Partida Rol por web

Molesto por la actitud de Hornet Knight, decidí darle una lección de humildad. Con disimulo, mientras el grupo estaba enfrascado en sus conversaciones banales y con la aparición del perro, que por cierto tenía un buen nombre, usé mi magia para cargar su café con una "pequeña" dosis de cafeína, que estaba seguro de que iba a servir para que se soltara más y se animara con el resto del grupo...

Revan pareció satisfecho que Dobla Destino, o Dan Rowling, respetase su intimidad. A continuación fijó su atención al perro unos segundos, un tanto inquietantes, luego miro de nuevo a su anfitrión y comentó finalmente, con su habitual tono neutro de emociones:

- Bien, si hemos terminado con las formalidades sociales y presentarnos a todas las mascotas, creo que estaba a punto de informarnos de la razón por la cual estamos todos aquí, señor Rowling...

El hechicero no se andaba por las ramas y era obvio que no le gustaba perder el tiempo, así que esperaba que Rowling fuera directo al grano y pudiera decirles de que iba todo lo que había pasado esta noche y si podían hacer algo para solucionarlo...

Entonces volvió a fijarse en el perro una vez más y estuvo mirándolo una vez más, mientras esperaba a que le respondieran. La verdad es que esa fijación con el perro, viniendo de un brujo, empezaba a ser inquietante....

Mi sonrisa se ensanchó al ver como uno a no se negaban a revelar su identidad. Pocos aparte de los mutantes sabían lo que era sufrir una verdadera persecución por tan solo ser quien eres. La ilusión del anonimato y la intimidad era algo que el gobierno nos vendía continuamente pero que rara vez cumplía. Tras la "fiestecita" de aquella noche, debíamos tener al menos un par de agencias de inteligecia detrás nuestra. "Con suerte, ahora tenemos incluso nuestro propio satélite." Se necesitaban una cantidad absurda de recursos para mantener una segunda identidad. Tal vez sólo el Señor Strauss pudiera permitirse eso aunque con aquel "error de diseño" era solo cuestión de tiempo. Una cámara en la que no has reparado, que ocurra una emergencia justo a tu lado, algún mirón... cualquier error era suficiente para que tu "identidad secreta" quedara destrozada y saliera en YouTube.

Le guié un ojo como respuesta al agradecimiento del hombre menguante coqueta antes de recostarme de nuevo en el sofá. Estaba comenzando a sumirme en mis pensamientos cuando un perrito saltó sobre mí. Tras el sobresalto inicial, me reí y comencé a acariciarlo.

- Tranquilo, campeón. - dije entre risas mientras lo acariciaba para calmarlo. - Deja que el "Gran Jefe" explique lo sucedido que nos tiene a todos en ascuas.

Senté a Draco en mi regazo y le arrasqué tras la orejas distraidamente.

Me llevé la mano a la cara cuando vi que le servían ese café a Hornet Knight. Lo que le faltaba... para que siga rajando sin parar.. Me acerqué a la zona donde se estaban sentando todos, pero permanecí en pie. Continuaba buscando entradas peatonales al lugar con la mirada.

Kat o Noche. Nada de Katherine. En la calle Noche. Repliqué a D·D cuando se refirió a mi con mi nombre entero. Luego desvié mi mirada hacia el hombre-chinche, quería ver su reacción... Eddie y rubio... eso acorta la lista.

De pronto aquellos ladridos irrumpieron en la sala. Un precioso bulldog francés apareció de la nada y corrió a saludar a Rift. Drago... Pensé mientras le miraba con ternura tras mi máscara. Me moría por tirarme al suelo y jugar con él, pero eso era algo que Noche no podía hacer, eso formaba parte de la forma de ser de Kat y ella no estaba allí en ese momento, sólo Noche, sin debilidades, sin miedos, sin sentimientos.

Me giré a Revan cuando habló, cada vez me intigaba más que o quien estaba bajo aquella ropa, aquella máscara y esa voz sin emociones.

Que mono es, yo prefiero a los perros un poco más grandes, pero esta muy mono. - digo mirando al perro.

Muy bien Dan, dinos ¿En qué podemos ayudarnos? Pues supongo que la razón por la que nos trajiste aquí es para proponernos alguna clase de trabajo en conjunto. - sentenció con calma mientras trato de acariciar al perro de Lara.

Me acomodé en mi butaca. Del bolsillo de mi traje, que seguía llevando puesto, saqué un pequeño proyector holográfico. Lo puse encima de la mesita y lo active. Al instante salieron unos cuantos recortes de periódicos y vídeos sacados del telediario. Todos hablaban de los mismo, las cuatro anteriores revueltas.

-Ya sabéis lo de los ataques por toda la ciudad. No se sabe que buscan, tampoco quien los organiza. Ni el motivo, ni la finalidad. Y eso me preocupa. -me coloqué bien las gafas, inspiré profundamente y seguí.- Hay algo mucho más grande detrás de las revueltas... Esto es a una escala que me supera.

Les miré a los ojos, con cara de preocupación. Ahora no dejaba ver mi lado jocoso o serio. Esto me preocupaba de verdad.

-Os he estado observando durante las últimas semanas. Todos tenéis habilidades que necesito para esta misión. Algunos cojeáis de algo que a otros se os da de fábula. Os equilibráis. –junté las manos sin darme cuenta.- Necesito vuestra ayuda. No quiero daros un discurso inspirador para que forméis un jodido superequipo. Espero que lo hagáis porque de verdad lo queréis hacer. Yo solo no puedo. Podemos trabajar juntos y compartir recursos, instrumental, instalaciones... Incluso os podría devolver el favor algún día.

Al parecer, el café de Hornet Knight tenía mucha más cafeína de la que debería. Tal vez le afecte alterándolo un poquito.

De repente, justo cuando Dobla Destino acabó su discurso, la mente de Revan se nubló. Empezó a ver un torrente de luces azuladas. Parecía estar en el centro de un tornado. Pero de repente todo tomó forma. Estaba como en una especie de almacén. En el suelo del almacén estaba Revan arrodillado. En frente de él, tres personas yacían muertas. Más allá un grupo de figuras encapuchadas miraban al mago.

-El hijo pródigo... -dijo una voz metálica.

Y todas las figuras levantaron las manos y lanzaron rayos contra Revan.

En ese momento, Revan volvió a la realidad. Seguía estando en la base de Dobla Destino.

¿Habría sido un sueño? O... ¿Una visión?

Me crujo los dedos con nerviosismo. Miro a todos uno por uno, rápido.

- Es verdad, nos equilibramos. Por ejemplo, a Revan no le gusta hablar. - Pausa.- Menos mal que tenemos a Miguel para compensar.

Dicho lo cual me pongo de pie, y camino de un lado a otro con nerviosismo.

- Bueno, los ataques me preocupan, como a todos, imagino. Pero esto de un equipo... Buf. A ver, no me malinterpretéis, creo que todos sois personas excelentes, pero os he visto con mis propios ojos matar a gente. Así, por las buenas. Bum. ¿Sabéis que la mayor parte del crimen viene de sectores desprivilegiados, no? O sea, gente chunga que vive entre el paro, y las drogas y esa clase de ambientes. Y si no ven otra salida, pues se meten en estas mierdas. Nosotros, no como superhéroes, sino como ciudadanos, debemos echarles una mano a salir de ese ciclo. Reinserción, esa es la clave. Pero vosotros les habéis quitado esa oportunidad. Y os estoy mirando a ti...- señalo a Arcángel.- ... a ti...- señalo a Noche.- ... a ti, señorita lanzamisiles...- Señalo a Rift.- ... y a ti también, Dobla Destino. Así que imagino que conocéis mi condición. Quiero ayudar, pero nadie mata a nadie. Si alguien deja de respirar, entonces voy a tener un problema con el alguien que haya liquidado al otro alguien. O algo. Yo que sé. Antes estaba bien, pero ahora tengo calor. ¿No tenéis calor? Dejad de mirarme. Me estáis poniendo nervioso.

-Que conste que yo solo maté a aquel tipo porque ya estaba condenado. -miré a Hornet, intentando explicarme.- Pero sí, tienes razón. No debemos matar a nadie. _{A no ser que sea excepcionalmente necesario...}  Nadie mata a nadie. ¿Vale? -miré a Noche.- ¿Vale?

Luego volví a mirar a Hornet Knight.

-Y tú relajate un poco, fo God's Sake.

- ¡Si estoy relajado! Super relajado. ¿No me veis? Soy la viva imagen de la calma zen. Me falta un bonsai.- Estoy pegando saltitos de excitación. "Joder, voy a estar en un equipo de gente en plan Vengadores. Esto es todo lo contrario a mis principios".- Por cierto, ya que me habéis aceptado la condición primera, ahí va la segunda. Miguel, eres rico. Quiero entradas para el Arsenal-Chelsey de dentro de tres semanas. Si no, buscaos a otro simpático caballero. ¿Os he dicho que me van a nombrar caballero? A mi abuela le va a encantar. Es republicana. ¿Vosotros sois republicanos? ¿Qué más dará? ¿Qué me pasa?

A ver si te calmas un poco mi amigo. - le digo a Hornet Kinght con seriedad - Estoy de acuerdo contigo en cuanto a lo de no matar, pero hay ocasiones en las que la violencia es inevitable. ¿Alguna vez haz visto lo que la HCM le hace a las personas? Pues  yo sí, perdí a uno de mis mejores amigos por esa basura. Sólo en algunos casos esa porquería trbaja como debe y es con personas que tienen el gen "X" a los demás los destruye por completo.

Es una de las formas de morir más lentas y dolorosas posibles. En el mejor de los casos provoca la aparición de múltiples tumores cancerosos que hacen metástasis en cuestión de días y en el peor destruye sus células hasta convertirlas en pomada.

Y el síndrome de abstinencia es realmente mortal, pues mientras esa cosa está en tu metabolismo empieza a mutarlo de manera violenta y vertiginosa.

Al principio puede que obtengan poderes, pero luego empieza el calvario. Mi amigo Peter Dietriech, intentó dejar esa porquería tres veces y la última fue la peor de todas. Sólo al recordar como lo encontré, siento que se me revuelve el estómago.

Él estaba tirado en el suelo al lado de su cama en medio de un enorme charco de sangre, literalmente había vomitado sus entrañas y su rostro, ni que decir. Dónde se suponía que debían estar sus ojos, sólo quedaban dos enormes sacos de pus y mejor no sigo para no indigestar a los presentes. Es por ello que espero que Dan pueda hacer algo por ese chico que está en la cajuela de su auto, pues no quisiera verlo morir de esa manera. - digo con cierta amargura y tristeza.

¿Sabes? Detesto tanto la violencia que modifique estas cosas para hacerlas menos letales. - digo mostrándole los guantes. - El diseño original no incluía el cañón sónico, ni el camuflaje. Este cañon puede golpear fuerte, pero no causa un daño real en la víctima, sólo lo aturde y derriba, esta es mi arma principal, no los repulsores. Personalmente detesto usarlos, pero reconozco que son necesarios en ciertas ocasiones. Así que no creas que soy un asesino despiadado o algo así, eso si me ofende. - añado indignado.

"Si hubieras visto los planos originales que incluían armamento realmente pesado, quizá hasta me habrías tildado de psicopáta." - pienso con amargura mientras recuerdo los archivos que encontré en aquella vieja computadora.

En cuanto a tus entradas, puedes pasar a recogerlas a mi oficina mañana por la tarde, si es que no te molesta recibirlas de un sociopata sediento de sangre. - digo a modo de reproche.

Dijiste que por allí estaba la cocina. ¿Cierto Dan? - digo mientras me pongo de pie y me dirijo a la cocina por un café bastante molesto.

Las palabras de Hornet Knight habían calado profundo en Miguel, pues al igual que él, Miguel odiaba lastimar a otros, pues cuando se veía forzado a hacerlo, sentía que la gran carga que llevaba sobre sus hombros se hacía mucho más pesada.

Mientras el pesar y la tristeza se mostraban en sus ojos, un aura gris se formaba alrededor del muchacho.

Traté de no vomitar, ante la fuerza y violencia de la visión. Traté de sosegarme y de que los demás no notasen de que me pasaba algo, ya que lo último que quiero hacer es mostrar algún signo de debilidad frente a ellos. Por suerte están tan enfrascados hablando en sus asuntos, que parecen prestar poca atención en mi, por lo que puedo recuperarme tranquilamente sin que se den cuentan. También ayuda el tener una máscara que oculta todos los rasgos de tu rostro a los demás. Sea cual sea el significado de la visión, parece que mi infame pariente, Víctor Von Dooom, tiene algo que ver. Lo cual significa que a partir de ahora voy a tener que tener mucho más cuidado que de costumbre y cuidar de en quien confío...

Revan escuchó el relato de Miguel Strauss en silencio. Era difícil saber si estaba interesado o no, ya que su expresión era indescifable, pero no dijo nada mientras el otro hablaba, y luego le siguió con la vista, todavía en silencio, mientras el millonario se dirigía a la cocina.

A continuación, con los brazos cruzados, centró su atención en Hornet Knight. No le gustaba nada un comentario que el héroe había hecho antes sobre él, junto a los comentarios ofensivos al resto de varios miembros del grupo, y quería decir algo al respeto:

- Puede que no me guste hablar, pero es obvio que a ti te encanta, por lo visto... Incluido ofender a los demás.

Tuve que hacer un esfuerzo monumental para mantener la compostura y no deshacerme en carcajadas al ver al sobreexcitado Hornet. "La próxima vez parece que tendré que darle descafeinado o podría darle un colpaso." Eché una mirada a Miguel mientras relataba sus vivencias antes de volver sobre la Hormiga Atómica.

- Estoy con Miguel. - dije sin perder mi tono alegre - No me gusta nada segar una vida y en ninguna circunstancia lo hago por placer. No obstante, si tengo que elegir entre la vida de un criminal o arriesgar de un inocente, no dudaré un segundo.

Acto seguido, me senté correctamente en el sofá. Mi habitual sonrisa había desaparecido y miré a Dobla Destino llena de convicción. Respiré profundamente y respondí a su anterior pregunta.

- La gente que está detrás de todo esto no se andan con tonterías. Sin tener un objetivo claro a nuestros ojos y sin que esperaran toda la resistencia que encontraron hoy, han desplegado tres "mejorados" y varios hombres con armamento estratégico pesado. Ahora que saben que vamos tras ellos, las cosas se pondrán peor. Va a ser un trabajo complicado. No puedo aceptar formar grupo con ellos.- antes de que comenzara la avalancha de objecciones y preguntas continué con mi discurso. - Necesito poder fiarme de todos mis compañeros cuando nuestra vida penda de  un hilo. Yo no tengo ciber-armaduras ni escudos místicos. Voy al combate con un vestido rojo. Un simple disparo me puede costar la vida. Por eso, estaré continuamente en vuestras manos.

Si no os queréis quitar la máscaras es por una de dos razones. O tenéis algo que ocultar, o tenéis miedo. Si la primera hipótesis es cierta, está clara la causa por la que no puedo trabajar con vosotros. Si lo es la segunda, el caso es bastante similar. El miedo es la base de la duda. Y cuando todo dependa de vuestra reacción en una décima de segundo, un atisbo de duda podría ser la diferencia entre la vida y la muerte. No pienso correr riesgos. Esto es demasiado importante.

Había estado acariciando al pequeño perrito de forma automática. Se veía en sus pequeños ojitos negros que notaba la tensión que comenzaba a acumularse en el ambiente mientras hablaba.

Paseo de un lado a otro, nervioso.

- ¿Yo no te parezco de fiar? Te aseguro que soy un libro abierto. Pregúntame cualquier cosa. Especialmente si es de fútbol. O mejor, no me preguntes de fútbol, que si eres del Manchester o del Chelsea, me enciendo rápido. ¿No seréis alguno del Manchester City, no? Porque puedo empezar a replantearme lo de no matar...

Me siento y resoplo. Me levanto.

- Pero vamos, que te digo una cosa. Yo no me quito la máscara porque... Por principios un poco. Quiero decir, mira a Revan. No tengo ni idea de lo que hay debajo de su casco. Igual es un hombre, o una mujer, o Barack Obama, o Elijah Wood... O mira a Noche. Al menos, de ella sabemos que es una chica.- "Y de muy buen ver, dicho sea de paso".- No sé ni lo que están pensando. Ahora, que si ellos me dicen "te enseño la cara si enseñas tú la tuya", yo me quito la máscara. Sin dudarlo.

Vuelvo a dar paseos de un lado a otro. "Qué hago con los brazos. Se supone que debería moverlos de forma natural". Los muevo como un maniquí.

- Mira, Lara, ya que hablamos de confianza. Llevo tomando café desde hace diez años y pensaba que me había inmunizado a la cafeína, pero tu macchiato me ha puesto así. Podría haberlo rechazado, gritando "¡Muti!" y tirarlo lejos. Pero no. Confío en ti. Porque veo en tus ojos y en tu voz la honestidad de aquellos que han sido oprimidos, y sé que estás dispuesta a todo por ayudar a los que lo necesitan. Eso me ha quedado un poco más recargado de lo que quería, pero dime la verdad: ¿crees que soy honesto? ¿De verdad no te fías de mí?

-Te traeré algo para los nervios, tío.

En cuanto Hornet Knight acabó su interminable discurso, me levanté. Fui a la zona de cocina y saqué un par de frascos de los armarios. Hice una mezcla y la puse en un vaso.

-Perdona a mi querida sidekick, Hornet. Todavía no controla del todo sus poderes. -dije de espaldas a mis invitados. Me giré y llevé el vaso hasta la mesa.- Aunque en estas últimas semanas ha mejorado mucho. Ahora hace aparecer armas muy molonas.

Le tendí el vaso a Hornet y cuando este lo fue a coger, rápidamente le clavé un dardo en la mano.

-¡Alto, alto! Antes de que digas nada, lo siento. Necesitas relajarte, lo del vaso es té de frutos rojos. El único calmante que tengo es este. Lo utilizo a veces para interrogar y esas cosas. -me aclaré la garganta. La conversación se estaba yendo por donde no debía.- En fin, sigamos con lo importante. Se que puede ser difícil confiar los unos en los otros así de rápido. ¡Me ha costado mucho decidirme a meteros en mi casa! Incluso Rift no había venido nunca. Ese es mi voto de confianza, os he abierto las puertas de mi casa. Incluso habéis conocido a mi maldito perro. Pero yo creo... Que tendréis éxito. Necesito vuestra ayuda. Londres necesita vuestra ayuda. ¿Estáis dentro o no?

Lo dije totalmente serio. El momento de las bromas había pasado. Esperaba que aceptaran, si no todo lo que había hecho hasta ahora sería inútil. Todos los ciudadanos de Londres... Morirían.

- ¡Ouch!

Me echo hacia detrás, chupándome la mano.

- Podías habérmelo dicho, tio. No soy un animal, no tienes que engañarme. Si queréis que me calle... decídmelo.

Dicho lo cual, me pongo las manos detrás de la cabeza.

- Si las cosas están así, entonces yo digo "sí". Adelante.

Cuando regreso con mi café, observo como Dan clava un dardo en la mano de Hornet. - "Vaya al parecer también lo saco de quicio. Al parecer este chico no sabe cuando moderarse." - pienso mientras me acerco con mi café al sofá.

Tras escuchar las palabras de Dan, doy un pequeño sorbo al café y lo miro a los ojos.

Sabes que cuentas conmigo Dan. Haré lo que sea necesario para proteger la ciudad y Rift tal vez no tengas armadura, pero mientras cubras mi espalda, yo seré tu escudo. Kat, Revan ¿Están dentro o no? Porque yo también estoy dentro. - Pregunto antes de dar otro sorbo a mi café.

Me mantengo en silencio, observando gestos, escuchando posturas. ¿El hombre-chinche no sabe lo que es el silencio? Seguro que habla en sueños.. y ronca... Me sonrío para mí. La conversación va variando, desde la explicación del HCM hasta el quinto mandamiento y la obsesión de Hornet Knight con que mostremos el rostro.

Veo como D·D droga a Hornet a traición. ¿Realmente debo confiar en alguien así? ¿Alguien que te ofrece un té y te droga sin pensar si le tienes alergia a esa sustancia o si anteriormente has tenido algún problema con las drogas? pregunto abiertamente rompiendo mi largo silencio. ¿Y tú? Miré a Hornet Knight. ¿No eres capáz de tomar tus propias decisiones sólo, sin involucrar a los demás y pretendes darnos órdenes? ¿Qué prefieres? ¿Un muerto o miles? O mejor aún, ¿tu vida o la del futuro asesino de miles de personas? ¿Y que me dices de los consumidores de HCM? Están muertos en vida.

Me giré nuevamente hacia D·D. Si me queréis dentro, lo estaré. Os cubriré el culo desde las sombras o me colaré en sigilo donde sea necesario, pero olvidaros de mi rostro y mi nombre. No traen nada bueno, ni para mi, ni para nadie. Las últimas palabras sonaron con resignación, como si de alguna manera estuviese condenada a vivir en las sombras. En cuanto a matar o no... es mi decisión, no vuestra. Está claro que el sistema actual no funciona y el miedo es la mejor baza para controlar a esos maleantes.

Miré a todos, en especial a Miguel, Lara y D·D. Vosotros tenéis la última palabra. Si no podéis fiaros de mi, subirme a ese cacharro nuevamente y dejarme en cualquier punto de la ciudad, sabré volver a casa sóla.