Partida Rol por web

Cleesten se aproximó hasta Nathan, abriéndose paso entre los heridos y contusionados. Al llegar casi a su altura, hizo un gesto elevando el mentón y dedicó un vistazo al herido que parecía velar el Castellano. Miró después al Castellano, pues no tenía claro si lo que tuviesen que hablar requería de más privacidad. Dependía de lo que tuviese que transmitirle y eso sólo podía saberlo él. —¿Todo bien?— Preguntó únicamente. Ovbio era que para aquel postrado no. Aún así NAthan parecía estar en perfectas condiciones, y eso ya era algo.

-Hola Samuel, sí, soy yo.- Contesto al adentrarme en la tienda, mi mirada se desplaza rápidamente y mis facciones asumen cierta preocupación. -Eso parece muy feo. ¿Te lo han mirado ya?- Me cruzo de brazos. -Te dije que era mejor que no participaras, es una estupidez y mira ahora, pues te las vas a tener que arreglar tu solito.- Digo enfadada mientras me acerco más hacia él y miro la pierna.

-Quizás tienen que cortar… ¿no?- Digo bromeando.

Alzo mi rostro y clavo mi vista en mi hermano. -Tengo la impresión de que no… Nathan hizo un comentario al respecto, no estaba contento. Me pidió que os buscara y volviéramos a las gradas.-

Hago una mueca con el rostro volviendo a mirar el tobillo hinchado. -Aunque no creo que pueda ser… con esa pierna como la tienes.-

-¿Ves? ¿Ves como no sirve de nada? Ni siquiera estaba Gretchel.-

Pongo los brazos en jarra y miro a mi hermanito. -Aunque he de decir…- Sonrío. -Que me gustó verte ganar el primer combate, supongo que en el fondo… hiciste bien en hacer lo que querías hacer, tomaste tu camino y eso está muy bien.-

Me giro para ver la entrada de la tienda. No creo que podamos mover a Samuel de aquí. -¿Has visto a Rickard? También lo tengo que buscar y por lo que veo no me lo estáis poniendo fácil…- Concluyo bajando el tono de voz paulatinamente.

Asintió a las palabras del ser con una ligera sonrisa, un gesto que poco significaba pero calmaba a los necios. Saludo la llegada de su señor, agradeciendo la preocupación con una reverencia leve, envarado todavía dentro de su armadura.

-Excelente por mi parte, no tanto para ser Greggor. Como podrá apreciar, su oponente lo encontró cansado tras la escaramuza en el burdel y los 7 hicieron el resto. Aunque dudo que algo como esto pueda detener a un guerrero de su temple.

Con movimientos lentos se inclino junto al herido, (que seguía con su vino), y concretamente al balde adjunto, tomando entre el liquido sanguinolento la astilla del fondo, para examinarla con atención. Sus ojos recorrieron la superficie cuidadosamente.

-Tampoco he sido nunca un justador. +murmuro. Era un deporte de caballeros, después de todo+ ¿Usted ha tenido antes algún accidente te esta clase, mi señor?

La mención a la mujer ausente golpeó al justador como un mazazo en su corazón… O tal vez en su ego. Sin embargo, una máscara a medio caballo entre la indiferencia y la ira cubrió su rostro. Sus ojos eran el único resquicio que asomaba entre aquella máscara, llorosos aunque tal vez se debía a dolor de la pierna.

No duró mucho, su hermana era bueno en eso y supo apreciar la gesta de aquel muchacho en su primera intervención.

-¿Rickard? Padre le dio permiso para indagar lo de los Horpe… -Su voz se perdió casi en un susurro, hasta que agregó ya con un tono normal:

- Desde la reunión no le he visto así que supuse… ¿Está en problemas?

Negó a la pregunta de Nathan con un gesto. 

—Ya sabéis que en mis tiempos era cosa de caballeros...— Añadió únicamente. Instintivamente echó también un vistazo a la herida del caballero. 

—Dejemos que descanse un poco.— Propuso a Nathan. Dedicó entonces una mirada al herido. —Os recuperaréis pronto.— Coincidió con el castellano.

-¡Ah! Pues no sé dónde buscarlo… Nathan me dijo que estuviéramos los tres en las gradas, pero no te puedo sacar de aquí. Mira como tienes la pierna.- Digo preocupada y cabizbaja intentando pensar algún tipo de solución, pero no se me ocurría, además podía ser peligroso moverlo en ese estado.

Hago una mueca. -Debería buscarlo, no te muevas de aquí.- Digo alzando un poco los hombros, es realmente difícil que lo haga. Le hago un gesto de despedida.

Desconozco por dónde empezar a buscar, me vuelvo hacia mi hermanito cuando estoy a punto de cruzar el umbral de la tienda. -¿No sabrás por dónde podría buscarlo?- Pregunto esperanzada, tal vez la solución está aquí y me había preocupado de manera innecesaria.

-La única forma de investigar eso... No lo sé, quizá hay otra pero salvo llegar hasta allá y pillarles en medio de alguna conversación. Tal vez haya intentado. -Enseguida desechó la idea-. No eso no...

-Diles que no está en Pazo Pajar, de momento debemos intentar resolver lo que sea sin él. -Desvió su mirada buscando algo en el horizonte-. Si necesitáis mi ayuda, dímelo.

La astilla es de madera, no parece ningún tipo de aglomerado o el fruto de alguna manipulación.
Extrañamente era lo único que parecía accidental en los acontecimientos de los últimos meses

-Si, si los 7 así lo quieren… o alguien mas…+comento en tono suave, mientras desgranaba la madera entre sus manos lentamente.+ Resulta curiosa su mala suerte, ser Greggor, realmente. Algunos podrían incluso achacarla a que las malas acciones se pagan en vida, pero yo no creo en tales coincidencias.

Se incorporo, irguiéndose en todo lo alto. Una sombra leve tiño su mirada.

-Tal vez alguien prefiera callar un cabo suelto. Un guerrero capaz y leal, si, pero muy impulsivo y difícil de controlar. Es otra de las razones por las que los señores son poderosos, como usted dijo… Dígame, ser, ¿como logro sacar a Rhae Errol del castillo sin ser notado?

Los ojos de Ethan no mintieron, mientras estudiaba la reaccion de Ser Greggor a la pregunta. Lo sabía.

-Vale.- Luego lo miro levantando una ceja algo incrédula. -Sí, claro, si necesito tu ayuda vengo a preguntarte, pues voy a ir a las gradas como dijo Nathan, quizás escuche algo ahí.-

Hago un gesto de despedida con la mano y salgo corriendo en dirección a las gradas. Lo que más me preocupa es no saber lo que está pasando y encima tener que ir de lado a lado, estoy no hubiera pasado si nos hubiéramos quedado en casa.

Me detengo algo cansada antes de llegar y continúo caminando hasta las gradas.

Aquella forma de tratar el tema tan directa pilló a ser Greggor con la guardia baja, no obstante no tardó en recomponerse:

-Sois necio si veis fantasmas en todas partes y vienes con tu pequeño señor con acusaciones vacías. -Dijo atacando rápidamente-. De hecho no sé ni qué tienen que ver los Errol en esto. A los que buscas es a los Horpe, ¿no te has enterado todavía? En cuanto termine el combate los malditos Blackstorm expondrán eso y se acabó todo esto para vosotros.

Para cuando finalmente Myria llegó a la tribuna de nuevo, Laurent acababa de descabalgar a otro caballero cuyo nombre no recordaba y los vítores se alzaron... Parecía que el torneo había terminado y con ello el hastío que la joven de la Casa Thalassos sentía.

-Maravilloso Laurent, ha sido espléndido el combate con el que nos has honrado... -Comenzó a hablar Lord Buckler dando inicio a un discurso que clausuraría el evento y que encumbraría a alguna dama, como reina del amor y la belleza. Algo cursi y propio de los cuentos que las viejas nodrizas cuentan a los críos a los que cuidan. Sin embargo aquellos tiempos quedaron atrás.

Fue entonces cuando Myria advirtió que ya no era de las pocas mujeres que allí se encontraban, ausentes como Gretchel y Falia Gower junto con otros rostros que no reconocía de repente habían decidido honrar a los que allí competían. Parecía que no se habían dignado antes porque era una fase muy temprana para su gusto.

Sin embargo no pudo fijarse en nada más pues sintió un tirón en el brazo.

-Tu padre se marchó. -La dijo una voz que no tardó en reconocer, al girarse confirmó su teoría: Gabe Blackstorm

-Parecía tener prisa cuando marchasteis los dos sin embargo aquí estáis vos y él ausente, sin honrar y lamer el culo a su señor como estamos haciendo los demás. ¿Qué es lo que os preocupa tanto? ¿Acaso era uno de tus hermanos el que descabalgó a mi campeón?

-Desde luego que lo harán… reconozco su habilidad para tramar y conspirar. Sin embargo, hay forma de desmontar el asunto con un par de testimonios. Entre ellos el vuestro.

Hizo una pausa leve.

-Puedo entender que espera una recompensa a todo su esfuerzo, ser. Sin embargo, cometió errores… y creo que no se lo informo a sus señores. ¿En verdad espera que ellos cumplan con lo que le prometieron cuando sepan que fallo? No dudaron en traicionar a sus amigos de otra casa…  Ademas, usted sabe mejor que nadie que el botín dividido entre menos manos, es mas suculento.

Cleesten no sabía muy bien en principio de que iba todo aquello.  Dejó que las palabras fluyesen hasta que aquello de "pequeño señor", llegó hasta sus oídos ladeando la cabeza. Aquello había sido lanzado como un ataque, un insulto, pero en realidad tampoco faltaba a la verdad. En realidad por eso estaban allí; para que el siguiente señor no fuese tan "pequeño".

Así, dejó que Nathan  siguiese hablando con el caballero. Tan sólo añadió algo concreto.

—Y pensad que los pequeños señores también pueden ser generosos...y mucho.—  

-Oye no me cojas así.- Digo al girarme, aunque después de la indignación inicial, atiendo a sus palabras. Ya sé que mi padre se marchó, debe de estar con Nathan. -Sí, lo sé.-

-Nada… pero sin tener a nadie en la familia capaz de alzarse con el triunfo pues tampoco nos divertíamos mucho.- Mientras hablo sigo pensando que voy a decirle, tengo claro que fue Samuel quien descabalgo a su campeón, pero no entiendo por qué eso puede tener importancia. Lo que me hace que no le diga la verdad es la forma en que lo expresa, como si debiéramos preocuparnos por ellos.

-No creo, Rickard se enfadó conmigo y llevo un buen rato buscándole para disculparme, esta vez tiene razón no debería haberme reído de él.-

-¿No lo habrás visto?- Digo mientras miro a los lados, fijándome en las gradas, tengo la esperanza de que aparezca pronto y este hombre me está haciendo demasiadas preguntas, tal vez fuera a esto a lo que se refería Nathan.

-Y ahora si me disculpas voy a ver si encuentro a mi hermano y con suerte me nombran Reina de la belleza.- Digo con tono jocoso, tengo claro que eso es lo último que deseo.

-¿Errores? ¿Qué errores? -preguntó con más asco en su faz y desprecio que otra cosa:

-¿Habláis de que me autoinculpe de algo que no hice?. Vosotros tenéis pinta de haber tenido leña siempre en vuestro castillo, sin embargo antaño fui mercenario así que os equivocáis si os creéis que palabras como honor, o conciencia son cosa mía.