Partida Rol por web

Esperad, antes tenemos que asegurarnos que el tramo resistirá. Iré yo primero para comprobar su estabilidad, una vez al final os ayudaré a pasar. No soy bueno con esto pero no quiero arriesgar la vida de los pequeños -dice Atorriet con la cara pálida pero decidido-.

Al ver que la turba parece contenida por las palabras de Jean Cloude, Fauchet relaja un poco sus manos sobre el mosquete. Su vida y la del resto de ocupantes de la casa parece estar a salvo ahora mismo, y eso es lo importante para él. Todo esto de la revolución le coge un tanto descolocado, se conocía el agitamiento de los ciudadanos, pero el levantamiento ha sido demasiado rápido.

- Sí, la bastilla será un lugar difícil de someter, pero cuando la razón nos asiste no habrá obstáculo que pueda pararnos. Yo ahora me acercaré a la comandancia para ver si puedo reunir alguos guardias armados y acompañaros en la lucha... pasa la voz de que nos reuniremos todos en la bastilla... responde Fuachet al miliciano intentando aparentar un revolucionario más.

-Mientra tanto- haciendo referencia a las palabras de su compañero.- si hacen el favor de acompañarme, yo mismo les acompañaré en busca de la armas, que espero no tardemos en encontrar.- Dice Jean, consciente de que es mejor no seguir oponiéndose a la turba y colaborar con ellos en lo que, en suma, es una causa que considera justa.

Dicho esto, y asintiendo convencido, torna hacia las escaleras y con paso templado asciende al segundo piso, en dirección a donde mas probable es que se esconda el pequeño arsenal.

François mira con curiosidad a Fauchet y se acerca a su lado.

- Sigamos al resto para ver si podemos ayudarles a escapar. Ya me explicaras luego que es lo que ha pasado aquí.

Una vez acaba de hablar, se gira y camina hacia el tejado, por donde salió el resto del grupo.

Atorriet se desliza por el borde de la repisa casi sin problemas, al llegar al tejado, y después de varios intentos, logra subir hasta las ventanas.
Varias tejas se han desprendido y han estallado en mil pedazos contra el suelo de la calle.

Acto seguido veis que el chaval, André, salta ágil sobre la repisa. Se le vé muy suelto. Demasiado.

-Vamos, tenemos que irnos.- Dice tendiendo la mano a Chacelle que no tarda en subirse a la repisa.

Entre el griterío suenan vítores hacia jean cloude.

-Vamos! a por las armas!-

-Venga, rápido -cuando Chacelle sube a la repisa, le indica a Sophie que suba-. Tranquila, yo iré un poco más atrás. Tenéis que salir.

Con cuidado -dice Atorriet mientras tiende la mano a todos aquellos que suben para ayudarles -. Venga ya casi lo hemos conseguido, tranquilos, saldremos de esta

Niego con la cabeza las palabras de Camille, y sin hacerle caso coloco su brazo al rededor de mi cuello tratando de ayudarla a salir de alli.

Un grupo numeroso de personas suben las escaleras y se colocan junto a Jean Cloude mientras otros siguen pasillo arriba en busca de esas supuestas armas.
Uno de ellos descubre la trampilla que daba acceso al desván.

Sophie se coloca en la repisa y no puede evitar que un escalofrío le recorriera la espalda. Con bastante facilidad, ayudada por Elizabeth, consiguen cargar con Camille.
El paso através del tejado se hace muy complicado para las tres mujeres que ven a los niños unos metros por delante. La pequeña Chacelle se agarraba a André que, a su vez, se aferraba con fuerza a cada saliente del tejado para poder ascenderlo. Al parecer a ellos les iba mejor.
Sophie resbala y se lleva con ella a Camille. Pero justo cuando las tres estaban apunto de caer una mano salva la situación.
Elizabeth se aferraba con una mano a un saliente con todas sus fuerzas mientras que con la otra agarraba el brazo de Camille que, a su vez, aguantaba el peso de Sophie que quedó sostenida en lo alto.
André, al ver la situación decide dar la vuelta y con un gran esfuerzo logran subir lo suficiente como para que Camille se aferre a la repisa del tejado. Tal fué el esfuerzo que aquel saliente, al que se aferraba Elizabeth, se quebró y la mujer cayó irremediablemente al vacío.
Un grito ahogado sucedió a la caída y la niña tuvo que girar el rostro instantes antes que Elizabeth encontrara el suelo de la calle en su fatal caida.
Entre tanto, Camille, Sophie y los niños llegaron al fin a las ventanas del edificio contiguo junto con Atorriet.

De repente se abre la escotilla que daba acceso al desvan y veis aparecer gente.

Camille, al igual que la niña, gira la cara cuando Elisabeth cae al vacío y reprimer un grito seco. Podía haber sido ella la que caía al vacío, podía haber caído junto con la Sophie si no hubiera sido por su ayuda. Y ahora era ella la que estaba aplastada contra el suelo. Cada día estaba más convencida de que el cielo estaba vacío.

El ruido de gente alerta a Camille, que se gira para ver qué sucede. -¡Oh no! Vamos vamos, nos alcanzarán pronto. Tenéis que ir rápido, no os preocupéis por mí, sé qué clase de gente es, vivo con ellos... es más fácil para mí que para vosotros hablar con ellos -les dice convenciéndoles para que se apresuren a salir de ahí cuanto antes.

Observo perpleja como Elizabeth cae tras habernos salvado. Boquiabierta y con lágrimas en los ojos me quedo unos segundos mirandola, hasta que las palabras de Camille me devuelven a la realidad.
Negando con mi cabeza, y aún llorando, me dirijo hacia ella sin hacerle caso. Intento ayudarla a ponerla en pie y continuar hacia adelante lo más rápido que podamos.