Partida Rol por web

En la calle de la medialuna se encuentra el templo de heironeus. Es un sobrio edificio de mármol plateado con tejados de tejas azules.

en la puerta te presentas enseñando el símbolo de Heironeus y un asólito te lleva al interior. En estos momentos se está realizando un rito de juramento de fidelidad y esperas en silencio a que el rito concluya. Cuando el hombre que oficia la plegaria concluye, un joven muchacho se yergue y el sacerdote le coloca un medallon como el tuyo alrededor del cuello. El chico esta llorando a lágrima viva. Lágrimas de felicidad. 

El chico se aleja y el sacerdote se acerca a ti.

El hombre mayor habla con decision.

El acólito Hanfar me cuenta que acabas de llegar a Caer Corwell, hermano. ¿De que templo provienes? ¿Por que la voluntad de Heironeus te trae a nuestra puerta?

Me inclino respetuosamente acorde al rango de mi interlocutor

Frater meus secundum murmuro a modo de saludo.

No he sido asignado a templo alguno, hermano mayor. Mi nombre es Arielus Valor, fui ordenado en Torres Gemelas, y aprendiz de Uxmal, sabio clérigo de nuestro padre dios. Digo sin alzar la voz, ni la cabeza de momento.

Necesito guía... He pasado por mucho, y he tenido tiempo de reflexionar... Necesito... Necesito confesarme... Murmuro, tímido.

Andríoco arruga el bigote cuando te refieres a él como hermano mayor.

En primer lugar, el término correcto para referirse a mi cargo es "primer caballero" pero puedes llamarme Andríoco. No me suena ese tal Uxmal pero reconozco la mano de Heironeus en ti.

Despues parece un poco confuso anyes de continuar

¿Confesarte? ¿Que quieres decir? Necesitas hablar con alguien? Demos un paseo, acompáñame a fuera

Me disculpo agachando la cabeza, pero sin verguenza al respecto, dado que poco he pasado dentro de templos luego de mi instrucción y juramento.

 Os sigo, oh Andríoco...

Salís a la calle despues de que Andríoco salude a unas cuantas personas. Cuando salis al exterior, el sol baña la cota de mallas de  sacerdote, la cual esta en unas condiciones excelentes. Los rayos arrancan tambien destellos en el dibujo del rayo plateado que lleva en su tabardo. Te mira con curiosidad mientras empieza a caminar con parsimonia.

Cuéntame.

Con el ceño fruncido, reflexionando sobre las palabras que pugnan por salir de mi boca, comienzo a hablar.

Andríoco, creo que... Mis actos anteriores no han sido correctamente fundados... Quizá sí en la mente, mas no en el corazón. Creo a su vez, que gracias a nuestro señor he logrado encontrar la verdad, y evacuar los sentimientos impuros que alvergaba... He tenido penitencias bien merecidas, he perdido mi libertad y vuelto a recuperarla... Hasta la voluntad sobre mi vida y mi muerte me fue arrebatada, pero aquí estoy... Siento que todas mis penurias fueron con un sentido específico, y que ya soy otra persona...

Mi rostro se vuelve sombrío

Pero no sé si acaso mi proceder anterior, sediento de venganza disfrazada de justicia ha quedado saldado... No lo sé... Temo que mi interes por mi incierto pasado me... Coaccione...

Digo antes de volver al silencio tras  tamaña parrafada...

Andríoco etrecierra los ojos mientras te escucha.

La venganza es un sentimiento poderoso, Arielus. Poderoso pero no honorable.

Por lo que me cuentas has sufrido mucho... eso está bien. El sufrimiento nos enseña una leccion importante: nos enseña qué es de verdad lo que valoramos, qué hace que vivir merezca la pena. En mi caso, esto es ayudar al que me necesita. Éste es el camino de Herironeus. El camino que nos ha marcado. Si en este camino encuentras la forma de ver cumplida tu venganza, maravilloso. Pero, si no, no puedes dejar a los demás sufrir sólo para satisfacer tu necesidad.

Dices que has cambiado. Espero que quieras decir que has vuelto al camino, hermano. Porque eso significaría que el mundo tiene un nuevo caballero de heironeus. Alguien que quiere hacer de este mundo un lugar mejor.

Te pone la mano en la espalda.

Todos tenemos historias pasadas pero hay que saber ponerlas en el lugar correcto en tu corazon.

Casualidades de la vida, el templo resulta estar en la calle de la Medialuna. Avanzas por la via que ya conoces cuando, entre la gente, te parece ver a Arielus caminando junto a un anciano con cota de malla y el símbolo de Heiroenus.

Arielus, tu también ves a Polgara entre el gentío.

Camino en silencio ya, dicho lo que había que decir, pensando en lo que viene... Es decir, en las reflexiones.

Veo a Polgara a lo lejos, y no puedo evitar alegrarme, alzando una mano para llamar su atención.

Sabio Andrioco, he de meditar al respecto de vuestras palabras, las cuales no puedo sino agradecer. Carraspeo Aquella Señorita es una de las responsables de que hoy pueda estar aquí... Sonrío alegre.

Otra de las cuestiones que me intrigan, es si se requieren los servicios de un humilde clérigo del invicto como yo en vuestra morada.

Pregunto cumpliendo con los protocolos por mi mentor enseñados, pero picado ya por la curiosidad de saber qué trae hasta estas locaciones a Polgara.

Por supuesto, podeis hospedaros entre nosotros, hermano, respetando, eso si, nuestros horarios. En cualquier caso, necesitaria que me dijerais a que templo servia vuestro maestro para pedir las oportunas credenciales.

Despues, abandona el tono serio y te sonrie.

En cualquier caso, espero haberte servido de ayuda.

A continuacion realiza una reverencia cuando ve llegar a Polgara.

Señorita...

Una sensación de alivio me embarga al ver a Arielus. Aún no es demasiado tarde para enmendar mi error... No tenía que haberme comportado así.

Tomo aire para soltarlo en un suspiro y me encamino hasta los dos caballeros. Ante el saludo del hombre mayor, hago una ligera inclinación de cabeza, reconociendo el gesto.

-Bien hallado, soy Polgara, la hechicera - Después de una fugaz sonrisa, miro sin asomo de duda a Arielus para dejarle entrever la razón de mi visita, sin querer interrumpir su conversación-. Amigo Arielus, he venido para hablar contigo, he de disculparme - Miro fugazmente a su acompañante -. No tengo interés en molestaros, amable señor, pero creo que es importante -. Mi voz cobra firmeza mientras paso a contarle lo que me ronda por la cabeza -. Lamento profundamente mi actitud de antes, y estoy segura que los demás también. No ha sido por omisión, sino por descuido. Tu pregunta quedó sin respuesta, ya que ninguno respondimos a ella, mostrando una gran falta de respeto a alguien que ha luchado tan valientemente a nuestro lado-. Hago una nueva inclinación, más pronunciada, esta vez a Arielus-. Compartir armas en la batalla significa mucho para nosotros, no hemos sabido demostrarlo dada la reciente pérdida de uno de nuestros compañeros, pero no por ello es menor la gratitud-. Hablo de parte de todos, no puedo estar segura de que los pensamientos de los demás se correspondan con los míos, pero espero que mi aventurado gesto no les suponga ningún problema-. En ningún momento has de pensar o sentir que eres la pieza que encajará en una perdida, sino una nueva que formará un conjunto más fuerte y resistente que el anterior. Por ello mismo, Arielus, he venido para pedirte, que te unas a nuestro grupo.

Dicho esto, permanezco en silencio. Espero que sepa perdonarnos y acepte mi petición. Estaría muy alegre de poder contar con un nuevo miembro en el grupo.

Lo que a priori había tomado como una alegre casualidad del destino resulto ser todo lo contrario... Un encuentro adrede, si bien muy grato.

Saco pecho a medida que escucho las palabras de la hechicera, al tiempo que intento recordar cuál era la pregunta.

Vaya! Había dado por descontado que estaba de más...

Mi rostro se ilumina ante la forma que va tomando la propuesta, y me resulta curioso que Andrioco haya estado justamente allí para escuchar tales exposiciones de virtud (tan propias dichas virtudes de un seguidor del invencible)... ¿Acaso no lo tomaría como un montaje? No, eso era cosa de gentes sin corazòn puro...

Polgara murmuro aún algo atónito, pero feliz de semejante muestra de falta de pelos en la lengua Lo dicho, será un honor para mi acompañaros en las gestas que hayan de enfrentar carraspeo Siempre que la iglesia de mi Señor no considere oportuna mi estancia en otro sitio. Me inclino ante la hechicera He de orar mi estimada, y pedir acceso a los guardianes de nuestros conocimientos sagrados para realizar breves lecturas inconlusas, pero no veo porque no pudiera estar a la brevedad en tan grata compañía...

Vamos, Arielus, no seas tan formal. Unirse a un grupo es una de las mejores oportunidades de defender al indefenso y obrar la justicia de nuestro señor Heironeus en este mundo. El templo siempre estará aquí cuando vuelvas a la ciudad y ya hablaremos sobre tu maestro y esas cosas.

Se vuelve entonces hacia Polgara

Lamentablemente, os tengo que dejar. Ha sido un placer escuchar qué clase de persona es Arielus. Habeis hablado con el corazón.

Sonrío ampliamente, al parecer he conseguido mi objetivo. Aunque él no lo piense así, no me he comportado bien, y tenía que arreglarlo.

Me despido del caballero con un gesto, agradeciendo sus palabras.

-Me gusta la sinceridad, y cuando una voz es sincera, las palabras salen del corazón -. Espero a que se marche para preguntarle a Arielus-. ¿Tienes que ir a algún lugar antes de volver a la taberna, o vamos juntos?

Despido con una reverencia al Primer Caballero, a sabiendas de que volveré ha verlo, sólo si es la gracia de nuestro Señor.

Sonrío a Polgara, sinceramente felíz.

A vuestro servicio mi estimada. Cierro la marcha!

Digo amigable, listo para unirme al grupo, contento de haberme topado con tamaña peña... Sin siquiera haberme puesto a pensar en cuanto había perdido (en lo material, todo) en la encerrona de Biggum.

De camino a la taberna, ves pasar sobre su caballo al capitán Archen. Al parecer está coordinando la entrada de un pesado carromato en la curva de la calle de la Medialuna. Cuando te ve su sonrisa se ilumina y agita la mano saludándote. Se nota que qerría acercarse a saludar peo está demsiado ocupado. Cuando repara en la presencia de Arielus no parece tan encantado al ver que te está acompañando  pero pronto se vuelve a sus cosas.

Saludo con la mano al ver al capitán, no esperaba verlo tan pronto, de nuevo por azar.  No me importaría volvérmelo a encontrar, en otra ocasión, cuando pudiésemos hablar.

Ahora que he cumplido mi objetivo, recuerdo el hombrecillo desconocido con el que estaban hablando cuando me fui. Puede que ahora tenga tiempo para conocerlo... Me temo que mi cabeza estaba en otro lugar antes.

Camino hasta el templo de Heironeus, mi dios.

Silencioso, atento a cualquier sombra en los callejones, camino erguido como el que más...

Cuando llegas al callejon de la medialuna se te erizan los pelos de la nuca. No es un buen lugar por el que andar por la noche. Sin embargo, ya sea por respeto a tu atuendo o por suerte, llegas al templo sin incidentes. Tampoco tienes mucho que puedan robar piensas. Al entrar sólo hay un acólito apagando las velas con un pequeño instrumento en forma de campana invertida. Cuando te ve te saluda.

-Bienvenido, hermano. Llegas tarde ¿Has tenido algún incidente?