Mascullo algún tipo de terrible imprecación que incluso a los gigantes de Jötunheimr haría palidecer y a Loki despertaría la curiosidad, el finlandés cargó con todos los bártulos y cual imparable embestida de drakkar se encaminó a la habitación, con apenas tiempo de farfullar algo inteligible ya que llevaba una bolsa colgando sujeta por la boca.
- Fafta legugg... - Resollando, pero sin pausa, el finés se pierde hacia las habitaciones.