Partida Rol por web

Al darse cuenta que buscaba encontrar si portaba algún arma, Alexander se contorneó lentamente para intentar enseñarle que no llevaba nada más encima que el móvil y un par de cosas sin importancia.

-¿Infectado? ¿Cómo que infectado? No se de qué me estás hablando. Acabo de salir de un tugurio de habitación  bajo tierra de cinco metros cuadrados, después de estar encerrado durante días. Lo primero que me encuentro es que todo el mundo ha desaparecido, mis conocidos han muerto en extrañas circunstancias, y acabo de encontrarme a la que era mi mujer fallecida en su casa, con una nota que decía que vosotros la habíais llevado ahí. ¡Por el amor de Dios solo quiero saber donde está mi hija! -

A medida que hablaba iba subiendo más el tono de voz. 

-Durante mi cautiverio se restablecieron las comunicaciones, y pude lograr contactar con una miembro de las fuerzas especiales, quizás la conozcas si sois de las pocas fuerzas del orden que quedan. En mi bolsillo tengo un teléfono, podrás ver su número si miras en el registro de llamadas, llama si no me crees, aunque no se si podré contactar de nuevo con ella.-

La teniente Moreno te escuchaba seriamente mientras exponías tus motivos para hallarte tan cerca de una base militar tú solo. Cuando hiciste mención a tu hija, ésta abrió los ojos levemente a modo de sorpresa. El tema de que conocieses a otro militar no pareció resultarle tan relevante. Al menos, según lo que expresaban sus facciones.

- Ya veo.. así que tu hija está en el Monte Sorromero. Cuando escuchamos la noticia no pudimos hacer más que un socorrido plan de evacuación, desafortunadamente no sabíamos cuantos días deberíamos de estar refugiados por lo que solo nos llevamos a niños y embarazadas. Es, sin duda, la misión más difícil que he llevado a cabo.. - se dió la vuelta para recomponerse, estaba dejándose llevar por la tristeza y debía recordar que tenía que mantener la calma. - Acompáñame, te llevaré hasta allí, aunque está algo lejos.. - mirando hacia tu moto te dijo - ¿me dejas usarla?, puedes confiar en mí..

Se quedo con un pequeño nudo en la garganta al ver que su padre se contenía las ganas de abrazarla, pero en esos momentos tenia que ser fuerte y sacar a flote todo lo que el hombre le habia enseñado en sus años de vida, estaba entrenada para esa clase de cosas despues de todo y aunque fuera dificil de hacerlo dada la situacion tan extrema en la que se encontraba, debía hacerlo, estaba dispuesta a aguantar y ser fuerte... o al menos eso pensaba.

Sus ojos se abrieron de golpe al escuchar las siguientes palabras de su padre, su cuerpo se sintió débil de un momento a otro ¿Estaba diciendo la verdad el hombre que estaba delante de ella? Sus hermanos, con los que habia crecido, luchado y reido estaban muertos, no podía ser, su mente se negó inmediatamente —¿E-éstan... muertos?... Papa, eso es una mentira ¡Es mentira! ¿Verdad?— Ahora estaba entrando en pánico, cayó de rodillas, sintiendo las lágrimas de su llanto inundar sus ojos por un momento, no podía creer que ambos estuvieran muertos.

—¿De que estas infectado?...— Las palabras de Kate se hicieron mas gruesas y desesperadas por un momento, debía saber al menos, que es lo que habia pasado tanto con sus hermanos como con su padre —¡Papá qué es lo que cayó al momento de la exploción! Si sabes algo dímelo ¿Cómo murieron? ¿Que tipo de infeccion tienes?— Estaba soltando muchas preguntas pero le era inevitable, estaba desesperada por entender y el golpe emocional que estaba sufriendo hacía una mezcla horrible en todos los sentidos para ella.

Cuando la teniente terminó de hablar, Alexander señaló la moto:

-Puedes conducirla, total, no tengo nada más que perder.- Dijo con una nota de pesar en su voz.

Todavía tenía esperanzas y pensaba que podía encontrarse con su hija.

-¿Vosotros sabíais de esto? Yo no, y parece que mucha otra gente tampoco, si estoy vivo es de milagro. Has hablado de infectados, ¿es un virus? ¿algún tipo de patógeno que desprendieron las bombas? He visto cuerpos que no lucían nada bien, Dios sabe que horrores habrán tenido que pasar...- Mientras decía esto, se tocaba el crucifijo que llevaba colgado al cuello. - Incluso mi propia familia, ¿me puedes contar que está pasando? Necesito saberlo, ya no por mi, si no por ellos.

Tu padre deseaba con todas sus fuerzas abrazarte y consolarte, los brazos le pesaban así como el corazón. Acababa de dar entierro a tus hermanos y tú eras todo lo que quedaba y, aún así, no podía siquiera besarte, abrazarte, reconfortarte, se sentía completamente inútil en ese momento. Sólo podía consolarte con palabras, porque lo que había pasado ya no podía cambiarlo y no deseaba tocarte ni contagiarte. Te miró como si estuviese contemplando la escena más triste de su vida.

- Kate.. tranquilízate.. estoy aquí.. contigo, no voy a dejarte sola.. no sé realmente qué es lo que me ocurre cariño, solo sé que he tocado a tus hermanos que estaban contagiados, no sé si estoy contagiado yo también pero prefiero tomar precauciones contigo Kate.. eres lo único que me queda.. si dentro de un día no me he quemado la cara es que estoy bien.. - su mirada rozaba la súplica y la tristeza.

- Debemos irnos de aquí.. no quiero estar aquí Kate.. vayámonos a otra parte.. es muy doloroso por favor..

La joven cogió las llaves de tu mano y se subió sobre la moto haciéndote una señal con la cabeza para que te montases. Se encontraba de espaldas a tí y mientras preguntabas lo único que viste fue que respiró profundamente una vez que acabaste el interrogatorio.

Giró su cabeza hacia tí para mirarte a los ojos - si supiese lo que ha pasado no estaría aquí, sólo se que es letal y que provoca reacciones como la rabia en las personas, por ello, no debemos permanecer aquí mucho tiempo, estamos muy a la vista, móntate y vayámonos.

Tardó un momento, uno que parecía eterno en recuperarse, al menos un poco pues a pesar de que habia entrenado toda su vida para ser fuerte y tener el temple de acero justo como su padre quería (Y también la academia) Pero justo en esos momentos le era imposible, estaba completamente rota por la situacion, no solo sus hermanos estaban muertos, sino que su padre posiblemente estaría enfermo de alguna cosa extraña, adicionando que no sabia del todo bien lo que habia pasado con el mundo despues de haber entrado en aquel búnker hace ya tantos días. A pesar de las palabras del hombre, ella seguía en el suelo, respirando un tanto fuerte mientras intentaba calmarse, concentrarse por lo menos un poco al menos —Granja de Torrehermosa... Un sobreviviente mas de los búnkeres, pusimos ese lugar como punto de reunión, podemos ir allí... ¿Tienes alguna arma?— Miró a su padre, un tanto mas tranquila y decidida a no perder a su padre también, aunque sabia muy bien que si estaba infectado debía imaginarse lo peor.

—¿Tienes alguna batería? ¿Vehiculo? No se que este pasando pero llegar alli puede ser una buena oportunidad de no estar completamente solos— Comentó, por el momento se sentía mareada, con ganas de explotar y bastante destruida de todo lo que habia escuchado, pero en esos momentos estaba intentando seguir fuerte y centrada, si dejaba de pensar en lo que le molestaba y se concentraba en seguir adelante, al menos por el momento podría controlarse.

Cuando termino de hablar la teniente Moreno, la siguió hacia la moto y se montó en ella sin decir nada más. Una vez estuvo montado habló de nuevo:

-¿La rabia...? He visto el efecto que hace en algunos de mis pacientes y es ciertamente horroroso, tenemos que evitar las mordeduras a toda costa porque es altamente contagiosa y es un problema. Espero que no se parezca de verdad al virus de la rabia, es muy difícil de observar en humanos hoy en día ya que se suele tratar enseguida, pero los efectos son devastadores también. Por Dios, que es lo que han hecho...-

Mientras decía la última frase se sujetaba el crucifijo que llevaba al cuello para que no se moviera en exceso por la velocidad de la moto.

Frederick abrió los ojos cuando comentaste el hecho de que habías contactado con un superviviente - Granja de Torrehermosa.. - sin embargo no era el momento adecuado para preguntarte cómo le habías conocido, ni tampoco se sentía con suficientes fuerzas como para hacerlo.

- Sí.. tengo mi coche y funciona.. podríamos ir hasta allí si lo deseas. ¿Conoces a esa persona?.. - tu padre desconfiaba de quien pudiese tratarse aquella persona, más aún desconfiaba del hecho de que quisieras reunirte con ella tan repentinamente.  - Toma, quizás esto te sirva - Te lanzó un cargador portátil que cogiste al vuelo.

La Teniente Moreno no hizo más que asentir con la cabeza ante tus suposiciones mientras conducía hacia la base militar. El camino te resultó inhóspito, creías haber pasado un par de veces por allí ya en tu búsqueda del Monte Sorromero, el camino era extenuante, árido y caluroso a la vez. Tu mirada se posaba en el paisaje y tu cabeza volaba en torno a tus recuerdos, el cuerpo de tu ex mujer sobre el suelo, la nota que te había dejado, tu hija.. Tu corazón se aceleraba a medida que te ibas acercando a aquel lugar. Ansiabas que ella estuviese allí, esperándote, sana y salva.

A los pocos minutos lo viste, se trataba de una base militar bastante escondida. La puerta se cimentaba bajo las rocas, y ésta era del mismo color arenizo de las mismas. Te quedaste completamente parado. La Teniente Moreno se acercó a ti y te hizo ademán para que le siguieses y eso es lo que hiciste.

  Te adentraste en el lugar junto a ella..

Se giró mirándote, podía observar que te encontrabas nervioso - ¿Cómo se llama tu hija?.. 

Frunció el ceño ligeramente al ver la expresión de su padre, lo conocía muy bien aunque en esos momentos no tenia las fuerzas, ni las ganas claramente de decir algo al respecto, por lo que tan solo asintió un par de veces cuando el hombre mencionó el lugar al que tenía ella planeado ir. —Asi es... un sobreviviente de los búnkeres, al parecer estuvo el mismo tiempo que yo metido en estos, la mejor manera de ver que esta pasando es hacer equipo— Mencionó, tratando de seguir pensando en lo que correspondía en el presente y no pensar demasiado en sus hermanos o que es lo que les habia pasado.

Se limpió las lagrimas que aun tenía escurriendo sobre su rostro, para atrapar la batería que su padre le habia pasado —Aun me debes contar que es lo que paso aqui... Y con ellos...— Mencionó mas como una advertencia, no sabia ni siquiera de que estaba infectado su padre (Si es que lo estaba claro) Necesitaba respuestas y tenía la esperanza de que con la posición social de su padre despues de tantos años de servicio, pudiera descubrir algo. Sin mas miró el mensaje que le habian mandado despues de que se prendiera el teléfono y sin pensarlo mucho marcó al único número que tenía en esos momentos.

—Vamos al auto... ¿Conduces?— Preguntó a su padre, mientras esperaba con el teléfono pegado a su oreja.

Al entrar se secó el sudor que le asomaba por la frente con la manga de su camiseta.

- ¿Este sitio también es un búnker? ¿Están todos bien aquí dentro? Imagino que serán bastantes personas, eso es una cantidad importante de suministros. -Está muy bien escondido, creía haber pasado cerca de aquí... -

Cuando escuchó preguntar por su hija, dejo sin acabar la frase que estaba diciendo anteriormente, y empezó a hablar de nuevo :

-Carla, se llama Carla. Carla Majors. ¿Está aquí verdad? Por favor.- Dijo nervioso. - Necesito saber que está bien. -

-

Las comunicaciones están reestablecidas.

Tu padre arrancó el coche sin responder a tu pregunta. Pudiste observar que suspiró y que sus hombros se movían ligeramente, ¿estaba llorando?. Lo que había experimentado podía ser demasiado fuerte como para contártelo en ese momento, sin embargo, en vez de proseguir en marcha con el coche, se detuvo.

- No pude salvarles.. - comenzó a decir, tratando de reprimir las lágrimas - no pude hacerlo.. - parecía un cassette estropeado pues apenas podía articular palabra que no fuese vez tras otra "no pude". - Ni sé lo que ha pasado, ni pude salvarles.. y pensé que te había perdido también a ti Kate.. pensé que ya no me quedaba nada.. - comenzó a llorar.

Lo que parecían segundos se te tornaron interminables minutos mientras escuchabas a tu padre llorar, sin poder tocarle ni consolarle. ¿Tan fuerte era lo que había pasado? te preguntabas..¿Habían sufrido mucho? Tu corazón se retorcía simplemente de pensar en aquello. 

Frederick se recompuso un momento para mirarte, a través del retrovisor - te lo contaré.. pero ahora no puedo Kate.. por favor, vayamos hacia ese lugar - dijo reanudando la marcha con el coche.

No pudiste hacer más que respetar la decisión de tu padre, al menos por el momento. El paisaje que os rodeaba era hermoso pero, a la vez, desolador. Mientras tu padre conducía, observabas por la ventana, deseando que todo fuese un sueño y que pronto despertaras de tal pesadilla. Cuando apenas llevábais media hora de trayecto (con lo cual os restaba otra media hora más), vísteis a lo lejos un coche accidentado contra un árbol y una víctima en el suelo. Tu padre parecía que no iba a detenerse.. ¿deberíais parar?.

La Teniente Moreno te miró con aparente tristeza y te pidió que esperases. Se dirigió hacia una de las puertas, entendiste que habría ido a buscar a tu hija. Si no fueron los minutos más angustiosos de tu vida, cerca estaban de serlo pues se te hicieron eternos. Tu corazón dió un vuelco cuando escuchaste pasos al otro lado de la puerta. Al abrirse, lo primero que viste fue la sonrisa de la Teniente Moreno, quien hasta ahora solo te había mirado con seriedad e incluso lástima, iba acompañada de una pequeña niña.. era tu hija.

La pequeña Carla iba de la mano de la Teniente Moreno. Sus ojos se abrieron súbitamente al verte, las lágrimas surgieron rápidamente de su rostro - ¿Papiii? - dijo dulcemente mientras lloraba. Habían pasado casi 40 días, no sabías nada de ella y ahora se encontraba frente a tí, llorando desconsolada.

Soltó la mano de la joven y se dirigió corriendo hacia ti para que le abrazases. Había pasado 37 días sin su madre y sin ti, pero estaba viva, eso era lo único que deseabas.

El teléfono vibra "Llamada entrante"