Partida Rol por web

La recepcionista, aunque no demasiado habladora, resultó ser de lo más eficiente, informando detalladamente a Nicholas de los trámites a seguir para la solicitud del visado, tasas, documentación a aportar y dónde entregarla, etc. Afortunadamente Nicholas, ya ducho en estos lances, había traido consigo la documentación previsiblemente necesaria, por lo que al final de la mañana había terminado ya con esa parte de los preparativos (1).

Cuando llegó de vuelta a su casa, y mientras aparcaba y bajaba de su coche, Raymond McNamee, el cartero, se le acercó saludándole.

- Buenos días, Mr. Highforest, veo que viene del centro. ¿Negocios tal vez?

- Efectivamente, Mr. McNamee, tuve que acercarme al centro para resolver unos trámites. Dígame, ¿qué le trae por aquí, acaso trae algo para mí?

- Así, es. Otro telegrama, del Smithsonian también.

- Oh, muchas gracias -contestó mientras cogía el telegrama. (2)

-Por mi parte he estado ocupando estos días recopilando información sobre los objetos que se subastan. Son una colección curiosa. Todos ellos están relacionados con la magia y el ocultismo, pero la mayoría de ellos también tienen interés histórico o antropológico. Mis investigaciones aún no están completas, pero ésta es la información que he recabado hasta ahora-dijo Steven tras pasarle una carpeta con varias notas mecanografiadas-Hablé tambien con Walker. Al parecer, la casa Auspberg tiene una reputación excelente. Échale un vistazo a la notas que tomé durante la conversación-Díjo entregándole un cuaderno-Supongo que al menos esta vez, nuestro mayor inconveniente será la calidad de los canapés que se sirvan- Steven dirigió una sonrisa a Robert, recordando algunas de las anteriores ocasiones en que habían trabajado juntos. Algunas de ellas podrían considerarse...memorables, cuando menos.

-Puesto que vamos a estar en el mismo proyecto, creo que deberiamos colaborar. Si te parece bien, seguiré reuniendo información sobre los lotes. Alrededor de las seis de la tarde estaré generalmente en mi casa, por lo que si necesitas hablar conmigo, podremos reunirnos a esa hora. Espero recordar correctamente cuales son tus preferencias en lo que a la comida se refiere

Ya en su apartamento, Nicholas se sacó la chaqueta de su traje de chaleco, se remangó la camisa blanca, se sirvió su acostumbrado vaso Bourbon, y finalmente se sentó relajadamente en su sillón para leer el telegrama.

-          Así que Steven y Robert también están en el ajo. Vaya, vaya…

Se recostó en el sofá e hizo memoria. La última vez que había visto a aquellos dos elementos había sido hacía más de un año, cuando coincidió con ambos en una de sus expediciones a la jungla guatemalteca, un encargo de Baywater. Habían hecho parte de la travesía juntos. Steven estaba recogiendo datos para un libro que estaba escribiendo por entonces, y Robert había sido contratado para encargarse de la seguridad de la expedición.

Steven, sí, un buen tipo, algo excéntrico, pero un buen tipo. Había compartido buenos momentos con él, sobre todo conversando acerca de viejas leyendas, y es que aquel hombre era todo un cuentacuentos. En cuanto a Robert, bueno, no es que aquellos temas fuesen mucho de su interés, pero se podía confiar en él para un trabajo bien hecho, y sus anécdotas de la Gran Guerra eran de lo más entretenidas.

Fue entonces cuando recordó que debía tener algún libro de Flynn allí, en su biblioteca privada en alguna parte. Tras tomarse el último sorbo de Bourbon se levantó y se acercó a las librerías.

-          Por aquí debería estar…

Tras unos minutos de búsqueda por fin lo encontró: “Leyendas nativas del Medio Oeste”. -Sí, un libro interesante para los iniciados- pensó con una sonrisa en los labios. -Bien, creo que sería bueno enviarles un telegrama y hacerles una visita. Pero primero, vayamos a comer.

- Me parece un gran trabajo, por mi parte me has pillado recogiendo información de los lotes pero, desgraciadamente, sólo he podido recoger información del Lote nº 5, y mi siguiente paso será buscar en la biblioteca de la Universidad, porque está vez quiero abarcar un poco más que la seguridad del grupo ... Y ya que lo dices, a eso de las seis intentaré pasarme por tu casa para ponernos al día de nuestras vidas y del trabajo que tenemos entre manos.

- Por cierto, era Nicholas al que le gustaban aquellos pastelillos de bizcocho, yo era el de Jack Daniels - mientras esbozaba una sonrisa pensando en aquellos dulces. Ahhh, y ya que lo he nombrado, sabes si Nicholas nos acompañará? Mañana mismo le mandaré un telegrama para ver que es de su vida.

- Nos veremos a las seis en tu casa, "auf wiedersehen mein freund".

-Ah sí. Recuerdo que mencionó que Mildred, la dueña de la pastelería donde los compraba, siempre tenía unos cuantos listos para él. Bien, nos veremos a las seis, entonces. Prepararé algo de cena, para que haga compañía al señor Daniels

Tras despedirse de Robert, Steven se dirigió de nuevo a la biblioteca.

-Vamos a ver qué encuentro

Tras despedirse de su amigo Steven, Robert se dirigió animadamente a la biblioteca de la Universidad de Washington esperando poder encontrar en algún libro más datos acerca de esos lotes.

Una vez allí se puso discreta pero exaustivamente a buscar entre los pasillos algún libro que le sirviese de ayuda.

Envío un telegrama a Steven comunicándole mi intención de viajar a Washington y reunirme con él y Robert para compartir la información de la que disponemos y continuar con los preparativos del viaje. Dado que ahora estoy libre le pido a él que sea él el que fije la fecha.

Pues entonces directo a la Biblioteca del Congreso.

Una vez allí dirpensará toda su atención a buscar algo sobre los 5 primeros lotes ...

. . . después de parte de la tarde buscando "vaya aquí no hay nada que me sirva". 

- Menos mal que me he dado cuenta de la hora, casi se me echa encima la hora de visitar a Steven.

Tras esa infame búsqueda Robert inicia un apresurado paseo hacia la casa de su amigo Steven.

Steven pasó buena parte del día enfrascado revisando documentación para un libro. A las cuatro y media se dirigió a su casa, dando un paseo. No quedaba lejos del Smithsonian. Solía tomar una cena suave o no hacerlo en absoluto, pero puesto que Robert se quedaría a cenar, decidió preparar unos filetes con verduras hervidas. Apena eran las seis cuando se escuchó el timbre de la puerta y fue a abrir.

- Muy buenas Steven, que tal te ha ido el día? le dice mientras atraviesa la puerta de la vivienda, a la vez que deja el abrigo en al perchero. -El mío ha sido penoso, creo que lo único que he hecho ha sido perder el tiempo ... Por cierto, tienes una carta en el buzón o por lo menos algo se ve ...

- Hummmm, veo que sigues manteniendo tu cortesía con los viejos amigos, eh?  comenta Robert cuando ve encima de la mesita del salón la botella de Jack Daniels ... Además bien fresquita, esbozando una amplia sonrisa.

- Por cierto sabes algo de Nicholas?

Mientras espera la respuesta de sus antiguos compañeros de tertulia y viaje a su telegrama, Nicholas decide echar de nuevo un vistazo a la lista de artículos de la subasta. Ciertamente es un conjunto de objetos bastante pintoresco, pero lo más llamativo de ello es que una institución tan seria ---o al menos tan supuestamente seria--- como el Smithsonian se interesa por artículos de esta índole. En diversas ocasiones Baywater le había encargado la adquisición de artículos de este tipo, pero esas son el tipo de cosas que un millonario excéntrico como él podía permitirse, pero el Smithsonian...!

--- Bueno, ya discutiré el tema con Steven cuando lo vea, probablemente él sepa ya algo al respecto.

-He tenido algo másde suerte, aunque no tanta como esperaba. Ponte cómodo y sírvete algo mientras saco la cena. Respecto a Nicholas...-Steven se interrumpió mientras leía el telegrama que acababa de coger del buzón- Vaya, vaya, hablando del diablo. Adivina quién me dice que va a participar en la subasta y viene a Washington a visitarnos. Te doy tres oportunidades y las dos primeras no cuentan. Supongo que mañana a primera hora le contestaré que se venga en cuanto pueda y le invitaré a alojarse aquí.

- Vaya ... genial. A ver que se cuenta ese "truhán". A ver que es de su vida, y si es que también está metido en esta empresa que nos acomete ... tendremos cosillas que hablar. Con todo esto cataba ese whisky tan especial ...

- Y entonces me cuentas que tal te ha ido o me vas a tener con la intriga hasta que Nicholas se reúna con nosotros? mientras esbozaba una sonrisa sarcástica ...

-Pensaba dejarte con la intriga toda la noche-Dijo Steven con una cara completamente seria, excepto por la expresión en sus ojos-. ¿Sabes que entre los árabes es de mala educación tratar un tema de negocios directamente? Se come, se charla de temas insustanciales, se toma café y sólo al final de la velada, y como quien no quiere la cosa, se alude a aquello a tratar. Y pensar que te he preparado la cena y ni siquiera me has dado un beso cuando has llegado, ni has dicho lo bien que me sientan estos pantalones. Los hombres de hoy en día,-suspiró teatralmente-ya no tienen modales. Pero si tanta prisa tienes, en la carpeta marrón que hay en esa mesa es donde estoy archivando todo lo refente a este tema. Échale un vistazo.

- Bueno perdona, pero prisa no tengo ninguna ... Pensaba tratar los temas delicados antes de la cena para hablar entre amigos después de la misma, yo al contrario de los árabes como tú dices - que por su expresión dio a entender que no caían nada bien. Y así de esta forma dejamos la seriedad al principio para acabar la velada con una copita y unas cuantas anécdotas ...

- Por cierto ... no pienso darte ni uno ni dos besos, te repito que paso de las costumbres musulmana, si quieres un buen abrazo, a la vez que hacía el gesto que había dicho. Y creo que tus pantalones son de tu estilo, pero lo que me he dado cuenta es que has adelgazado un poco desde nuestro último encuentro, no? ... eso debe ser el estrés, jeje.