Partida Rol por web

Rebecca se agachó en el último instante, justo cuando uno de los dardos se dirigía directamente hacia su cabeza. Ene se momento, logró esquivarlo y una vez lo hizo, aliviada, pudo seguir adelante. Billy estaba preparado para saltar en cuanto lo hiciera la pequeña Hailee, que acompañaba a su hermana pequeña.

Paul, mientras tanto, había saltado hacia la G... con tan mala suerte que tocó con el talón la baldosa de al lado.

¡Pluf! ¡Pluf! ¡Pluf!

Yo salté justo detrás de Rebecca, pero ni siquiera me acerqué a la S. El salto fue tan minúsculo, que pisé media S... y también media t, para horror de todos los demás. Rebecca estaba agachada y parecía mirarme preocupada. Entonces, las dos lo oímos, al mismo tiempo que escuchábamos una especie de eco proveniente de más adelante, por donde iba Paul.

¡Pluf! ¡Pluf! ¡Pluf!

Sí, cuidado, claro Billy y qué crees que intento, pensó para sí, intentando mantener el equilibrio, la serenidad, y la dignidad.

El dardo cortó los pelos de Becca y le hizo un peligroso peinado. Tragó saliva, agachada, alentando a su hermana a saltar en cuanto terminase ese primer lanzamiento de mosquitos asesinos. 

-¡Tú puedes, tú puedes! -Bueno, casi. Entonces la hermana mayor tiró de Hailee hacia ella para abrazarla y sujetarla con fuerza, al tiempo que escuchaba ese sonido malicioso por delante de ellos. Uys. Agachó la cabeza una vez más, se giró observando a Paul en problemas.

Y de alguna manera, tan asustada estaba que, impetuosa, lanzó con todas sus fuerzas a su hermanita hacia la siguiente letra y luego saltó ella sin pensárselo mucho. Más bien nada.  

Rebecca fue rápida tirando de su hermanita y por suerte, también acertada, lanzándola de la S a la A y siguiéndola no mucho más tarde. En esos momentos, nada más aterrizar, ambas miraron a Paul, que como si estuviera en una peli a cámara lenta, acababa de darse cuenta que había pisado mal y estaba intentando esquivar los dardos que habían salido de la pared y que se dirigían hacia él sin compasión.

Al mismo tiempo,  Billy saltaba a la S y se colocaba detrás de las dos hermanas.

Paul empezó a dar saltos de una letra a otra, consiguiendo avanzar sin pisar otra losa que no fuera las del orden que habíamos dicho. Rebecca le siguió y a punto estuvo de quedar ensartada por varios dardos. Llevar puestos los patines para saltar era harto complicado, aunque ella podía con todo. La seguía la pequeña Hailee, que solo logró dar un pequeño saltito. Billy fue detrás de ellas y yo me puse en la fila detrás de él, para saltar en cuanto pudiera.

-"Bien, sigue así Paul, ya te queda poco."

Los nervios me consumían por dentro. Si no éramos capaces de pasar con cuidado, nos acribillarían los dardos. Tampoco sabía si estaban envenenados y matarnos en décimas de segundo entre dolorosos espasmos. ¿Valdría la pena seguir por este camino? EL tesoro molaba, pero mi vida adolescente aún más. Y quería seguir comiendo hamburguesas hasta acabar hinchado...

Los piratas ya no se oían en la lejanía, la entrada la habíamos dejado muy atrás. Delante nuestra, un suelo de baldosas con una letra marcada. En los laterales de la pared, pequeños orificios por donde salían dardos ponzoñosos. Miré a mis amigos, valientes como nuestros padres cuando fueron tras el tesoro de Willy el Tuerto. En aquel momento, les perseguían los Fratelli. A nosotros, el mismo Willy. Esperar a que los demás saltaran me ponía cada vez más intranquilo, así que me puse a hablar con el profesor.

-"Comentó que había hablado varias veces con Willy el Tuerto, ¿qué tal es? ¿Por qué no le tiró al mar como comida para los peces?"

Por alguna extraña razón, carente de todo fundamento físico y me atrevería a decir, de la lógica, también... conseguí esquivar los dardos que volvieron a salir de la pared cuando pisé malamente en el salto a la letra G...

El caso... la cuestión es que, es que lo conseguí...

Uau... ¿habéis visto eso? - dije, no sabía si me habían visto, o si me habían mirado siquiera, pero a veces hablar reduce un poco el ritmo cardíaco, que en esos momentos estaba como una locomotora.

Así que me centré... respiré hondo varias veces... 

Voy a continual... ¿vais bien pog ahí detlás?

Y salté...

Y volví a pisar mal...

Y esta vez no esquivé las saetas... o eso... o alguien o algo me golpeó con fuerza en el hombro...

Paul logró agacharse a tiempo para esquivar los dardos y siguió adelante. Por detrás de él, todos respirasteis tranquilos, pero ahora era el turno de los demás. Rebecca y Hailee estaban en la A dispuestas para saltar y seguir la estela de Paul; Billy iba justo detrás y Gordi estaba preparado para dar el salto de su vida.

Mientras tanto, el profesor no se atrevía a mirar y cuando oyó la pregunta de Gordi, ni siquiera se volvió hacia él. Aquello era como ver una película de terror, colocarse la mano delante de los ojos y entreabrir los dedos para no perder detalle.

-Yo... bueno, él quería saber más cosas sobre los cuadros, así que procuré mantenerlo en vilo y con el tiempo, pues perdió un poco de interés. Tiene demasiadas cosas en la cabeza. Por lo que yo sé, va todos los días a ver su querido tesoro. Ese hombre está totalmente obsesionado con las riquezas.

La muchacha sentía el sudor correrle por espalda, piernas y brazos. El miedo la atenazaba, pero el amor hacia su hermana le daba fuerzas y entereza. Por increíble que pareciese, ahora se daba cuenta de cuanto quería a Haille y lo borde que solía ser con ella. 

También fue consciente de la amistad con su pandilla. De lo buenos y generosos que eran todos con ella. Se sintió mal. Un momento. Un par de segundos. Que tampoco hay que pasarse reflexionando. Luego gritó- ¡Sigue saltando, Paul, vamos! Y los demás, ¡¡Venga!! ¡Abuelo, sin temor!

Repitió la jugada anterior. -Va, mocosa, salta. -impulsó a la pequeña y Becca saltó tras ella una vez más hacia la N.-¡¡Soy Becca Bonny!

Me mantuve estático, tratando de mantener el equilibrio y no tambalearme para no pisar en falso en una baldosa que no fuera la correcta y salieran disparados los dardos de las paredes. Esta situación bien podría aparecer tanto en una película como en un videojuego de esos de plataformas; el problema es que en los juegos se podía reiniciar la partida y aquí... mejor no pensar en lo que pudiera ocurrirnos si nos alcanzaban las trampas del pirata. Desde mi precaria posición, observaba cómo Paul trataba de llegar hasta el otro lado y también vi a Rebecca junto a Hailee avanzando. Preparado para dar un nuevo salto, antes de llevarlo a cabo busqué unas palabras de aliento para el grupo.

—¡Vamos, chicos! ¡Nosotros podemos! ¡Los Goonies nunca se dan por vencidos! —alenté a todos en general para que no decayeran los ánimos.

Llega mi turno de saltar, pero no sé si seré capaz de hacerlo bien por culpa de mi tobillo. Aunque no está roto, como duele el condenado...

Hice lo que pude y salté siguiendo la estela de Rebecca. El Señor Pebbles también saltó conmigo y aquello se convirtió en lo mismo que jugaba todas las tardes.

-¡Mira, hermanita! ¡Es como jugar a la rayuela! -le dije, mientras la seguía a través de las baldosas, que no eran amarillas pero a mí me parecía como si estuviese en un mundo distinto, mágico y lleno de aventuras.

Poco a poco aquello se convirtió, como había dicho Hailee, en un juego. Rebecca y Hailee avanzaron hacia la N, mientras Billy conseguía llegar hasta la N y Gordi empezaba el camino, quedándose en la S. Ninguno de ellos tuvo problemas, pero Paul sí. Su pie tocó parcialmente las baldosas que no eran y no tuvo tiempo de esquivar los dardos.

Uno de ellos se clavó en su brazo y casi al instante, empezó a sentirse mareado; todo a su alrededor daba vueltas y fue como si de repente, estuviese a punto de caerse. Todavía le quedaba una letra antes de poder llegar al final, un salto más, pero ahora parecía mucho más difícil que antes.

Los demás, visteis como le costaba mantener el equilibrio.

Mientras observaba a los demás saltar y esperaba mi turno, seguí con el interrogatorio al profesor Ermitaño.

-"¡Guau! Tuvo suerte de que es un profesor y sabe un montón de cosas. Si hubiera sido yo, seguro que a los cinco minutos ya estaría en la tripa de algún tiburón. Pero... ¿Usted qué sabe realmente de los cuadros? Está claro que son mágicos, pero no entiendo muy bien qué hacen. Son portales mágicos, ¿verdad? Lo que no acabo de comprender es por qué le preguntó Willy por los cuadros, si se supone que él los pintó, ¿no es así?"

Bien, era mi turno. Avancé un poco y di el salto de mi vida, para caer encima de la S, pero me fui un poco para los lados... Ya sabéis, el peso... Aunque logré estabilizarme. Miré hacia atrás para oír bien la respuesta del profesor.

¿Qué tipo de tesoro se ocultaría en lo más profundo de las cuevas? ¿Serían monedas de oro y plata? ¿Infinidad de joyas de todos los tipos y colores? ¿Cadenas y colgantes de las más sublimes configuraciones, hechas por los mejores orfebres? ¿Obras de arte sin parangón?

Mientras me concentraba para dar el siguiente salto, iba pensando en todo esto, cosa que me desconcentraba, claro. También esperaba la respuesta del profesor, que quizá me ayudara a resolver las incógnitas que había en torno a los cuadros. Miraba a un lado y a otro, nervioso por la tensa y delicada situación. Vi cómo impactaban los dardos en Paul y se bamboleaba.

-"¡Aguanta Paul, ya casi estás llegando!"

¡¡¡GLACIAS, GOLDI!!! - exclamé...

¿pero qué demonios haces, Paul? Es extraño... ¿tendrán alguna sustancia los dardos? No siento dolor... solo... solo... no se... como letargo... es como si me hubiera... si... como aquella vez que tomé un cigarrillo de mi madre y le di una calada profunda... esa sensación... ¡¡¡basta Paul!!! concéntrate en la siguiente baldosa...

Si... ¿por cual voy? - y me puse a mirar alrededor... sobre todo al suelo... Estaba sobre la R, pisando en parte la T. Solo me quedaba un salto y habría cruzado...

Miré hacia atrás, los demás, más o menos, me iban siguiendo, incluyendo al profesor Armitage. ¿Quién sabe? Quizás lo consiguiéramos, al fin y al cabo.

Sacudí un poco la cabeza para librarme del leve estupor que me provocó el dardo y me centré en la tarea... letra E... salvar la N y llegar a la E... sobre metro y medio de distancia... debería ser algo sencillo...

Respiré hondo un par de veces y salté.

Becca no se lo creía. Seguían ilesas, a mitad de camino. Y al menos Hailee parecía tomárselo como un juego. Que no lo era, pero ya le estaba bien así, que no se pusiera a llorar de un momento a otro. Mantuvo el equilibrio, los brazos estirados a los lados, la enana abrazada a sus piernas. Luego se agachó para tomar un respiro - Joder - masculló cuando vio que un dardo alcanzaba a su amigo Paul.

-¡Resiste, Paul, resiste!

Miró, sonriente y frenando su miedo, disimulando, a la peque. -¡Sí, como la rayuela! Y tú eres la mejor en ese juego. Venga, sigue así, hermanita. Eres la mejor.-repitió, animándola- Y el señor Pebbles un valiente. -Se puso en pie, mordiéndose los labios, cerrando un segundo los ojos, como si con ello pudiese tomar impulso, fuerzas, coraje. ¿Goonies, dijo alguien? Billy. Billy y sus obsesiones. Ay.

-¡Los new Goonies!

Y otro salto. 

El señor Pebbles no estaba preocupado pero yo sí. De todas maneras, Rebecca no dejaba de animarme y de pasar de una letra a otra así que yo no hacía más que seguirla. ¡Ni siquiera me fijaba en lo que estaba pisando!

-Ya voy, Becca, ya voy. ¡Espérame! -le dije, dando pequeños pasos antes de saltar, manteniendo agarrado al señor Pebbles.

Paul logró llegar a la E con un gran salto y finalmente, no tuvo más que dar el último paso para llegar a sitio seguro, momento en el cual, se desvaneció y cayó al suelo. El efecto de los dardos había tardado en actuar, pero acababa de hacerlo en ese momento, justo a tiempo para que pasara pero quien sabía si al final, incluso eso importara de algo.

Mientras tanto, Rebecca y Hailee saltaron de la N a la G y de la G a la R. Solo les quedaba un salto. Al quitarse de su letra, Gordi se preparó para saltar a la A en cuanto Billy se quitara de allí, porque éste ya podía pasar a la N. Ahora el paso estaba libre y era Billy quien lo bloqueaba.

Afuera, Alex seguía esperando, junto al profesor, que cerraba el grupo.