Partida Rol por web

Robert colgo el telefono cuando le informaron que Murray estaba en el edificio.

- Alli entras tu Salvatore, tu, y tu equipo. Eres un agente no convecional y esta es una situacion no convencional. Quiero que hagas lo imposible para traerme a mis chicas y el proceso capturar a esa gente.

- Esperemos a Murray para ponerle al dia y se conozcan.

Una vez localizado el punto "seguro" de la sala se quedó allí clavado, salvo para dos cosas, saludar por fin estechando su mano con la agente Leigh mientras le dedicaba una sonrisa forzada y la otra para coger una silla y colocarla en el "punto seguro", lugar donde me sentó como si nada.

Permanezco en silencio durante la exposición del director Fitzpatrick, mientras mis ojos se mueven con agilidad por el despacho del director, realizando un pequeño ejercicio de memoria auditiva y visual. Cuando quisiera recordar las palabras de Fitzpatrick sobre el caso, tan sólo debía cerrar los ojos y recordar como estaba su despacho en ese momento... las palabras fluirían solas.

Al finalizar su exposición cogí con curiosidad la carpeta que me tendía la agente Leigh. Me resultaba curioso que, después de todos estos meses buscando muertos, me estuviesen encargando un caso con vivos.... Agentes vivos... Mi vista queda centrada en los documentos que me entrega Victoria y alzo la cabeza cuando el director Fitzpatrick indica que iré con la joven agente y un exmarine.

Señor, con todos mis respetos. Acostumbro a trabajar solo. Moverme solo. ¿Realmente es necesario que esa.... joven y rubia mujer me acompañe? dijo con cierto rechazo. Ya no tengo edad para ejercer de niñera. Gruñí. ¿Y un marine? Pregunté casi con sorpresa. ¿Por qué no mejor llevar conmigo al SWAT? pregunté con sarcasmo. Luego me giré hacia Victoria. Espero que no se ofenda por como me he referido a usted. Como si me importase mucho si te ha molestado o no. Le dije a la mujer esbozando la mejor de mis sonrisas... fingida, por supuesto.

Mi cara se encendio roja como un tomate, cuando se expreso de esa manera. Salvatore era alguien apreciado y admirado en la fuerza, pero nadie me habia dicho que era un patan.

- Y yo no necesito limpiar la mierda...

Mire al director y su mirada hizo que me cayara, pero bajo la mesa mis puños estaban apretado mientras me calmaba. Solo esperaba que el tal Murray no fuera un imbecil como este que por ahora tendria que ganarse mi respeto, otra vez.

Me acomode en la silla erguida y en silencio, pulverizandolo con mi mirada.

- Vamos Seth, necesito que trabajen en conjunto, no me voy a arriesgar a perder mas hombres, y si lo quieres ver asi es una orden, pero como se organicen en el campo es cosa de ustesdes, en todo caso estan bajo tu mando.

Hacia mucho tiempo que no tenia oficiales bajo su responsabilidad. Tal vez el cambio le haria bien.

Vaya! exclamé ante la reacción de la agente Leigh, manteniéndola esa mirada cargada de rabia. Parece que no tiene pelos en la lengua. Sonreí divertido mientras escribía algo en un papel. Pero por favor, agente Leigh, continue. Me interesa mucho escuchar el resto... No permita que la figura del director la amedrante. Apoyé el codo en la mesa y sobre mi mano mi barbilla mientras miraba a la joven fijamente a los ojos. Con la otra mano, con disimulo, le pasé el papel al director. En ella se podía leer:

Déjela hablar. La hará bien. Créame.
 

 Vamos... siga.. le doy pie.. decía: "- Y yo no necesito limpiar la mierda..." El tono era burlón y provocador. Dilo, guardartelo nos matará.

- Soy una profesional Señor, no se preocupe, no volvera a pasar, y si debemos trabajar juntos, respetare sus ordenes.

Dije sumisa, pero por dentro estaba conteniendo las ganas de sacar mi arma.

Mire al director quien parecia divertido por la situacion.

- Supongo que esto es una prueba y me gane mi pedazo de torta eh?

Me levante de la silla para servirme cafe dando por sanjado el asunto. Ya me imaginana porque no tenia pareja el gran Salvatore.

¿Donde demonios estara el otro agente, esta subiendo por las escaleras?

Me decepciona. Necesito a alguien a mi lado que me diga las cosas a la cara. ¿Quiere volver a intentarlo? Dije con total sinceridad. Tambien podría ordenarla que siguiera la frase, pero... debe salir de usted, agente.

Sonreí respecto al comentario que hizo al director. Puede verlo así si quiere, no se equivoca demasiado. Pero sólo le pedí al director que la dejase soltar lo que fuera. ¿Se anima? Creame, sea lo que sea lo que guarda para mi en su interior, no será nada con lo que ya me han dicho anteriormente. Prometo que luego resolveré cualquier duda sobre este... ejercicio. Parecía que me daba igual lo que fuese a salir por la boca de la agente Leigh, sólo quería que lo escupiese.

- Mire... Salvatore...!!!

La verdad que me sacaba de quicio este tipo y de pronto mire al Director quien parecia divertido con la escena, eso me puso peor.

- No soy su divertimento, y no pienso caer en su juego, no tengo necesidad de decirle o escupirle en su cara, solo vease en un espejo y deje de usarme para su entretenimiento.

Me levante de la silla y lo mire encendida. Sabia que tenia roja la cara.

- Señor si esto va a funcionar de esta manera no estoy segura de que hagamos un buen equipo, este hom...este ser es ... ufff...

Y me sente.

- Victoria calmase.

El director tomo de la taza dviertido mientras negaba con la cabeza como quien ve dos niños peleando.

- Salvatore espero que pueda encontrar un punto medio, no presione demasiado, necesitamos encontrar a nuestras agentes, y no que se pierdan en sus discusiones, confio en la agudeza de cada uno de ustedes incluyendo a Murray que no termina de llegar.

- Ademas no ha salido el sol, dejen las niñerias.

Levanto el telefono para saber que pasaba con Murray.

Ignorando claramente al director, sólo tenía ojos para Victoria. Adelante agente... No se corte, dígalo. Volví a insistir. Cuando dijo que no iba a ser mi divertimento no pude evitar sonreir. Espero que no piense realmente que lo es, agente Leigh. No me gustaría pensar que forma parte del tópico de las rubias...

Y no necesito mirarme en un espejo para saber como soy ni como me ven en general. Pero eso no es lo que busco. Añadí tras sus palabras, mirando al director Fitzpatrick en mi última frase. Quizás luego le desvele el por qué de todo esto, director. No suelo hacerlo en cambio con quienes no superan este ejercicio. Miré a la agente Victoria. Aún así puede que hoy haga una excepción. Mi vista no se apartó de ella, pero el tono de voz era algo socarrón. Hiciese lo que hiciese la agente, él era el ganador.

Me sente mirando a Seth con los brazos cruzados tratando de analizarlo, aunque era una interrogante en muchos aspectos, se notaba que no movia un dedo sin haberlo calculado, asi que todo esto no era una bravuconada, era una prueba, era su forma de imponerse, era su forma de llamar la atencion.

Ahora debia de cuidar viejos que se creian niños con juegos mentales para vitalizar su ego cuando otras partes de su cuerpo ya no servian.

- Mire, Seth, insisti tuteandole.

- No se que se tiene entre manos y no me interesa. Deje la majaderia y no soy rubias de esas que esta usted acostumbrado, deje de tomarme el pelo, deje de fastidiarme y DEJEME EN PAZ!!! Explote.

Pero no le quite la mirada de encima, estaba molesta. Visiblemente molesta. No me interesaba sus intenciones, sus pruebas ni nada mas que pudiese decir.

Eran las tres de la mañana en Nueva York, la ciudad que nunca duerme. A John siempre le pareció una tontería ese eslogan publicitario. “La ciudad que nunca duerme”, “La Gran Manzana”, “La Ciudad de los Sueños”… Todos esos motes iban pasando por su cabeza mientras miraba fijamente a la luz de la ciudad que se colaba por las rendijas de la persiana a medio cerrar. Escuchando los motores de los coches y los gritos del vendedor del puesto de comida Tailandesa que hay en la esquina debajo de su piso.

Era uno de esos días tan malos en los que ni siquiera la esterilla que se encontraba al lado de su cama viscoelástica conseguía hacerle dormir. Solo podía intentar despejar la mente hasta el alba. Por suerte, su móvil sonó a esas horas intempestivas. Con los primeros tonos de la canción que venía por defecto en el móvil, John empezó a imaginarse quien podría estar al otro lado de la llamada: Viudas con problemas en sus casas, ex-compañeros que necesitaban dinero o el más interesante de todos… el FBI.

Con un simple “diga” para saludar y un “Enseguida voy” la conversación terminó. La voz neutra de la tele operadora ya se le había olvidado y John se disponía a salir. Si alguien le llamaba a las tres no era por algo bueno aunque al menos se agradecía no tener que esperar más para que llegase el día. Con la ayuda de un taxista inmigrante en Nueva York a las tantas, en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba abriendo la oficina del FBI en la sede de la ciudad y viendo aquel alboroto que había allí montado.

-¿Tan grave es el asunto que ya empiezan las disensiones ente los agentes? – Dijo John sarcásticamente al entrar. El ex –marine se sentó en la silla que quedaba libre tras las presentaciones y los estrechamientos de manos que marcaba el código social. Cruzó las piernas y mientras se empezaba a fumar un cigarro, escuchó atentamente las razones por las que le habían hecho separarse de su esterilla y los gritos del vendedor de comida Tailandesa.

Cualquiera con sentido común podría saber que la gravedad del caso era vigente, pero hasta que no escuchó las atrocidades que habían sucedido a esos agentes, John no empezó a entrar en alerta. Aquellas paredes grises y estériles se hicieron más pequeñas y la luz alógena empezó a brillar con más intensidad. ¿Hasta qué punto las posibles pistas que tenemos son fuertes? ¿Que tiene el club de Fernando Díaz que no tengan otros clubs y cómo podemos confiar en enlace de una persona que está muerta? Las dudas que asaltaban a John eran incontables, pero ya encontraría tiempo de hallar respuestas a todas ellas.

Un hombre entró mientras manteníamos nuestra bonita charla, en la cual la agente Leigh iba perdiendo más el control. Hasta que estalló, momento en el cual se acabó mi particular prueba privada y comenzaron las presentaciones y tras ellas, las preguntas sobre el caso. Mientras Murray se ponía al día, mi mirada con sonrisa traviesa se clavaba en Victoria. "No hemos terminado aún" la decía con ella.

Director. Necesitaremos la dirección del lugar donde encontrasteis al tal Tyler y donde perdisteis el rastro de las agentes. La dirección del lugar donde se alojasen... de ese Tyler todos los datos que se dispongan de él y sus propiedades, armas a su nombre, vehículos, casa... Miré tanto a la agente Leigh como a Murray por si querían aportar algo más, para proseguir. Tambien saber cuando podremos hablar con ese Tyler, es nuestró único testigo por lo que veo. Hablar con él y que nos cuente todo lo que recuerde nos ahorrará mucho tiempo. Comencé a hacer gestos con la mano, tratando de alejar el humo del cigarro de Murray, el cual empezaba a llegarme y ser molesto.

La muerte de.... Drake... ¿están seguros de que no está relaccionada con todo esto? Un humo muy molesto. Disculpe señor Murray, ¿no le importaría acercarse a una ventana, abrirla un poco y fumar allí? Le pregunté con educación. No todos compartimos los mismos gustos... Gracias.

Miré nuevamente los papeles que estaban sobre la mesa. Tenía algo más que decir pero, desviarme por el humo, me hizo perder el hilo.

Agradeci la llegada de Murray para poder poner fin a la discusion sin final con Seth.

- Por lo que sabemos el club de Fernando es una tapadera de algo, pero no sabemos que. Acklin estuvo por alla, pero no tenemos detalles. Tal vez yo pudiese ir al club para no perder a Seth en el proceso con otras distracciones y la persona muerta a la que se refiere si no me equivoco aun no lo esta.

- Muchael Tyler al parecer es un colaborador de la agente Acklin y no tenemos aun su testimonio pero esperemos que lo de. Acerca de los Gumer, pues solo tenemos su casa y el taller para investigar.

- Tambien esta la oficina de la abogada Satelli, solo que no sabemos como abordarla.

- Alguna sugerencia inteligente... Mire con cierto desgano a Seth.

- Las direcciones y toda esa informacion estan en la carpeta, Salvatore. Y no, no puedo abrir la ventana. Si podria pero puede disparar los detectores de humo.

- Cuando salgan podra liberar su adiccion amigo.

- No Seth, aun no sabemos nada acerca de la muerte de Drake. La investigacion la tiene la policia local. No quisimos llamar la atencion sobre el caso, hasta estar seguros. Al menos eso me informaron.

No me interesa la parte de la abogada esa... ni... la del otro tipo... Ahora mismo no. Ni ese local al que veo con ganas de ir, agente Leigh. Dije serio. Cuanto más tiempo perdamos con eso, más posibilidades de encontrar a las agentes sin vida... si las encontramos.

Debemos empezar por el lugar donde Acklin estuvo encerrada y partir de ahí.... tanto hacia adelante como hacia atrás. Ver como llegaron a la casa y como salieron. Tosí un poco, a causa del humo de aquel cigarro.

Discúlpeme director, pero no le estoy sugiriendo a usted que abra la ventana, se lo digo a Murray, que es quien está fumando.. ¿o acaso ve un cigarro en mis manos? Le pregunté extendiendo mis manos y dejándolas a la vista. Supongo que en breve notaremos esa ducha de la que habla. Dije mirando hacia arriba y señalando con la mirada el detector de humo, el cual empezaba a recibir el generado por el cigarro.

Victoria se acerco al joven y le quito el cigarro apagandolo en alguna taza vieja de cafe antes de que activara las alarmas contra incendio.

- Vayamos pues a donde suponemos tenian a las mujeres secuestradas antes de trasladarlas. Director?

Victoria comenzo a recoger un par de carpetas y apuro un cafe, para salir por la puerta.

- Vamos Murray, cualquier pregunta adicional podemos discutirla en el camino.

Victoria se detuvo en la salida de la oficina en espera de sus compañeros. Aunque no parecian nada incentivados creo al menos cada uno era excelente en su campo, incluyendola a ella.

(Puedes hacer todas las preguntas para responderlas ahora o en el camino)

Salvatore, aquel hombre de aspecto destartalado, no distaba mucho ni de la apariencia ni de la forma de pensar de John Murray. En un tema tan delicado como este, había que ir a lo seguro e investigar donde la policía local solo había precintado el lugar. Por muchos indicios que hubiera, al final eran solo eso, indicios. Las similitudes entre los dos investigadores eran muy claras, sin embargo John no hizo más que pegarle una mirada complaciente y después de soplar el humo por la comisura del labio contraria a Salvatore – Deténgame – Dijo como alguien a quien acababan de llamar del trabajo a las tres de la mañana.

Se encontraba en mitad de un lugar extraño, a una hora intempestiva, escuchando una discusión mediocre y sinsentido. Ni siquiera tuvo ganas para reaccionar como la dulce pero mortal Agente Leigh le arrebataba el cigarro, manteniendo la mirada donde se debía encontrar. Tras exhalar el humo por última vez, le dedico una media sonrisa y puso los ojos en blanco. Lo último que quería hacer ahora era meterse en aquella discusión propia de moscas cojoneras.

- Sera lo mejor – Dijo John Murray poniéndose en marcha junto al resto del equipo. Estaba tardando mucho John en empezar a segregar a adrenalina, y lo último que quería ahora John, era desperdiciar de mala manera otro cigarro.

Sonreí cínicamente ante el arrebato de la agente Leigh, retirando de esa manera el cigarro a Murray. Si no hubiese dicho nada.. ¿se hubiesen dado cuenta de que Murray tenía un cigarro encendido? Espero que no sean la élite del FBI...

Quizás no debamos perder más tiempo aquí. Director Fitzpatrick. Le tendí la mano como parte del protocolo. Traeremos a sus chicas. Me acerqué a la puerta con los documentos facilitados en la mano. Luego los alcé un poco. Espero que contengan una relacción de los amigos de los.... mmmm... Gummer... Sobre todo del hermano muerto.

Apreté el paso para alcanzar al resto y poder iniciar la investigación in-situ.