Partida Rol por web

Luego de los acontecimientos del cataclismo, Hyrule había cambiado en un abrir y cerrar de ojos, donde la vida y trabajo comenzaban poco a poco a florecer, pero junto a ello los nuevos males se avecinaban entre los campos amenazando todo aquel que se interponía en su camino, el héroe legendario y la princesa ya tenían bastante de qué preocuparse, pero con la fundación de la seguridad Hyliana en las diferentes regiones podían mantener el reino a salvo. Sin embargo una nueva aldea situada en la selva de Farone viviría un mal que los afectaría sin aviso alguno...

La zona de Farone se encuentra situada al sur del reino, es lugar de diversas especies así como la inmensa selva de formaciones naturales vastas como cascadas y lugares místicos, los días allí pueden ser muy tranquilos, sin embargo, las fuertes tormentas eléctricas pueden llegar a ser un peligro para todo aquel aventurero desafortunado. Durante la expansión de la aldea Drako, un joven Goron se encontraba solo ya que los constructores habían acabado las casas y tan sólo quedaba limpiar los alrededores, tarea la cual podía hacer cualquiera, sin embargo los Gorons podían acabar más rápido debido a sus cuerpos fuertes, se encontraba reduciendo una pequeña colina compuesta de rocas, moho y enredaderas, había logrado dar con unas extrañas ruinas que sobresalían de la formación natural justo en el borde que delimitaba la última casa de la aldea, lugar que hacía un año estaba infestado de Lizalfos y Bokoblins, criaturas que ahora eran algo extrañas ver a la deriva; luego de limpiar parte de los escombros y deshacerse de los estorbos, logró dar vista a una misteriosa puerta.

El atardecer caía sin paravela y el joven Goron ya había limpiado la mayor parte de la puerta, revelando escaleras y símbolos ilegibles de alguna civilización antigua. A Magrom no se le ocurrió otra cosa que tocar la puerta e intentar abrirla, pero justo al mínimo tacto esta comenzó a brillar de color naranja, lo que el joven Goron interpretó como desafiante. Pasaron los días y el joven Goron le comentó al jefe de la construcción su gran hallazgo, por lo que se corrió la voz a través de Hyrule sobre aquellas nuevas ruinas. Magrom, el Goron, había sido asignado para velar por la zona, hospedándose en el nuevo rancho "Drako" mientras recibía viajeros curiosos; pronto llegaron más y más personas en sus tiendas, de diferentes razas y culturas, al fin la voz se había corrido sobre todo Hyrule. 

El joven Goron se encontraba junto a su nuevo público - Buenas tardes viajeros, por favor ¿se puede saber el motivo que los ha traído a ser testigos de las nuevas ruinas?- Magrom pronunciaba aquellas palabras con cierto tono de orgullo en su voz, el haber descubierto las ruinas era suficiente fama para él. - Sólo podrán ver e ilustrar en tinta aquel lugar y recuerden no tocar nada, las ruinas estarán disponibles al público hasta que retorne la princesa de su viaje a las desconocidas tierras, así que aprovechen el gran honor de poder verlas. - Hizo un gesto con una mano para que lo siguieran hacia las ruinas. - A menos claro, que sean historiadores certificados o tengan una petición real firmada por el senescal de Hyrule.- 

El joven Goron señaló un gran asentamiento en medio de la aldea con la forma típica de los ranchos distribuidos en Hyrule, - Este es el rancho Drako, aquí se hospedarán los días que quieran quedarse, yo dirijo el lugar en lo que se estrene la aldea, ya luego alguien más comprará el rancho. - Ahora pasó a señalar algunas casas que conformaban la aldea - como podrán ver a su alrededor hay una cantidad de casas nuevas que esperan ser compradas, de hecho la mayoría ya fueron adquiridas así que no husmeen. Por último, - El joven Goron entró al rancho haciendo un ademán con el brazo - Estos serán sus aposentos, pueden dejar sus pertenencias y podremos continuar hacia las ruinas.-

Debbrunia se separó un poco de donde estaban reunidos para admirar todo a su alrededor, la selva le parecía fascinante y cálida, una calidez diferente a la del volcán, incluso a la de las aguas termales de Eldin, esto le resultaba bastante emocionante y no podía esperar para salir a explorarlo todo.

Despúes de unos minutos se dio la vuelta para regresar con los demás y mientras avanzaba hacia el grupo acarició con sus dedos las cercas del rancho, la barbilla de un caballo ajeno, las hojas de una palmera cercana y recogió dos rocas pequeñas para guardarlas en su saco de viaje.

-¡Que increíble es aquí! gracias por recibirnos Magrom- al decir esto le dio una fuerte palmada Goron en la espalda a su anfitrión - y es un gusto conocerlos también- dijo sonriendo y saludando con la mano al grupo -ehm... puees.. en lo personal cuando escuché de las ruinas sabía que tenía que conocerlas ya que las rocas son mi pasión, ¡y que decir de las roca antiguas! hahaha. Es una pena que no podamos estudiarlas mas a fondo, ya sabes, probarlas y eso... científicamente hablando eh no es como que quiera comérmelas- dijo Debbrunia soltando una risita incomoda al final de la oración -¿y los demás?-

“Comérmelas, en especial, no, pero es todo muy curioso y de hecho fui enviado por mi pueblo para traer noticias de vuelta sobre este hallazgo insólito”, comencé, antes de continuar: “Soy Weirton, en búsqueda de la sabiduría.” Una sonrisa misteriosa se dibujó en mis labios. “Gracias Magrom por daros aquí la bienvenida en el rancho, y gracias por ofrecernos ser nuestro guía para visitar las ruinas. Me buscaré un cuarto para deshacerme de mis pertenencias.”

Lo dicho, hecho. Tras haberse instalado, volvió al Goron y al grupo variopinto que había llegado aquí de las diversas regiones de Hyrule. “Listo”, sonreí de nuevo.

Siguiendo las indicaciones de su señora, su hermana había partido en un inicio hacia estas extrañas tierras, Rio sabia que aquí no encontraría demasiadas aldeas, así que pensó que tal vez ella tenia interés en otras cosas que buscar contacto con la gente y eso la tranquilizo, sin saber exactamente por que. No obstante cuando llego a lo que pensaba que era un lugar abandonado hacia años un nuevo asentamiento surgía, lleno de vida, demasiada vida, pero no tardo en conocer la razón de que la gente volviera a poblar aquel lugar y sintió que era una posibilitad de que fuera por esto mismo que Rei llegara hasta aquí.

Así que termino uniéndose a un grueso grupo de personas llegadas de todos los rincones. -Demasiados Voes. -Musito la Gerudo, quien era incluso alta entre las suyas, momentos antes de hacer lo propio que otros y presentarse, siempre con la mirada clavada en los alrededores. -Soy RioTazi y mis razones son solo mías. -Contesto mientras proseguía su camino hacia lo que seria su habitación.

Gorogure se rascó la cabeza con la diestra a la par que con la izquierda rebuscaba en su bolsa de viaje, para acabar sacando una piedra redonda oscura y porosa, de origen sin duda volcánica.

-¿Ruinas? hmp... la última vez que se escuchó acerca de goro-ruinas ancestrales desenterradas el reino se encontró inundado de goroguardianes dementes con ansias de quemar toda forma de vida antes de poder haber dicho "pedrusco"... Si alguien quiere mi oipnión, que ya veo que no, las ruinas enterradas están mejor así, enterradas...Tras frotar la piedra con su mano libre, se la llevó a la boca, asestándole un tremendo bocado como si de una jugosa manzana se tratase.
-Por mi goro-parte únicamente estoy de paso... y lo cierto es que me va de perlas que se establezca una aldea en este lugar tan desolado... los viajeros agradecemos los altos en el goro-camino...

Que fascinante sonaba esos de las ruinas para Sokan, el cual estaba entusiasmado ante cualquier historia nueva para convertirla en una canción -Buenas a todos, un gusto conocerle señor Magrom, muchas gracias por acogernos en la posada, pero no necesito dejar mis pertenencias, solo llevo mi acordeón, soy el cantaautor errante Sokan, vengo para descubrir la historia detrás de estas ruinas y así poder contarla al rededor del mundo con una de mis canciones, las cuales por cierto si cualquier presente quiere escuchar solo le costara 5 rupias-

Él al escuchar la bienvenida y las presentaciones de los demás decidió hablar para presentarse. -Bueno, supongo que me toca -Dijo más para si que para los demás- Soy Haakon y yo estaba en el sur pero al escuchar el descubrimiento de estas ruinas no pude contener mis ganas de verla. Seguido de eso saca una manzana de su alforja para darle un mordisco Es un gusto conocerlos a todos. -dijo eso con una sonrisa-

Yo soy Malaqgoron. Vivo aquí cerca en la selva de Farone y escuché de estas ruinas. Vine a verlas con mis propios ojos

El final de su intervención fue tan abrupto como el comienzo.

Malaqgoron no era un ser de muchas palabras y su gesto parecía bastante agrio. Hosco. Eso combinado con su extraño aspecto y color hacían de su visión algo que transmitía incomodidad y desconfianza.

Quizás un buen amigo le podría haber indicado que una actitud amable y considerada podría ayudar a combatir esa impresión inicial, pero Malaqgoron no tenía amigos.

-¡Cuantos Goron!-se emocionó el niño, pues no veía tantos juntos desde que dejó la isla Goron.

-¡Goronhola a todos! Soy Goronleone, y viajo por el goromundo hecho una goronbola. ¡Me encanta estar aquí! Hay mucha gorongente extraña, y seguro que podremos ser goroamigos.

El pequeño siempre pecaba de optimismo. Miró emocionado a su alrededor, al lugar tan extraño al que había ido a parar. Le parecía fascinante viajar, y conocer siempre cosas nuevas.

Pese que no le entusiasmaba mucho estar en aquel lugar, ahí se encontraba, junto a aquel grupo cada vez más ingente de criaturas, algunas de su misma condición y otras más diferentes a él, de todas formas eso no le importaba, era lo suficientemente maduro como para no importarle, porque a fin de cuentas, siempre y cuando nadie represente un peligro para los demás, todo estará bien.

No dijo ni una sola palabra, tan solo se limitó a esperar y observar qué es lo que ocurrirá y que es lo que tienen pensado hacer aquellos individuos.

-Mi nombre es Elwer Dugarion -me presenté, al llegar-. Y ha sido la curiosidad la que me ha traído a este bello paraje. Agradezco su hospitalidad, Magrom. -Mis viejos y cansados ojos observan la numerosa cantidad de Goron allí reunidos, en proporción con el resto de los invitados, y me siento como un extraño entre aquellas criaturas-. Lamento si he interrumpido una reunión familiar.
 

- ¡Oh-hohohoho! - Magrom reía por la entusiasmada raza Goron que obviamente era más numerosa que el resto de razas visitantes - Me alegro ver algunos hermanos explorando el mundo, pero sin importar raza o condición igual son bienvenidos...- Magrom miró de reojo a Malaqgoron y trató de no parar de pronunciar su gran sonrisa, pues el aspecto de este sí que era extraño a diferencia de los demás Gorons. 

- Vaya, hasta músicos tenemos ¡muy goro-bien! A este lugar sí que le falta un poco de música, aunque a veces a mitad de mis descansos me gusta escuchar el sonido de la naturaleza, pero a veces me asusto porque en las noches me parece escuchar alguien gritando... - Su ceño se frunció por un momento reteniendo ese pensamiento, pero en breve volvió a sonreír, - ¡Oh-hohoho! Pero no me hagan caso, jamás me ha pasado nada, quizás podría ser un pájaro o alguna criatura del bosque. - Se sonó la garganta, - ¡Pero aquí en la nueva aldea Drako la vida es más bella! - Les pareció haber escuchado esa última frase en algún lado, pronto recordaron que antes de llegar a la aldea la habían leído en un gran letrero.

- Bien, bien, avísenme cuando estén listos y partiremos directo a las ruinas, preparen sus lápices y acuarelas si van a ilustrar esa maravilla.-

por este humilde Orni, cuando usted guste señor Magrom, por 5 rupias puedo ir cantando alguna de mis canciones como la hazañas del gran Revali que es una de las que más me gusta

Sokkan te doy tres rupias y te hago acompañamiento de goro percusiones ¿Qué dices?

Cuando vi semejante aglomeración de almas me alegré bastante, quizá la idea de ir hasta allí había sido mejor de lo que esperaba por lo que me sentí satisfecho por la decisión:

-Saludos amigos, soy Fujin, mercader de oficio habitual para servirles en lo que necesiten y como sabrán, el hallazgo de algo tan importante siempre es un acontecimiento que reúne a muchos curiosos, al menos podemos dar fe de esto.- ,dije mirando a mi alrededor y viendo tanta gente allí reunida, -Yo estaré encantado de escuchar una o dos canciones de mi compatriota cuando me aposente por aquí.-

Al decir esto me dispuse a dejar mis pertenencias a buen recaudo y al momento de visitar las ruinas.

La verdad es que había salido de la granja como siempre para vender sus productos y en el camino de vuelta se habia desorientado llegsndo a esta pequeña aldea, la cual extrañamente estaba llegando gente de forma constante, sobre todo Goroms. Era el momento de presentarse a todos: Hola a todos, mi nombre es Akino y soy granjero. Es un placer conocer a tanta gente nueva y salir de mi rutina. dijo mientras se sentaba y observaba todo a su alrededor.

Yo siempre estoy listo para una nueva aventura. -Dijo con una sonrisa de oreja a oreja para ir corriendo a un árbol para recoger su mochila ya lista para la aventura-

Escuché las presentaciones de todos… tanta gente diversa, de tantas partes del mundo… sólo había que esperar que una tal conflagración de sentimientos, anhelos y objetivos diferentes no iba a acabar en una desgracia.

Al menos se tenía que decir esto, que Magrom era una personalidad que te hacía sentir a casa de inmediato. “Bueno, ya he dicho que estoy listo. Pero no voy a llevarme ni lápices ni acuarelas, ni instrumentos para cantar sobre las bellezas de las ruinas. Aún así, espero que mi compañía no resultará de más.”

Estaba ansioso de descubrir lo que escondían las ruinas..

La cantidad de gente era verdaderamente abrumadora. Al orni se le erizaban las plumas ante tal aglomeración. Apretó los puños con el cuerpo completamente en tensión. Tras el cataclismo, a Zejin le costaba fiarse hasta de su sombra. Él era uno de esos tipos que se lucran de la guerra. Había hecho fortuna luchando contra todo tipo de criaturas, desde el Bokoblin al Stalfos. Incluso hubo una temporada en la que se le atribuyó el falso logro de haber abatido un centaleón. Nunca se había esforzado demasiado en desmentir dichos rumores, pero estos lo habían vuelto bastante desconfiado.

-Zejin, para servirles- Graznó al resto de los presentes, que ya comenzaban a presentarse entre si -Guerrero y mercenario del Poblado Orni. Al igual que vosotros, no he podido evitar echar un ojo a las ruinas.