Partida Rol por web

La Tumba de Anhk El-Durss

[Prólogo] Las Obligaciones de una Ascendida

Cargando editor
05/12/2021, 08:43
Nepthis

Nepthis transigió y se puso la capucha. La Ascendida de Hathor no era de las que se escondían, pero no quería dar problemas de más a Lurzca. Quizá si pasase desapercibida podrían llegar a la sede de la compañía sin que un alto sacerdote le pidiera explicaciones sobre por qué él o ella no debía ascender también.

Meditó la respuesta de la mestiza unos momentos.

La inteligencia, esa capacidad que nos separa de los animales, nos convierte en seres muy complejos. Es normal no comprendernos a nosotros mismos del todo, ni estar seguro de qué pensamos o creemos realmente, incluso si meditamos sobre ello profundamente —replicó la Madre Favorecida.

Nepthis se detuvo, musitó una plegaria y trazó con el pulgar la cabeza de una vaca en la frente de Lurzca. La magia divina fluyó de la sacerdotisa a la guerrera, haciendo relucir el dibujo una vez antes de desaparecer. La guardiana notó por primera vez el peso de los hechizos en su mente.

¿Lo sientes ahora? Esa presencia es la bendición de Hathor. Ahora tú también puedes lanzar hechizos, Lurzca querida. Se espera de ti que los utilices con prudencia —dijo, y sonriendo como una esfinge, reanudó la marcha.

 

Nepthis lanza Imbuir aptitud para los conjuros sobre Lurzca, otorgándole la capacidad de lanzar Cerrar heridas y Escudo de la fe.

Cargando editor
08/12/2021, 15:06
Jotnar

«Sí, tranquila, lo de que la delicadeza no es su fuerte no hace falta ser un genio para deducirlo»

Jotnar suspiró para sus adentros. ¿Por dónde empezar? Con Reseph siempre se sentía entusiasmado hablando de plantas, podría estar horas y horas y no cansarse. Aquella mujer desde luego parecía compartir la misma pasión por ellas... pero simplemente era él quien no encontraba sentido a ninguna conversación desde hace meses.

Pero no era culpa de Danya, así que si al menos alguien allí era feliz... 

Hay plantas autóctonas de Mulhorand—dijo—. Aunque algunas las he traído de otros sitios. Ese árbol de ahí por ejemplo, el de las flores rosas, es de Shou. Lo llaman árbol de sakura. Y aquello...

Le explicaría lo que era cada planta que le llamase la atención. A fin de cuentas, no era como si tuviese otra cosa mejor que hacer.

Cargando editor
10/12/2021, 10:29
Lurzca

La expresión de Lurzca fue de completo asombro. Nunca había entendido la magia, ni la divina, ni mucho menos la arcana y sin embargo ahora parecía capaz no solo de comprender la forma en que alguien podía llegar a hacer una proeza mágica, sino también, en cierta manera, de reproducirla ella misma. Se vio tentada a lanzar uno de esos conjuros directamente, pues quería saber lo que se sentía, pero también, de alguna manera supo, que los dones de la Madre Piadosa, no podían de ninguna manera, ser objeto de disfrute ocioso.

Lo siento... - Le respondió finalmente a Nepthis. - Siento como si una energía recorriera todo mi cuerpo. Una energía que además me... - Se detuvo a pensar. - Una energía que me da calma y aliento. - Sonrió y la mestiza no era una persona que se caracterizara por sonreír demasiadas veces. - ¿Es ella verdad? De alguna forma está dentro de mi...

Cargando editor
10/12/2021, 10:43
Danya El Sharawii

Es precioso... - Dijo aquella mujer fascinada.

A cada planta que Jotnar le enseñaba, ella se mostraba atenta y fascinada. Sin duda su interés por el jardín era genuino, de otra forma, si hubiera algún interés oculto en aquella visita, probablemente ya lo hubiera desvelado. Jotnar le fue mostrando a Danya todas y cada una de los ejemplares que con esmero había ido cultivando y todavía se mostró más asombrada cuando vio corretear a loa aguacatos o como una cebolla y un coco se habían convertido en expertos jardineros. 

Tras casi una hora de visita y tras muchas preguntas después, como: ¿cuánto puede llegar a crecer esta planta? ¿cuándo florecen estos arbustos? ¿cómo puede tener plantas de tan diversos climas aquí, en medio de Mulhorand? Danya se detuvo. Tenía los ojos humedecidos y se encontraba evidentemente afectada por algo.

Le voy a ser sincera, señor Jotnar. - Dijo al fin con un hilo de voz. - Aunque me interesaba realmente ver su precioso vergel, el motivo de mi visita no era únicamente éste. - Suspiró. - Venía a pedirle algo, pero ha sido usted tan amable, que... - Negó con la cabeza. - Creo que no era un interés legítimo. Espero que no me guarde rencor. ¿Puede acompañarme a la puerta?

Cargando editor
10/12/2021, 18:31
Amessis

Amessis no era sanadora y su magia infligía daño, no restauraba las heridas de nadie. Aún así, dado que alguna que otra vez la que sí sanaba -Nepthis- a veces necesitaba ayuda, usó uno de esos vendajes mágicos que le había robado a su amiga para estabilizar a la pobre Arsione. Ciega de fe, no había visto venir aquel rayo.

-No os mováis de ahí, niños -ordenó, envuelta en una turbia neblina verdegris y con los ojos brillando con un extraño fulgor mortecino. No portaba su guadaña, pero poco podía hacer contra un contemplador. ¿Qué hacía en la superficie? Esas bestias moraban las oscuras cavernas subterráneas y ella solo los conocía porque su maestro se lo había mostrado en un libro, tiempo atrás. Los mulhoradinos estaban atados a la superficie y a la luz del sol, a las inclemencias del desierto. Ninguno había visitado los túneles subterráneos, aunque las excavaciones de las pirámides y tumbas de antiguos emperadores eran frecuentes. Quizá se habían escapado de ahí.

Amessis extrajo un puñado de falanges de su bolsa de componentes y los lanzó sobre la plaza. Una docena de esqueletos surgieron del suelo, empuñando toscas espadas y armaduras rotas. Avanzaron sobre la criatura, que disparó sus rayos contra cada uno de ellos: a uno lo desintegró, otro lo convirtió en piedra, al resto los rayos no podían hacerle nada porque eran inmunes a esos efectos. Para no quedarse corta, Amessis volvió a convocar una legión de zombies, que cubrieron a los guardias y aldeanos que huían despavoridos de aquel monstruo horrible mientras eran desintegrados. En realidad huían despavoridos de los zombies y los esqueletos, pero eso a Amessis no lo vio.

-Todos a cubierto -exclamó la muchacha.

Finalmente, dos enormes trolls descarnados se abalanzaron sobre el gran ojo flotante, peleando contra él, siendo desintegrados y reducidos a polvo en cuestión de segundos. Amessis canalizó su poder nigromántico y lanzó un rayo contra el contemplador, cargado con una enfermedad paralizante que mermaría sus fuerzas. El rayo verdegrís impactó en su cabeza y la criatura se derrumbó, levantando un montón de polvo.

Cargando editor
11/12/2021, 10:49
Narrador

Por suerte a aquella criatura salida del mundo subterráneo ya había recibido mucho daño antes de toparse con Amessis. Muchos y valerosos guardias, guerreros y lanzadores habían caído bajo la severa mirada de aquella criatura monstruosa salida de más peores pesadillas de uno. Pero por una vez los hados del destino favorecieron a la nigromante. 

La amiga de los muertos trató de abrirse paso entre la horda de zombies y esqueletos que todavía se encontraban en las proximidades del lugar y rodeando al difunto contemplador. Todos ellos miraban a un lado y a otro en busca de algo a lo que matar, pero no encontrando nada vivo en muchos metros a la redonda y sin que su ama le diera ningún tipo de orden, parecían embobados, más de lo habitual.

Una vez Amessis se abrió paso entre sus creaciones, se acercó aún temerosa, hacia aquella criatura horrible. Todos sus ojos se mostraban apagados y colgando hacia abajo sin tono muscular y el enorme ojo central del contemplador de mostraba velado y sin vida. Sí, había matado a aquella criatura dándole el golpe de gracia. Podía estar orgullosa.

Cargando editor
11/12/2021, 11:06
Niño

¡Qué... Pasada! - Exclamó uno de los niños. - ¿Qué era eso? - Le preguntó entonces a Amessis. 

Por alguna razón aquellos chiquillos no le tenían miedo a los no-muertos. Era como si estuvieran familiarizados con la nigromancia y comprendían que no eran peligrosos mientras siguieran bajo el control de Amessis. 

En ese momento el chiquillo metió la mano en una bolsa que colgaba de su cinturón y extrajo unos pequeños pergaminos de un tamaño verdaderamente ridículo. Le cabían en una sola mano y empezó a pasarlos uno a uno, como buscando uno en particular. 

Amessis, extrañada miró por encima de las manos del chiquillo descubriendo que dichos pergaminos contenían lo que parecía ser un dibujo de una persona o un héroe y unos pocas palabras debajo, aunque por la velocidad a la que iban pasando los pergamino de una mano a la otra le fue imposible diferenciar realmente de que se trataba. 

Entonces, el chiquillo sonrió. Agarró uno de los pergaminos y escondió el resto en su bolsa. Alzó la mirada y con ojos entusiasmados le mostró aquello a Amessis. 

Se trataba de un pequeño pergamino en el que salía un dibujo de una nigromante. Sobre el mismo rezaba un nombre, su nombre: Amessis la nigromante. Y debajo del dibujo unas pocas palabras. 

"Invoca y controla no-muertos. Puede hablar con las almas de los fallecidos y pudo rechazar a Set"

- ¿Me lo firmas? - Preguntó ilusionado.

Cargando editor
12/12/2021, 10:16
Nepthis

La sonrisa también apareció en los labios de Nepthis. No era tampoco una mujer que se caracterizara por sonreír mucho, aunque desde su Ascensión lo hacía más a menudo.

Así es, amiga mía. Así es... —dijo reanudando el paseo hacia la sede de la Compañía.

Cargando editor
12/12/2021, 13:33
Jotnar

Jotnar se encogió de hombros para quitarle algo de hierro al asunto.

—Usted dirá, señorita.

¿Un encargo relevante quizá? Eso sería de agradecer para variar un poco. Mientras que no le saliera de pronto con que se quería casar con él o algo así...

Cargando editor
12/12/2021, 15:08
Narrador

Nepthis y Lurzca llegaron entonces a la sede de la compañía. Frente a la misma, sentados sobre un murete, se encontraban dos enormes gorilas, - no simios, sino humanos - posiblemente se tratase dels guardaespaldas de alguien. ¿Un cliente? Esas eran buenas noticias. 

Los dos enormes hombres saludaron a las mujeres sin demasiado interés y siguieron a lo suyo cuando Nepthis y Lurzca les devolvieron el saludo. Al llegar junto a la puerta y abrirla, sin que esos dos hombres les prestaran más atención, supusieron que se habían equivocado, pues ante la llegada de alguien extraño al lugar donde se encontraba a solas el protegido de uno, cuanto menos éstos se pondrían en guardia. 

Entraron sin demasiado cuidado dejando sus útiles sobre la mesa del recibor y dispuestas a hablar un rato con Jotnar mientras disfrutaban de la comodidad de los sillones y posiblemente de una infusión hecha a partir de las plantas aromáticas del huerto del propio enano. 

Sin embargo, él no estaba allí. No al menos en el interior del edificio. Posiblemente estuviera en el patio, cuidando del jardín. Que allí estuvieran sus cosas, como hacha o su armadura, quería decir prácticamente seguro, que no había salido a la calle. Por ello, las dos mujeres salieron al patio y allí se encontraba Jotnar, parlamentando con una mujer.

Cocotilio regaba el patio, mientras que Cebollito utilizaba una pequeña pala para trasplantar una maceta a otra. Los pequeños aguacatos correteaban por ahí realizando algunas trastadas aquí y allá, su naturaleza felina al fin y al cabo era muchas veces incontrolable y siendo aguacatos jóvenes más todavía.

Junto al acceso al patio se encontraba aquella horrible escultura de hombre gordo que presidiendo el patio. ¿Qué pintaba ese tipo allí en medio? Ya estaba aquí cuando Jotnar compró el edificio y la habían quitado todavía, evidentemente era por lo que debía pesar aquello. 

Cargando editor
12/12/2021, 15:21
Danya El Sharawii

Verá yo... - Resopló algo afligida. - Yo...

En ese momento se escuchó la puerta trasera que daba acceso al patio desde el edificio principal del la sede del la compañía. Nepthis y Lurzca aparecieron junto a la enorme estatua del hombre gordo dorado. 

En ese momento la mujer se giró y al ver sus no estaban solos carraspeó. Se recogió el vestido para no pisárselo y de dispuso a marcharse del lugar. 

Les dejo a lo suyo... - Dijo ella de manera apresurada. - No quiero molestar más...

Cargando editor
12/12/2021, 15:45
Narrador

Conoces a esta mujer. Se trata de Danya El Sharawii, es una de las principales sacerdotisas de Isis en Gheldaneth.

Cargando editor
17/12/2021, 20:17
Amessis

-Era... un monstruo horrible -contestó la nigromante mientras desconvocaba a sus criaturas. Los zombies y los esqueletos se deshicieron como el polvo-. Quemad lo que quede de él. Bueno, mejor no, los sacerdotes de Thot estarán interesados en él. Voy a buscar a Jotnar. Que nadie lo toque.

Cuando se dio la vuelta, chocó con los niños, que la miraban como si fuese una Ascendida y no la perezosa Amessis. Cuando el niño le dio un retrato suyo, o al menos uno donde ponía su nombre, la nigromante sonrió con amabalidad. -

-Qué cosa tan bonita, ¿de dónde la has sacado? Claro, te lo firmaré, ¿qué nombre quieres que ponga?

Cogió una pluma y tinta de un puesto del mercado que estaba aún intacto y puso "Con afecto, para Niño, de Amessis" Y dibujó un corazón.

Cargando editor
17/12/2021, 21:37
Narrador

Y fue nada más firmar aquel dibujo de ella misma, cuando al alzar la cabeza, cuando se percató de que algo se movía como flotando al fondo de un callejón a pocos metros de allí. Con el corazón bombeando con fuerza, Amessis se acercó de forma sigilosa hacia aquel lugar oscuro. 

Los niños la seguían y adoptaron una actitud similar, tratando de ser tan silenciosos como fuera posible. Sin embargo, aunque muchos estaban demostrado ser realmente buenos en sigilo, otros no lo eran tanto. 

Amessis se dio cuenta de inmediato de ello y se giró hacia su club se seguidores y les hizo un gesto para que dejaran de seguirla y otro para que guardaran silencio y preocupados hicieron exactamente lo que se les había solicitado. Amessis volvió a caminar de forma felina y silenciosa adentrándose en el callejón.

Se trataba de una calle estrecha, corta y en cual, debido precisamente a su estrechez y a los múltiples toldos que pendían de las ventanas de los altos edificios que lo rodean, estaba casi en penumbra. Al fondo del mismo callejón se encontraba una zona llena de cajas vacías y fruta podrida. Justo donde la nigromante había visto aquella forma levitando.

Siguió avanzando y entonces lo vio claramente. De espaldas a ella, si es que aquella enorme nunca podía considera la espalda de la criatura, se hallaba, tapada parcialmente por una sábana vieja, otra de aquellas peligrosas criaturas. ¡Otro contemplador!

Casi se le paró el corazón al verlo, pero momentos después, al comprobar que su tamaño era bastante inferior al del que acababa de morir gracias a su magia, se trataba de... Una cría.

Cargando editor
17/12/2021, 23:30
Nepthis

Nepthis sabía quién era aquella mujer. Salihah, su hermana, se había encargado de presentársela. A ella y a un centenar más de altos sacerdotes en Gheldaneth. Y, por supuesto, Danya El Sharawii sabía quien era ella. Todo el mundo en Mulhorand sabía quién era ella: la única Encarnación en Mulhorand aparte del faraón desde la Era de los Trastornos.

Nepthis dedicó una leve inclinación de cabeza en dirección a la sacerdotisa, en un gesto de despedida que esperaba que se tomase como tal. En su experiencia hasta la fecha había que emplear agua caliente y espátula para librarse de según qué altos sacerdotes.

Tengo entendido que hay que parar por aquí para tomarse un té medio decente en esta ciudad —dijo Nepthis, buscando un sitio en el que sentarse. Trató de contenerse la risa al añadir, señalando a Lurzca:—. O eso dice mi esclava semiorca. ¿Qué sabrá un no humano sobre el té?

Cargando editor
21/12/2021, 15:38
Jotnar

—¡¿EN SERIO?!

Jotnar levantó ambas manos mirando al cielo como si le estuviera reclamando que alguien le hubiera destripado el final de un libro y este hubiera sido un chasco.

—Pues nada... Tan importante no será.

Las volvió a dejar caer con un resignado suspiro. Si la mujercita esperaba que fuera detrás de ella para rogarle que le dijera qué era lo que quería decirle podía esperar sentada dos eternidades. Estaba harto de tanta pantomina: primero quería ver los jardines y preguntaba por un jardinero en lugar de por el dueño de la compañía, luego mil vueltas para decirle algo "muy importante", y ahora que tenía la sensación de que por fin le iba a hablar de lo que se suponía que era para lo que estaba allí, le daba un repentino ataque de pánico y no quería pedirle aquello tan importante sólo porque Lurzca y Nepthis se querían tomar un té. 

No había nada más aterrador en el mundo que Lurzca y Nepthis se quisieran tomar un té. Todo Mulhorand lo sabía.

Pues sí, pero estás castigada sin té—comentó girándose hacia la nueva visita como si hubieran estado todo el rato ahí, y señalando a Nepthis—. A menos que me hayas traído un regalo: algo nuevo, ¡y chocolate! Así que ve pensando en ello mientras voy a buscar la tetera.

Se dio la vuelta y marchó desfilando dignamente al jardín, que era donde solía preparar el té ya que era donde tenía las plantas de susodicho.

Notas de juego

Nota-memorandum de nueva arealidad alternativa: Nepthis y Lurzca sí se han estado pasando por la Compañía. Lo que no han hecho es ir a misiones sencillas.

Y por cierto, Jotnar desfila como el tío de La Vida es Bella.

Cargando editor
26/12/2021, 10:50
Nepthis

Nepthis suspiró hondamente. La mayor parte del tiempo se sentía como si estuviese rodeada de críos, y ella fuera la única adulta sensata de Gheldaneth. Así era en la Compañía de Barba Insondable, y así había sido en aquellos meses en los que había tenido que escuchar los lloriqueos plañideros del clero.

Que sí, que te he traído tu chocolate... —dijo la Madre Favorecida, en el tono que emplearía una madre en repetirle a su hijo por enésima vez que le prepararía su tarta favorita en su cumpleaños.

Senet, su aprendiza, le había hablado de unos huevos de chocolate huecos. En su interior, el pastelero introducía un pequeño juguete. Solían ser estatuillas cerámicas que representaban monstruos fantásticos, dragones y los bravos aventureros que las combatían. Los niños se los quitaban de las manos, lo que quería decir que a sus compañeros mercenarios les iban a encantar. Nepthis había comprado una docena de aquellos huevos de chocolate para regalárselos a sus amigos. Aquel día había escondido de la vista de Lurzca tres de aquellos huevos de chocolate, envueltos en relucientes papeles de colores.

Nepthis se lo mostró cuando Jotnar regresó: uno envuelto en papel rojo, otro en verde y el último en dorado.

Coged uno cada uno. El otro es para Amessis.

Tendría que escucharla llorar durante meses si se enteraba de que a ella no le había traído huevo.

Cargando editor
26/12/2021, 11:23
Amessis

-Oh, pero qué cosa tan bonita.

Amessis cogió al ojo gigante con tentáculos como si fuese un gatito, sin preocuparse por si era peligroso o no. Era un bebé, no podía ser peligroso. En el momento en que lo apretó contra sí, el ojo disparó un rayo contra el muro lateral y lo congeló.

-Muy útil -comentó-. ¿Se puede saber qué haces aquí? ¿Cómo habéis escapado de vuestros túneles? ¿Era tu madre? Vaya, qué pena. Bueno, no te quiero dejar desatendido así que te llevaré conmigo. Y ya veremos que hacemos. ¿Sabes? Estoy buscando un familiar y a Nepthis no le gusta que haya zombies en casa, seguro que tú le gustas más. Eres una cosa monísima.

Le dio un pellizco en un lado, asumiendo que era su mejilla, y después lo envolvió en la capa para llevárselo. Lo cogió por los lados y lo miró a su único ojo.

-No vayas a decir nada, ¿vale?

Cargando editor
28/12/2021, 03:31
Lurzca

Lurzca observó como la mujer que se encontraba junto a Jotnar se marchaba con los ojos húmedos, como si a punto estuviera de empezar a llorar. La mestiza no acababa de entender que estaba sucediendo, pues al fin y al cabo Jotnar solía ser un buen anfitrión y un enano bastante agradable la mayor parte de las veces. Se encogió de hombros. Si aquella mujer no quería decir que le pasaba, que no lo dijera.

¿Chocolate? - Preguntó Lurzca. - Nunca lo he probado. - Desveló. - ¿Está bueno?

Desenvolvió el huevo y se lo llevó a la boca dándole un mordisco. Una vez con un trozo de chocolate en la boca, frunció el ceño y saboreó durante unos instantes. Acto seguido alzó las cejas y una sonrisa se dibujó en su normalmente severo rostro. La mestiza miró el chocolate, luego miró a Nepthis sonriente y volvió a mirar al chocolate. Luego miró por el rabillo del ojo a Jotnar y acto seguido se centró de nuevo en Nepthis.

Ésto si que es una encarnación de los dioses. - Blasfemó. - ¡Lo que me he estado perdiendo! - Afirmó rotundamente. 

Del interior del huevo extrajo una figurita de cerámica que imitaba a un minotauro. Fue entonces cuando asintió varias veces. Que Hathor le hubiera enviado un minotauro dentro de aquel dulce, era la confirmación de que el chocolate era un alimento imbuido en cierta divinidad.

¿Esto se come? - Preguntó.

Para cuando Lurzca hubo devorado el huevo, la sacerdotisa que había ido a visitar el jardín de la sede de la Compañía, ya se había marchado del lugar.

Cargando editor
28/12/2021, 03:44
Ojitos

El pequeño contemplador se sentía triste, eso era evidente. Tenía humedecidos los múltiples ojos que orbitaban unidos a unos apéndices en su levitante cabezota. El ojo central no era menos y ya había formado una enorme lágrima a punto de brotar y crear un gran charco en el suelo. Únicamente las palabras de Amessis acerca de que ella le iba a cuidar, parecieron apaciguar un poco la pena que sentía aquella criatura tras la pérdida de su madre.

- Vinieron a caza... - Dijo aquella criatura con una voz profunda, mucho más grave de lo que podía llegar a aparentar para una cría. - Atacaron a mamá. Pasamos miedo. - Desveló.