Partida Rol por web

¡No! ¡Quieta! ¿Estás loca?

─¿Sabes? En skipasmíðastöð, en Asgard, todo era muy aburrido. No tengo hermanos ni hermanas y apenas había jóvenes. No estoy acostumbrada a tener amigas... ─dijo Bryn mirando a Bool con carita de cachorrito que quiere se adoptado, pero que no se atreve a dar el primer paso.

Los Angels les estaban pegando una auténtica paliza. No hacían más que anotar punto tras punto y nada en la defensa de los Buffalos parecía capaz de detener a los atacantes. Héctor hacía lo que podía, pero en el último tanto le habían vuelto a driblar y ni siquiera se había esforzado por seguir corriendo. Estaba hundido moralmente y el entrenador decidió sacarle del terreno de juego. Héctor le pidió incluso irse a las duchas, pero el entrenador le dijo que se quedara en el banquillo hasta el final del partido, con el resto del equipo.

Héctor se buscó un sitio donde no tuviera que aguantar más reproches y donde, con suerte, no tuviera que hablar con nadie. Vaya día de mierda. Vaya mes de mierda.

La cara de abatimiento de Héctor le remordía la conciencia. Aquel partido estaba siendo pan comido. La defensa de los Búfalos se había convertido en mantequilla y él había recibido otro magnífico pase de Henry Hawthorne que había transformado en touchdown. Había tenido que saltar por encima de uno de los cornerbacks, al más puro estilo NFL, algo que en Japón no se veía mucho y ¡joder, qué pasada!

Botó el balón con fuerza e incluso se permitió un par de piruetas de artes marciales como "baile personal". Se estaba flipando mucho, sí, pero joder, cuánta falta le hacía aquello. Se acercó a donde estaban las cámaras y lanzó unos cuantos besos. Carlton Banks mantenía el careto de enterrador, pero otros miembros de su equipo le acompañaban en los vítores y animaban a la grada a celebrar el tanto.

—De acuerdo entonces. Voy a intentar mangarle unas cuantas birras y algunas pizzas a los del equipo. Han comprado tantas que seguro que ni se dan cuenta —les guiñó el ojo a sus compañeros y luego se quedó mirando a Héctor—. Te veo ahí abajo. Vamos a darlo todo colega.

Chocó el puño con él y se dio la vuelta para volver con los de su instituto.

Tiesa como un palo de golf, Debbie se quedó encogida sobre sí misma cuando su futuro padre tuvo la suerte de caer junto a ella de manera totalmente casual. Magullada, desaliñada y con cara de no haber pegado ojo en los últimos días debía ser el último grito en aquella época si el joven Roger se dignaba a dirigirle la palabra. Sus sutilezas, sin embargo, pasaron desapercibidas para la muchacha de tez morena que sólo tenía ojos para el batido que le ofrecía. Aceptó el mejunje sin miramientos.

- Debbie - respondió entre un apurado sorbo de la bebida - Debbie Jay. Tecladista de los Merge Conflict.

La muchacha volvió la mirada hacia otro lado por mero instinto. Su padre era capaz de saber cuándo mentía con apenas verle los ojos. Pero aquél no era su padre. No todavía. Aunque el cardamomo le dijera lo contrario, aquel chico no le conocía en absoluto.

Miró a Willow en busca de auxilio. Ella sabía lo que pasaría tarde o temprano entre Roger y la hermana de Kenjiro. Necesitaba mantener al guitarrista lejos de ella, pero ¿cómo?

-Ah, sí, el grupo de mi hermano... en los carteles sólo pusieron a cuatro miembros pero debe ser cosa del... dibujante-señaló con un gesto los retratos de Willow por todo el público sin reparar en que  por arte de magia las ofertas de acrobacias exóticas habían cambiado por cosas como "No dejes de creer" o "Escucha tu música interior"-Por cierto, Debbie, ¿qué te ha pasado? ¿Fue muy duro el proceso de selección?

Y soltó una risita mostrando sus dientes perfectos. 

Sonrió satisfecha e hizo caso omiso a esa voz tocapelotas que sonaba en su cabeza, su magia era suya y solo suya y cada vez tenía menos reparo en depender de ella, de hecho le estaba empezando a coger el gusto. - Y podría hacer mucho más... - Dijo sin quitar ojo a Dolores. -...pero una debe conocer sus límites, ¿no? - No se sabía muy bien si se refería a ella misma o a alguien más. - Mis padres no saben que practico la hechicería, ellos son muy religiosos. No sé si estás muy al día con la historia del cristianismo, pero digamos que todo lo que se relacionaba con la brujería, aunque no tuviera nada que ver con ella, era considerado algo malo y era castigado. Pues mis padres son de esa opinión. - Infló los mofletes frustrada, como diciendo y en esas estamos. - Pero en fin, te puedo enseñar algunos truquitos siempre y cuando a ti te apetezca, ¿sí? - La miró inclinando la cabeza, como esperando confirmación.

Para cuando quiso darse cuenta, Héctor estaba dirigiéndose al banquillo y discutiendo con el entrenador. Hizo un chasquido con los labios. - Joder, pobre Héctor. Y el cabrón de Kenji no para de pavonearse.

Cogió a Bryn de un brazo y a Debbie del otro y las apretujó junto a ella. - Bueno, pues ya puedes ir acostumbrándote, ahora nos tienes a noso... - Pero un Roger salvaje las interrumpió y se vio obligada a soltar a Debbie. No sabía qué cara poner, pero lo que dijo confirmaba que iban a pasar una buena temporada hasta volver a ver a Angus de nuevo. - Espero que esté bien y que se cuide mucho. - Acto seguido se quedó embobada mirando a los dos tortolitos que estaban flirteando a su lado, hasta que una mirada de socorro la devolvió a la realidad. - Hostia puta que es su padre. - ¡EH, ROGER! - Le pegó un codazo en el costado. - Cuidadito con Debbie que no está para mierdas. Y a ella no le molan los de tu tipo. Ya sabes. De tu tipo. - Hizo una breve pausa, dándole un tiempo más que prudente a entender a lo que se refería. - Que le gustan las mujeres, coño.

- ¿Proceso de... selección? - la chica estaba espesa - No, esto fue por...

BOOM, Willow. Debbie se quedó ojoplática y patidifusa ante la respuesta de la joven hechicera. Wow, ¿tanto se me nota? ¡Pero si no he dicho una palabra! Se inclinó hacia adelante para asegurarse de que había dicho lo que había dicho. Notó como Roger se volvía para comprobar si las delcaraciones de Willow eran ciertas y volvió a reclinarse rápidamente. Debbie apenas atinó a asentir y sonreir como una tonta. Debía admitirlo, era una buena forma de dejar a su padre fuera de juego. Para los estándares de su época aquello significaba jugar en otra liga.

- Si, este... yo... ella tiene razón. Lo siento - volvió a sonreír enseñando todos los dientes. Boba, más que boba.

Subió los pies sobre el asiento y abrazó sus rodillas mientras sorbía su batido y miraba para otro lado.

Roger mostró de nuevo su mejor sonrisa.

-Claro, no es problema... perdona, no pensaba...-por decir algo, añadió-​​​​​Tranquila, está guay. 

Se le notaba incrédulo al respecto pero sabía qué batallas librar y cuándo retirarse a tiempo. Sujetando su smootie se incorporó, pasó frente a Willow y se sentó al otro lado de Brynhildur. 

-Tú debes ser esa alumna escandinava de intercambio de la que tanto se habla. ¿Ya se ha ofrecido alguien a enseñarte las instalaciones?

En el banquillo de los Angels, "Bulldozer" Banks reunió al equipo:

-Chicos, esto está saliendo de maravilla. Ese título ya es prácticamente nuestro: O'Donnell,  Hawthorne, quiero que os ocupéis del número diecisiete. Ese tío es muy rápido y todavía puede darnos un disgusto. Lo quiero fuera del campo. 

En su laboratorio, Sean O’Donnell alzó los brazos exultante dejando caer una botella vacía:

-¡Sí! ¡Ese es mi muchacho! ¡Bien hecho, hijo mío!

Había sintonizado la pantalla de radar mundial para ver la final. A su lado, un hombre pelirrojo corpulento y bigotudo asintió solo un poco menos borracho. Sujetaba un puro y un whisky con muy poco hielo. 

-Se mueve bien en el campo. Dime, Sean, ¿qué tal lo hace ahí fuera con tu armadura?

Se llamaba Dougal O'Bannon AKA Cu Chulain, antiguo miembro del Trébol de Acero. 

En el banquillo de los Buffalos, Héctor sacó el móvil. No es que el entrenador les dejara usarlo en el campo, pero quien más quien menos conseguía colarlo en el terreno de juego y el pequeño de los García se había sentado en un lugar discreto. Por otro lado, con la paliza que les estaban dando los Angels, el entrenador tenía suficientes problemas como para preocuparse de que su defensa más inútil estuviera viendo sus redes sociales.

Sus redes sociales, por otro lado, no eran una fiesta. Había bastantes noticias en el Facebook del barrio que hablaban de cómo alguien se había estado cargando a los Malamadre. Los vecinos se dividían entre los que pedían paz a sus almas (no todos ellos familiares de los Malamadre) y los que pensaban que habían tenido su merecido, y que poco les había pasado. Se comentaba que el responsable era un tipo con máscara de luchador. Más de uno estaba señalando a El Toro como responsable, pero Héctor sabía la verdadera identidad del asesino de pandilleros. —Joder, Jorge...

Pero lo realmente funesto, lo que estaba a punto de hacer que Héctor pisoteara su móvil (ya de por sí algo maltrecho, antiguo y con la pantalla rota) fue leer los mensajes de su madre. Había creado un grupo de mensajería para tener a toda la familia informada de la evolución de Rafaela Teresa... y había metido a Guzmán. Alejandro Guzmán en un grupo familiar, lo que faltaba, ¿que sería lo siguiente? ¿casarse con él?

Mierda.

Lo siguiente podía muy bien ser casarse con él.

─Cristianismo, sí, lo del midgard... humano que podía transformar agua en vino, multiplicar pan y pescado y andar por encima de las aguas. Pintoresco. Lo de la relación con la brujería no lo pillo, pero supongo que ya me iré enterando. Y sí, claro, lo de enseñarme algo de magia podría estar bien. Mi madre, cómo se dice... ah, sí, "flipará en colores" cuando vuelva, jejeje ─comentó la asgardiana a Willow.

Sin apenas darse cuenta apareció un nuevo participante de la conversación, uno al que no habían invitado y al que no conocían. El relativo buen humor de Bryn se esfumó como por arte de magia.

─Montones ─contestó a Roger mirándole con una sonrisa que decía "te voy a descuartizar como a un corderito"─ ¿Tú también pretendes enseñarme algo más que las instalaciones? Te advierto que las he visto bien grandes... las instalaciones. ¿Darías la talla... con la guía?

Lo que estaba pasando en el campo había dejado de interesarle hacía un rato. Héctor lo había hecho de pena (hasta una asgardiana podía darse cuenta) y el arrogante de la armadura había cambiado de armadura para pasar de arrogante a pavo real, porque correr correría muy bien, pero pavonearse, cómo se pavoneaba "el colega"...

─Tendría que ir a ver si puedo hablar con Héctor, entre unas cosas y otras no debe estar de muy buen humor...

Dicho y hecho, Bryn se levantó y descendió las gradas en dirección al banquillo de los Buffalos.

¿Que eliminara al 17? ¿Cómo cojones se le ocurría al capullo de Banks que perdieran uno de sus ataques en neutralizar a un defensor? La respuesta era bien sencilla querido amigo O'Donnell, porque el 17 era el sustituto de Héctor y la perra envidiosa de Carlton quería asegurarse de que los próximos pases fuera todos a él. Así que, qué mejor manera de lograrlo que tener entretenido al otro anotador, no, perdón, AL ANOTADOR, A LA PUTA ESTRELLA DEL PARTIDO, haciendo labores de Tight End y dejando al equipo con un sólo Wide Receiver con el culo tan gordo que debería estar en la defensa.

Kenji esperó a que Carlton se separara del resto para acercarse al quarterback, a Hawthorne:

—Henry, no le hagas ni puto caso tío. Este imbécil quiere que no avancemos ni una yarda. Vamos a concentrar toda la gresca en torno a Carlton y el 17 de los Buffalos y luego tú la pasas en corto a Porter —le dijo al oído y, al terminar, le dio una palmada amistosa en el culo.

Levantó los pulgares con una sonrisa boba mirando a Debbie celebrando la victoria que suponía que Roger dejara de tirarle fichas, hasta que pasó por enfrente suya, se sentó junto a Bryn y la marcó como a nuevo objetivo. Puso los ojos en blanco hasta que cayó en la cuenta. - ¿Y conmigo por qué no lo intenta? - Luego se sintió al nivel de una de las integrantes del club de animadoras por ser esa su mayor preocupación.

Después de flipar un rato con la sutil capacidad de flirtear de Bryn, se giró hacia su otra compañera. - Eh, Debbie, no te lo he querido preguntar antes con todos pero, ¿todo bien? - Preguntó en un susurro, quería que esa conversación fuera solo entre ellas dos. - Te he visto con mala cara, como si te hubieras despertado de una mala siesta por cien. - También le hubiera gustado preguntarle por esa tontería de nada de si en el futuro realmente era asesinada por su mejor amigo, pero Willow había desarrollado una terrible capacidad empática donde en ese instante priorizó las necesidades de otro por encima de las suyas. Entonces por qué con Héctor era tan difícil...

Vio de reojo a Bryn acercarse al banquillo, quizá para hacer lo que ella levaba días evitando. Ella mejor esperaría ahí, en las gradas, dejando que los remordimientos se la comieran por dentro.

Roger suspiro, puso los ojos en blanco y bebio de su smootie en silencio mientras miraba el partido sin moverse del sitio. 

-¡Los Evergreen Hills Angels aumentan su ventaja! Están dando un magnífico espectáculo. Ese WR, O'Donnell, es un excelente añadido a la formación de Carlton "Bulldozer" Banks. Los Blackthorn Buffalos se ven descoordinados, están sometidos a mucha presión, ¿no crees, Bob?

-Así es,Jim. Tenemos con nosotros en nuestro Micro de las Celebridades al hombre que temen  todos los superhéroes... y todos los supervillanos: con ustedes, el mejor columnista del Halcyon City Herald: ¡Hiro Reckard!

-Hola, Jim, encantado de estar aquí. 

-Igualmente, Hiro ¿juegas?

-Jugaba en la Universidad pero era muy malo y el equipo, también... después de perder todos los partidos durante dos temporadas, ganamos uno de chiripa y entonces lo dejé en el cénit de mi carrera, ya ves. 

-Hay que saber retirarse a tiempo, Hiro.

-Sí, es algo que no ves mucho en los superhéroes.

-Uuuh, ¿puedes decir nombres?

-¿Uno solo, Jim?

Hawthorne asintio.

-Me gusta el plan. iVamos!

─¡Pst, eh, Héctor! ─llamó la vikinga para tratar de atraer la atención del "buffalo".

Sin duda no sería la única atención que atraería, pero la asgardiana de incógnito parecía ajena a las miradas masculinas.

─¿Estás bien? Te he visto algo torpe ahí fuera y tenía la esperanza de que patearas el culo de Kenji, a ver si alguien le bajaba los humos... ¿Dónde tenías la cabeza? En el partido no estaba... Me preocupas, chico y mira que te conozco poco. Luego vamos a tomar algo ─aseveró Bryn en un tono que no era ni por asomo una pregunta.

Después del partido irían de birras. No era una sugerencia ni una pregunta, era una realidad.

Los dos equipos formaron sus líneas. La posesión estaba en manos de los Angels que buscaban sus primeras 10 yardas o, si todo salía bien, un nuevo touchdown. Hawthorne se agachó en su posición mirando a un lado y a otro, colocando las manos por detrás de las piernas de su Center. Cruzó la mirada un instante con Kenji, que se movía por el exterior derecho en su puesto habitual. Carlton estaba en el otro extremo, aunque más cerca del centro del campo, porque el apodo de Bulldozer le venía dado por su potencia más que por su velocidad.

—¡Green 80, Green 80, hut, hut..., HUT!

Henry agarró el balón y buscó a Carlton con la mirada, amagando un primer lanzamiento. Kenji comenzó a correr perseguido por dos rivales pero lo hizo hacia el centro en lugar de ir al fondo. Los defensas de los Buffalos dudaron y parecieron olerse la tostada, de manera que abrieron algo de distancia por si el pase era corto; pero Kenji se lanzó a la carrera sobre el 17 y con él otros dos más de los Angels hasta que hicieron bascular toda la línea trasera de receptores sobre el área de recepción de Carlton. Los Buffalos intuyeron entonces una carga por ese lado.

Henry aguantó, protegido por sus centrales, aunque uno de los placadores rivales se dio cuenta de que iban a jugar en corto y se lanzó a su espalda buscando el sack. Porter llegó corriendo tras el segundo amago de lanzamiento, cuando la parte derecha del campo parecía haberse despejado. El tiempo pareció detenerse mientras Henry Hawthorne le daba el balón a Porter...