Partida Rol por web

Mientras Ted registraba al pirata caído, observo el interior de la cueva esperando que nadie se haya percatado de nuestro encuentro. En tal caso las cosas podrían complicarse. Con el arco en alto miro al interior y apunto hacia dentro. Si alguien se acerca, la flecha volará del arco.

Avanzamos lo más cautelosos que podemos y con vigilancia.

Mis compañeros avanzan con cautela, alerta ya por la muerte del pirata y sus posibles consecuencias. También yo me mantengo alerta, pues no sabemos quién podría aparecer en los recovecos y oscuridad de la cueva.

Miro atrás, asegurándome de que todos están bien, y podemos proseguir avanzando más.

Veo caer sin vida ya el cuerpo del bandido y relajo de a poco mis músculos. Miro a los demás, pues en el trajín no me he percatado si alguno ha sido herido... "no, eso es bueno", me digo.

Paso la mano por mi pecho y despego la sangre que aún se encuentra fresca. Juego con ella en mis dedos y hago una mueca de disgusto. Estaba en el lugar equivocado, en el bando equivocado... pero así es la vida en estas tierras.

Cierta melancolía me recorre... tal vez sea el hecho de que estemos bajo tierra, que estemos en una cueva, y eso me remita levemente a mi hogar, o tal vez sea que me estoy haciendo más blando con los años. "¡Estupideces, es la cueva!", pienso y hago dibujo una mueca en mi rostro.

Asiento a las palabras de Ted y me limito a guardar silencio. Es verdad, en una cueva los sonidos del metal chocando o incluso el más ahogado de los quejidos puede escucharse. Debemos continuar con cuidado.

Ted actúa de forma escrupulosa y seguramente acertada. El cavador está bien muerto y aunque no encuentra ningún plano ni nada similar si que da con un manojo de llaves, todas atravesadas por un fino aro metálico, sin distintivos ni nada que indiquen de donde son.

Proseguís avanzando, ante vosotros se abre otra enorme caverna natural. Hay altos pilares de piedra que llegan hasta el techo; hay estalactitas y estalagmitas que suben y bajan. Un pequeño arroyo cae desde un muro a manera de una pequeña cascada y sale de nuevo al exterior a través de una pequeña alcantarilla que hay en el muro opuesto. En un muro hay un par de ganchos con dos linternas encendidas.

A vuestra derecha (H) una pesada puerta de madera permanece cerrada. Más a la derecha aún existe un pequeño tunel de no más de 50 cm de altura que parece volver en dirección al Mar. A la izquierda (N) Otra puerta cerrada. Y de frente (I) parece abrirse un pasillo con algunas puertas más y… Exceptuando el agua que se filtra parece escucharse en esa dirección algún sonido que no conseguís identificar.

Me acerco al pirata y le comento:

- Indícanos el camino más directo para llegar a donde tienen cautivos a los prisioneros...y de paso si reconoces alguna de estas llaves...¿sabes cuál abre esta puerta?

Abrir la puerta es peligroso porque no sabemos que nos podemos encontrar al otro lado:

- ¿Tras esta puerta qué nos encontraremos?...¿hay algún puesto de vigilancia cerca? - le pregunto

Me acerco donde Ted y el Pirata que nos acompaña, y escucho lo que hablan.

"- Algo que no se me ocurrió en su momento y ahora me genera dudas es si entre los piratas tienen alguna forma de comunicarse o dar alarma. Una cosa sería enfrentarnos ahora con algún bandido, pero diferente sería que apareciesen varios entre los pasadizos- comento en voz baja".

Avanzo junto a mis compañeros, vigilante ante lo que nos puede deparar aquella cueva y rezando porque hayamos sido rápidos y silenciosos a la hora de acabar con aquel pirata. Sería arriesgado y peligroso que los que tienen intención de sorprender sean los sorprendidos.

Esperando que el joven pirata nos indique la dirección correcta, me mantengo alerta.

También yo me mantengo con la espada y el arco bien a mano. Nunca se sabe lo que puede surgir de la oscuridad. Mi intuición me decían que esos ruídos extraños podrían ser los piratas, y mi curiosidad y ansia de salir de aquellas cuevas me decían que siguiese a mi intuición. Más sensato era esperar a la respuesta del pirata colaborador a su pesar. Ojalá supiese algo.

Intento atisbar en la oscuridad alguna sombra sospechosa, mietras escucho las palabras del joven marinero.

- Ahí delante hay celdas (I), pero las mejores presas… digo… Cautivos, los guardan un nivel por encima de este, por ahí se sube – Indica el pirata cautivo señalando hacia (N) y su puerta cerrada

- Estas llaves son de las celdas de este nivel y la puerta no tiene cerradura, aunque si una barra metálica para bloquearla en caso de necesidad, no se si estará colocada… Y lo otro no lo sé, hay gente por todas partes

Se giró ante los comentarios del enano y frunciendo un poco el ceño negó con la cabeza.

- Bien...deberíamos centrarnos en recuperar a la dama...liberar prisioneros no estaría mal por si son gente de armas que nos ayuden a acabar con los piratas que queden... - les susurro a los compañeros - ...pero para eso deberíamos dividirnos y lo veo peligroso...

Dividirnos es un plan demasiado arriesgado pero un grupo de menos tamaño podría avanzar más rápido y dirigirse a sacar a la dama. Al fin y al cabo nos pagan por sacarla de allí. El resto podría libertar a los prisioneros y eso nos haría tener más brazos con ganas de matar piratas.

- ¿Qué tipo de hombres suelen apresar? ¿Hombres de armas? ¿Marineros?... - le pregunto al pirata.

El prisionero se encoge de hombros como si responderle lo que solían capturar fuera lo más natural del mundo – Pueblerinos, marineros… Ummm y no sé si serán capaces de combatir... – Añadió esto último pensándolo más detenidamente

-Dividirnos me parece lo más sensato, pues la gente de mar o tierra que hayan apresado seguro que tienen sed de venganza, y nos ayudarán a librarnos de ellos. Así que voto por dividirnos, o ir primero a liberar a los prisioneros, serán un grupo más a nuestro favor. Por muy mal que combatan, algo harán.. ¿Qué pensáis?

No había mucho tiempo que perder..

"- Pues... si bien no estoy muy orgulloso de lo que voy a decir, no creo que dividirnos sea la mejor opción para nosotros. No sabemos cuántos hombres nos esperan y aunque yo también quiero liberar a las pobres almas, es probable que se encuentren hambrientos, lastimados, con pocas fuerzas... en el mejor de los casos podrían levantar un arma e intentar luchar... sin embargo, es probable que estén agotados y debamos cargar con ellos, lo que nos haría más difícil el avanzar- comento ante la pregunta".

Rasco mi barba un momento y miro hacia abajo. Trago un poco de saliva, pues recuerdo el momento en que yo también fui capturado y, de no haber sido por aquella avanzada, no creo que hubiese encontrado la libertad.

"- De todas formas, podemos centrarnos en encontrar a la joven y, una vez logremos nuestro cometido, volver por los prisioneros aquí- agrego".

Estoy de acuerdo con Angainor. Creo que el dividirnos puede ser más problemático. No quiero decir que abandonemos a los que tengan cautivos, pero si que vayamos poco a poco. De momento liberemos a la dama. Después podremos volver a por los demás.

Recordando la última vez que nos dividimos la cosa se complicó. Ganamos el factor sorpresa por varios frentes, pero en este caso no ganábamos diversos frentes pues había dos caminos. Prefería que fuésemos todos juntos.

- Liberemos a la dama y luego salvemos a los cautivos...en ese momento podríamos dividirnos... - secundo la opción de no separarnos. - ...y rezad para que los valar nos sean benignos...es mejor no cruzarse con más piratas...

Así pues la mayoría decidió ir en grupo primero a por la dama y luego regresar a por el resto de prisioneros.

Alejándoos de nuevo de la pequeña cascada el silencio vuelve a ser sepulcral, los goznes de la puerta de madera chirría levemente, no está cerrada, el grupo comienza a pasar con precaución.

- Abrid paso, antes de que sigamos tengo que ver la posición de una palanca, hay una trampa – Dice el prisionero.

A mano derecha unas escaleras suben un pequeño tramo y terminan en otra puerta de madera (O), esta puerta está junta. Enfrente y hacía donde se abrió camino el pirata una pequeña habitación con una letrina, en el suelo hay una palanca metálica, vuestro prisionero espera confirmación de que puede mover aquello.

- Hazlo... - digo mientras pongo una flecha en la cuerda de arco. - ...a partir de ahora sólo hablaremos lo imprescindible... - les digo a todos - ...iremos a por la dama y la sacaremos...después decidiremos que hacer ¿entendido?... - miro al enano y añado - Angainor siempre presumes de que ves genial en la oscuridad...creo que deberías ir delante y el umli detrás...así tendremos vigilados los extremos del grupo, yo iré detrás de Angainor - miro para el prisionero y le digo - ...ya puedes mover la palanca...

-Recuerda que si algo raro sucede, lo pagarás con tu vida -le susurro al prisionero, advirtiéndole. Hasta ahora nos había ayudado, pero.. no terminaba de fiarme de él. Era uno de ellos, al fin y al cabo. Esa palanca podía servir para avisar de algo a los demás. Mi espada estaba presta a actuar en caso de traición, pero lo dejé hacer.

Me coloqué vigilante, presto también a lo que pudiese surgir en la oscuridad que nos rodeaba, como todos los demás.

En mi mente veía moverse sombras acechantes, que no eran más que imaginaciones, pues mis ojos no alcanzaban a ver mucho más que nuestras siluetas. Era peligroso cualquier tipo de iluminación, pero mentiría si dijese que no deseaba ya dejar atrás la negrura que nos envolvía, y volver a sentir el calor del sol en mi piel.

Asiento a las palabras de mis compañeros y me dispongo a cubrir la retaguardia. Habíamos dejado una parte de la cueva sin explorar y según las indicaciones del joven pirata, dejábamos atrás celdas. Seguramente hubiese carceleros en aquella zona. No sería bueno darles la espalda con total confianza.

Me preparo para cubrir la parte posterior. Una flecha sobre el arco, dispuestas en caso de necesidad.