- Te voy a ser sincero. No sé casi nada de ti, no sé en qué se basan tus habilidades Pero puedo verlo. Puedo ver tu talento para moldear la realidad. - Lo digo con las pupilas brillando de un rojo intenso mientras la observo.
-Como funcionario al cargo del ejercito, sabe quien tiene la competencia respecto a la administración y control de prisiones?
En el puerto hay bastante revuelo. Sacan lo que parece un cadáver ensangrentado del antro donde encontrasteis a Charlotte en primer lugar.
Al parecer era un borracho archiconocido por lo que murmura la gente y estaba espantosamente desfigurado.
Le miro con cara de "alucinas"
- Realmente no sabes nada si crees que mi poder sirve para moldear. - cojo un trozo de carne de uno de los platos de la mesa y me lo como - Yo sólo rompo cosas.
Claro. Como cualquiera en el departamento de Alcaldía. -Se enorgullece- ¿qué quiere saber?
- ¿Solo rompes cosas? - Lo digo esperando que me cuente más detalles.
Niego con la cabeza
- Ahora te toca a ti responder a una de mis preguntas. Te lo pongo fácil así que no te niegues con cara de borde ¿Quién es la mujer? No es la de la otra vez..
-Verá, ayer perdí la pista de un sujeto vital para una investigación y cuando fui a buscar una explicación a la torre vi el lugar hecho un desastre, todos los expedientes estaban por el suelo, celdas abiertas, muebles tirados, el alcaide no estaba en ningún sitio y recibí información de que se había fugado llevando un cargamento de monedas italianas, no sabrá nada al respecto? Y si no lo sabía supongo que estoy obligado a informarle.
Recuerdas haber olido a Victoria con anterioridad...en la casa aquella del puerto tras el baile.
Así mismo recuerdas que te la presentaron en el baile
Algo así nos consta... está bajo investigación interna, pero no conviene que aflore, a lo largo del día de hoy se nombrará un nuevo alcaide. Si esto se supiera se pondría el duda la fiabilidad de los puestos de mando...y no están los tiempos para atraer una revolución francesa.
Sonrío mientras miro a los ojos a Hanna. - Victoria, se llama. -
- ¿Viste como me llevaba la cabeza pero no la mujer que secuestré? -
Le pongo mala cara.
- Ya se su nombre, y ya sé eso. No me refería a eso y lo sabes. ¡Contéstame de verdad!
- ¿Qué quieres saber de ella? - Dejo de sonreir para dar un poco de seriedad a lo que voy a decir.
- La secuestré porque es de los nuestros. Es un monstruo como tu o como yo. -
- Por esa sencilla razón le ofrecí mi ayuda para cumplir su deseo a cambio de que me ayude a cambiar el mundo. -
-Por eso se lo he mencionado en petite comitée y no lo saque como tema en la reunión, me basta con saber que está investigándose.
Suelto un silbido.
- Estás un poquito obsesionado con todo eso de cambiar el mundo ¿no? ¿no te querían de pequeño o algo?
Levanto una ceja, realmente no me esperaba esa contestación.
- ¿Seguro que eres una Marseille? No puedo creerme que alguien con una de las sangres más nobles de Agartha tenga los mismos modales que los analfabetos del puerto. -
- Fachada todo. ¿Qué te crees que mi madre no grita? Pierde los nervios bastante fácil la verdad. Y por suerte para mí, no me quieren ver apenas por la casa principal - me encojo de hombros - así que no tengo que hablar dando rodeos como una idiota.
Le miro un momento y me siento en posición correcta en la silla
- ¿A lo mejor mi estimado señor Aedalus preferiría conversar en un tono mucho menos distendido?
- Me haría tremendamente feliz. Muero un poco por dentro cada vez que hablas de forma hiriente. -
- No soy tu enemigo. En efecto puedo ser tu mejor aliado para cumplir tus más ocultas ambiciones. -
Le pongo cara rara rara. Y luego me echo a reír.
- Creo pufjajaja creo.. jejejjaja - respiro hondo - Decía, que creo que me atribuyes unas cualidades que realmente no poseo. No quiero nada, no busco nada, no necesito nada. Y por favor, no uses esas palabras, parecía que me estuvieras ofreciendo alguna perversión sexual como las de los salones del señor Ablancourt
(Ablancourt es un noble famoso por hacer guarradas, lo he hablado con Ainara)
- Dime entonces. ¿Por qué vives? ¿Cual es la razón por la cual te mueves? -
- Sin ambiciones. -
- Sin responsabilidades. -
- Ni siquiera tienes necesidades. -
- ¿Qué sentido tiene tu existencia? -