Por los pelos conseguís escapar de la órbita de Froz. Buscáis deprisa en el ordenador algún destino posible. Caídas de tensión afectan a la nave, que apenas consigue mantenerse unida. Dudáis mucho que podáis llegar a saltar al hiperespacio. Mucho menos aún conseguir salir de la zona del núcleo. Así que dejáis que el ordenador sea quien decida vuestro destino, el planeta más cercano. Por suerte para vosotros, es un planeta donde podréis pasar un poco desapercibidos, Corellia.
Las luces se van una vez más, y el generador de emergencia se enciende. Así que con apenas una tenue luz para iluminaros, comenzáis el salto. Funcionando con los sistemas secundarias, tardaréis un par de días en hacer un salto que deberían haber sido sólo unas horas. Con los seis a bordo, tendréis un tiempo para conoceros mejor.
Doy espacio por si queréis hablar con Ikeon o con Ashur o hacer alguna otra cosilla. Si no se os ocurre nada, saltamos a Corellia directamente.
- Cuando lleguemos a Corellia vamos a necesitar piezas para reparsr la nave, parece mentira que haya aguantado tanto... ¿Ashur, qué te pasó, cuando te capturaron?
He editado tu mensaje y he puesto en negrita el diálogo (vamos, todo). Que así para los demás es más fácil centrarse en las palabras.
Ashur mira alrededor.
- Yo no entiendo mucho de naves, pero sí, creo que harán falta algunas reparaciónes. - Respira hondo. - Creo que hemos escapado por los pelos.
Busca un lugar donde sentarse y lo hace, parece bastante cansado. Algo normal dada su edad.
- La verdad es que todo fue muy rápido. Entraron en mi casa en plena noche, me sacaron a rastras de la cama y me esposaron. Un tipo enmascarado me estuvo interrogando durante horas... o días, no lo tengo claro. - Su voz parece quebrarse un poco, pero retoma la compostura. - Intentaban averiguar lo que sabía de vosotros. Por suerte, no pude decirles mucho.
Uso mecánica para intentar averiguar el coste de la reparación (por encima, obviamente depende del mercado)
Sostengo el holocron y me dirijo al zabrak:
El único jedi que conocemos vivió hace miles de años, cuéntanos como esta nuestra situación, ¿Quien eres?¿Por que te tenían preso?
Máster: La nave está en las últimas. Repararla costaría entre 10.000 y 15.000 créditos en piezas, más la mano de obra si no lo hacéis vosotros.
Me levanto de los controles de la nave y me acerco a Ashur, me siento frente a él y apoyo una mano en su hombro.
- No nos conocemos pero quiero que sepas que siento que hayas tenido que pasar por esto por nosotros, tienes buenos amigos, en cuanto supieron de tu cautiverio decidieron ir a por ti sin importar que supiéramos que era una trampa. - después aparto la mano de su hombro y le miro fijamente- Lo que te voy a pedir es difícil, lo sé, pero necesitamos saber a que nos enfrentamos, ¿qué puedes contarnos de los tipos que te atraparon? ¿qué cosas querían saber? Intenta recordar los detalles, no resulta agradable pero estamos en una situación bastante precaria y cuantas más pistas puedas darnos mejor irá todo.
Ikeon mira despacio a Dareg. Observa el holocrón, que le llama mucho la atención. Pero evita acercarse a él.
- ¿Situación? Pues estamos en una chatarra que apenas puede volar, dirigiéndonos a un planeta del núcleo donde puede que nos espere el Imperio.
El zabrak esboza una sonrisa. Está claro que la respuesta es una evasiva disfrazada de broma.
- Mi nombre es Ikeon Griel. Y me tenían preso debido a mis habilidades. Aunque me parece que eso ya lo tenías claro. ¿Quiénes sois vosotros?
Ashur asiente ante las palabras de Omek, algo aliviado.
- La verdad es que no sé mucho de ellos. Como digo, todo fue muy rápido. Querían saber quiénes erais, si erais jedis, cuántos erais... - eso parece hacerle recordar algo. - Por cierto, ¿dónde están los demás?
Agacho la mirada y me aparto un poco de Ashur.
- Es mejor que eso lo respondan ellos - miró a Dareg, Kiwoka y a Xisk . Me vuelvo hacia Ikeon y le digo- ¿por qué no hiciste nada contra la mano? Podríamos haber muerto allí. Tus habilidades son asombrosas.
Ikeon responde a la pregunta de Omek.
- Hice todo lo que pude contra La Mano. Si no, no estaríamos aquí. Derrotar a un oponente así no es fácil. A pesar de mis "asombrosas" - notas cierto tono de sorna - habilidades. Pero eso no responde a mi pregunta.
- Creo recordar que contra el tipo de la mano de acero no estuviste muy activo y podrías haberle hecho trizas. -le miro algo acusador- Mi nombre es Omek y me dedicaba al robo de basura espacial hasta que me crucé con Xisk, Dareg y Kiwoka, creo que a nosotros nos quieren apresar por lo mismo que a ti, más o menos.
Me dirijo a Ashur Sungazer
Lamentablemente, a Kalag le perdimos en un enfrentamiento contra la mano - Miro a Ikeon - Y de Drebin... hay poco que decir, se fue sin decir mucho.. esperemos que este a salvo.
Miro a Ikeon
Lo que te preguntaba era como estaban los Jedi, pero si, nosotros tenemos serios problemas. ¿Quienes somos? Unos simples supervivientes que intentan aprender algo que se supone que no existe..
Ikeon se encoge de hombros ante las preguntas de Omek.
- No recuerdo nada de un tipo con la mano de acero... aunque igual fue cuando alguien decidió que yo sería más útil inconsciente... - Arquea una ceja, devolviendo la mirada acusadora. - Pero ese hombre que dices, no es La Mano.
Luego se gira hacia Dareg.
- Sí, algo de eso me ha parecido. - Señala el holocrón. - ¿De dónde lo habéis sacado? ¿Sabéis cómo funciona?
El tipo de la mano de acero que dice Omek es "Brazo de hierro". "La Mano" es el devaroniano que os encontrasteis al final, antes de subir a la nave.
Me revuelvo incómodo cuando menciona que le dejé inconsciente y algo sorprendido cuando señala el holocron.
- No me acordaba de ese detalle, siento haberte dejado inconsciente pero no parecías muy dispuesto a colaborar y no sabíamos de que bando estabas - le miro y me encojo de hombros-, ¿qué sabes de la mano? ¿Sabes qué es eso? -digo mientras eñalo el holocrón- En realidad ahora mismo no importa nada de todo esto, lo que necesitamos ahora es un refugio seguro en Corellia donde, sin duda alguna, ya nos estarán, como mínimo, buscando. ¿conoceis a alguien que nos pueda echar una mano? - miro de nuevo a Ashur y a Ikeon- Ashur deberías descansar, no tienes pinta de vivir experiencias así a menudo y supongo que estarás cansado, cuando hayas descansado algo volveremos a hablar con tranquilidad. Respecto a ti Ikeon, pronto tendrás que contarnos lo que sabes, por el bien de todos nosotros.
Ashur niega con la cabeza a la pregunta de Omek.
- No, no conozco a nadie en Corellia, lo siento.
Se levanta despacio de su asiento.
- Sí, creo que tienes razón, necesito descansar un poco. Ahora que la adrenalina está perdiendo efecto... por fin podré dormir.
Dicho lo cual se marcha hacia la zona de camarotes.
Ikeon se encoge de hombros.
- No os conozco de nada. No voy a confiar en los primeros tipos que me cruzo. No os podéis imaginar la clase de juegos mentales a los que puede someterte La Mano. Le he visto manipular y moldear gente como si fuesen de arcilla... y vosotros aún podríais ser una de sus trampas.
Suspira resignado.
- Cuando lleguemos a Corellia tengo unos asuntos que atender. Os agradezco el viaje, pero creo que nuestros caminos deberían separarse. Al menos de momento.
Xisk sale de entre las sombras, dónde jugueteaba con un viejo trasto polvoriento, e intercepta a Ikeon.
-A pesar de que en cierto modo te debemos la vida, tanto como tú nos debes la libertad, me gustaría que no desaparecieses sin más, no se si me entiendes.
Me encojo de hombros.
- Me parece bien que tomemos caminos separados en Corellia, cualquiera puede ser un secuaz del imperio y me parece que tu y nuestro fortuito encuentro han sido o la casualidad más grande del mundo o algo preparado de antemano. Deberías guardar eso Dareg -señalo con la cabeza el holocrón que reposa en sus manos- Kiwoka ¿podrías echarme una mano? Creo que aún tengo algunas heridas un tanto feas gracias al tipo del brazo mecánico.
Ikeon mira alternativamente a Xisk y Omek.
- Quizá primero deberíais poneros de acuerdo. - Esboza media sonrisa. - Bueno, si me perdonáis, iré con Ashur y echar una cabezada mientras llegamos.
Y dicho eso, se marcha de la habitación hacia los camarotes.
[Aquí empieza la sesión de hoy.]
Cuando llegasteis a Corellia, decidiste acompañar a Ikeon intrigado. Estaba claro que sabía muchas cosas. Él, aunque algo reticente al final lo permitió. Ashur os acompañaba. Te dijo que tenía que tratar unos asuntos y os llevó hasta una zona alejada de la ciudad de Coronet, un sitio de mala muerte. Ashur decidió que aquello era demasiado peligroso para él, y amablemente se despidió de ambos. Diciendo que ya contactaría con vosotros cuando se estableciese de nuevo. Ikeon y tú proseguisteis el camino juntos. Al llegar a un edificio medio abandonado, te pidió que le esperases en la entrada, y se metió sólo. Esperasteis durante un cuarto de hora, y luego escuchaste ruidos de pelea. Te adentraste intentando seguir sus pasos, pero para cuando llegaste, Ikeon estaba en el suelo, sangrando, y seguramente más allá de toda ayuda posible. Aunque si hubiese estado Kiwoka... Pero aquellos pensamientos llevaban al lado oscuro.
Había ocho hombres a su alrededor, muertos, todos armados. Él había conseguido resistir, pero sin armas, demasiado había hecho. Te acercaste socorrerle. Pero apenas mantuvo la consciencia el tiempo suficiente para extender un puño cerrado hacia ti en el que sujetaba algo. Era una pequeña piedra azul, un cristal kybat, pero con un tallado especial, que recordaba a las piedras que decoraban el holocrón de Val Isa.
El cuerpo de Ikeon desapareció, dejando tus ropas manchadas con su sangre y tu puño cerrado alrededor del cristal por el que el jedi había dado la vida. Estabas demasiado lejos de la ciudad para contactar por comunicador con tus compañeros, pero te dirigiste de vuelta hacia el hangar donde habíais atracado, con la esperanza de que en algún momento tu comunicador volviese a recuperar el contacto.
Mientras no estés con el resto, al enviar mensajes marca "Sólo para el director" debajo del mensaje. Verás que además hay unas cuantas cajitas con los avatares y nombres del resto. Ahí es donde puedes elegir destinatarios.
Si quieres usar el comunicador, marca como destinatarios a lo que tengas alrededor (ahora mismo nadie), y yo me encargo de copiar el mensaje a quien lo envíes (si lo recibe).