Partida Rol por web

Hice lo propio. Imitando la actitud del Barón me dediqué a disfrutar de aquella noche silvestre, degustando las buenas viandas y narrandole al Barón mis numerosas hazañas cuando luchaba junto a Sancho Manuel de Villena y Castañeda.

Que fueran los plebeyos quienes mantuvieran los ojos y oídos abiertos, además de proveernos de comida y bebida. Para eso Dios los había puesto allí.

- Vos felicito por vuestras nupcias. - Dije al Barón. - Doña Ontatxu goza de una belleza que non puede describirse con palabras, et parece noble et inteligente esposa. ¿Hace mucho que vos conocéis Barón?. -

Se hizo mediodía a la vuelta*,y lograste recorrer el mismo camino de vuelta sin perderse; y menos mal que era de día, porque seguro fuera en la noche cuando te perderías sin remedio (o al menos la mayoría de personas evitan pasadas las nueves internarse en la boscosa densidad...). En el pueblo, la vida se hacía normalmente, y muchos campesinos estaban en las huertas de los alrededores con sus tareas de labranza, siembra o recolección; también con el cuidado de animales, talando y cortando madera, etc.

Diego se sentó a comer y charlar con el Barón mientras ladia se alejaba de allí a buscar en el bosque.
 

Si tiempo ha... -respondió el barón justo cuando desgarraba con sus dientes un trozo de carne-. Mi querida esposa siempre tuvo pretendientes, incluso de muy niña, pues sus padres murieron siendo ella pequeña y toda su fortuna le vino con los diez o los doce... Le confieso que para mi es suerte que se fijara en noble hombre... -se refería a si mismo como orgulloso de la buena elección para el matrimonio de la joven Ortatxu-. Mas dígame... ¿es aquella la su esposa, que quedó en el castillo? No es menester el traer a una dama a estos sitios... -echó una mirada a Ladia, que ya desaparecía entre los árboles, y además lo dijo sin reparar en Euxeo, allí presente-, pero no conociera a viajero en matrimonio que dejara su mujer en cualesquiera sitio, sin menospreciar mi castillo, claro está... -y otro mordisco le dió a su ración...-.

- SOCORROOOOOO, AYUDAAAAAAAA- Empiezo a gritar mientras me interno en el pueblo. -GUARDIAS, AYUDA POR FAVOR.- Sigo pidiendo auxilio insistentemente, buscando una figura de autoridad.

Negué al Barón con la cabeza. - Non, aquella moza bríndame sosiego et compañía. Cierto es que su belleza es digna de mención, et su inteligencia le hace buena compaña. Más non nos une lazo más allá de eso*. -

Después de un buen trago del pellejo de vino y secar mi boca con la manga proseguí. - Soy hombre de campo et batalla, et habedes razón, aqueste non es lugar para una moza. - Dije mirando a Euxeo.

- Aunque cierto es que Malena bien sabe de cuidarse sola. Encontréla yo siendo asaltada por dos bandidosos de mala muerte, et finalmente a quienes salvé la vida fue a ellos. - Solte sonoras carcajadas.

Algunas vecinas asomaron el gaznate por sus puertas; los niños te miraban, asustados por tus gritos y tu aspecto; y otros campesinos iban y venían con las azadas, los rastrillos y los cubos, cargados de agua, huevos u hortalizas. Algunos parábanse con su burro a mirarte unos instantes... Pero nadie se detenia a hablar con aquel escandaloso tipo de curioso aspecto, y menos guardias, que estaban todos en lo alto del castillo del barón. Echauri era un pueblo tranquilo. Sólo alguno se atrevió a decirte algo, pero no fue más que para mandarte que te callaras de una vez.

- Alferrak txerriak. beraz basoan quartered dut.  termino gritándoles mientras me encamino al castillo para buscar ayuda.

Voy a paso rápido, mirando a los aldeanos que me encuentro con cara de asco. La verdad es que ninguno de ellos se merece que empeñe más de lo debido en salvar su aldea de lo que sea que va a pasar. Solamente el gustazo de ver la cara del sinsorgo de Zúñiga cuando se de cuenta que le llevo la delantera en esto, me hacía querer resolver el enigma.

Tras un periodo de tiempo indefinido, en el cual permanezco en el interior del bosque, regreso junto al resto del grupo, preparada para continuar con la búsqueda de la anciana.

- Señores, ¿han decidido ya cuando reemprederemos nuestra marcha?. -

Subiste al castillo del Barón, desde Echauri. el portón estaba cerrado, y ha habían quitado la cabeza de gallina clavada en la puerta, aunqe se veía algo impregnada de sangre, aún lavada. Desde arriba, desde el adarve de la muralla, un soldado te preguntó qué querías. Lo preguntó en pos de que su señor, que había ido a la batida, no estaba en la fortaleza, si es que a eso venías (a verle)

Si le buscas, se fueron esta mañana con don Sancho -te gritó desde arriba-.

Ja Ja Ja -rió el Barón dejando ver los "churrascos" mondados entre los sus dientes antes la anécdota que contó Diego-. Vamos hombre... ¡PLAFF! -dijo el don Sancho dirigiéndose a Euxeo y dándoe una palmada en la espalda-, ¡habla algo! Je Je -el barón en realidad parecía alguien muy distendido, y le daba pie a Euxeo, que no habíase casi pronunciado hasta ahora-. Entonces llegó Ladia, con muestras de no haber encontrado nada*.