Partida Rol por web

Los zerling ya se habian abalanzado sobre su posición para cuando se quiso dar cuenta, Sejak golpeo con la culata de su arma y retrocedio unos pasos mientras abria fuego con su rifle sobre el infecto ser.

-¡Joder, putos bichos! ¿Por que cojones no se mueren todos?

Quedaba menos de un minuto, pero tenia la sesación de que seria el minuto mas largo de su vida.

Los marines vaciaron un segundo cargador. A pesar del sistema de control de temperatura de las armaduras, tenían los rostros empapados de sudor debido a la tensión y la adrenalina.

*click* Un nuevo cargador se encajaba en el arma y una nueva ondanada de proyectiles caía sobre sus enemigos cuando, inmediatamente después, apretaban el gatillo. Eran como máquinas automáticas. Los cuerpos destrozados y mutilados de los zerg, caían sobre ellos. El montón se iba acercando cada vez más al grupo y los pedazos que lo formaban arañaban la tierra, desesperados por alcanzarlos.

Pero no dejaban de aparecer por la cornisa.

El rifle gauss comenzaba a estar caliente. El traje filtraba la sensación para no dañar sus manos, pero sabían, como soldados, que el arma estaba a punto de fallar.

- Tenemos contacto visual - era Mellish, detrás de ellos, en la plaza - Hemos abierto fuego en la plaza. ¡No nos vendría mal un poco de ayuda!

Amy ayudaba a Xiang, pero las heridas eran profundas. No podía salvarle ahi en medio. Jensen a su lado, cubría las posibles llegadas de más Zerg.

Una de las garras de uno de los cadáveres se levantó del suelo tratando de alcanzarle. William retrocedió insitintivamente y dirigió la ráfaga hacia el miembro cercenándolo por completo.

Cuando levantó la mirada, los monstruos habían saltado sobre ellos desde el tejado, caían sobre ellos...

Nunca llegaron al suelo. Una llamarada y una ráfaga de proyectiles procedentes del este les hicieron pedazos.

- Abrid paso, chicos - dijo Cutter mientras su enorme traje de Murciélago de Fuego pasaba a toda velocidad delante de Ardo. El hombretón parecía llevar un civil al hombro. Sostenía su cuerpo con una mano y con la otra empuñaba el enorme lanzallamas de plasma. Estaba gritando por el comunicador mientras corría - ¡No os pareis!

Alley y Ekart pasaron tras él, llevando entre los dos una enorme caja metálica. Bernelli les seguía disparando su rifle, a veces contra objetivos reales y otras contra imaginarios.
- ¡Quedaros un segundo y contenedlos! - gritó Ekart al pasar. La caja parecía muy pesada y frenaba a los dos hombres que la transportaban - ¡Casi hemos llegado! ¡Jensen, consiguenos algo de tiempo!

Los zerg estaban inundando la calle, formando con sus garras un muro de muerte y odio. El grupo de marines dió la vuelta y corrió, Wabowski (que había llegado en el grupo nuevo) y Smith-Punn se quedaron quietos.

Sin saber que había sido abandonado, Wabowski continuaba barriendo las paredes con su chorro de fuego. Los Zerg que había en la pared contraria saltaron. Un grito inundó el aire.
Ardo y Amy se giraron a la vez. Los Zerg le habían arrebatado el lanzallamas de la mano y le estaban haciendo trizas la armadura, aunque con cuidado. Aparentemente sabían que no podía destrozarse una armadura de Murciélago de fuego de cualquier manera. Se lo arrancarían en cuestion de segundos y entonces sacarían al aullante Wabowski de su interior y...

Smith-Punn levantó el arma y disparó una ráfaga de balas perforantes contra Wabowski. Los trajes de los Murciélagos de Fuego son peligrosos hasta en las mejores condiciones. Wabowski estalló en una deflagración colosal, una bola de fuego creciente engulló los edificios circundantes y se tragó a los Zerg, que estaban demasiado concentrados en su presa. Las llamas avanzaron rodando por entre los edificios, un infierno en expansión que avanzaba directamente hacia el grupo de marines.

-¡Joder! ¡No os paréis chicos, o acabaremos como la ceniza de los cigarrillos!- Con estas palabras, se dio la vuelta mientras agarraba a Amy de armadura y empezó a correr.

Una mirada atrás fue suficiente para despedirse en silencio de Wabowski.

Mejor él que yo...

El grupo al que teníamos que apoyar ya había pasado, solo restaba cumplir con el fuego de cobertura y retirarse a una posición segura, pero nada es seguro y menos cuando los zerg avanzan. Un murciélago de fuego se ve presa de las aberraciones y por suerte para él, una bala le quita el sufrimiento de sentir las garras de la muerte en su carne.

Pero una de las balas hace algo más que quitar sufrimiento y dolor, comienza una bola de fuego descomunal que abraza con todo y todos los que quedan a su merced. Yo estando en una elevación puedo darme cuenta de que esto no va a detenerse antes de alcanzarnos, debemos correr o morir por inútiles.

Me doy vuelta y corro a más no poder, esperando que mis compañeros hagan lo propio. - ¡¡¡Corran!!! - Grito por el comunicador, tratando de vencer el ruido ambiente que nos rodea y tapa sonidos, como absorviéndolos.

Agarrada por Ardo, Amy salió escopeteada en retirada mientras veía las intenciones y la posterior acción de Smith-Punn. Cutter se había adelantado solo para ser "usado" como un detonador. Cuando Amy notó el calor de la deflagración del fuego chasqueó la lengua. Sabía que no se podía hacer nada mas, pero era una situación dura, la de perder a compañeros y sacrificar a otros, para que los demás pudieran vivir.

La bola de fuego avanzaba a su espalda, devorando el aire entre los edificios. Los marines sentían su poder y su voracidad avanzar detrás de ellos. Corriendo hacia las barricadas en las que acababa la sinuosa calle, iluminada ya por las llamas que se acercaban, sentían que los pies les pesaban como el plomo. Sus brazos y piernas se movían con agónica lentitud. Parecía el tiempo estar operando en su contra.

De pronto la luz les envolvió. Un caos estalló en sus cascos, saltando media docena de alarmas diferentes, pero no tuvieron tiempo de prestar atención a ningúna de ellas. Estaban nadando por la brillante luz y el calor. Los servosistemas del traje se opusieron a la onda expansiva, tratando de mantener sus miembros y extremidades donde les correspondía. Tambaleándose en medio de las llamas, mientras el calor abrumaba los sistemas de refrigeración.

La ropa interior se les pegaba a la carne. Todo sentido de dirección o equilibrio se desvanecieron mientras a algunos les entraba el pánico y a otros, mucho más calmados, les funcionaba el cerebro tratando de buscar una solución que les salvara la vida.

Ardo continuó corriendo mientras el mundo se le echaba encima. Tenía los sentidos atrofiados y no podía hacerse a una idea de lo que ocurría... Esperaba que a los zergs les ocurriese lo mismo.

La explosión fue bastante fuerte. Littlefield corría más que los demás, buscaba un sitio entre los escombros para guarecerse, detrás iban los demás, encabezados y seguidos por Cutter, Alley, Ekart, Smith-Punn, Amy (que arrastraba a Xiang) y Ardo.

La bola de fuego les pisaba los talones.

Ardo sintió que de pronto estaba cayendo desde el cielo. El suelo se precipitó sobre él y su cabeza golpeó con fuerza el interior del casco. Amy, que justo vió como pasaba Ardo por encima de ella, también fue cogida por la bola de fuego, la cual le precipitó con fuerza hacia delante. Perdió el contacto con Xiang que también salió disparado. Cayeron ambos sobre un montón de escombros pero separados un par de metros.

Uno a uno la bola de fuego fue comiendose a toda la patrulla. Salvo a Littlefield que iba delante corriendo como nunca había corrido. Las llamas bailaban a su alrededor mientras esquivaba la onda expansiva. Sin embargo la temperatura de la armadura era muy elevada y el marine notó como el metal desgarraba parte de la capa más superficial de la dermis de sus manos y piernas. Se tiró sobre el suelo y se cubrió las manos con la cabeza esperando que pasaran las llamas.

Y pronto, allí donde minutos antes había estado Wabowski, una mancha oscura despedía una ligera humareda y un profundo olor a azufre... y a su alrededor, numerosos cuerpos de zerg calcinados acompañaban a un grupo de marines cuyas vidas habían salvado gracias a las armaduras protectoras que portaban.