Partida Rol por web

Más Allá de las Montañas de la Locura

Papeles de Trabajo

Cargando editor
28/07/2010, 17:06

Carta anónima recibida el 5 de septiembre de 1933

Estimado hombre de ciencia:

Pronto partirás hacia los blancos hielos del sur, y unas cosas muy, muy antiguas esperan, se mueven, trabajan y planean. ¡No vayas! Ruego a la Sagrada Virgen que escuche mis plegarias y que no vayas. No despiertes a Aquel que Allí Duerme. No traspases los muros blancos y negros de la helada prisión de hielo y tiempo. ¡La caja no debe ser abierta! Deja que los moribundos y los muertos mantengan las puertas cerradas.

Yo escucho sus sueños. He visto las formas dentro de Su mente, porque Él lo ha visto y Él lo sabe. Debe ser libre, y si partes, irá a por ti.

Vuelve sobre tus pasos o moriremos todos.

Un amigo.

Cargando editor
28/07/2010, 17:08

Titular de periódico del día 6 de septiembre de 1933

¡FAMOSO CAPITÁN ASESINADO!

Muere en el mar el Comandante Douglas

El cadáver de Douglas, de cincuenta años, fue encontrado anoche en las aguas del muelle Battery. Dos pescadores llevaron a la orilla al marino, que parecía inconsciente, tras haber sido asaltado por uno o varios individuos desconocidos. El comandante Douglas murió de camino al hospital.

Había sido un respetado oficial de la Marina Mercante durante muchos años y será recordado para la posteridad como el capitán del SS Arkham, uno de los navíos que llevó a la expedición de la Universidad Miskatonic a la Antártida en 1930.

Era del dominio público que Douglas se había reunido en Nueva York con los directores de la expedición Starkweather-Moore, que partirá dentro de unos días. La expedición espera seguir los pasos trazados anteriormente por el barco de Douglas hace tres años.

Thomas Gregor y Phil Jones, marineros residentes en Nueva York, volvían a su barco de pesca, el Bristol cuando escucharon unos apagados gritos, así que se dirigieron al lugar de donde provenían para saber lo que ocurría. Vieron a un hombre que huía y algo que se movía en el agua.

Mientras Jones corría detrás del hombre en fuga, Gregor se lanzó a las frías aguas del puerto y encontró allí un cuerpo inmóvil. Heroicamente sacó al hombre inconsciente del agua y lo llevó al muelle. Allí intentó reanimarlo. Mientras tanto, Jones, que había sido esquivado por el sospechoso, fue a ayudarle.

La policía ha declarado que el comandante Douglas fue golpeado en la cabeza con un objeto contundente, por lo que ya ha comenzado a realizar pesquisas en busca del asesino o asesinos.

Se ruega a las personas que posean alguna información sobre este terrible crimen, o sobre los lugares que visitó el señor Douglas la noche de su muerte, que se pongan en contacto con el detective Hansen de la comisaría del distrito Battery.

Cargando editor
17/10/2010, 19:30

Carta anónima recibida el 6 de septiembre de 1933

Debes escuchar este aviso. No habrá más. Después de esto, sólo queda entrar en acción. No espero que ninguno de vosotros comprendáis mis razones, pero lo único que importa es que actuéis. Considéralo como una amenaza, si quieres. Una amenaza muy seria.

La expedición no debe partir hacia el Sur. El Comandante Douglas solamente ha sido la primera baja. Si persistís en vuestras ciegas ambiciones pereceréis todos. Sólo los que abandonen sobrevivirán. Espero que tú estés entre ellos.

Dejad que los muertos descansen en paz junto a sus secretos. Son los únicos que están más allá del dolor. No hay nada esperando en el Hielo, nada salvo sufrimiento y un amargo final. Y yo no podré hacer nada para evitarlo. Sí, evitar: incluso la muerte es mejor que lo que os espera.

Supongo que me echaréis la culpa de todo. No importa, aunque sea mentira. Lo cierto es que ciertos poderes que no podéis entender están implicados en esto, no puedo decir más. El más horrible pecado, algunas veces, está en la comprensión; y aquellos que lo explican están condenados sin remedio.

¡Por favor! ¡Os lo ruego! ¡No partáis! ¡Cuéntaselo a los demás! Por vosotros mismos y por el resto del mundo. Abandonad mientras podáis. No me atrevo a contaros más.

Sinceramente,

El mejor amigo que podáis tener.

Cargando editor
17/10/2010, 19:36

Edgar y Bell decidieron acudir a la mansión de Acacia Lexington para ver si podían entrevistarse con ella. Allí fueron testigos del secuestro de un hombre que llevaba un maletín a las mismas puertas de la casa. Ambos profesores siguieron a los secuestradores hasta un almacén cerca del río donde descubieron al prisionero atado y siendo interrogado violentamente por tres hombres, uno de ellos con acento alemán, acerca de Dyer, Danforth y el libro de Pym. Edgar y Bell lograron ahuyentar a los secuestradores fingiendo ser la policía. Una vez liberado, y de camino al hospital, se dijo lo siguiente:

-Soy Nicholas Roerich, un artista de cierto renombre. Estoy en Nueva York para llevar a cabo una función de caridad con la consiguiente recogida de fondos para calmar el hambre de hombres y mujeres de todo el mundo. Recientemente recibí un paquete y una carta de mi amigo, el profesor William Dyer que ha estado viviendo en el Pacífico Sur durante el pasado año. En la carta Dyer me pedía que fuera a Nueva York en su nombre para pedir a Starkweather y Moore lo más insistentemente posible que cancelasen los planes de la expedición. Por argumento final, debía entregarles un manuscrito cerrado y lacrado.

Como durante esos días tenía que estar en Manhattan, lo más lógico era aceptar. Según la carta, el manuscrito era el relato de Dyer de lo que verdaderamente aconteció durante la Expedición de la Universidad de Miskatonic a la Antártida. Para Dyer no había otra forma de convencerles de su error.

Sólo llevo dos días en Nueva York. Mi carta a Starkweather no ha recibido respuesta y mis llamadas telefónicas han sido ignoradas. Tampoco he podido concertar una cita con ellos. Luego llegó a mí la noticia de la partida de Acacia Lexington. También ella quería navegar hasta el hielo. Conozco a Acacia desde que era pequeña, era amigo de su padre, así que decidí llevarle el mensaje a ella ya que Starkweather y Moore me habían ignorado, con la esperanza de que fuera más receptiva.

Cuando llegué a su casa, con el manuscrito en la mano, fui interceptado por el secuestrador. No me dio ni tiempo a tocar al timbre. Tenía una pistola y me pidió cooperación asegurándome que si colaboraba no me harían daño. Entramos en el coche negro y nos dirigimos a la nave.

Cargando editor
18/11/2010, 19:36

Comentarios de Phillip Douglas acerca de lo que el comandante le contó sobre su anterior estancia en el Polo:

Verán, mi hermano se vino a vivir conmigo durante varios meses tras su singladura en el Arkham con la Expedición Miskatonic. Durante el viaje perdió dos dedos debido a la congelación. Mi hermano parecía otra persona. Su carácter se había ensombrecido, se había vuelto introvertido y tenía periodos en los que se encerraba en sí mismo y se entregaba a la bebida en exceso. Durante estos ataques hablaba de forma inconexa sobre algunas de sus experiencias en el Polo Sur. A continuación se quedaba dormido y cuando despertaba, lo hacía envuelto en sudor y todavía aterrado por algún mal sueño. Yo le interrogaba a menudo sobre dichos sueños pero él insistía en que no podía recordarlos o a menudo negaba rotundamente todo lo relatado en estos episodios.

Aún así, pude unir las piezas de los relatos fragmentado de mi hermano. Al parecer, en una de sus historias, tres hombres habían sufrido la locura de la nieve, enfrentándose violentamente a sus compañeros de expedición. Dos de ellos fueron reducidos hasta que se recuperaron, pero el tercero se escapó y de él nunca más se supo.

En otra hablaba de unas piedras negruzcas congeladas que había encontrado en la nieve y de lo frías que estaban. De alguna manera siempre tuve la impresión de que aquellas piedras estaban relacionadas de algún modo con la pérdida de sus dos dedos.

-Recuerdo también que el nombre Danforth era pronunciado con frecuencia. Mi hermano movía la cabeza y decía: "Ese pobre diablo, el desgraciado de Danforth". Otras veces gritaba: "¡Maldita sea, Dyer, pon órden en tu tripulación! ¡Haz que pare de gritar!".

Cargando editor
12/01/2011, 15:20

Extracto de la conversación mantenida con Roerich en su hotel:

[...] He estado pensando que los únicos que conocían el mensaje de Dyer eran los jefes de las expediciones a la Antártida. Envié cartas a Lexington y Starkweather pero no hablé con nadie del asunto hasta que me secuestraron ¿Cómo sabían mis asaltantes quién era, dónde encontrarme y que, además, llevaba conmigo el manuscrito de Dyer? Alguien tenía que haberles informado de todo esto.

Es más, mis asaltantes no eran unos simples rateros. No estaban interesados en el dinero, querían el manuscrito del profesor Dyer aparte de que les revelara su paradero. También estoy completamente seguro de que los secuestradores eran alemanes. Incluso hice un retrato de memoria de uno de ellos que le enseñé a la policía.

Y por último está el asunto del "Libro de Pym". Algo que para mí no tenía sentido en aquellos momentos. Sin embargo, el nombre me resultaba familiar y después de darle vueltas por la noche, encontré la conexión. El recuerdo estaba relacionado con otro robo ocurrido hace diez años, en el que además también estuvieron implicados los Lexington...

...

[...]Verán, el padre de Acacia y yo fuimos amigos. Esa amistad se truncó en los años veinte con su muerte. Según la prensa, la muerte fue considerada un suicidio. Su nombre se relacionó con una serie de turbios negocios y escándalos financieros, pero ninguno de ellos lo suficientemente grave. Nunca se pudo probar nada. Lo que decíamos sus amigos era bien distinto: pensamos que lo habían asesinado por culpa de un libro.

El día del suicidio, Percival había anunciado una subasta privada en la que se desharía de algunas posesiones personales de gran valor. Murió antes de que la subasta tuviera lugar. Una de las cosas que se iban a subastar, un manuscrito único, desapareció tras su muerte y no se ha vuelto a saber nada de él. Se trataba de Las Aventuras de Arthur Gordon Pym, de Edgar Allan Poe, que había salido por entregas en 1837 en veinticinco capítulos. Los últimos capítulos no habían llegado a publicarse. Recuerdo que el ejemplar del viejo Lexington era una excepción, pues contenía dichos capítulos y era esta la razón por la que estaba tan orgulloso de su posesión. Estos capítulos nunca publicados eran cuatro y daban la obra por finalizada. Sin embargo, como les dije, esos capítulos no habían sido impresos nunca y tampoco había pruebas de que pertenecieran a la pluma del mismo autor.

Nunca llegué a ver el libro, pero Percival estaba orgulloso de contarlo entre sus posesiones; creía que era un relato auténtico de un viaje a la Antártida y no una simple pieza de ficción. Parece tan insignificante este asunto...Alguien robó el libro entonces y alguien ha robado el trabajo de un amigo ahora. Puedo creer que se trate de dos casos de codicia en ambos casos. De otro modo... -se encoge de hombros-. No quiero decir que haya alguna relación entre ambas cosas, queridos amigos. Pero la idea de que esto sea posible me ronda la cabeza por alguna extraña razón. Si aquellos que me interrogaron querían información sobre la historia de Pym, entonces es que para ellos todo está relacionado, pero no tengo ni idea de por qué.

...

[...] Estoy preocupado por Acacia. Siento que, de algún modo, está en contacto con los que me secuestraron y robaron el manuscrito Dyer. No digo que haya sido la responsable directa, pero temo que se encuentre rodeada  por malas compañías: alemanes y, probablemente, nacionalsocialistas. Se que Acacia ha estado flirteando con ese movimiento desde hace tiempo.

Estoy convencido de que hará causa común con la Expedición Barsmeier-Falken que dentro de unos días abandonará Alemania rumbo a la Antártida también. Quiero pediros un favor: ¿podréis haceros cargo de estudiar la conexión de Lexington y los alemanes y averiguar sus planes? ¿Os ocuparéis de que Acacia regrese a casa sana y salva? Sed mis ojos y mis manos. Yo no puedo ir con vosotros, salvo quizá en espíritu; pero tampoco puedo sentarme aquí ociosamente ¿Puedo poner mis esperanzas en vuestras manos?

Cargando editor
15/03/2011, 14:28

Aparte de los líderes de la Expedición, esta está compuesta por:

Guías

Peter Sykes, 34 años, guía polar: De nacionalidad canadiense, este desabrido aventurero cuenta con unos largos y delgados miembros, cara abultada de besugo y cabello negro. A la vez agresivo y optimista, disfruta con los nuevos desafíos y aventuras que se le presentan, y en todo momento está preparado para soltar algún que otro chascarrillo o cualquier otra simpática ocurrencia.

Gunnar Sorensen, 36 años, guía polar y montañero: Al igual que su hermano Nils, las largas temporadas pasadas en el invierno ártico parecen haber blanqueado el cuerpo de Gunnar Sorensen. Por el contrario, las personalidades de ambos hermanos no pueden ser más opuestas: Gunnar es positivo y sociable, mientras que Nils es la frialdad personificada. Gunnar siempre está dispuesto a aconsejar y prevenir a otros para que no corran riesgos inútiles. De nacionalidad noruega.

Nils Sorensen, 38 años, guía polar y montañero: Es un hombre grande, prácticamente albino con una larga cabellera cana que cae más allá de sus hombros y ojos color azul claro que recuerdan al agua congelada del mar. Descata por su economía del lenguaje, nunca dice más de dos palabras seguidas y siempre se agradece que nunca se repita en sus comentarios. Ni siquiera Starkweather es capaz de hacer variar su fría expresión. Gunnar estará siempre dispuesto a hacer de intermediario en cualquier conversación, compensando la distante actitud de su hermano.

Cargando editor
15/03/2011, 17:05

Personal Científico

Willard Griffith, 34 años, geólogo (Universidad de Cornell): El profesor Griffith es un prometedor geólogo que disfruta desarrollando y mejorando las ideas y teorías de otros colegas. Aunque no le resulta especialmente tentador este viaje a la Antártida, cree que esta experiencia le supondrá un importante espaldarazo en su carrera profesional.

Charlie Porter, 40 años, ayudante científico de Willard Griffith: Este estudiante de mediana edad es un hombre poco común. Aún siendo bastante culto, hace tiempo desempeñó las profesiones de minero y capataz de obra en California. Sus arrugadas y callosas manos delatan un pasado duro y difícil, muy alejado de los círculos académicos.

Morehouse Bryce, 29 años, paleontólogo (Universidad de Berkeley): Bryce tiene el pelo rizado, los ojos castaños y aparenta unos 25 años de edad. Bryce no parece encontrarse muy con el clima de este viaje dado que pasó gran parte de su vida viviendo en San Francisco. A pesar de esta notable incomodidad, siempre se muestra muy tenaz y dinámico cuando hay que arrimar el hombro, animando a todo aquel que parezca sentirse más decaído que él. Su ayudante científico es Tim Cartier. Starkweather suele utilizar el mote de "los chavales" para referirse a la pareja que forman Bryce y Cartier.

Timothy Cartier, 29 años, ayudante científico de Morehouse Bryce: Siempre inseparables, los dos trabajan de primera en equipo, de igual a igual, dejando de lado la, en principio, entendible relación mentor-estudiante. Moreno y con penetrantes ojos verdes, Cartier aparenta ser más joven de lo que realmente es, justo lo mismo que Bryce.

Charles Meyer, 34 años, arqueólogo (Universidad de Chicago): Myers es un hombre alto, fuerte y de proporciones atléticas. Desde el principio de la expedición se ha mostrado muy excitado con las enormes posibilidades arqueológicas que ofrece la Antártida. Le fascina la teoría que habla sobre la existencia de una posible civilización prehumana en la Antártida y, debido a ello, ha leído algunos de los más discutidos libros que tratan sobre el tema. Myers fue el campeón de boxeo de su promoción en la universidad. Avery Giles es su ayudante científico.

Avery Giles, 21 años, ayudante científico de Charles Myers: Ingenioso, atento y siempre sagaz, este muchacho es de sobra conocedor de todos los "chismes" de la expedición. Aunque siempre parece llevar sus tareas al día, son muy pocos los que han tenido la ocasión de verle trabajar en serio. Siempre anda conversando o negociando con alguien. Todavía estudiante de carrera, también es diestro en el campo de la interpretación y, en ocasiones, suele recitar largos pasajes de conocidos poemas y obras de teatro.

Pierce Albemarle, 33 años, meteorólogo (Universidad de Oberlin): Es un hombre joven, algo rechoncho. En su rostro destacan su poblado bigote y un pequeño monóculo de cristal que utilizar para leer. Es un tipo afable y amistoso y, aunque poco acostumbrado al trabajo duro, siempre está dispuesto a ayudar allí donde sea necesario.

Douglas Orgelfinger, 26 años, ayudante científico de Pierce Albemarle: Es el ayudante ideal: fiel y obediente, inteligente pero no creativo y capaz de aguantar días enteros de trabajo sin descansar ni comer. Dispuesto a ayudar hasta el último suspiro a la expedición, en varias ocasiones se ha encargado de realizar las tareas más duras, llevando a cabo increíbles proezas de aguante y resistencia que apenas han hecho mella en él. Orgelfinger es la sombra mísma de Albemarle, siempre inseparablemente unido a su pudiente mentor.

Samuel Winslow, 26 años, agregado científico, glaciólogo: Es todo un genio académico. Aunque su principal disciplina es la glaciología, también domina en buena parte el resto de las ciencias en las que están especializados sus colegas. Por desgracia, su mente funciona a tal velocidad que la mayoría de sus compañeros son incapaces de seguir el ritmo vertiginoso de sus ideas. Winslow puede parecer algo olvidadizo y desorganizado a primera vista. Sin embargo esta impresión de desorden es engañosa. Winslow escribe infinidad de notas para poder recordar el enorme flujo de ideas que surgen en su mente, siempre clara. También es un duro y alegre trabajador, aunque la gente percibe en él un extraño sentido del humor. Se vanagloria de ser un tenaz e implacable jugador de poker.

Cargando editor
23/03/2011, 13:14

Personal de Campo

Tomás López, 24 años, operario de campo: Un fuerte y amable jardinero, reclutado de la Universidad de Miskatonic, que es el mejor operario de campo con el que cuenta la expedición. Tímido y bastante sumiso, prefiere la compañía de Colt o los Sorensen antes que con los expedicionarios universitarios.

Hidalgo Cruz, 38 años, operario de campo: Es un hombre enormemente fuerte, dotado con un impresionante pecho que recuerda al de un levantador de pesas. Ancho como la puerta de un granero, Cruz no destaca por ser uno de los miembros más inteligentes de la expedición, aunque siempre comprende y lleva a cabo con total diligencia todas las instrucciones que se le ordena. Aparentemente incansable y sin nunca perder el buen humor, logra solventar todos los problemas que se le presentan desplegando un particular ingenio.

Maurice Cole, 19 años, operario de campo: A primera vista un saco de músculos, Maurice Cole presenta una corta cabellera morena y unos sorprendentes y hermosos ojos verdes que sobresalen en un rostro aún juvenil. Aunque de menor tamaño y más joven que Cruz y López, y también carente de la fuerza bruta que presentan los otros dos operarios, Cole compensa esta falta con un excelente conocimiento de las más ingeniosas técnicas de carga y tiro.

David Packard, 28 años, jefe de personal: En apariencia rudo y algo tosco, es bastante competente y muy juicioso en cuanto a todo lo que le rodea. Packard advirtió rápidamente que, a pesar del ruido y las bravatas de Starkweather, Moore es el verdadero líder que dirige la expedición. Packard intentará siempre entrar en razón con Moore antes que enfrentarse con argumentos a Starkweather.

Doctor Richard Greene, 27 años, médico: Es un hombre delgado, tiene un semblante juvenil y se mueve con la elegancia de un bailarín. El doctor Greene ha logrado conquistar los últimos secretos de la medicina y ahora está ansioso de participar en alguna gran aventura. Aún así, en ningún momento se aventurará a realizar acciones descabelladas o a emprender riesgos innecesarios a la hora de poner en marcha algún tratamiento médico.

Cargando editor
23/03/2011, 13:30

Ingenieros

Louis Laroche, 34 años, técnico operador de radio y electricista: Este canadiense regordete tiene una voz tan dulce y melodiosa que resulta todo un placer escucharle a través de la radio. A bordo del Gabrielle está dejando el hábito de fumar convirtiéndole en una persona algo agria e irritable debido a la falta de nicotina en su organismo.

Albert Gilmore, 37 años, ingeniero de perforación: La primera impresión que tiene la gente al observar la cara de Albert es de absoluto pánico debido a la extrema palidez de su rostro. Gilmore fue uno de los últimos hombres que se enfrentó y sobrevivió a los poderosos lanzallamas alemanes durante la Gran Guerra. Como resultado de ello, no tiene nada de pelo en la cabeza y también ha perdido los lóbulos de las orejas. A pesar de su desconcertante apariencia, Albert es un excelente mecánico.

Michael O'Doul, 29 años, ingeniero de perforación: Remilgado y quisquilloso, O'Doul es todo un manojo de nervios. No hay nada que le irrite más que observar a Gilmore solucionar un problema grave en solo diez segundos y con un simple apretar de una tuerca. Hombre profundamente devoto y religioso, O'Doul bendice la mesa y los alimentos antes de comer, nunca blasfema y demuestra una rígida abstinencia al alcohol.

Cargando editor
23/03/2011, 13:36

Equipo de Trineos

Gregor Pulaski, 35 años, jefe del equipo de trineos: Es un hombre grande y cordial que demuestra constantemente un fervoroso afecto por todos sus perros, identificando sin error a cada uno de ellos por su nombre y su personalidad. Su cara redonda siempre regala una sonrisa bonita o un guiño de ojo a todo aquel que se le cruza en su camino. Para él, lo primero y lo más importante son siempre las necesidades de sus perros y se negará con total rotundidad a obligar a sus cuadrúpedos a esforzarse más allá de sus límites. Pulaski suele frecuentar la presencia de Gunnar Sorensen y de López, con los cuales pasa siempre muy buenos momentos.

Enke Fiskarson, 24 años, perrero: Este noruego de pelo rubio es un hombre grande y fornido, de más de 1,80 metros de altura, dotado con unas poderosas manos. Es uno de los expedicionarios más educados y amables de todo el grupo y los canes siempre están dispuestos a obedecer todas sus órdenes sin dudar ni un momento.

Olav Snabjorn, 36 años, perrero: Es un poco más bajo que los otros dos. Mientras Fiskarson y Pulaski se contentan con amar a sus canes, Snabjorn va más allá y aprovecha cualquier oportunidad para ponerse a jugar con ellos. Muestra un afecto desproporcionado por todos los canes. Según dice él mismo: "ellos nunca te mentirán, jamás te darán una puñalada por la espalda y en la vida se burlarán de ti".

Cargando editor
23/03/2011, 13:43

Pilotos y Mecánicos

Douglas Halperin, 30 años, piloto: Es un tipo amable y tranquilo. Es pelirrojo y siempre lleva puestas unas pequeñas gafas, de lentes redondeadas, que le confieren un perpetuo aire de estudiante empollón. Es algo taciturno, muy competente en su profesión, y no le gusta mucho permanecer al lado del, según él, temerario DeWitt.

Ralph DeWitt, 35 años, piloto: Físicamente es un tipo duro, con un espeso pelo moreno y ojos castaños. Cuando está en tierra suele mantenerse algo reservado y malhumorado. Sólo cuando se encuentra volando su semblante cambia de expresión y en sus ojos se puede distinguir la pasión por volar que lleva en la sangre.

Lawrence Longfellow, 40 años, mecánico: Es un hombre tímido, rechoncho, moreno, de ojos castaños y un poco tartamudo a la hora de expresarse. Siempre que le es posible, prefiere refugiarse detrás de algún motor, dejando que sea Huston el que se encargue de explicar las cosas. Al contrario que su parlanchín y locuaz compañero, Longfellow, sin apenas rechistar, coge las órdenes al vuelo y rápidamente se pone a trabajar en las reparaciones.

Alan "Colt" Huston, 31 años, mecánico: Apuesto y enjuto, es el prototipo de hombre ideal de las mujeres del medio-oeste americano. Es capaz de narrar sin descanso infinidad de anécdotas e historias (todas empiezan con un "esto no es nada en comparación con lo que me pasó en...") sobre arriesgadas reparaciones de tractores y otros vehículos de granja en medio de fuertes tempestades con vientos de origen ártico de más de 100 km/h. Resulta sorprendente comprobar como es capaz de contar todos esos sucesos y a la vez llevar a cabo reparaciones milagrosas.

Patrick Miles, 33 años, ingeniero aeronáutico: Miles es un hombre grande y fornido, pelirrojo y con el cabello rizado, de piel blanquecina que delata un claro origen irlandés. Fuerte, competente y muy dedicado en su trabajo, el único defecto de Miles es que está quejándose constantemente de todo. Huraño y malhumorado, da la sensación de estar siempre disgustado o descontento, preocupado de que se produzcan grandes desastres y siempre temeroso de lo que le pueda traer el futuro. Mantiene una gran amistad con sus colegas Huston y Longfellow.