Partida Rol por web

Años en los bosques habían convertido a Ralo en un ser introvertido, arisco y poco hablador. El vaivén del mar era hipnótico y según se estrellaba en el caparazón del barco, el semi- orco se iba sumergiendo más y más en sus pensamientos sin remedio. Las palabras de Sibelius las contestaba con gruñidos afirmativos. Sus pupilas se dilataban rememorando el recuerdo fatídico de su infancia, presenciar la muerte de su madre humana.
Palabras de fondo se escuchaban, se entremezclaban con gritos de dolor. El paso de la sombra de una gaviota hizo volver a Ralo a su persona para ver como su compañero druida se marchaba del barco.
Vamos. dijo en un tono triste y taciturno

El druida ya se quería bajar del barco. No pudo esperar mas y empezó a caminar hacía la ciudad portuaria con un paso veloz. No sabía si sus compañeros lo seguían pues si no era así los espero abajo tranquilo.
El viaje había sido largo y cansador, Sibelius solo quería llegar a alguna posada y poder relajarse un poco.
 

Kiyra asintió ante las palabras de Amaralys, recuérdalo y nos lleváremos bien, le espeto.

Luego de interrumpir los guardias y marcar sus armas, procedieron a desembarcar, vio a Sibelius salir como una exhalación, sabía que el druida no era amante del agua. Jajajajajaj 

Sibelius, espera a tus camaradas! poniéndose a su altura a una velocidad anormal. 

Buscaremos una buena posada donde nos informen de la ciudad y de sus rumores.

Luego echando una ojeada atrás, advierte que los demás llegan a su altura, formando un grupo variopinto e impresionante.

Lo primero para la guerrera carmesí sería preguntar que tipo de templos albergaba la ciudad, y si Corellon estaba entre ellos.

Abriendo la boca, disfrutando de las construcciones de la ciudad portuaria, me uno al grupo casi sin darme cuenta. Se notaba que entre ellos se conocían de algún lado y usualmente no estaría con ellos, pero ante la invitación de mi nuevo amigo "lanza rayos", así lo bauticé porque es más fácil acordarse de eso que del nombre que tiene, no pude resisitrme.

Caminando simplemente siguiendo a aquellas personas y sin saber realmente donde nos dirigiamos mis ojos se posisionaban en un montón de objetos que me encantaría "tomar prestados". Pero todavía era de día, y no quería arriesgarme. Más a la tarde/noche sería lo ideal, ya que las sombras siempre fueron mis amigas y estoy segura que en esta ocación no me iban a defraudar.

El semiorco paso tras paso vuelve al mundo que le rodea. Frunce un par de veces el ceño para darse cuenta de que su compañero va acompañado de una señorita y un grupo vario pinto. De hecho le rodean y andan a la misma altura. Extrañado mira s Sibelius el cual sigue andando a paso ligero comandando la expeditiva.

Quienes son estos? dice una voz grave y potente. Sacada de lo más hondo de Ralo.

Sibelius observa a Ralo.
- Ella es Kiyra, hemos compartido algunos enfrentamientos en el mismo bando. Después se encuentra Asenoc un mago un poco impulsivo en sus actos para matar y por ultimo se encuentra Amarilys, de ella no se mucho pero se nos ha unido. Por último observa a los que recién ha presentado y dice.
- Gente, el es Ralo un conocido mio del bosque. Hemos convivido un tiempo en mi bosque ya que compartimos la pasión por la naturaleza. Una rara alianza ya lo se.
El druida hizo una pequeña introducción de la gente que lo acompañaba esperando que después ellos se dieran a conocer e interactuasen entre ellos.
 

Veo que uno del grupo me presenta a una especie de.... ¿humano? una especie de bestia grandota, robusta y con serios problemas estéticos. Además de llevarme un cuerpo más o menos de diferencia, lo miro de arriba a abajo, le doy unas vueltas apreciando sus atuendos y haciendome la interesante, como si lo estuviese "estudiando". Finalmente me paro al frente de él.

- Pero que feo eres.... - es lo único que atino a decir, aunque se nota claramente en mi cara un tono de picardía, casí como si lo estuviese poniendo a prueba.

Ralo poco acostumbrado a las relaciones entre especies escucha a Sibelius, algo trastornado por la idea de compartir charla con gente desconocida y bípedos asiente a las palabras del druida. Y ni corta ni perezosa una pequeñaja le comienza rodear. El portentoso semiorco frunce el ceño. La chica se postra ante su rostro y lo llama feo.
¿Feo? ¿FEO? Sin duda ese concepto del que habían hablado largas y largas horas con su compañero animal. Eso me recuerda...
El explorador pone la mano en la boca y emite un sonido débil casi imperceptible, lo que hace aparecer un inmenso lobo por las escaleras. Cuando se sienta coloca junto a Ralo este vuelve a mirar a la chica para decir.

No existe lo feo. responde extrañado sin entender la picardía de la chica. Para Ralo todo era bello en los bosques, aunque en la ciudad debería replantearse si existía lo feo, pero sin duda aquella chica estaba pasada de vueltas. Parecía que sus palabras escondían sensaciones, emociones y trampas. Algo que nunca había experimentado el explorador, pero si había discurrido.
 

Asenoc sonríe ante la extraña situación. Una vez más la pequeña picara le ha sacado una sonrisa y distraído de sus necesidades “especiales”.

Desde luego esta chica carece de miedo alguno. Sería una buena compañía en nuestro trabajo.

A continuación mira con la sonrisa todavía en la cara a Ralo…

No estoy de acuerdo.

Y amplia la sonrisa a una carcajada.

Tras la divertida anecdota de la jovial picara, de esas que se recuerdan entre aventuras en un bar, el grupo se decide a cambiar la mala dieta del barco, por una mas adecuada a sus estomagos, y una pizarra escrita a mano que pone "Menu del dia carne adobada y fruta fresca" les llama la atencion, es de un bar enfrente del embarcadero con nombre "El marinero feliz" y bajo su nombre un dibujo de una jarra en lineas negras y unas pequeñas palabaras debajo de ella diciendo "Hay vinos variados" . Un bardo algo harapiento , endulza el ambiente con una cancion de posada, y el inmueble esta decorado de madera oscura y detras de la barra en estanterias una gran diversidad de vinos con etiquetas distintas y jarras colgando de un canalon listas a ser servidas 

Me encanta la carne adobada, exclama Kiyra, relamiendose las comisuras de los labios al ver los platos que salen de la cocina.

Compañeros creo que este sería un buen sitio para hacer una parada, comer y recoger información, guiñando a continuación un ojo a Amaralys, que os parece. 

Entrando a continuación al local como sí de una parroquiana se tratara.

Posadero póngame una jarra de vino tinto y un buen plato de esa carne deliciosa, y dame mesa para mi y mis amigos, soltando unas monedas de su bolsa.

A las palabras de Kiyra, el Druida le sigue el paso entrando en el bar. Al entrar al mismo observa a la gente que lo frecuenta, para advertir que tipo de clientela posee el mismo ya que en el grupo había compañeros que podrían reaccionar a cualquier ofensa rapidamente.
Diriguiendose a la pelirroja le dice por lo bajo.
- Se mas discreta, no sabemos con que nos podemos encontrar aquí.
 

Al ver al imponente animal que aparece del barco atrás del semiorco no puedo más que olvidarme automáticamente de aquel ser y salir corriendo hacia el lobo.

Si bien no me atrevo a tocarlo, ya que parece bastante feroz me doy vuelta con una sonrisa.

- ¿Puedo montarlo? Sería como andar en un pony... ¡¡¡pero con más actitud!!!

Mi mente ya desvariaba imaginandome sobre el lobo dando vueltas por el pueblo y viendo a todos sobre el hombro como alguien importante. Entre esas escenas me siento de piernas cruzadas, apoyo mis brazos sobre las rodillas y mis puños bajo mi cara y quedo contemplando aquel ejemplar.

La taberna es un lugar apacible. Como cualquier taberna. Lo cierto es que las cosas mundanas no suelen saciarme.

A mí me vas a servir una muestra de cada uno de los vinos que tienes expuestos.
Y un plato de lo que mejor cocines.

Muchísimas gracias caballero.

El tiempo que transcurría entre aventura y aventura me resultaba muy tedioso. No hacer nada era como perder tiempo de mi valiosa vida.

Pero el mundo funciona así… debía adaptarme.

Anterior mente en el mar de la Luna*

La pequeñaja ignoró la respuesta de Ralo, sin embargo Asenos si que entabló diálogo iba a responderle cuando la niña volvió a interrumpir Puedes montarlo conmigo. respondió secamente, lo cual era confuso porque parecía dar una respuesta positiva, pero con un tono seco y distante.
Y así hizo Ralo, montar a la pequeña con él en el lobo. Al llegar a la posada, el semiorco optó por llevar a su lobo a las caballerizas. Buscar una libre en la que otros caballos no se asustaran ante la presencia del animal. Luego entró con sus compañeros. Sin mediar palabra dejó que le sirvieran lo mismo que a sus compañeros. Un leve asentimiento le bastó para que así fuera...
¿A qué te referías? preguntó a Asenoc, parecía que aún daba vueltas a su último comentario...

Extasiada, me bajo del enorme animal al llegar a la taberna. Hacía mucho que no me divertía tanto!

Una vez desmontada me acerco al tira rayos con los ojos brillantes.

- Viste! VISTE! FUE ASOMBROSO! Quiero hacerlo de nuevo una y otra, y otra, y otra, y otra, y otra, y otra, y otra, y otra, y otra vez... y después una vez más. Y su pelo... que hermoso pelo, suave y cuidado. Algo que una no puede esperar de un lobo usualmente. - cuando caigo en la cuenta de mi descortesía me vuelvo corriendo hacia el semiroco y me le avalanzo.... bah, por decirlo así. Mejor dicho me prendo a su pierna derecha ya que no llego más alto y la rodeo con los brazos. - GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!!!! Para ser tan feo eres muy bueno!!

Recuperando un poco la compostura y ya habiendo ingresado a la taberna me doy cuenta que esta corta pero apasionante aventura lobuna me ha abierto el apetito.

- Si, yo también quiero un poco de carne asada, y una ensalada, y agua.... limpia por favor, no soy de tomar alcohol, comienzo a hablar demasiado y puedo volverme bastante irritante... y eso estoy segura de que no les gustaría, y como me caen bien todos prefiero ser una señorita correcta y honrrada, je. - esa última risita se noto claramente como un sarcásmo con todas sus letras incluídas.

La mesa de aquella taberna se habia convertido en un pequeño hogar donde los heroes reponian fuerzas, pues estaba llena de manjares de distintas carnes, que en un santiamen desaperecio en sus tripas y fue cuando se sentian dichosos alentados por tener la tripa llena, cuando se les acerco una figura

Era el bardo de la taberna que hasta entonces habia deleitado la estancia de la taberna, y cuando creeis que va pasar la gorra ,se acerca y veis sus ropas algo sucias y viejas que en antaño segguro eran bonitas y con su aliento de vino malo os dice

Perdonen mi intromision, no les queria molestar antes, pero yo tambien fui un aventurero como vosotros y mi grupo murio cuando luchabamos con unas medusas , desde entonces he caido en desgracia , pero les puedo dar a cambio de unas monedas un mapa de la ciudad, mi consejo e informacion de como dar sus primeros pasos en la ciudad con buen pie y encontrar aventura. Dice mientras se quita el sombrero en una señal elegante de saludo y para sugerir que dejeis unas monedas en el

Kiyra vio una buena oportunidad para obtener información y porque no algún entretenimiento.

Ofreciéndole asiento con un ademan, cogió la jarra de vino y le ofreció un vaso de vino rebosante.

Dime buen bardo! cuál es tu nombre! y que cosas nos pueden interesar de esta ciudad! Asiendo a continuación una elegante bolsa de cuero cerrada, la cual parece tener monedas, ya que al apoyarla sobre la mesa se escucho claramente un tintineo.

A continuación sacó una moneda de oro y se la ofrece.

Decidnos, cuanto nos costaría ese mapa, cuán interesante es?

Deja qué responda, y luego le pregunta por los templos que hay en la ciudad, sobre todo de su Dios Corellon Larethian, casas de poder, y posibles recompensas y aventuras.

Sibelius escucho la proposición del bardo.
- Trae una silla a la mesa y comparte con nosotros esta comida. De paso cuentanos con mas detalle que nos puedes ofrecer, pues parece muy interesante lo que nos dices.
El druida estaba intrigado en lo que le proponía el bardo.
La guerrera estaba muy ansiosa por obtener información al respecto.
Kiyra, calmate un poco. No apresuremos las cosas.
 

Hamacando mis piernas en la silla, ya que por mi altura no llego a tocar el piso, veo como se acerca el bardo y nos ofrece un mapa y lo invitan a sentarse.

Mis ojitos comienzan a brillar, levanto la vista y la dirijo hacia el tira rayos mientras una sonrisa deslumbrante aparece en mi rostro, dicha combinación da a las claras mis intenciones, más allá de que trato de disimularlas para que el mago las aprecie únicamente.

Para que comprar un mapa, si lo podemos observar gratis!