Partida Rol por web

Iacobus se imaginó aprisionado y con su carne invadida por aquellos largos filamentos fungoideos y trató de huir de ellos por donde habían venido. -Sí. ¡Marchemos antes de que nos aprisione!

Si aquella dama notaba as vibraciones, lo mejor que podía hacer era caminar con el menor impacto posible, que sus pies casi no tocaran el suelo. Tratando de pisar lo más suavemente posible, se alejó con zancadas suaves pero largas, posando apenas las puntas de los pies un instante sobre el suelo antes de volver a levantarlas. Como el protagonista de un ballet recorriendo el escenario de punta a punta. 

Hirotaka se quedó totalmente quito, observando el espectáculo que eran los filamentos avanzando como serpientes por el suelo y a su compañero, intentando huir, lo más sigiloso posible. El japonés negó con la cabeza.

- Podríamos intentarlo... - el japonés camina sigilosamente, lo más lejos que puede de los filamentos, sin hacer el menor ruido con los pies al impactar en el suelo.

Despacito... Despacito no vayas a cagarla, Hiro...

Anna se acercó a la espantosa escena a toda velocidad. Ver a unos changelings como ella siendo atrapados era algo que no podía soportar. El solo hecho de estar presenciando aquello era algo que la destrozaba por dentro. Casi como daño físico. Pero en lugar de huir, decidió enfrentarse a la situación e intentar rescatar a aquellos que necesitaban ayuda. En realidad lo que estaba haciendo era una idea terrible, no solo porque estaba a punto de plantar cara a un hada verdadera, sino porque sus reservas mágicas estaban casi agotadas. Pero en aquel momento no estaba pensando racionalmente.

La chica llegó a la base del extraño árbol. ¿Qué podía hacer? No tenía energía suficiente para utilizar sus contratos más potentes. La única habilidad útil de la que disponía era la que le permitía desplazarse libremente por superficies. Pero aún así, ¿cómo iba a salvarlos? Debía pensar con rapidez.

El changeling que tenía más cerca estaba siendo paralizado por la música, ¿no? ¿Cómo podía ayudarlo a salir del trance? Quizás… ¿sería tan sencillo como taparle los oídos? Pero ¿acaso tenía oídos? Estaba hecho de espadas, al fin y al cabo. Además, ¡se podía cortar! Pero eso debería ser lo último que le preocupara en ese momento: ¡Se había acercado a un hada verdadera!

—¡Eh! ¡Espabila! ¡Tenéis que iros corriendo de aquí! —gritó Anna mientras se acercaba, intentando hacerlo reaccionar.

Tras eso, se acercó a él por detrás y estiró los brazos para intentar cubrirle los oídos. En caso de que no tuviese nada equivalente, lo golpearía con todas sus fuerzas, en un intento de hacer que despertara.

Hanibal recordaba aquello,pero por mucho tiempo se había olvidado,tal vez por su amnesia; muy probablemente esta fuese resultado de escapar del Reino de Arkadia, pero no podía ser porque el sabía que escapo con su cuerpo físico y su mente,o ¿sería que antes de escapar se encontró con la mujer hada que le prometió ser rey?,¿habría hecho algun contrato con ella?,de ser así,¿la vía de escape de Hanibal fue a través de los sueños?.

Solo podía estar seguro de algo,le estaban robando archivos y no lo podía permitir,es que ¿acaso el traidor que estaba mirando ahora mismo sería el?,esperaba que no fuera así.

Aún así solo podía defenderse,no podía intervenir demasiado o casi nada en su propio sueño.

El contrato de Escudo que tenía Jacobo no fue necesario usarlo.  La Astucia Feérica, que era suya, le hubiera podido dejar con toda su mejor defensa inclusive ante un ataque más rápido, pero al parecer el hada estaba ocupada con algo allá abajo.    Aún en ello, el masbello aprendió algo nuevo sobre su propio contrato¹ al haber sido implícitamente leído en su interior en preparación a no-utilizarlo.

Y la estrategia de ambos changelings, la del imperceptible movimiento del roedor, tendría que ser mejor aún que la capacidad de detectar las vibraciones de aquellos viperinas extensiones del hongo que se había tornado en corona.   ¡Pero no fue así!  ¡Los anemómicos hongos los sintieron y se lanzaron en su dirección!  Afortunadamente, tanto Hirotaka como Iacobus se movieron antes que los tentáculos-corales-cuernos y ya no estaban ahí cuando se enredaron sobre si mismos en el espacio que habían dejado.   Habían salvado la distancia hasta las afueras de la simbólica cerquita que señalaba el "no acercarse" a la zona de hongos y tenían frente así el camino principal del jardín.   A un par de metros de ellos, las extensiones coralinas volvieron a contraerse sobre si misma preparando el siguiente salto...

Anna llegó por atrás del changeling de espadas, el cual no se movía en lo absoluto, congelado, como una carcaza, un capullo pegado al tronco del árbol que salía del Seto.   Porque eso era, Anna lo veía ahora, aquel agujero que hacía la cabeza del hada era un puncturing del Seto que desembocaba en algún lugar de Miami.   Lo supo por el escozor del mapa de las (nuevas) líneas de su mano.  Era un atajo.  Similar al que su velocidad inaudita había habierto hen hel taller de aquel changeling marchito y ahora oculto, sólo que, en este caso, era uno usado por las hadas, por la forma en que habrían el dosel del rodal de árboles del seto.   

Un sendero de hadas.   El sólo pensamiento la hizo temblar.  

Y temblar, eso es lo que se dio cuenta cuando puso las manos sobre aquel changeling, que no sabía si tenía orejas o no, pues lo que ella había creído a lo lejos que era su cabeza, realmente era un casco, un casco de samurai. 

    Metálico todo él y el casco, vibraba como diapasón con la canción que oía Anna también.  Poner las manos sobre él le transmitió la vibración a ella.   Fue suficientemente disruptiva de los feéricos ritmos como para que espabilara aquel changeling que, diciéndole algo en ¿japonés? comenzara a moverse torpemente, sacando una espada, dispuesto a clavarla de nuevo para seguir escalando, ahora llevando a Anna a cuestas.   Shinpaishinaide, watashi wa anata o tsuredashimasu!  -alcanzó a decir. 

Pero el cánto seguía, y la vibración también. El movimiento del changeling samurai se detenía.  ¿Sería Anna capaz de resistirla/entenderla/romperla * para no quedar atrapada en ella? ¿Para salvarlos a los dos? 

Mientras tanto, el Wyrd respondía a Olesiky, y comenzaba a tejerle alrededor una bola de fibras, tal y como la larva de un escarabajo estercolero quedara protegida enmedio de la materia orgánica hecha bolita por su madre.  Eso era una ventaja.  Pero era un riesgo, también, pues quedaría pronto sin capacidad de movimiento propio pronto.  ¿Qué alternativa tenía?  ¿Que hacían los changelings en/con el Seto?   Él lo sabía. 

Cuando llegó junto al changeling, no supo muy bien cómo evitar que oyese la música. No parecía tener oídos. No podía quedarse quieta ahora que había ido hasta allí, así que subió a la espalda del samurái y apretó con sus manos ahí donde sus orejas deberían estar.

De alguna manera, funcionó. Empezó a moverse y, sin esperar a que Anna bajara de él, clavó su espada en el tronco y continuó escalando. Instintivamente, la chica se agarró a él con fuerza, con miedo a caerse. El samurái dijo algo, pero ella no entendió ni una palabra.

¿Era buena idea dejar que la llevara con él? El hada seguía allí, y continuaba con su canción. Al poco, el changeling fue moviéndose más lentamente, hasta que se detuvo. El efecto que Anna había tenido sobre él había pasado. Cuando intentó hacer lo mismo que antes, se dio cuenta de que ella también había quedado paralizada por la canción. ¡Oh, no!

Oleisky se sentía seguro mientras el seto le envolvía, pero vio como su oscura compañera iba a ayudar al resto de los changelings. La brújula le había guiado para ayudarla, así que tenía que reaccionar. Pero estaba tan bien en con el seto cubriéndole, formado un escudo a su alrededor... Un escudo ¡Un escudo! Eso es lo que haría.

Oleisky se movió, intentando no hacerlo de manera brusca para no romper la cascará que se había creado a su alrededor y fijándose en la parte más gruesa. Tras eso sacó de sus herramientas e intentó cortar el seto que le estaba envolviendo por la parte más cercana al suelo, de forma que le quedase un escudo/cúpula hecha de seto.

Con eso podría acercarse a cubierto y cubrir a los demás. O eso esperaba...

Haníbal ahora recordaba, o sólo lo hacía el de los sueños. 

¿De cuántos sueños te acuerdas tú al levantarte? 

Una Oscura había demostrado.   Era para que todas y todos en el Castillo se protegieran, ¿de ataques de otras hadas?

¿Incluyendo el notario?

Y ésta era una trasgresión que el hada no pemitiría. 

Las corrió.  A grito y manotazo, después de que habían sido invitadas. 

¿Quién las entiende?   Están locas. 

Pero una regresó, como amante por un balcón. 

Y le enseñó a Haníbal los mudras para hacer de tu sueño/fuero interno un bastión.   

¿Lo pagó con jirones de su sombra regados por Arcadia? 

Así que cuando Oleisky comenzó a tejer el seto que lo envolvía, como si de fibras se tratara, comenzó a hacer algo que ustedes llamarían Kevlar y en el Seto toma muchos nombres.    ¿Una concha, un escudo, que le cubría el torso cual legionario?  Lo podría tomar en una mano, le podría dar forma. ¿Un escudo? 

Y es que no era sólo él, era el Seto que colaboraba*, que reaccionaba a sus sentimientos.  De protección, vulnerabilidad, habilidad. 

Más arriba, la voluntad de Anna cambiaba la frecuencia del diapasón que era aquel samurai, o su armadura o carcaza.   Lo que fuera. 

La miró, con aquellos ojos inexpresivos de máscara de metal.  

Se pudo seguir moviendo, hacia arriba, espadas múltiples como escaleras improvisadas sobre un supurante de savia árbol del Seto. 

Si Anna seguía montada en él pronto estaría muy alto como para saltar sin lastimarse.   

Allá arriba, entraban la luz y unas gotas, con terrones que le ensuciaban la cara o caían hasta abajo, donde, al pie de un árbol con viejos nidos de ráfagas veía emerger una tuza o tortuga que le recordaba aquel Marchito que había visto en el taller de su primo tan sólo hacía unas horas. 

Por unos momentos, Anna sintió que se quedaba paralizada debido al sonido de la canción. Pero ¡no podía permitirse quedar atrapada allí! Después de haber tardado una eternidad en escapar de su captor, ¿iba a dejarse capturar de nuevo?

Pronto sintió que la vibración en la armadura del samurái cambiaba. Y enseguida comenzó a moverse nuevamente. Él giró la cabeza y la miró. Anna no logró discernir su expresión, pues su rostro era completamente rígido.

El changeling metálico prosiguió su ascenso, llevando a la chica consigo, en su espalda. Anna se preguntó si lo que estaba haciendo era buena idea, pues estaba acompañando a un desconocido a través de una situación peligrosa hacia un lugar incierto. «No. No voy a abandonarlos. No hay vuelta atrás» decidió.

Al poco de reanudar la subida, Anna miró hacia abajo, y se dio cuenta de la altura a la que se encontraba. Si se caía, se haría bastante daño. Aquello la hizo agarrarse con más fuerza al cuerpo metálico del samurái.

Al mismo tiempo, distinguió a lo lejos al ser con el que se había encontrado poco rato antes. Ahora estaba cubierto por una extraña armadura.

Hanibal sintió que así como había comenzado de extraño este sueño,estaba llegando a su fin,pero a diferencia de otras ocasiones; esta ocasión fue especial,dado que podría recordar todo lo que vivió y experimento en el sueño. Las fortificaciones de su sueño se habían vuelto increíblemente robustas y otra misteriosa sombra,había aparecido delante de el,por alguna misteriosa razón sentía que a esa sombra,a esa en particular la conociera de algun lado que ahora mismo no podía recordar,pero si podía notar un cierto sentimiento nostálgico por la sombra,mientras el mas la observaba mas creía que la sombra estaba triste,como si lagrimas se derramaran de las que el suponía que debían ser las cuencas de los ojos de ella. Quiso acercarse a hablar con ella,pero como que su propio sueño le traicionaba,alejando a esta ultima sombra de su alcanza,como si de repente,ella aprovechase que el subconsciente de Hanibal levanto una nueva pared,por lo cual el solo logro ver su espalda de ella,para luego observarla marcharse de allí. Aún así,tenía el presentimiento que la volvería a ver. De repente,Hanibal se despertó de golpe y se levanto para agarrar su celular y mirar la hora,tenía la impresión que la alarma del despertador estaba sonando y que eso lo hizo despertarse de esa manera.

Jacobo contempló las ramificaciones un momento, preguntándose si la frontera simbólica del cercado, que habían pasado y vuelto a pasar, sería suficiente para mantenerlas a raya, y decidió que era mejor seguir alejándose por si acaso. Continuó hasta el camino principal y trató de distinguir si se veía a su aterrado guía en alguna dirección para así seguirlo con el mismo paso rápido y discreto. 

-Creo que hemos encontrado lo que buscábamos. Debe de ser esto a lo que se refería su hospitalizado compatriota cuando referenció el peligro de buscar setas bajo la lluvia. ¿Qué significa "sangokinoko no yosei", si no le importa traducírmelo?

¿Era esto lo que Shinzo tenía en mente? ¿Pero qué oportunidad podría salir de aquí, por todas las zarzas?

Primero la de la estación, que encadenaba con su jugo adictivo, y ahora una reina de hifas venenosas. ¿Acaso era aquello lo que Anochecer quería impedir borrando el Jardín del mapa?

Siguió a Jacob en su camino, sigilosamente para no atraer la atención de la "ninfa" feérica. Estaba teniendo todo el cuidado del mundo, pero nunca se sabía cuando el "enemigo" podía atacar por sorpresa.

Ante la pregunta del detective, Hirotaka recuerda que no es japonés.

- Significa "seta de coral*". Debe de ser eso, sí. Parece un coral rojo, además de unos cuernos de ciervo, por eso se le llama también "ciervo rojo" - explica, algo nervioso por la situación en la que se encuentran, mientras se intenta dar prisa, intentando no ser empalado por uno de los "tentáculos" fúngicos que circulan por el suelo.

Pero si los había sentido aquella hada incompleta.   Era cómo si "olieran bien" para ella, como planta venus de los fangos y las moscas. 

Un último lance, antes de que salieran de su rango e interés.   Los tentáculos enrollados para saltar como gato sobre su presa soltaron toda la energía de restorte acumulado... ¡y fueron hacia ellos! 

¿Hirotaka se acordaba de algo más*?  ¿Algún Contrato de Corcel?  ¿Algo que hubiera aprendido en Arcadia?   ¿Algo que le ayudara a escapar y tal vez salvar a este detective recién llegado?

Jacobo los veía venir, como en cámara lenta, venenosos, brillantes, por el aire, hacia ellos.  ¡¿Qué hará?!

Anna siguió subiendo a cuestas del changeling samurai.   Su fuerza para salir de ahí tenía un sabor a arrojo, heroísmo, una lealtad feudal a salir de ahí. ¿Para? 

La empatía, lejos de zozobrarla, la reforzaba.*

  Los otros changelings hacían su lucha también.  Y el hada no atinaba a agarrarlos.   ¿Magia del Seto?El samurai ya había llegado alto, llegando a donde la changeling-planta estaba enrollada en tentáculos fúngicoralinos.  Se agitaba, como planta en vendaval, tratando de escapar. 

Un trazo veloz, de una espada que saliá ¿dedonde? corto el aire y aquellas piezas rojas cayeron al sotobosque (casi sobre Oleisky).     La planta liberada se desenrolló, con un gesto impercetible ¿agradeció?, y siguió subiendo por el árbol.

Arriba, el changeling mono tosía, pero seguía colgado del comienzo de las hojas del dosel alto, poco antes de esa iluminación brillante que sugería un día con sol y lluvia. 

A Oleisky le daba seguridad tener el escudo. Al final había conseguido darle forma de disco , como los antiguos escudos de los griegos. Las historias que había leído sobre ellos siempre le habían gustado, y ahora es como si estuviera en una de ellas.

Vio que el resto de los changelings continuaban trepando. A el le dolían las heridas y eso hizo que se planteara seguirles, pero se decidió a hacerlo.

Se puso el escudo en la espalda e intentó trepar por las ramas, pero se esforzó en usar su voluntad para hacerlo y que el seto le ayudase (como había hecho con el escudo). Peldaños, lianas o sitios donde agarrarse podrían serle de utilidad...

Se dirigió hacia el changeling atrapado más cercano (si es que quedaba más de uno), aunque más que probablemente el resto llegarían antes que él

El ascenso continuaba lenta pero inexorablemente. Poco a poco, llegaron junto a la changeling con forma de planta, que seguía atrapada por los tentáculos del hada. Pero el samurái, en un abrir y cerrar de ojos, logró cortar sus ataduras.

El resto de changelings seguían luchando contra el hada, que por alguna razón parecía tener problemas para atraparlos. Ver aquello dio esperanzas a Anna, quien dejó de verse tan afectada por la situación. Sabía que si seguían así, lograrían escapar todos juntos. Debía ser fuerte.

Se dio cuenta de que el changeling mono estaba a punto de colarse por el portal. Y que Oleisky estaba empezando a escalar el árbol.