Partida Rol por web

Caminas, no muy lejos de tus compañeros comprobando cuidadosamente la capa de piedra y tierra que puede tener encima la cueva, y si se alarga mucho o poco bajo tus pies. Los ruidos que hacen tus pasos, el sonido que produce el aire dentro de las cavernas cuando pones tu oreja en la tierra y la orientación que tiene la entrada, te da una idea bastante notable sobre lo que hay debajo. La caverna de los trolls es muy profunda, por lo que el suelo bajo tus pies, o mejor dicho, el techo bajo sus cabezas, no se hundirá aún cavando durante horas. Es piedra dura y el trabajo sería duro y fatigoso. También has oído el paso de agua por su interior, por lo que te da una idea de que el riachuelo que sale del lado de la montaña puede que corra por dentro de esta. 

Tus pasos te guían hacia allí y descubres que hay una segunda entrada a la cueva. Un agujero anguloso, totalmente bloqueado por una gran roca. Sin embargo, el agua de la corriente subterránea que has oído y que proviene del interior, surge por debajo de la roca. La erosión del agua ha dejado un agujero de unos 60 cm de diámetro. 

Tus pasos te guían hacia el riachuelo que sale de la colina, y allí descubres que hay una segunda entrada a la cueva. Un agujero anguloso, totalmente bloqueado por una gran roca. Sin embargo, el agua de la corriente subterránea que has oído y que proviene del interior, surge por debajo de la roca. La erosión del agua ha dejado un agujero de unos 60 cm de diámetro. Cuando llegas, Kramghrat ya está estudiando el agujero.

Caminas por la colina, sin perder de vista a tus compañeros. Cada uno pisando y observando el suelo por donde estáis caminando. Y llegas hasta el riachuelo que sale de la montaña. Levantas la mirada y ves a Krmaghrat viendo el nacimiento del riachuelo, en la colina, y Kraner dirigiendo sus pasos hacia él, observando también el riachuelo.

Caminas por la colina, tranquilo, observando todo lo que hay a tu alrededor. Intentando ver o sentir algo bajo tus pies que te indique que el suelo puede ceder en cualquier momento. Pero no descubres nada que sea de utilidad. El suelo es firme como la roca y la única forma de entrar es retirando la piedra de la entrada de la cueva.

Camino por la colina, esquivando árboles, arbustos, restos de mierda de los trolls y de animales salvajes. Encuentro rastros de lobos y osos, y un buen lugar para descansar. Sonrío por la imprudente deducción que había tenido. Era una zona peligrosa la que estaban atravesando y como no se dieran prisa en entrar y ver si allí estaba el pobre Leddon, los Trolls saldrían de allí y eso sería nuestra muerte. Levanto la mirada nervioso y veo a uno de los enanos junto al nacimiento del riachuelo. Y otro más que se acerca. Busco los otros dos. Uno de ellos está observando el suelo de la colina, ensimismado en sus pensamientos. Y el último observando el riachuelo. Quizás el riachuelo sea una pista para entrar. Sin pensarlo, dirijo mis pasos hacia Thorin, quizás él tenga una idea.

- ¿Que has descubierto? Creo que el suelo no se va a derrumbar con nuestro peso. Es más. Si los Trolls andan por aquí y no se ha derrumbado, ¿que nos hace pensar que se va a derrumbar con nosotros? O bien, que podamos llegar cavando a las entrañas de la cueva. Es absurdo. Aunque te he visto observando el riachuelo, y creo que esto nos puede llevar de algún modo, hacia nuestro objetivo. ¿Que piensas?

El riachuelo puede ser una entrada a la colina y sorprenderlos, pero los enanos y el agua no somos muy compatibles. Habría que buscar algo más seguro para nosotros.

En ese momento Kramghrat desaparece por unos instantes, algunos os teméis lo peor pero el enano tan solo se había agachado para apoyar la oreja en el suelo, tras ello avanzó unos metros y su rostro complacido denotaba que había encontrado algo. Sin gritar hizo aspavientos con las manos para que los demás se acercasen a él.-¡Aja¡ Lo sabía, mirad eso.-señalando un gran peñasco.-La cueva es profunda, la piedra no es de gran calidad pero nos soportará encima sin problemas pero tienes otra entrada para dejar que entre el aire, sino incluso los trolls podrían llegar a asfixiarse. El agua del arrollo se filtra por el subsuelo, deben tener una fuente y todo, esta madriguera debe ser un lujo para esas bestias. Bajo ese peñasco hay un agujero, de poco más de medio metro calculo.-dijo mesándose la barba.-El agua se ha ido llevando la tierra durante las crecidas del río en primavera, siempre podemos picar para agrandarlo un poco para que baje uno de nosotros a echar un vistazo. Le ataremos con una cuerda por si hay problemas sacarlo cuanto antes, creo que Kraner o Rothrim son los más preparados para esto.¿Qué os parece muchachos?¿Quien se anima?-el ingeniero estaba pletórico de que sus habilidades funcionasen tan bien incluso en la foresta. Cuan orgulloso estaba de si mismo y de su barba, con la que siempre compartía todas y cada una de sus pequeñas hazañas. Al poco tiempo ya estaba descolgándose la mochila preparando la cuerda, tanteo un poco la tierra con la pala antes de clavarla con fuerza y empujarla con la bota, la fuerte tensión de los brazos del enano arranco un buen trozo de tierra húmeda  echándola a un lado repitiendo el movimiento una y otra vez con un ritmo pausado pero rítmico. Tampoco había tanta tierra por quitar pues el riachuelo había hecho ya la mayor parte del trabajo.

Miro extrañado la afirmación de Thorin. Sabía que los enanos no eran amigos del agua, pero era un simple riachuelo de poco más de 1 metro de ancho y apenas unos centímetros de profundidad. Quizás algo más de 80 en algunos puntos mientras corre colina abajo. Pero no era yo quién para juzgar los prejuicios de los demás. 

- Tienes razón. Quizás si seguimos y encontramos... 

La voz de Kramghrat cortó mi frase. Me incorporé y noté mis huesos doloridos. Era evidente que dormir en este bosque tan húmedo por largas noches, no era muy bueno para mi. Estaba deseando volver a la posada y tomarme una cerveza a la cálida luz de la chimenea. Y calentar mis huesos. Con un gesto de cansancio y dolor, más exagerado de lo que pretendía, me dirijo hacia él. Allí veo el nacimiento del riachuelo. Un agujero de poco más de 60 cm de diámetro, corriendo debajo de una gran roca. 

Toco el hombro de Kramghrat para que pare de cavar. No era bueno hacer ruido, nos podían oír. Y asomo mi cabeza para observar que podía ver dentro del agujero. Con un gesto de mi mano, ordené que se apartaran para que no me tapara la luz, que entraba con mucha potencia al interior, iluminando prácticamente toda la estancia. Lo que ven mis ojos me hacen sacar la cabeza con rapidez de allí.

Si tuviera orilla, podrían subir por el riachuelo. El ruído del agua disimularía el de sus pasos y ayudaría a esconder su presencia. 

La idea de desolgarse dentro de la cueva no le gustaba nada a Rothrim. La visión de encontrarse enmedio de los trolls colgado de una cuerda igual que una piñata le daba angustia. 

- Veamos si podemos remontar el riachuelo por su orilla. Creo que picar y abrir un hoyo encina de las cabezas de los trolls nos puede quitar toda ventaja si somos descubiertos.

Quería intenta entrar en la cueva sin tener que meterse en el riachuelo, pero al ver que Matholuich sacaba la cabeza repentinamente del agujero, me detuve y esperé que nos contara lo que había visto.

Veo como nuestro nuevo compañero observa dentro del agujero sacando la cabeza rápidamente, no se lo que vio, pero por su acción diría que le gustó más bien poco.
Matholuich, ¿que viste ahí dentro? le pregunto desde mi posición sin levantar mucho la voz, solo lo necesario para que él me escuchara.

- Este pequeño agujero, por el cual apuesto a que... - miré a los enanos y sus anchuras. Es posible que quitándose armaduras, mochilas y demás, pudieran entrar. - Alguno de nosotros puede acceder por él. Da justo a... - hago una pausa y sonrío. - Laddon. He visto al chico atado con cadenas de pies y manos, en el suelo de la estancia, y cerca de él, a otro hombre, de la misma forma. Desnutridos. Con trozos de resto de animales aún sangrando cerca de ellos. El riachuelo atraviesa una esquina de la estancia. No he conseguido ver bien el interior, pero no he visto presencia de ningún Trolls. 

-Razón de más para cavar en silencio, sin pico solo con la pala¿de qué servirá que uno de los nuestros baje si no podemos subir a los humanos?-se asomó para comprobar las palabras de Matholuich.-La caída no es muy alta, podemos bajar a uno de nosotros mira que se puede hacer con las cerraduras y sino cortamos las cadenas  de un buen golpe seco, los subimos y nos vamos. Kraner, creo que te va a tocar a ti, tú eres nuestros especialista en cerrojos, el resto ayudadme a ensanchar el agujero aunque tengáis que cavar con las manos. Vete preparando Kraner, en cuento estés te bajamos; mientras los liberas seguiremos ensanchando el agujero todo cuanto podamos para poderlos subir en cuanto acabes.-con dicha premura el enano aumentó el ritmo con la pala. Kramghrat pensó que los trolls estarían adormilados durante el día, además la enorme colina amortiguaría el poco ruido que pudiera hacer al remover la tierra palada tras palada, ahora mismo el silencio era secundario primaba la velocidad. Los brazos del enano se tensaron poderosos por el vigoroso trabajo, la mayoría de humanos ya estarían sudando como cerdos pero el curtido enano apenas había aumentado el ritmo de la respiración. Si este asunto se zanjaba así de rápido y limpiamente se iba a reír mucho a costa de esos estúpidos trolls, pero todavía era pronto para vender la piel del oso antes de matarlo.

Tras escuchar que el niño humano estaba vivo, sintió alivio, tanto por él, como por ellos mismos; eso les daba algo más de tiempo para trazar un plan en condiciones.

El plan de Kramgrhat era bueno, aun a pesar del peligro inherente. No le importaba, era su responsabilidad, y no fracasarían porque no cumplía con su deber.

- Muy bien Kramghrat. Bajaré ahí y haré mi parte. Pero vosotros aseguraros de hacer la vuestra, o al menos de hacerles pagar la muerte de un enano - añadió con una sonrisa -.

Espera Kraner, bajaré contigo, no es seguro que baje uno solo. Mientras tú los liberas, yo vigilaré ahí abajo. le comento mientras me aproximo a el para bajar los dos. No podía dejar abandonado a uno de mis hermanos a un posible peligro.

-Que nadie se precipite, que baje primero él e inspeccione, sino hay necesidad ¿para qué vas a bajar si luego tendremos qué subirte?Actuemos con cabeza, sino estuvieran atados con cadenas ni siquiera diría de bajar.-

- Hermano Thorin, Kramghrat tiene razón. Soy el más adecuado para realizar este trabajo. No te preocupes, volveré sano y salvo, y más os vale que esteis esperándome y preparados para lo que pueda resultar de todo esto.

Sin más, se introduce en el agujero, desapareciendo entre las sombras, encomendándose a sus ancestros que le protejan.

Asiento con la cabeza de mis hermanos, quizá tenían razón, así que me quedo fuera esperando que a Kraner le vaya bien ahí dentro. Cualquier problema que veas pide ayuda, aquí estaré para ayudar

Te arrastras por el lodo del riachuelo, con el agua cubriéndote casi hasta la barbilla, pero con espacio suficiente para tener la cabeza fuera de ésta y poder respirar sin agonías. El agua no te gusta, y la sensación de estar dentro de ella y meterte en el agujero no es agradable. A pesar de ello, te armas de voluntad, y consigues atravesar el hueco, entrando en la sala de la cueva. Ante ti, iluminado levemente por la luz que entra y se refleja en el riachuelo, puedes observar que Leddon y otro hombre están encadenados a pocos metros del riachuelo, sobre la pared. Encima del riachuelo, puedes ver que la piedra que se veía desde afuera, es el único obstáculo que hay entre la sala y el exterior. Pero es de gran tamaño y se necesitaría la fuerza de varios enanos para mover su peso.

El agua del riachuelo corre por la sala , cerca de la pared sur y se pierde nuevamente entre las paredes de la sala, hacia la izquierda. Miras atentamente, y no hay presencia de Trolls. Eso si, ves el suelo lleno de huesos humanos y animales, junto a un conejo medio cocinado y carne cruda de venado, que seguramente han sido puestos a disposición de los prisioneros. Los observas y están demasiado delgados para ser un buen bocado para los Trolls, y eso es posiblemente los que les ha salvado la vida hasta ahora. El olor que desprende la sala a muerte y podrido es insoportable. Hay restos de vómito y heces de los prisioneros muy cerca de ellos. 

La sala tiene tres salidas. Todas cerradas con grandes rocas. Una de ellas, es la que da al exterior, y es por donde has entrado. Las otras dos, una al norte y otra al oeste. 

Levanto la mirada cuando veo que a través de la pared de la caverna y siguiendo el riachuelo, entra un enano a la sala. En primer estancia, pensé que era un animal salvaje y se me escapó un chillido ahogado por las pocas fuerzas que tenía mi cuerpo. Y me encogí en el suelo, rodeado de mis heces y de huesos de otros muertos antes que yo. Incluso algunos los había conocido. Aquél lugar, pensé, había acabado con mi cordura, y ver aquel enano entrar por aquel agujero, no hacía otra cosa que volverme más loco. Me moví nerviosamente, arrastrándome hacia la pared, pegando patadas a los cráneos y huesos del suelo, mientras gimo de terror. 

Perdido en mis pesadillas. Con dolor de huesos y sin nada en mi estómago. Pensando en mujeres desnudas a mi alrededor, comida en abundancia y un lugar cómodo donde jactarme de ambas cosas. Fui despertado de mi insomnio, de mi noche oscura, por un enano entrando por el agujero del riachuelo. Me froté los ojos con mis puños manchados de mi propia mierda, y volví a abrir los ojos. Aquél enano seguía entrando lentamente hacia dentro de la sala. Intenté incorporarme lo más rápido que pude, pero mis piernas me fallaron y caí de bruces sobre mi propio orín.