos y cerramos la puerta les podemos esperar en la habitación anterior. Atacarles según pasen por el pasillo sería más fácil.

Para más inri, el olor a aceite empieza a llenar la habitación. La situación cada vez es más compleja, aún arderemos todos...

De su pensamiento fatalista le saca la voz del bardo, quien grita tras del joven: 

Xoan:
Padre Palomeque, retirece, salgamos hacia el comedor, pero no le de la espalda a esa criatura, una ves fuera sera nuestra...
Lazaro vamos!!!

- ¡Por fin una voz que entra en razón! - dice el joven a la vez que saca su estoque y se abalanza sobre la comadreja -  ¡Páter salga!, yo le cubro - grita mientras intenta atravesar la cabeza del bicho.

Lázaro se ve algo confundido con la situación actual, y no es para menos, la escena de buenas a primeras se convirtió en un caos, mientras el pícaro herido piensa que hacer sin lograr decidirse, el grito de Xoan lo saca de sus cavilaciones, el bardo, también herido pasa a su lado, escapando de dantesco cuadro en busca de una posición más segura y defendible. Ante la tal reacción el joven Lázaro, a pesar de estar herido en un muslo parece cobrar nuevas fuerza y valentía. Impulsa al Palomeque a que escape mientras el se adelanta rengueando, con su pantalón empapado en sangre y con su estoque en la mano, entrecierra los ojos intentando lograr un mejor blanco y en una explosión de destreza extiende la mano que empuña su arma en dirección a la comadreja, y hace blanco en efecto.

La comadreja logra ver el acero que se dirige a su cabeza justo a tiempo para moverse y evitar que el estoque ensarte su cráneo como una aceituna, pero no logra evitar del todo el ataque ya que la delgada y afilada espada de Lázaro impacta en el lugar donde nace la oreja izquierda de la comadreja y la arranca de raíz siguiendo de largo y además de arrancarle la oreja, le hace un feo y largo tajo en la parte superior del cuello, del que inmediatamente comienza a manar la roja sangre del animal, la oreja queda ensartada como una brochette en el estoque de Lázaro y la piel del cuello abierta y chorreando sangre.

La comadreja extremadamente furiosa lanza chillidos de dolor al sentir como le amputan la oreja y abren la piel posterior de su cuello y olvidándose por completo de Palomeque, fija su mirada en Lázaro, una mirada que salpica fuego y promete venganza y  muerte.
 

Los dos kobolds restantes al ver como sus enemigos destruian uno a uno los barriles que les daban la cobertura estuvieron a punto de rendirse, pero cuando para sorpresa de todos aparecieron unas ratas que descansaban en uno de los barriles las que al ser molestadasse volvieron contra sus enemigos, y con la comadreja que era dura de pelar y les estaba dando un buen trabajo a los intrusos, los escamosos kobolds recuperaron la confianza y creyendo que era posible una vistoria volvieron a disparar sobre sus enemigos.

Pero una vez más su propia trampa se vuelve en su contra, ya que la harina que aún está suspendida en el aire les impede hacer un buen blanco, y ambos kobolds fallan sus disparos, los dos virotes pasan lejos de sus objetivos y se pierden en el fondo de la despensa luego de impactar contra las paredes.

- Rata escurridiza... - dice Lázaro entre dientes tras escapársele por muy poco la presa - Al menos te ha tenido que doler...

Al sentir que algo se introduce en sus pantalones, Morkhur comienza a desesperarse, más aún sabiendo hacia donde se dirigía  el pequeño invasor. Cuando estaba a punto de meter su mano dentro del pantalón, siente como si un objeto punzante atravesara sus partes. Acto seguido, casi instantáneo, lanza un agudo grito de dolor - "¡¡¡Arrrrrrrrhhhhgggg!!!" - al escuchar el grito, el intruso abandona la entrepierna del enano y se planta en dos patas a los pies de él. La mano, con sangre producto de la mordida del esquivo roedor, empuña su hacha dispuesta a darle muerte - "Pequeño peluche del diablo, espero que no sientas miedo...¡¡¡PORQUE NO SABES LO QUE TE ESPERA!!!" - el enano estalla en un estado de frenética ira. Ya no estaba contento ni burlándose de sus enemigos. Quería devolverle a esa mísera rata mil veces lo que ella le hizo a él - "Cuando termine contigo quedarás como esas tiras de carne que hay en el suelo"

Despues de oir el chillido de Morkhur y notar los pelos del bigote de la rata, por suerte aparte el pie justo al notar el roce y por lo tanto evite el mordisco de la maldita rata. me pongo enfocado hacia la rata...

No os envalentoneis lagartijas muertas, esto solo retrasara lo inevitable que es que mi acero salpique todo el suelo y las paredes con vuestros sesos y visceras, tened por cuenta que no dejaremos que unas lagartijas nos detengan.

Tras decir esas palabras, mira fijamente a la rata, y con uun movimiento certero y rapido, baja el arma con fuerza hacia la rata, y despues se oye como una explosion de visceras que salpica a todo alrededor, incluido los kobolds.

Lagartijas, veis lo que le ha pasado a vuestra roedora mascota? las siguientes visceras que decoraran la despensa seran las vuestras, pero teneis la oportunidad de rendiros y responder nuestras preguntas.

Sino, solo os queda rezar a vuestro dios para que os recoja del plano Astral, porque te aseguro que os mataremos los tres. Ademas el Enano del fondo, despues de matar a la mierda de la rata, con lo enojado que esta, yo no querria ser su enemigo, es sanguinario y brutal siempre, pero enojado.... Miedo me da...

Tras esto hace un gesto con la espada, intentando aumentar la intimidacion que empezo con palabras, y con el acto de desintegrar a la rata...

- No te preocupes, hijo, yo intentaré entretener a esta criatura endemoniada hasta que lleguen los demás - dice a Lázaro, tratando de mantener la calma - tú estás herido, así que márchate y si quieres ayúdame con tu arco

Incomprensiblemente, Elías era el único que todavía no había sufrido daño alguno, por lo que se encontraba con fuerzas. Aquel animal era demasiado fiero para él, pero estaba seguro de que sería capaz de defenderse hasta que los demás acabasen con los kobolds.

- ¡Xoan, no puedo salir ahora. Si lo hago este bicho atacará por la espalda a nuestros compañeros!

Con la mente algo más en calma fija la atención en su objetivo principal ignorando a la rata y su ataque. Fijando su mirada en el Kobold y su alrededor, vuelve a analizar la situación y se centra en el barril restante.

“No puedo fallar en esta ocasión.”

- De esta vez no escaparás, será tu fin. – Dice mientras se dirige a encarar al kobold.
Realiza un ataque vertical con la caída pero con tanta premura el ataque falla y solo corta el aire.

Lazaro se repliega ligeramente intentando así evitar el ataque que sin duda la rabiosa comadreja va a regalarle. Se está cubriendo ligeramente el cuerpo con el brazo izquierdo cuando se fija que del estoque que maneja no sólo gotea sangre sino que un líquido blanco mancha la punta del mismo. 

Uuuuh, eso ha tenido que dolerle más de lo que me pareció en un principio - piensa para sí el joven. 

El enano sufre la terrible mordida en sus partes nobles, mordida que lo vuelve loco de ira contra el infame roedor, por lo que Morkhur empuña su hacha y con un movimiento pendular intenta cortar en dos al animalito, pero la rata es muy pequeña y escurridiza y esquiva el ataque del enano, luego se para en sus patas traseras y chilla repetidas veces, si no fuera porque es un roedor con muy poca inteligencia, Morkhur podría jurar que la rata con su chillido se burla de él.

Al mismo tiempo a la derecha del enano, Ryld se las ensaña con la rata que intentó morderlo a él, y dibujando un certero abanico, su espada corta en dos al roedor en el acto, desparramando sus vísceras por el piso, mientras termina con la rata amenaza a los kobolds, pero la rata les importa lo mismo que les importaba el gato del elfo por lo que sus amenazas no surgen el efecto esperado por el paladín.

A sus vez, y en el otro rincón de la despensa, Palomeque lucha desesperadamente contra la furiosa comadreja, que Lázaro acaba de herir gravemente, pero a pesar de sus intentos el clérigo vuelve a demostrarles a todos que su fuerte no es la violencia, si no la curación, ya que su maza impacta a medio metro del animal, sin hacerle el menor daño.

A su vez Armando, ignorando a las dos ratas que tiene a sus pies y que acaban de morderlo, intenta saltar el barril que tiene delante de él para llegar donde los kobolds de una vez por todas. Armando logra saltar el barril, a pesar de que al impulsarse y olvidarse los dos roedores, estos saltan y lo vuelven a morder cuando el guerrero está despegándo del piso. Armando siente dos puntadas muy dolorosas, una en cada pantorrilla, pero soporta el dolor y completa el salto pasando por sobre el barril.

El guerrero cae con su espada describiendo un movimiento vertical descendente intentando aprovechar la velocidad del salto para darle más fuerza a su ataque y partir en dos a uno de los kobolds, pero falla el golpe, quizás por mal cálculo, quizás por el dolor de las mordeduras, la conclusión es que Armando no logra herir a ninguno de sus enemigos y ahora se encuentra parado detrás de la hilera de barriles que sigue en pie y con un kobold a su espalda y otro al frente.
 

El elfo si bien no se acerca a la despensa, por los sonidos que escucho, pudo darse cuenta de que el animal que convocó fue destruido por lo que vuelve a realizar la misma maniobra.

Hace unos movimientos y mientras dice unas palabras, vuelve a producirse un suave explosión, y vuelve a convocar a otro perro para que luche contra la feróz comadreja.

El animal convocado por Phelcyan aparece a medio metro de la comadreja e inmediatamente se lanza sobre ella, el ataque toma por sorpresa y el pequeño perro cierra su mandíbula sobre el lomo de la comadreja, y luego pega un tirón, arrancándole un buen pedazo de carne a la sorprendida comadreja que chi8lla adolorida, y trastabilla estando a punto de caer, pero a último momento logra evitar la caida y se mantiene en pie, con una furia infinita en sus ojos dirigida a todos los que la rodean, especialmente al humano que le arrancó la oreja.

La comadreja es sorprendida por otro perro que apareció súbitamente a su lado y no puede evitar que el can la muerda y la hiera seriamente.

La mordida no hace más que emfurecer más a la comadreja y recordando la oreja que Lázaro de arrancó, se reserva al perro para la próxima y se lanza contra el pícaro con las pocas fuerzas que le quedan. Pero el animal al parecer está muy herido y ha perdido mucha sangre ya que su vista se nubla y no puede enfoncar bien, y la dentellada que iba dirigida la pierna de Lázaro cierra en vacio a centímetros del joven pícaro.

El segundo perro que aparece de la nada sorprende a Lázaro - ¿Pero de dónde salen....? - Antes no vio desvanecerse al primero por la nube de harina. - ¿Dónde está el otro? - 

- Hija de puta - exclama el joven al ver que resiste al mordisco del perro - Aguanta más que yo...

Notándose cada vez más cansado, intenta asestarle una nueva puñalada en la cabeza al bicho con bastante menos tino que la última vez.