- Te ofrecí mi amistad y cumplir todos tus deseos. Si tu deseo es morir en batalla... -
Me levanto y me acerco a la puerta mientras me llevo la mano a la chaqueta.
¿En esta casa no se podía estar tranquilo ni media hora?
Posiblemente sea un movimiento absurdo, pero aún sabiendo eso meto la mano en el bolsillo, donde aún tengo el abrecartas, preparada para usarlo si hiciera falta.
-Caeréis con esta casa!
hago explotar la bomba de humo y me pongo la mascara, al mismo tiempo otra explosión de fuego estalla enfrente de Aedalus.
Ruedo tras una mesa.
Un estruendo brutal se escucha en toda la casa. Se ha reventado de un disparo de artillería la ventana del comedor. Las cortinas comienzan a arder
La bomba de humo no llega a explotar. Desaparece antes de explotar.
Se empieza a escuchar un zumbido y explosiones repetitivas en el patio y en las zonas de la casa no inmunes
Tras oír las explosiones me preparo para salir una vez más por los tejados, esta vez de forma mucho menos llamativa. Al llegar a la zona de las explosiones me mantengo a una distancia prudente de todos los que disparan, tratando de entrever algo en el humo.
- Que así sea. - Digo mientras se me empieza a quemar el traje.
Saco una pistola y disparo a Freimann.
Aedalus roza el hombro de Freimann, dejando una herida fea. La bala de Freimann va en dirección a las rodillas de Aedalus
Motivo: Aedalus dispara
Tirada: 1d10
Resultado: 5
Motivo: Freimann dispara
Tirada: 1d10
Resultado: 4
Agarro a Victoria de un brazo y me la llevo detrás del sillón, a cubierto.
- Victoria, ¿tienes alguna arma para mi? Tenemos que ayudar como sea.
Con un enorme estruendo la cúpula de la casa salta en mil pedazos
Aplaudo con ilusión ante el estruendo, mientras trato de oler qué es lo que está ocurriendo.
La bala se estrella contra una estatua de marmol que está detrás mio.
Disparo el resto del cargador.
Me llevo las manos a la cabeza por instinto, como si quisiera protegerme de algo. Miro al techo con los ojos muy abiertos y luego miro a Charlotte - Tengo algunas dagas, venenos, y… - saco un frasquito que llevo conmigo que cogí de mi casa - esto es un "corrosivo", lo iba a usar… con el Sr. Von Die… Bueno, no pienso darte una daga no me fío en que combatas cuerpo a cuerpo. - mirando el frasquito - Toma esto, úsalo sólo si estás en peligro, como último recurso. - suspiro y le doy el frasco - Intentaré ayudar con mis poderes - por si acaso cojo una de las dagas que tengo escondidas, sólo para estar preparada.
Antes de empezar agarro a Charlotte - Escúchame, si esto no funciona, huye… no importa lo que nos pueda pasar, tú ponte a salvo, si salimos con vida, te encontraremos… si no… - la sonrío antes de darme la vuelta y empezar a combatir - ya no serás una molestia - la guiño un ojo y me dispongo a usar mis poderes.
En el salón sigue entrando artillería y todo se comienza a incendiar. Vyktor parece paralizado.
- Gracias, pero pienso ayudar de todos modos. Y tendríamos que librar esta batalla fuera, ya no tiene sentido luchar aquí.
Toso.
- Saldré por la ventana. Intentaré evitar una pelea directa. No corráis más riesgo del necesario, por favor.
Y salgo corriendo hacia la ventana. Miro hacia el exterior, a ver como está de bombardeado y de policías.
Al ver la locura que está intentando hacer Charlotte, salgo corriendo hacia ella y de un tirón la aparto de la venta - escucha eso ya lo he pensado, y creo que no tendríamos muchas probabilidades - miro por un momento confusa a nuestro alrededor, veo a Victor paralizado, mientras los ataques se suceden y el fuego aumenta - hagamos una cosa, ayúdame, cojamos a Victor e intentemos huir al sótano, creo recordar que hay un pasadizo o algo… y aunque me equivoque, al menos estaremos lejos de las llamas y de estos ataques, ¿qué te parece? Al fin y al cabo, lo primordial es sobrevivir, y luego ya pensaremos algo juntos.
Me sorprendo notablemente con lo del pasadizo.
- Claro. Vamos a llevarlo. Tendrías que haber empezado por ahí.
Saco dos pañuelos y le tiendo uno a Charlotte - toma, para que te protejas del humo, y acabo de acordarme… venga, ayúdame con la sanguijuela - agarro del brazo a Charlotte y corremos juntas hacia Victor quien aún parece en estado de shock - ¡Eh sanguijuela! reacciona, tenemos que ir al sótano ahora - le zarandeo un poco para ver si reacciona.
Por mi bajamos, pero una vez abajo os esperáis a que postee, no avancéis más.
El tiempo se para, las balas disparadas por el arma de Aedalus surcan todavía el aire menos una, la que se ha alojado en el pulmón de Freimann, recuerdos de su juventud en una granja y su participación en la guerra inundan su mente, sangre de su boca mancha las medallas que adornan su pecho. El tiempo vuelve a correr y el resto de balas golpean su pecho pero son paradas por el chaleco antibalas.
-Aedalus...eres un monstruo, como todos los demás....no me arrepiento de nada, eventualmente los humanos os desterrarán de este mundo...Agartha ya no os servirá como hogar...
Freimann se ve en su casa, en el porche con sus perros, la puerta de madera se abre y su mujer se sienta con él, el cielo es azul y la brisa perfecta, un instante de paz convertido en eternidad en la mente del veterano héroe de guerra que se apaga poco a poco en aquella habitación poblada de llamas.