Partida Rol por web

Un segundo antes de que el doctor tape completamente el cadáver una idea se abre paso por tu mente. Cuencas de los ojos vacías..sangre en las manos y en el pecho....¡Ese pobre hombre se ha arrancado sus propios ojos!

Gorka respira todo lo hondo que sus pulmones le permiten. Exhala lentamente y después dice:

- Muchas gracias, doctor, creo que tenemos suficiente por ahora -hace una pausa y mira su reloj de muñeca-. Creo que será mejor que visitemos la casa del señor Aureli cuanto antes. Si de verdad ha muerto con una expresión tan... -se toma unos segundos para buscar una palabra que se ajuste a lo que acaba de presenciar- tan peculiar, deberíamos no podemos demorarnos mucho -vuelve a mirar al doctor-. Puede que le hagamos otra visita pronto.

Los dos tomáis conciencia de que es pobre hombre se ha arrancado sus propios ojos y se ha desangrado hasta la muerte.

Este pensamiento os supera, imagináis el horror y dolor que ha tenido que sufrir ese pobre hombre.

Antón se queda bloqueado, incapaza casi de moverse durante unos largos instantes

Felis, no aguanta más ahí dentro y sale fuera del hospital donde esperará a sus compañeros.

Antón siente cómo se le hiela la sangre y las palabras de Maiatza dejan de tener sentido. No puede apartar los ojos de las cuencas vacías del cadáver y de las manchas de sangre que le parecen todavía frescas.

En contra de su voluntad, su mente empieza a formar la imagen de lo que ha debido sucederle al hombre, y la sensación de pánico empieza a crecer dentro de su pecho. En ese momento le parece escuchar unos pasos que se alejan, y un portazo termina de sacarlo de su ensimismamiento y le permite por fin levantar la mirada.

- ​¿Cuál es su teoría sobre la muerte, doctor?​ -se dirige al médico-. ​¿Usted también piensa que se arrancó los ojos?

- Ah! Y Doctor, muchas gracias por su colaboración. ….

En ese momento me quedo clavado, mirando de nuevo el hombre tumbado, sus cuencas de los ojos vacías, sus manos ensangrentadas…. No, desde luego, no era como las matanzas del cerdo en el pueblo, no, aquello era un hombre, como podría serlo yo mismo, que de puro terror se había arrancado los ojos, que de puro miedo se había tirado y acabado con su propia vida. ¿Qué es lo que le había pasado a este pobre hombre? ¿Hay algo suelto por ahí provocando esto? ¿Y si el próximo soy yo?

Siento un sudor frío recorrer mi espalda, mi pulso se acelera y las sienes me palpitan. Necesito aire, despejar la cabeza, que demonios pasa aquí? Sin decir ni una palabra a mis compañeros, salgo del cuarto dirección a la calle, no aguanto estar más en la morgue!

El doctor, al que definitivamente le cae simpático el agente Piñeiro, se vuelve para él esbozando una sonrisa amarga.

- Así es. El pobre infeliz murió desangrado tras arrancarse los ojos con sus propias manos. No sé que pasaría por la cabeza de este hombre pero...debió ser una muerte horrible. Ahora ya pueden hacerse una idea de las muecas de horror de los cadáveres a los que me refería antes...y lo increíble que resultaría contarlo.

Esto es lo primero que Oscar ha escuchado desde que todos se marcharon a la morgue.

¿¿Se arrancó los...??

Oscar consigue no levantar demasiado la voz, pero definitivamente esto le ha pillado por sorpresa.

El doctor y los dos agentes restantes vuelven al despacho del forense. Óscar alcanza a escuchar los últimos comentarios.

Felis está fuera, tomando el aire.

Una vez el doctor confirma sus sospechas, Antón consigue apenas disimular un escalofrío. Es consciente de que debería preguntar más... pero la verdad es que teme las respuestas sobre esa terrible muerte.

- Ahora mismo tenemos la orden de investigar al abogado, pero probablemente pasemos a por el informe de este hombre una vez finalice usted la autopsia.

Sí, centrarse en la misión inmediata parece la mejor idea. Con un poco de suerte en la casa de Aureli encontrarán algo que descarte que todo el asunto de los rostros está relacionado y se quede en nada más que una anécdota.

- Muchas gracias por su colaboración -añade intentando una breve sonrisa-. Voy a avisar a Felis de que ya hemos terminado aquí.

Sin esperar a sus otros dos compañeros, sale del despacho en busca de Felis, agradeciendo el aire fresco cuando sale del edificio.

El doctor se despide de los inspectores.

- Gracias, señores. Espero que puedan solucionar esto pronto. Si descubro algo más me pondré en contacto con ustedes. Que tengan buena noche.

Oscar revisa sus notas.

Creo que deberíamos concentrarnos en el último cadáver. Si la muerte ocurrió hace poco y si realmente está relacionado con el caso del abogado saltarín, puede que el rastro esté más fresco y encontremos alguna pista que ya no estaría allí si nos retrasamos. En teoría podemos retrasar investigar la casa del abogado y no cambiará nada que no haya cambiado ya. ¿Dónde murió esta última persona?

Gorka da un paso adelante, respira hondo y dice, con su característica voz grave:

- Este hombre es, era, Carlos Seguí, un periodista -pronuncia esta última palabra con una mezcla entre resignación y desprecio-. Trabajaba en La Campana de Gracia. Me lo he cruzado más de una vez en escenas de crímenes en los últimos años. Siempre tenía que echarle, era de la creencia de que la policía solo sirve para aparentar poder. La cosa era no dejarnos hacer nuestro trabajo -Gorka frunce el ceño-. Tal vez vio algo que no debía, como de costumbre, y alguien optó por arrancarle los ojos.

Asumo que Gorka no sabe su dirección y en un momento vuelvo atrás y se la pregunto al doctor.

Después de una breve consulta el doctor te indica que el periodista vive en una buardilla del número 187 de la calle del Roselló

Lo comunico a mis compañeros.

Claro, el problema va a ser entrar en la buardilla; habría que hablar con quien llevó el caso y pedirle la llave.