Partida Rol por web

Nada está escrito en piedra

11 de septiembre de 1926

Cargando editor
27/03/2019, 16:06
Director

Los obreros de la Sagrada  Familia no olvidarán fácilmente la mañana del  11 de septiembre de 1926. Cuando dos operarios bajaron a la cripta  fueron atacados por dos individuos que habían perdido completamente la razón. Gritando palabras sin sentido y frases inconexas se lanzaron a por ellos. Afortunadamente los obreros, hombres recios y fuertes, pudieron reducir a los dementes con ayuda de sus compañeros que bajaron al oír los gritos.

Tras el revuelo inicial repararon en que, cerca de donde estaban los dementes, se encontraban dos cuerpos, inertes. Rápidamente se dio aviso a la policía. La brigada de homicidios con Rafael Garrido al frente se personó en la construcción reconociendo rápidamente, tanto a los fallecidos como a los “locos”.

El traslado se hizo de la forma más discreta posible. Un potente sedante y unos coches de policía sin señas identificativas facilitaron la operación. Los dos desdichados fueron conducidos al Hospital de San Andrés mientras que se iniciaron los trámites para trasladar  el cadáver de Antón a su Galicia natal y el de Gorka a Balmaseda.

Cuando los policías y sanitarios abandonaron el recinto uno de los obreros llamó la atención del señor Martorell, el arquitecto que estaba al mando de las obras.

En la cripta, bajo una losa que alguno de los infortunados policías debió romper, Dios sabe por qué, había una piedra de color rojo brillante. Martorell, tras unos instantes de reflexión y, conociendo las manías de Gaudí, se encogió de hombros y mandó reponer la losa rota dejando la piedra roja allí donde el genio de Antonio Gaudí había querido que estuviera.