Partida Rol por web

Miguel es mi primo, yo soy Johan, las personas nos confunden muy amenudo y aunque eso es bueno para evitar filas en el teatro, no es tan bueno para mi trabajo. - digo sonriendo amablemente.

Yo soy sólo un asesor técnico de campo. La agente Stevenson y yo, estamos aquí para ayudar, según las imágenes del satélite los encapuchados estuvieron combatiendo con un grupo de vigilantes, pero antes de eso no se aprecia con claridad qué es lo que ocurrió aquí.

Dice que los encapuchados empezaron a disparar y a pelearse sin ninguna razón o ¿Cómo es que empezo todo? Pues no me queda del todo claro, pues tenemos fuertes razones para pensar que se trataba de un grupo bien organizado.

¿Qué más nos puede comentar al respecto señorita Betty? Si nos da cualquier pieza de información importante, prometo convencer a mi primo para que venga de visita la próxima semana. - agrego con calma y seriedad.

Recuperando el tamaño normal, cojo el pañuelo de seda y me voy hacia la furgoneta, mirando en su interior.

- Con permiso...- Comento entre dientes mientras entro.

Si no hubiese sido por mi máscara, Revan hubiese visto la cara de pardilla que se me debió quedar al ver como la caja desaparecía delante nuestra. Sabía que era un mago, pero... lo de la caja..

¿La... escondiste? le pregunté con curiosidad mientras le veía ascender hacia la superficie. Comencé a trepar por las escaleras detrás suyo. A su señal, salí de la alcantarilla y coloqué la tapa en su sitio. Miré a nuestro alrededor, al menos teníamos unos cubos de basura que nos servirían de cobertura.

Por supuesto que sí. Respondí a mi compañero y comprobé la puerta del portal.

Aquella mujer parecía bastante afectada. Había visto algo que la había perturbado bastante o le había ocurrido algún hecho traumático. Necesitaba alguna clase de apoyo emocional. Coloqué mi mano sobre la suya y la apreté en un gesto reconfortante.

- Sabemos que esto puede ser complicado pero tiene que tratar de contarnos todo lo que ocurrió para que podamos evitar que esto vuelva a suceder. - traté de esbozar una sonrisa de comprensión acompañada de una mirada intensa. "Tal vez haya tenido que hacer algo de lo que ahora se avergüence." - Todo lo que nos cuenta será totalmente confidencial y no tendrá que declarar ante jurado alguno si no lo desea. Confía en nosotros, Betty.

Betty miró de reojo, con cara de extrañeza, a Miguel. Ella era una seguidora compulsiva de las revistas del corazón. Era muy difícil engañarla. Sobretodo si Miguel se había presentado al comisario y discutido con él.

-Oh... vale. -dijo centrándose en Lara.

Todo lo que nos cuenta será totalmente confidencial y no tendrá que declarar ante jurado alguno si no lo desea. Confía en nosotros, Betty.

 Se miró la falda, pensando que hacer. Después de unos segundos miró a los ojos a sus interlocutores y dijo:

-Va-vale... Será mejor que me sigáis. -y se levantó.

Fue al fondo de la sala y abrió una puerta a la trastienda. Miró a los dos jóvenes para que la siguieran.

Detrás de aquella puerta, había una escaleras enmoquetadas que llevaban al segundo piso.

Era un piso inglés. Estaban entrando por detrás, la entrada que daba a la cocina. Era una estancia alargada, con todo muy apretujado. Y todo sucio.

Parecía que desde hace mucho tiempo nadie pisaba ese lugar. Estaba lleno de polvo y todo desordenado.

Los vigilantes encontraron unas cuantas armas. Pistolas, fusiles, granadas.

Se oyó un pequeño crujido.

En el interior de la furgoneta había una caja de un metro cuadrado. Era de madera con las siglas L.R.A impresas en la tapa. Encima de ella reposaba una virgen, con una vela encendida. En el suelo había un par de metralletas. En la pared un póster  del Arsenal.

Parece que el dueño le tenía alergia a la limpieza. Le digo a Revan según nos colamos en el lugar. Lo bueno de la suciedad es que sabiendo mirar puedes encontrar muchas cosas, sobre todo si buscas espacios más limpios...

Me detuve un instante y puse la mano sobre el pecho de Revan para que se detuviese, llevándome el dedo índice de la otra mano a la boca. Me había parecido escuchar algo y así se lo hice saber, llevándome la mano al oído y luego ambos dedos a los ojos, tratando de decirle que estuviese en alerta.

 Revan miró a su alrededor, tratando de identificar la fuente del pequeño crujido. Al juzgar por la reacción de su compañera, Noche también lo había oído.

 Podía no ser nada o bien podría significar que aquí había alguien más o bien había algún tipo de trampa y estaban en apuros. En cualquier caso, debían de estar alerta para cualquier cosa...

Muchas gracias, es Usted muy amable. - digo con una sonrisa digna de comercial de dentífrico.

Por cierto señora ¿Cuánto tiempo tiene trabajando aquí? El lugar parece muy agradable. ¿Cuál es su horario de atención?

"Parece que va a enseñarnos algo complicado. Tal vez seamos los primeros que lo vean. Eso nos daría bastante ventaja." Con suavidad, coloco mi mano sobre su brazo mientras sonrío al igual que Miguel salvo que la mía es más discreta y llena de complicidad.

- Muchas gracias por ayudarnos en la investigación. Betty, ¿has enseñado a los otros agentes lo que nos vas a mostrar ahora?

El ruido provenía del comedor, al que se accedía por una puerta en la cocina.

Al llegar vieron a un hombre de medina edad tumbado en un sofá, con los ojos cerrados.

La habitación estaba llenas de papeles por todas partes. En las paredes hay página y páginas, todas pegadas con chinchetas y pegamento. Había cuadros con escritura árabe y muchas velas consumidas.

Si se fijaban, podían leer que todos los papeles que envolvían las paredes también estaban escritos en árabe. Parecían páginas el Corán.

Subieron por las escaleras y cruzaron la puerta que les aguantaba Betty con amabilidad.

Era un piso agradable. Todo estaba lleno de tacitas, posavasos y centros de mesa bonitos. Las paredes estaban recubiertas de platos colgados con diseños de colores rosados.

Les hizo pasar a la sala de estar. Era una habitación pequeña, con un pasillo que daba a la cocina y a la entrada y otro que daría a las habitaciones interiores. Los vigilantes encubiertos esperaron en un pequeo sofa y Betty les sirvió una taza de té a cada uno.

Betty era muy buena anfitriona, pero se notaba que ocultaba algo. Tenía la frente perlada de sudor.

-Un segundo...

Por el pasillo apareció una figura. 

Era un hombre, de unos treinta años. Su cuerpo era delgado y parecía desnutrido. Vestía una camisa de tirantes, muy sucia. Pero lo que más resaltaba era su herida en el hombro, la cual manchaba de sangre toda su ropa.

Parecía desorientado, caminaba poco a poco.

-Betty... -susurró.

Pero de pronto su expresión cambió.

-Tú... -dijo señalando a Lara, con alarma en sus ojos. Muy asustado, con un dedo acusatorio siguió.- ¡Tú estabas allí!

Mentiría si dijese que lo que veía no me sorprendía. ¿Acaso aquí alguien había estado jugando con los místico?. Solo había una manera de comprobarlo. Use mis Bandas Carmesís para inmovilizar al sujeto y poder interrogarle sin que pudiera oponer resistencia... Una vez que estuviera bien sujeto, utilizaría mis sentidos místicos para ver si percibían algo, mientras dejaba que Noche comenzaba el interrogatorio.

El hombre se despierta asustado y con terror en sus ojos.

La figura enmascarada acercó su rostro hasta poca distancia al del aterrorizado prisionero y le saludó, con un tono siniestro, que no ayudaba precisamente a tranquilizar al hombre:

- ¿Hola?. ¿Ha dormido bien?. Pues me temo que eso se ha terminado. Ahora va a responder unas preguntas y si creemos que nos miente, que lo sabremos, Y entonces... Bien, digamos que no seremos amables, ¿lo a comprendido?. Vamos a comenzar con algo fácil, ¿como se llama y que hace aquí?.

Caminé tras Revan, cuidando donde pisaba y mirando más allá del mago, buscando el origen del ruido con la mirada. Entramos en el salón. Un fuerte olor a alcohol inundó mi nariz mientras mis ojos observaban las paredes tan curiosamente empapeladas. Lástima que no escogiese árabe como segundo idioma en mi academia. Pensé al ver la escritura de los documentos. Cabía la posibilidad de que algunos formasen parte del Coran. No era ninguna experta, pero la estructura del texto..

Revan en cambio, parecía más centrado en el origen del olor a alcohol, un hombre dormido en un sofa. Le vi haciendo gestos raros con sus manos. Me chocaba aun, pero empezaba a acostumbrarme. Ten cuidado, algo no me cuadra. Es bien sabido que los fieles del Coran no beben alcohol... y este apesta. Además el Corán es su libro sagrado. Jamás arrancarían las páginas a uno y las colgarían por las paredes.  Le dije antes de que le despertase e iniciase el interrogatorio.

Mientras Revan comenzaba a preguntar, me quedé observando al hombre un rato para luego empezar a mirar la sala. Quizás encontrase algo que fuese capaz de entender... Sino nos tocaría buscar un traductor para todos los papeles que había allí.

Al ver la reacción de aquél sujeto, intento tranquilizar los ánimos. 

¡Eh! Tranquilo amigo, no querrás armar un escándalo aquí y atraer la atención de los oficiales que están abajo ¿Cierto? 

Ahora si tuvieras la amabilidad de tomar asiento y contarnos lo que sabes, quizá hasta podríamos ayudarte. Somo Shield ¿Sabes? - digo con calma mientras me preparo para quitarme el guante para aturdir al sujeto de ser necesario.

"Mierda. Esperaba que tardaran lo suficiente en darse cuenta como para poder hacer algunas preguntas más." Si ese hombre comenzaba a gritar o montaba cuanquier numerito, teníamos todas las de perder. La mitad de la policía de Londres estaba en las inmediaciones sin hablar de unas cuantas de organizaciones de seguridad adicionales. Tenía que decir algo y pronto.

- Sí, estaba aquí. - digo con toda la serenidad que puedo permitirme y con un deje severo en la voz. Continuo con más autoridad a medida que hablo, tratando de creerme lo que estoy a punto de decir. - Y si no quiere estropear una misión de infiltración de seis meses, agradecería que no lo andara comentando alegremente por ahí. Hay demasiadas vidas en juego.

Noto que Miguel está algo tenso. Si se ve obligado a actuar, podría reventar su tapadera en dos segundos y no quiero que se repita el incidente de la mansión Stark. No por mi culpa.

- De hecho, le haría un gran favor a SHIELD y a la seguridad mundial si no comentara ese hecho con nadie. Incluidos los agentes de ahí afuera. Betty, - me giro hacia la mujer que posiblemente se encuentra más nerviosa ahora. - espero lo mismo de usted. Si esos justicieros se enteran de que trabajo para SHIELD o los que atacaron anoche, sería mi propia vida la que correría peligro. - "Es hora de apelar a sus conciencias." Dejo que la genuina preocupación que siento se filtre a través de mi máscara de autoridad. Es bastante más sencillo mostrar emociones que sientes de verdad. - Estoy arriesgando todo viniendo aquí tras lo de anoche para tratar de detener a esos terroristas. No podré hacerlo sin su ayuda.

Les dedico mi mejor mirada de dama en apuros antes de ponerme muy recta y volver con mi mueca de seriedad y prefesionalidad. Aunque trato de que no sea tan convincente como antes. Como si me fuera difícil mantener la compostura, cosa que tampoco es terriblemente mentira.