Partida Rol por web

Frunciendo un poco el ceño asentí a lo de que era Zachia - ¿A su hermana? Entonces… ¿También es hija suya? – cabía la posibilidad de que fuese hijastra…

Justo en el momento que dijo que vendría conmigo se iluminó mi cara estreché su mano fuertemente con mis dos manos en señal de gratitud – Esperamos que no muera, al menos ningún humano – añadí prudentemente

- Pero si, sabe algo demasiado valioso como para no compartirlo… estoy… - no pude evitar sentirme algo emocionado – siempre estaré en deuda con usted – a pesar de que quedaba muy poca gente, quizás por eso, todos los humanos que quedaban se mostraban hospitalarios y con ganas de ayudar, Erika, el padre José, la anciana, el doctor…

-Vivíamos en Manhattan cuando la gripe comenzó. Carrie, Natalie, mi esposa y yo formábamos una familia bastante funcional. Natalie es la que ahora vos conocéis como Zachia. Después empezó el rollo ese de la gripe aviar. N1H1 pero era más fuerte, más resistente. Yo estaba trabajando como jefe de virología en un sector del gobierno llamado T23, un lugar donde estudiábamos retrovirus, virus cambiantes, todo lo que puedas imaginarte.

Fordman paró un segundo su relato para tomar un sorbo de agua.

-Entonces la gripe mutó, y mutó de nuevo. Carrie fue la que empezó a tener la sintomatología de los infectados actuales. Por eso le digo paciente Cero. Es lo más importante aislar al paciente primero, porque puedes ver al virus original.

El doctor se levantó y se dirigió con Ben a la parte de arriba, donde tenía su radio.

-No cesé de cuidar a Carrie, incluso cuando era el único no infectado en la zona. Ella fué la respuesta a mis plegarias. Natalie, por otro lado, escapó y nada. Su virus mutó por tercera vez ya. Ella no es como otros infectados, tiene mucha mayor inteligencia.

Escuché el relato de su familia, por lo visto Fordman ya había trabajado con temas de virus, entendía del tema, explicó también el tema de las mutaciones lo que daba cierto sentido a que unos infectados fuesen más hábiles e inteligentes que otros.

- Ya entiendo…  - aún me encontraba algo tenso y es que hasta no rescatar a Erika mi cuerpo no podría relajarse – una pregunta usted que es científico… ¿habría algún modo de emular luz del sol de forma artificial? Si dispusiéramos de una linterna o foco así… sería la mejor arma de la que podríamos disponer

-Sí, los rayos ultravioletas son bastante eficientes. Pero no se haga ilusiones, amigo. Ya he intentado eso, solamente los irrita y pueden retroceder pero no son el sol. No tengo idea de qué exactamente es lo que les lastima del sol. Pero, bueno, los rayos uv nos darían algo de tiempo si es que necesitamos salir de ahí, rápido.

Fordman piensa.

-Lo único que lamento es que si algún sobreviviente viene cuando no esté en la Iglesia, no, no... por eso Carrie se queda. Alguien tiene que quedarse aquí.

- Bueno… - dije levantando los hombros – si tiene algo parecido que no sea de utilidad… - si nos podía dar un poco de tiempo para escapar, algo era.

- No se preocupe, volveremos en cuanto hayamos acabado… ¿De madrugada me ha dicho que puede partir? No quiero demorar más el momento, vaya preparando sus cosas… intentaré dormir algo, en cuanto esté apunto avíseme – por mi partiríamos de inmediato, pero el hombre ya hacía bastante con acompañarme y no era cuestión de forzar la máquina.

-Ben, si quiere yo conduzco y usted duerme en el auto. Se vé la prisa que tiene en sus ojos. Pero le aseguro que sí, a menos que duerma se va a enfermar pero no de la infección sino de cualquier otra cosa.

Fordman dice todo con mucha seriedad y preocupación. En eso entra Carrie y le pide unas palabras. El doc se aleja dejando que Ben cabecee un poco.

-Puede usar la cama de Carrie, estaremos conversando aquí cerca.- dice el virólogo.

- Está bien, está bien – le dije como a regañadientes, quería llegar lo antes posible pero tenía que llegar sano, sería un contratiempo caer enfermo ahora – me echaré un rato a descansar, despiérteme en cuatro esté apunto para partir, y si, me parece una idea magnífica que nos turnemos en conducir

A pesar de que no me hacía mucha gracia, me tumbé en la cama de su hija, no abandoné mi nueva arma por si sufríamos un ataque o surgía cualquier imprevisto

Ben se duerme. Sueña con Érika. La joven está entre sus brazos y la pasión llena todo vacío. De pronto, una obscuridad la arrastra hacia atrás. Ella, con fuerza, grita:

-NOOOOOoooooooooo

Pero una mujer de ojos fosforescentes se la lleva y se ríe del joven y de su amor.

-No puedes salvarla jajajajaja.

Dice Zachia y Ben se despierta entre gritos para comprobar que son las seis de la tarde y no hay nadie en el cuarto. Aún está sólo.

Aquella pesadilla me dejó horrorizado, mi corazón galopaba con fuerza, me senté en el borde de la cama para olvidar cuanto antes ese mal sueño, froté mi cara intentando despejarme, eran las seis de la mañana ¿Al final optó que saliésemos de madrugada? ¡Dios como había dormido! Aunque aun me encontraba algo aturdido sabía que haber dormido más de cuatro horas me haría bien.

Cogí mi arma y busque un lavabo donde echarme agua por la cara y asearme un poco.

Ben se asea un poco y, cuando termina de mojarse la cara, vé que Carrie lo está mirando. La chica entra, pidiéndole permiso primero y luego le dice.

-Mi papá está poniendo las cosas en el auto. Yo... yo me quedo por si hay supervivientes pero no transmitiré por la radio hasta que vosotros estéis a salvo. Tanto mi padre como tú y tu chica.

Carrie mira al aire y luego vuelve a posar sus ojos en ben. Apoya una mano en su hombro, su contacto es un poco frío, pero no tanto como la piel de los infectados.

-Por favor, por favor cuídale. Es un buen hombre mi padre. No permitas que lo cojan, por favor...

Casi me llevo un susto al ver a Carrie observándome – Dime – le dije incitándola a hablar, pues si estaba aquí algo quería.

- Si, de acuerdo… - le dije a lo de las trasmisiones y demás, cuando posó una mano en mi hombro casi me estremecí, intuía algo de lo que me iba a decir – sé que es un buen hombre, no te preocupes que saldrá todo bien – no tenía la seguridad en absoluto pero era una forma de infundirme fuerzas a mi mismo, desee con todos mis fuerzas que todos volviésemos sanos y salvos

Carrie abraza a Ben y luego se retira, no sin antes informarle:

-Te está esperando afuera... mi padre. Está en el coche.

Después de eso desaparece de la vista de Ben. El joven va afuera de la Iglesia, el sol de las seis es mucho menos luminoso que el de las doce del mediodía y algunas nubes en el cielo parecen indicar una tormenta.

Fordman está terminando de poner unas cosas en el maletero. Parecen cosas de medicina o algo así.

-Partiremos en una hora. Le dije a Carrie que prepare algo de comer, ¿está bien? Una pregunta -agrega mientras cierra el maletero -¿qué harás si descubres que ella está muerta? ¿Cómo te asegurarás de que cumplan su palabra. No quiero ser pesimista, Ben pero... Zachia es inteligente. No creo que quiera cumplir el trato.

El abrazo de Carrie me pilló un poco por sorpresa, automáticamente mi vinieron a la mente los abrazos de Erica, por un momento hasta creí olerla a ella, unos recuerdos que fueron un poco dolorosos y que traté de apartar con poco éxito. La voz de Carrie me devolvió a la realidad – Genial… cuídate Carrie – le dije con sinceridad.

Agarré mis cosas y salí fuera - Si, estoy más descansado – pero los comentarios del doctor me provocaron un nudo en la garganta, mi rostro se puso muy serio – Si le pasa algo a Erika, haré picadillo a Zachia, no quedará ni rastro de ella, y me encargaré de acabar con ella lentamente – suspiré pensar en eso no hizo más que aumentar mi ansiedad - ¿Cómo tengo pensado? Pues, usted estará escondido, si no veo a Erika viva tampoco lo verán a usted, cuando me enseñen a Erika viva, entonces les enseñaré a usted, haremos algo para que parezca que esté atado, pero no lo estará, además irá armado y por si fuera poco el Padre José estará oculto con un arma de francotirador, será el que dispare primero, quizás podamos añadir unas granadas para crear confusión y entonces… tendremos que actuar rápido, ese el mi plan, pero si usted tiene una idea mejor…

-No. No tengo mejor plan. De todas formas, siendo tú y esa joven, si aún no está infectada los únicos supervivientes que pueblan el planeta, no pierdo nada yendo contigo. No es que no me importe tu situación, sábelo. Pero, estoy dejando a mi única hija curada aquí y yendo a ver cómo matan quizás a su hermana. ¿Entiendes?

John cierra el baúl y te dice:

-Vayamos a comer algo frugal. Tengo unos fideos con ensalada. Eso tomará diez minutos y nos vamos. Además quizás sea mi última comida con Carrie. Por favor Ben, respeta este último deseo.

Fordman espera el ok del hombre para comer y salir. Evidentemente ha decidido acompañarlo y lamentablemente en sus ojos se vé que no cree que las cosas salgan bien.

Mis ojos se entristecieron pues lo de esa infectada era hija de John ya lo había pensado, de echo, si de algún modo podíamos evitar matarla, como hiriéndola en las piernas o algo así y más tarde que el doctor pudiese hacerle eso a su sangre sería perfecto, pero no quise decirle nada por el momento pues no quería inducirle falsas esperanzas.

- Claro, vayamos a comer – ¿Como iba a decirle que no…? – Pero espero que te equivoques, John, y cenes muchas veces más con tu hija… - lo acompañé al interior de nuevo

Fordman entra el en el auto, después de Ben, y se sienta a su lado. Ya se ha despedido de Carrie y el hombre tuvo mucho valor para decirle que quizás ese era un adiós definitivo pero que ella debería seguir luchando. Sobre todo por la cura, por la posibilidad de que la humanidad retorne y aprenda de sus errores.

Entonces, sin decir de más, Fordman pone un cd y sube apenas el volumen.

-Le prometí a su madre que las cuidaría, ¿sabe? Cuando mi esposa enfermó esas fueron mis palabras. Jajajaja que inútil es uno ante la naturaleza. Pero bien, moriré haciéndolo. El sólo hecho de volver a ver a Zachia, aunque fuese a morir por sus manos, es una esperanza. Prefiero morir a manos de ella si tengo que elegir morir a manos de uno de ellos.

Fordman sonríe, es una sonrisa forzada pero es lo mejor que puede hacer.

-Arranque Ben, vamos a la ruta.