Partida Rol por web

Cuando nuestro compañero nos comunica lo que ha oído miro a todos por un instante. Salgo corriendo hacia los ascensores, para coger a salomon por el camino, e ir a la parte de atrás del edificio para ver si los cojo por la escalera de emergencias.

-Voy a la parte de atrás- declaro a la carrera. Esto no me gusta nada, mi mente siempre paranoica, quiere saber quien huye y porqué.

Caballeros, algo está pasando ahí dentro, juraría que he oído como se abría la ventana junto a pisadas de lo más sospechosas, considero perfectamente legítimo el uso de la fuerza si alguien se ve capaz de echar la puerta abajo.

Dijo con evidente preocupación el abogado. Al escuchar a Marlon asintió con urgencia.

Buena idea Marlon. ¡Te sigo!

-¡Le acompaño! -grito mientras sigo al señor Weiner- ¡Si entran no toquen nada hasta que regresemos! -comento a mis compañeros mientras me alejo.

-¡Démonos prisa antes de que escapen!

-Eso significa que solo quedamos nosotros para golpear- Comenta Will preocupado.- Sea así. No quisiera que un hombre de fe se vea envuelto en una disputa material, de modo que Josep, ¡ayúdame a derribar esta puerta! -Grita, para a continuación comenzar a dar patadas a la misma con todas sus fuerzas.

Todo aquello: los supuestos ruidos la carrera de tres de las personas que estaban con él y las prisas por saber que estaba haciendo aquel hombre, eran demasiado absurdo para su manera sencilla de pensar, pero por otra parte había algo que siempre quiso hacer y nunca tuvo oportunidad, por lo que se aflojo la corbata, le tendió su abrigo al tercero en discordia y sonrió a su amigo.

-Creo que son un poco impulsivos, esos amigos tuyos, pero por otra parte siempre quise echar abajo una puerta y encontrar a un amante a quien disparar, supongo que esto es parecido, vamos allá.-Tras el ligero humor del farmacéutico que pocos comprenderían, espero a una señal por parte de Will para golpear al unisono.

Le dan una patada con todas sus fuerzas a la puerta pero la misma no hace más que un ruido. En ese momento Solomon mira a Will con decisión y le dice.

Probemos juntos.

Con esta patada las trancas de la puerta se salen de la pared haciendola caer con un ruido seco. Dentro de la habitación ven a Jackson asesinado con unas extrañas marcas talladas en la frente.

Además encuentran una tarjeta al lado del muerto.

Cuando miran por la ventana ven la escalera de incendios por la que escaparon y a tres hombres corriendo con largas cuchillas en camino hacia un auto. Notan que en la cabeza tienen un sombrero ceremonial y ropa andrajosa. Al cabo de unos segundos ven llegar al resto de sus compañeros por la calle, pero los asesinos acaban de subirse a un coche y marcharse.

Bajan corriendo por las escaleras del hotel y dan vuelta por el callejón del costado. Cuando llegan ven a tres hombres negros con largos cuchillos corriendo por la calle y en dirección a un auto. Ellos tres están vestidos con ropa andrajosa y un sombrero que parece listo para una ceremonia. Cuando están acercándose lo suficiente ello se suben al auto y dan a la fuga.

Al mirar hacia arriba ven al resto de sus compañeros y la escalera para incendios por la que bajaron los hombres.

¡Maldita sea! ¡Han escapado!

Gritó Lionel frustrado intentando recuperar el resuello. Observó al coche perdiéndose en un laberinto de callejuelas.

Imposible buscar un taxi para seguir ese coche, los hemos perdido -.Se lamentó.

Sacó de inmediato su cuaderno del bolsillo interior de la chaqueta y comenzó a anotar los detalles de cuanto recordaba de la escena que acababa de presenciar.

Tal vez haya que poner una denuncia.

Al ver a los tres hombres corro aún más, a pesar de ver que van armados, no sería la primera vez, pero por desgracia no llego a tiempo de alcanzarlos y huyen en un vehículo. Sigo corriendo durante unos metros, pero quedan lejos de mi alcance.

-¡Ahg!, ¡demonios!, ¿alguien ha pillado la matrícula del vehículo?

Miro hacia arriba y luego en dirección hacia donde se ha ido el vehículo

-No me gusta nada todo esto, iban armados, no creo que sus intenciones fuesen buenas.

Los malditos ascensores tardan una eternidad, para cuando llegamos a la parte de atrás, tres sospechosos se montan en un coche y salen a toda prisa. Carter corre hacia ellos y yo me doy la vuelta y calculo del tráfico que hay hasta mi coche. Miro hacia donde está mi vehículo una calle más allá y se, que no me dará tiempo de cogerlos. Le doy una patada a un cubo de basura. Frustrado como mis compañeros.

-Nada, yo no he visto nada- me quejo amargamente, cuando me reuno en medio del callejón de nuevo, y levanto la cabeza hacia arriba y señalo con la mano que estamos bien agitandola. Vuelvo hacia los ascensores con las manos en los bolsillos y el ceño fruncido.

Tras un primer intento fallido y tras la inestimable ayuda del misionero, entraron a la carrera en la escena de lo que parecía un crimen, ¿ritualista? Así lo confirmaba después mirar por la ventana y observar como tres hombres ataviados de extraña manera se daban a la fuga.

-Dios mio. ¿Que es todo esto?-Fueron las únicas palabras que soltó Josep antes de hacer amago de llevarse la mano al bolsillo interior de su chaqueta de manera infructuosa, pues le había entregado su abrigo al señor Solomon. Por lo que educadamente la recupero de sus brazos, para que el estuviera libre.

-Esos tres hombres han asesinado a Elias, ¿Para que se supone que íbamos a reunirnos Will? -Por un instante se olvido de su insana obsesión así como de los colegas que habían bajado y ahora estaba delante de aquel coche que se marchaba calle a través.

¡Oh Dios mío!

Voy corriendo hacia el hombre que está en el suelo con la esperanza de poder ayudarle de alguna manera. ¿Alguna herida en el cuello, en las tripas o el corazón? ¿No tiene nada de pulso?

Al mirar el suelo, pueden ver como los hombres dejaron dos cosas tiradas. Una es una caja de cerillas amarilla y roja, al abrirla ven que está vacía. La otra es una pequeña tarjetita de color blanco, en el dorso tiene un nombre escrito con letra cursiva.

Cuando los asesinos se retiran en su coche, el grupo se reúne en la habitación del fallecido Elias. Al entrar lo que más llama la atención es el cuerpo del dueño de la habitación con un signo tallado en la frente.

Además, pueden ver como la habitación está patas para arriba como si los hombres estuvieron buscando algo. Hasta ese punto no tienen idea de para que los reunió, ya que los secretos de la charla se los llevó Elías a la tumba.

El aterrorizado abogado no daba crédito a lo que veían sus ojos.

¡Un crimen de sangre! ¡En la persona del señor Elías! Todo esto no parece sino un mal sueño del que despertaré enseguida.

Le costaba pensar con claridad, parecía perentorio llamar al detective del hotel para que protegiese la escena del crimen y avisara a la policía. Al menos ese hubiese sido el proceder normal, pero en este caso parecía que el equipo que solicitara el señor Elías ya había encontrado trabajo que hacer e incógnitas a las que tratar de hallar respuesta. Buscó a Will con la mirada tratando de encontrar algo de cordura y autodominio reflejado en sus ojos, un asidero al que poder agarrarse para no perder los nervios.

¡Esto es horrible! Will, ¿qué debemos hacer? Si nos ajustamos a la legalidad deberemos dar parte y no tocar nada, ahora bien, si queremos averiguar lo que ha ocurrido, entonces, admitámoslo caballeros, dejarlo en manos de la policía sería una gran temeridad.

El tejano mostraba evidentes síntomas de no encontrarse bien en presencia del cadáver.

Si me disculpan caballeros, esperaré fuera de la habitación un momento, parece que estoy algo mareado y afectado por la impresión.

Una vez fuera, en el pasillo, controlaba la zona, escuchaba lo que se decía en el interior de la habitación y respiraba hondo tratando de alejar la espeluznante visión del pobre Elías de su mente.

Una vez me cercioro de que Elías está definitivamente muerto, intento averiguar cuál ha sido la causa de su muerte, es decir, miro si tiene alguna cuchillada más profunda que los cortes de la frente.

Posteriormente me doy cuenta de la tarjeta que hay echada en el suelo y la leo voz alta.

Fundación Penhew, 35 Tottenham Court Road, Londres, W1. Director Edward Gavigan. ¡En Londres! ¿Tendrá esta tarjeta algo que ver con los asesinos?

Me levanto muy apenado.

No hay nada que hacer con el Sr. Elías. Ha sido asesinado y parece que de una forma ritualista. En mi opinión sería una locura intentar esconder lo que ha sucedido aquí a la policía. Tarde o temprano sabrán que hemos estado en esta habitación y nos interrogaran. Prefiero que los avisemos nosotros y que hablemos con ellos en calidad de testigos y no en calidad de sospechosos.

¿Fundación Penhew? - Intervino el abogado desde el pasillo recordando algo y sacando el pequeño cuaderno de su chaqueta para verificar que su suposición era correcta -: Es la fundación para la que realizó investigaciones en Londres la expedición Carlyle antes de viajar a Egipto. Tal vez la tarjeta perteneciera al señor Elías y no a los asesinos. En cualquier caso -añadió casi para sí mismo -mi curiosidad por la citada fundación acaba de ganar muchos enteros.

Estoy de acuerdo con el procedimiento a seguir que sugiere, señor Davies, únicamente cabría matizar si es oportuno dejarle las pruebas a la policía, para que las pierdan de camino a la central, o bien sería más apropiado que las custodiaramos nosotros, habida cuenta de que nos encontramos ante la obligación moral de no dejar que los asesinos salgan impunes de tan execrable acto.

Observo como el coche se aleja, al dar un vistazo a mi alrededor y por el suelo reparo en dos pequeños objetos, una caja de cerillas amarilla y roja, y una pequeña tarjetita de color blanco. Me agacho y las recojo para examinarlas.

-Puede que se les haya caído a esos tres -comento mientras se las muestro a mis compañeros, abro la caja- La caja está vacía y en la tarjeta pone Importaciones Emerson y un nombre, Silas -entrecierro los ojos- no entiendo muy bien el apellido. Bueno, subamos arriba a ver que pasa.

Al entrar a la habitación silbo de sorpresa

-¡Menudo desastre! -comento. Pronto mi vista se dirige hacia el cadáver, observo la extraña marca que presenta.

-Esto cuadra con el aspecto de los tres sujetos que han huído, podría tratarse de algún ritual, pero a saber. Tendríamos que llamar a la policía, tarde o temprano sabrán lo que ha pasado, y seremos sospechosos, pero antes tendríamos que examinar el lugar para seguir nuestras propias pesquisas. Nosotros hemos encontrado ahí abajo esto -saco una caja y una tarjeta- Tomemos nota de las indicaciones que en ellas se indican y tras examinar la habitación avisemos a la poli.

Dicho y hecho saco mi cuaderno de notas, tomo notas de los datos de la tarjeta y la caja e intento dibujar el extraño símbolo que muestra el cadáver del señor Elías.

Will ve la escena y queda estupefacto. En absoluto estaba preparado para ver a Elías muerto. Las amistades inglesas son lejanas, distantes e incluso silenciosas, pero amistades al fin y al cabo, de modo que al ver a su conocido sacrificado de modo tan execrable le resulta difícil de soportar. No dice palabra, a pesar de que alguien le habla, apenas puede comprender las palabras de sus acompañantes y sale junto a Barton fuera de la habitación. Una vez transcurridos unos instantes comienza a sentrse mejor, respirando pausadamente y echando de menos la botella que han apurado en su cassa, ya se encuentra más en condiciones de aportar algo.

-No cabe duda de que lo que haya ocurrido aquí supera la jurisdicción de la policía de los Estados Unidos.- La tarjeta con información de la fundación londinense le trajo ecos de su antiguo hogar, abandonado dolorosamente.  -Aunque tampoco tiene sentido escapar en efecto. Estoy de acuerdo con ustedes. Conviene recopilar la información de lo que ha ocurrido aquí para tratar de desentrañar qué tiene que ver todo esto con la desaparición de la expedición Carlyle. Will respiró profundamente y pasó de nuevo al interior, más preparado para lo que allí había de encontrar.