Partida Rol por web

El gitano comienza a limpiar tu herida. No está como la suya, desde luego, la tuya es más como una quemadura. Al pasar el paño, escuece y el retirar la sustancia negruzca deja ver una marca roja. Tal cual como una quemadura, como venía diciendo.

- No se... - responde a tus palabras - Puede ser... Yo solo quiero volver, como tú. Quiero salir de aquí, pero por la vía que tú intentaste antes, no se puede... No quiero morir aquí solo, no quiero morir en una horca...- dice un poco angustiado. - Ni siquiera soy bien recibido en el pueblo. Primero piensan que les voy a robar... Estuve en un calabozo dos días... Y ahora... Si le pasó algo al niño Sartorius... Quizá vengan ya a por mi como dices.... 

-Si le pasó algo tienes que esconderte... Y yo. Son gente de otra época, supersticiosos, no saben muchas cosas. Puede que no sepamos de hadas y esas mierdas de fuera, pero  nosotros sabemos cosas que ellos no. Por ejemplo lo que pasará- intento razonar. Lo lógico era que nos aprovecháramos de lo que sabíamos lo que pasaría y nos fuéramos de aquí de inmediato. Si no podíamos huir del pueblo, nos esconderíamos. Esa cosa quería que estuviéramos aquí por alguna razón.

Te mira ante lo que le dices, terminando de quitar la sustancia de tu piel. Queda una roncha enrojecida. Luego aparta un poco su abrigo, pareciendo que procederá con su herida, que es visiblemente más complicada.

- ¿Tu por qué...? Esconderte, digo... Me dijisteis que os dieron amparo - te mira, luego se levanta un poco el jersey y pasa el paño que limpia por la brecha. Tiene que apretar mucho los dientes, pues parece que le duele horrores. 

-Sí, bueno... Me miraron raro y me metieron en una casa que se caía a pedazos, por esa noche. No les gusto, solo le di pena al muchacho, que al parecer soñó conmigo. No me van a acoger más tiempo, desconfían de mí y de cómo visto y de cómo hablo... Yo tendría que esconderme también- le digo al muchacho, mirando la herida que tiene en el pecho y la mala pinta que tiene.

- Porque tienes que mimetizarte con ellos... hasta que podamos con dar con una solución. Sino te pasará como a mi... Estarías mejor alejada del bosque.... - pero después ya no puede hablar más, por el dolor que produce la cura de la propia herida. Se siente que sentar en el suelo  y las lágrimas se le saltan del dolor, aun ahí sigue intentando quitar el crudo negro con el paño mojado en agua caliente.

-No puedo mimetizarme con esa gente... ¡No saben lo que es el internet!- digo indignada como si eso explicara todo. -Y yo no tengo ni puñetera idea de sus costumbres y cosas raras, dudo que pueda mimetizarme. No sé nada de esta época y no creo que nadie me pueda a ayudar a insertarme desde cero. Soy rara para ellos- intento explicarle, eso y que le había dicho al muchacho pelirrojo que yo venía del futuro. Me iban a meter en un loquero.

Me levanto y me acerco a tratar de limpiarle yo la herida.

- Muy bien, pues háblales de internet, y con suerte quizá acabes en el sanatorio para dementes...- te mira, pero baja la mirada cuando comienzas a limpiarle su herida. Haces que vuelva a apretar los dientes. - Dices que ese chico soñó contigo... ¿crees que no significa nada? - murmura en bajito por el dolor.- ¿Por qué sino soñaria ese chico contigo? ¿que soñó? - te mira. - Camélatelo, las mujeres sabéis hacer esas cosas. Dejará de importar todas las cosas inapropiadas que hayan salido de tu boca...

-Soñó que tenía que salvarme... ¿Y si eso también es parte del plan de la cosa esa? Porque que tú estés aquí es para culparte y quizás me haya traído a mí para algo parecido- digo malhumorada y en voz baja, limpiándole como puedo la herida. -Soñó que me devoraban los lobos, por eso me recogió, para que no pasara.

No me meto en si tengo que hablarles de internet o no, pero para mí era algo vital. Luego arqueo una ceja por lo que dice y tengo que parar de limpiarle la herida y todo.

-¿Las mujeres sabemos hacer esas cosas? ¿Qué te piensas? ¿Que por tener tetas ya somos unas femme fatales? Te estás equivocando de persona con eso que insinúas, nunca he tenido "esa atención" hasta hace relativamente poco... Es complicado- me quedo mirándole y sigo curando. -No tengo por qué hablar contigo de esto.

- ¿Para que iba a planear esa cosa que un muchacho te salvara la vida? ¿Y si quien nos trajo es otra cosa...?- te mira extrañado y luego escucha tu regañina por lo que te dijo. En lo que paras de limpiar, del surco de su herida emana aguaza, allá donde antes había engrudo negro - ¿Complicado? ¿De qué hablas? - vuelve a preguntar extrañado, siseando cuando retomas su cura. Aquello ya estaba limpio. Tenía pinta de quemadura, pero con una brecha por donde aquella cosa metió los dedos o garras, o lo que tuviera. Los pequeños vasos sanguíneos en torno al tajo, no obstante, si que están ennegrecidos, como desde dentro.

-Porque me querrá culpar de algo, o tendrá otro plan para mí. Es lo lógico. Engañó al muchacho para que me mantuviera con vida hasta que me tenga que usar- asiento ante lo que yo creo que es mi razón. Para mí eso era lógico, estábamos ahí porque nos había traído la cosa.

Sigo limpiando la idea con cuidado y niego a lo de complicado. -Yo no sé seducir- alzo la voz molesta. -Ni nada de eso, así que vete olvidando.

Terminas de limpiar la herida, poniéndose luego él un paño limpio que enrolla en torno a su cintura para cubrir por completo la herida. El paño tu tú usaste queda negro y aquella sustancia no tiene muy buen olor. Dorian te mira  cuando alzas la voz un poco molesta.

- Entonces haz como quieras... Yo no pienso esconderme. Según dices... estoy condenado igualmente, así que lucharé por cambiar eso de alguna forma. De todas formas no podemos estar aquí encerrados para siempre... Tampoco se cuanto vamos a poder contener esa cosa... he matado a una de sus criaturas, una que pretendía a saber qué contigo... Ahora empeoró todo. No hay marcha atrás. Lo más inteligente ahora sería salir del bosque, aunque no se a donde.

-No, tienes que esconderte- tiro el trapo, cuyo olor me desgradaba y revolvía el estómago. -Si ya sabes tu destino, cámbialo, pero no jugándote la vida. No seas estúpido. Esa cosa querría matarme, o a saber... ¿Y dijiste que el hierro los contenía, no? Aquí no deberían poder entrar. Si salimos puede que sea peor- niego a lo que propone, pues suponía salir de nuevo a enfrentar aquellas cosas.

Mi herida reciente me decía que lo más prudente era pegar fuego a todo y subir a una colina donde no hubiera vegetación. Lo mejor era dejar que todo ardiera y fuera problema.

- ¿Piensas que esa es la solución? ¿Que piensas hacer cuando escaseé la comida? ¿y el agua? Hay que salir... tarde o temprano. Además ¿tú no querías volver? No sé como, pero dudo realmente que puedas hacerlo encerrada en una cabaña en el bosque - te mira, intentando hacerte recapacitar. - Si nos trajo aquí esa cosa, aquí a puerta cerrada no lo arreglamos. Si nos trajo otra cosa, tampoco.

-¿Y cuál es tu solución, lumbreras?- me cruzo de brazos y le miro seria, cambiando enseguida la postura al notar la quemazón del brazo. Maldigo en bajo a aquellas cosas que te tocaban y te quemaban. -Eso, quemar...- digo para mí misma y miro al chico. -¿Y si quemamos el bosque?

Pone cara de flipar cuando le propones pegar fuego al bosque.

- ¿Me lo estás diciendo en serio? Tampoco creo que sea la solución... Ardería hasta el pueblo. Solo agravarías las cosas... - aun te mira raro, solo porque te pase algo así por la cabeza. 

-¡Claro que te lo digo en serio! Si esa cosa se esconde en el bosque, lo lógico es quemarlo y acabar con el problema, ¿no? Y del pueblo, pues no sé, ya veríamos. En las pelis mojan la tierra de alrededor y esas cosas, todo es probar- sí, me fijaba demasiado en lo que salía en las pelis, pero al fin y al cabo era mi trabajo. A veces documentarse de verdad era demasiado largo, era más fácil recordar qué había pasado en alguna película.

Tras tus palabras pasa algo que quizá nadie esperaba. Empieza como un leve vibrar del suelo, que suena como un murmullo de rocas agitándose unas contra otras. No obstante, la intensidad de lo que acaba pareciendo un seísmo, se incrementa hasta hacer crujir las paredes de madera y el suelo entablado. Las pocas pertenencias que el gitano tiene allí caen contra el suelo con enorme estrépito y, para vuestro horror, los tablones del piso empiezan a partirse en dos, dando lugar a una pequeña "falla" en la cabaña. Los vaivenes del suelo están comenzando a aflojar las vigas de madera del techo. 

Miro alrededor acojonada, Inglaterra no era sitio para seísmos, ¿no? Es decir, esas mierdas pasaban en Japón, China o Los Angeles. Luego miro a Dorian muerta de terror.

-¿Qué coño está pasando?- susurro acercándome a él, por el instinto de que quizás me proteja, o a saber.

Contempláis atónitos como de la brecha del suelo, comienza a brotar la misma babilla negruzca con la que aquella cosa te quemó el brazo hacía no tanto. Emana de la franja como si tuviera vida propia, emitiendo zarcillos pequeños que se agarran a los bordes y pugnan por salir. Ante eso, Dorian parece no pensarlo mucho.  No sin antes agarrarte de la mano, se incorpora de un brinco, abre la puerta de la cabaña y tira de ti hacía el exterior. Olvida transitoriamente el dolor de su herida, en el momento en que la adrenalina hace toma de su cuerpo y lo que prima es la supervivencia. Fuera os recibe una niebla blanquecina y densa, os engulle y de su interior os llegan susurros. Vocecillas que recitan algo en un idioma ininteligible. De entre las voces, vuelve a escucharse aquel grito siniestro que escuchaste en el camino. 

Dorian corre a ciegas por la cortina espesa. Lo hace como un loco, a expensas de que quizá podáis quedar estampados contra un árbol, pero no parece pasar finalmente nada de eso. No al menos contra un árbol, pues con algo os estampáis y no sabes con qué hasta que escuchas el quejido de alguien cuando el gitano se le echa encima y ambos acaban en el suelo. Luego ya, de cerca, ves que se trata del jóven Marius. Mientras, la tierra sigue temblando y la franja que comenzó en la cabaña, se va prolongando tras vosotros. Os sigue, como si quisiera engulliros. 

Abro los ojos al ver a aquella cosa manar de la tierra, rompiendo las tablas que hacían el suelo de la casa. Me quedo bloqueada al ver eso, de no saber qué hacer o cómo reaccionar. No es sino porque Dorian tira de mí y me saca fuera que empiezo a correr.

Tengo ganas de salir de aquella pesadilla. Quería cerrar los ojos y que todo pasara. Temo mirar a la niebla por lo que me pudiera encontrar, quizás esa criatura otra vez, buscándome. La carrera de Dorian se ve truncada cuando topa con algo, yo al ir de su mano caigo de culo cuando ellos lo hacen al suelo.

Levanto la cabeza y veo al muchacho. Luego miro hacia atrás y veo la niebla. Me incorporo rápido como puedo.

-Mierda, corred. ¡Corred!- les digo a ambos por la niebla y eso es lo que hago yo, sin rumbo alguno.