Partida Rol por web

En ese momento os dais cuenta que cesan todos los golpes. No se oye nada en absoluto, tan solo el sonido del viento, que poco a poco empieza a arreciar. La noche se os ha echado encima, y ya sabéis que la noche favorece a las sombras.

Te das cuenta de que poco a poco estas perdiendo la poca conciencia que te queda, la oscuridad se está adueñando de ti, en tu interior sabes que solo tus nuevos amigos te podrían ayudar pero no sabes como. Lo único que sabes es que tienes que entrar en esa taberna, es lo que te dicta tu mente demoniaca, y por otro lado sabes que tienes que encontrar a tus compañeros, aunque no sabes como actuaras cuando los veas puesto que solo tienes ganas e impulso de matar. Notas como tu mente se va diluyendo hacia una nueva forma de pensamiento, piensas en todo esto mientras ves como la Luna asoma por lo alto de las casas del pueblo y todos los endemoniados incluida tú os girais para verla, pues su luz os recarga de energia y fuerza.

Los golpes cesan de pronto, y lejos de representar un alivio el silencio que se impone me hiela la sangre. Sin mediar palabra hago una seña a mis compañeros para que no demoremos la marcha, aunque la calle estuviera desierta no volveria alli de momento. Solo esperaba que tardaran en atestar los pasadizos y que el Zug no se entrometiera.
Hacia donde dices de ir Oswin? Regresar a la comisaria a buscar las armas y ver si nos encontramos a ese caza demonios?

Desenfundo mi espada con mi mano libre ante la petición de Adarian de cederle mi arma a Oswin la agarro por el pomo y se la paso como puedo mientras Adarian me ayuda a ir al túnel. Cuando se hace el silencio observo callado la puerta pensando.

-¿Y si saben del túnel y van al otro extremo? -miro a mis compañeros uno por uno hasta que Adarian nombra algo interesante- ¿caza demonios, hay alguien así en la prisión? En ese caso el es nuestra prioridad ahora mismo.

Decía mientras incitaba a Adarian a seguir hacia el túnel con el cuerpo.

Agradecí nuevamente a Rikard su préstamo con un gesto de cabeza y comencé a descender la escalera con la espada cruzada ante mi, preparado para cualquier imprevisto, alerta.

-Estoy de acuerdo- contesté a Rikard, respondiendo así también a la pregunta de Adarian. No estaba muy seguro de hacia donde avanzar, con lo que decidí dirigir la marcha hasta el último punto donde nos habíamos cruzado al cazador de demonios, en dirección a donde habíamos dejado encerrado al anciano endemoniado.

-Aunque nuestra prioridad sea buscar ayuda... porque visto lo visto no parece que seamos capaces de hacer frente al Zug por nosotros mismos, creo que recuperar las armas también es importante- decía en un tono de voz suave sin dejar de caminar, despacio pero constante -Deberíamos evitar matar a los poseídos, como comentábamos antes, pero si no nos queda mas remedio; primero nosotros, después ellos- sentencié mirando a mis compañeros unos segundos antes de volver a centrarme en los pasillos que recorríamos.

Comenzais a recorrer el tunel y podeis ver la puerta donde estaba el anciano endemoniado cerrada. Recordais perfectamente el camino por donde llegasteis y también recordáis que daba a la prisión donde se encontraban las armas.
El silencio es absoluto, no se oye,absolutamente nada. Es como si el sonido fuera absorvido por las paredes, una sensación de malestar recorre vuestro cuerpo, como un aura maligna que ronda el lugar.

Al aproximarte a la puerta sientes como si te llamara la oscuridad, aunque conservas toda tu consciencia notas como si algo te llamara, como si necesitaras entrar por la puerta donde se encontraba el Zug.

Me mantengo en silencio mirando al frente durante el viaje por el túnel hasta llegar a la puerta al verla siento que algo me atrae hacía ella y sin saber que hago realmente me separo de Adarian y empiezo a caminar lentamente hacia ella mientras levanto la mano en dirección al pomo. Nada mas me importaba había olvidado por completo a mis compañeros y nuestro objetivo.

Os dais cuenta como Rikard va directamente hacia la puerta donde se encontraba el anciano endemoniado con intención de entrar en la sala. Parece como si nuevamente hubiera perdido la razón.

Veo que Rikard intenta soltarse de mi agarre para irse contra la puerta donde esta encerrado el Zug, con toda la fuerza que puedo intento detenerlo para luego trato de al igual que hiciera con Oswin quitarle la ponzoña del demonio, imponiendole mis manos.

- Rikard, tienes que luchar. Eres más fuerte que él.

Digo antes de comenzar con los rezos y concentrarme en quitarle el mal.

Tenía un mal presentimiento. Desde que la noche había empezado hasta el aire que respiraba me parecía turbio, incluso una inusual sensación de peligro me mantenía en un perpetuo estado de tensión, algo poco usual en mi. Sospechaba que la presencia del maldito demonio tenía mucho que ver en ello.

Un rictus nervioso me sobrevino al ver como Rikard sucumbía al embrujo del Zug, durante unos segundos quedé paralizado, pero al ver como Adarian trataba de liberarlo reaccioné. Deprisa me coloqué delante de la puerta y observé, preparándome para evitar que pudiera abrirla si el paladín fallaba -¡Resístete Rikard, puedes con esto y mas!- le grité con convicción esperando que Adarian lograra liberarlo.

Te concentras y notas como todo el mal sale de Rikard, pero ocurre algo que sabías que podía suceder, el mal se retuerce y entra en tu cuerpo pese a que tú intentas resistirte, pero lo tienes dentro, y notas como poco a poco hace mella en ti.

En tu cabeza empieza a resonar una voz, potente, oscura, pastosa que te dice -Ven a mi, únete a nosotros, dominaremos el mundo, los débiles morirán, ven a mi...-

Rikard nota como todo el mal sale de él. Nota como está totalmente libre, y se frena antes de llegar a la puerta, recuperando su control totalmente.

Tras hacerle la imposición de manos a Rikard todo se me torna oscuro alrededor. Me agarro la cabeza mintras digo.
No te dejare que te apoderes de mi! luego controlo la compostura lo mejor que puedo y les hablo a mi compañeros.
Alejemoni cuanto antes, quizás a la distanci me sea más fácil resitirme y ino continúen sin mi
Miro a Oswin le había prometido no ocultarle si volvia a poseerme y honraria mi palabra mientras pudiese.

Asentí al paladín como gesto de gratitud por su honradez. Un hombre sin palabra no es un hombre, y él había cumplido la suya.

Parecía que ese maldito Zug era incluso mas poderoso de lo que nos habíamos imaginado, si tuviera que ser sincero diría que nuestras posibilidades de salir airosos del jaleo en el que nos encontrábamos eran realmente escasas, pero nunca había sido de rendirme sin agotar todas las vías de lucha; esta vez no sería una excepción.

-Bien- dije al ver a Rikard recuperar el control sobre sí mismo -Si nadie tiene una idea mejor deberíamos continuar hacia la prisión y tratar de recuperar nuestro equipo, ojalá con un poco de suerte encontremos a ese cazador por el camino.

Os dirigis hacia la puerta donde esta la prisión, la puerta está cerrada pero hay una especie de palanca que al accionarla mueve un mecanismo de contrapesos que hacen que se mueva la puerta.
Al entrar en la prisión veis que está vacía y oscura, pues es de noche. Entrais en la habitación donde están vuestras armas y las cogeis.
Todo está en silencio, de hecho demasiado silencio.

En cuanto retomo el control de mi cuerpo ayudo a Adarian a salir de allí antes de que pierda el control el también. Al llegar a la prisión por intuición me agacho y hago señas a los demás para que me imiten y también les digo por gestos que no hagan ruido. Mientras Oswin y Adarian recuperan su equipo me acerco a una de las ventanas para ver que pasa fuera, algo de todo esto me da mala espina. Puede que nos estén esperando a la salida hay que ser cauteloso.

En cuanto pude eche una mirada al cielo preocupado por Arubino hacía mucho desde que nos vimos y seguro que el también me esta buscando.

Ves como Arubino sobrevuela el pueblo buscandote. Las calles están vacías aunque al afinar el oido escuchas un leve murmullo diabólico que viene de algunas calles mas allá de la vuestra. Es de noche, pero la luna llena ilumina las calles de manera que podeis ver lo que hay.