-Bien, puede que el tipo ya se haya levantado, o no. Creo que lo mejor será dividirnos. Si os parece bien, quedaos aquí vigilando por si sale, y si es así, seguidlo. Yo, mientras tanto, daré una vuelta por la cubierta, y si lo veo haré lo propio.
Adam, que ya conocía la cubierta D, indicó a sus compañeros los mejores sitios que consideraba para vigilar discretamente el camarote.
- De acuerdo -respondí sin más. Adam parecía bastante habituado a trabajar solo, esperaba que en uno de sus paseos no se las tuviera que ver con nuestros enemigos...
Pedazo foto de archivo para ambientación.
Das un paseo por la cubierta D observando con cierto disimulo cada rincón del barco en busca del supuesto sacerdote, sin prisa, pero sin pausa, para no levantar sospechas, como habías aprendido a lo largo de tu carrera militar. Por suerte, hace frío y hay poca gente en el exterior, un par de personas observando el océano, un marino de la seguridad del barco en su ronda habitual y.. ¿qué son esas voces? Un grupo de hombres parecen discutir.
A cierta distancia distingues que son un oficial y tres marineros.
Os mantenéis a la espera en los lugares que os ha indicado Adam. Hace bastante frío todavía y la opción de no moverse hace que la sensación térmica sea más baja en vuestros cuerpos.
No hace mucho que Adam se fue a dar una vuelta por la cubierta cuando la puerta del camarote D-17 se abre, asomando, efectivamente, un sacerdote de ella.
A primera vista parece que vuestro amigo tenía razón, tiene un aspecto un poco desaliñado. El sacerdote sale, cierra la puerta de su camarote con llave y se pone a caminar en vuestra dirección.
Mientras miro para otra parte, le susurro a Farid:
- Uno de nosotros debería seguirle, él otro buscar al señor Highlay. No me gusta separarnos los tres, pero si no nuestro compañero se pasará toda la mañana dando vueltas para nada.
-Está bien. Yo iré a avisarle. Luego iremos a buscarte. Seguramente el sujeto vuelva a la cubierta de primera clase, como hizo el otro día según nos contó Adam. Suerte, y ten cuidado-concluyó Farid en un susurro.
Acto seguido se encaminó, a paso ligero, por la dirección que había tomado Adam.
Adam se acercó disimuladamente al tumulto, a ver si podía escuchar cuál era el motivo de aquel revuelo.
Esperé a que pasara de largo el sacerdote para comenzar mi sigiloso seguimiento. Una mujer en la cubierta no era algo muy habitual en esta ubicación del planeta, así que tendría que mantenerme bastante lejos de la presa, incluso perderlo momentáneamente en algunas esquinas, porque tampoco iba a correr con el suelo semihelado para recuperar terreno. Iba a ser más difícil de lo que había pensado al principio, tal vez debería haberme ofrecido a buscar a Adam, porque Farid al menos no contaría con la desventaja del género (aunque tampoco parecía un barco lleno de gente de tez morena)...
Si hace falta cualquier tirada de seguimiento, puedes hacerla tú mismo, master, si no quieres que se pierda un turno en ella.
Te acercas con discreción al grupo y descubres que el oficial que habla es el sobrecargo, está dirigiéndose a un par de marineros..
Sobrecargo: “El plan de viaje es el que es y así se va a mantener. Ya informaré yo al maestro, aunque no le va a gustar…”
Mira a su alrededor buscando discreción y sigue hablando
Sobrecargo: “Todos sabéis lo que tenéis que hacer, continuad con lo dicho inicialmente…”
Los marineros asienten y el grupo se disuelve.
En un último vistazo logras ver que los dos marineros llevan un colgante al cuello que ya habías visto el día anterior en otros marineros.
Tirada oculta
Motivo: Descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 84-
Resultado: 24 (Exito)
El sacerdote se dirige hacia las escaleras para subir a las cubiertas superiores. No hay mucha gente en el exterior así que intentas mantener una distancia y aprovecharte de algunas estructuras del barco para ocultarte y observarlo sin ser vista.
Lo sigues hasta la cubierta superior, un piso más arriba de los camarotes de primera clase, donde frena su ritmo para pasear con más lentitud, mientras el sacerdote pasea observas que se mantiene alerta observando todo a su alrededor. Llega hasta un punto en concreto y se para a observar por unas ventanas de cristal de un modo repetitivo.
Hazme una Tirada de Ocultarse o Discreción.
Te encaminas en busca de Adam por la cubierta. No hay mucha gente en el exterior por lo que piensas que te resultará fácil encontrarlo.
Mientras vas caminando en busca de tu compañero por uno de los pasillos aparece el sobrecargo del barco que a continuación coge unas escaleras dirigiéndose hacia las cubiertas superiores.
Motivo: Discrección
Tirada: 1d100
Dificultad: 60-
Resultado: 96 (Fracaso)
No me fastidies, ¿¡eso es pifia¡? Lo digo para postearlo directamente como una pifia, que me acerco muy descaradamente y tal.
Tal y como le habían confirmado sus compañeros la noche anterior, el sobrecargo era el sujeto con el que Carl Stanford había estado charlando. Y ahora, al fin, se descubría que, efectivamente, tenía una misión a bordo. Desgraciadamente, Adam no tenía tiempo para meditar un plan. El sobrecargo y sus dos compinches se separaban. Sin pensarlo, Adam decidió seguir a uno de los marineros, pues parecía que tenían una misión que cumplir de inmediato, y el mercenario quería ver de qué se trataba.
Sigo a uno de los dos marineros, el que sea.
Farid miraba a un lado y a otro, caminando todo lo rápido que podía, pero intentando no llamar la atención. Entonces, el sobrecargo se cruzó con él, y un dilema invadió su mente. ¿Estaría tramando algo? ¿A dónde se dirigía? ¿Sería mejor seguirlo, o continuar buscando a Adam?
En cuestión de segundos el diletante tomó la decisión de perseguir al siniestro conspirador. A fin de cuentas, no sabían si aquel sacerdote estaba implicado en sus mismos asuntos, y de ser así, Joan ya le estaba siguiendo. Además, confiaba en que estos fueran a primera clase, y que Adam hiciera lo propio, siguiendo el patrón del otro día.
Sin darle más vueltas, Farid subió las escaleras tras los pasos del sobrecargo.
Intentando mantenerte oculta adoptas una mala postura que te hace tropezar, mantienes el equilibrio para no caer pero haces el suficiente ruido para que el sacerdote advierta tu presencia.
En ese instante el sacerdote abandona el lugar desde el que observaba y se encamina hacia unas escaleras para descendender a cubiertas inferiores.
Pifia: 95 o más. Sí, has cometido pifia. XD
¡Vaya error más impropio de una periodista!
Dejé marchar al supuesto sacerdote, que ya me había identificado para toda la travesía, y fui a mirar las ventanas de cristal con las que parecía tan concentrado. Con un poco de suerte, este sería su objetivo original y no solo un lugar de paso...
Sigues con discreción a uno de los marineros. Se dirige hacia la cubierta E, un piso más abajo de donde estás, aquí se encuentran las literas de los marineros. Ya habías estado antes aquí, el olor a sudor, a tabaco y a licor inunda la estancia donde los rudos marineros, de diferentes razas y religiones, tienen sus camas. Una parte de ellos descansa jugando a las cartas o a los dados, tocando algún instrumento o juntándose para orar a sus dioses arrodillados sobre unas esterillas, pero la mayoría se mueve de aquí para allá subiendo a cubiertas superiores o bajando a las inferiores originando un trasiego continuo.
Tu objetivo se acerca a lo que intuyes que es su litera y a continuación vuelve al pasillo. Lo sigues y ves que cruza por delante del almacén para, a continuación, torcer a la derecha en una bifurcación, donde un cartel metálico remachado indica "Sala de máquinas".
En ese instante un marinero del cuerpo de seguridad se dirige hacia tí: -¡Oiga caballero! Disculpe...¿Señor?-
Esperas unos segundos para mantener una distancia y después decides seguir al oficial. El oficial sube por unas escaleras a la cubierta C, y después camina por toda la cubierta hacia proa hasta llegar a una puerta escoltada por un marinero de seguridad, que saluda al sobrecargo antes de que este entre.
En la puerta hay un cartel que reza "Sala Marconi. Telégrafos y Correo".
El sobrecargo parecía que había vuelto a sus funciones habituales. O eso, o pretendía enviar algún telegrama a sus secuaces. Sea como fuere, Farid no veía la forma de entrar allí. Y mucho menos discretamente.
Decidió dejarlo estar, por ahora, y volver a la cubierta de primera clase, a buscar a Joan o al misterioso sacerdote.
-¿Sí? Oh, perdone, creo que me he perdido. He ido bajando cubiertas, y ya no sé ni donde estoy... ¿Cuál es la cubierta D?
Adam se hizo el despistado, mientras todavía intentaba seguir con la mirada al marinero al que venía siguiendo, para ver si podía discernir hacia qué zona de la Sala de Máquinas se dirigía. Ahora lo tendría difícil para sortear la seguridad, pero puede que en otro momento sí pudiese volver allí abajo. Temía que la secta planeara boicotear el barco.
En cuanto se disculpara con el miembro de seguridad, volvería a la cubierta D, para comprobar si sus compañeros seguían vigilando el camarote del sacerdote. Si no estaban allí, echaría un vistazo por primera clase. Y si seguía sin encontrarlos, les esperaría en el camarote donde pasaron la noche.