Partida Rol por web

No ha contestado ni a una de mis preguntas, Señor Cooper. Afirmó, ampliando esa sonrisa en sus labios, en una mueca de superioridad, placer y juego. Sus bravuconerías sobre el uso de un arma de fuego contra un nativo americano el cual es posible que ni comprendiera lo que estaba pasando, no me sorprenden. Esto es el mundo civilizado, Señor Cooper. Más bebida. Por la cantidad, no debe quedar mucho en la petaca. Ingesta másiva de alcohol, perdida de la capacidad de tomar decisiones lógicas. Euforia, inhibición social, eso explica la necesidad de relatar echos pasados.

Hagame el favor de dar una sola razón lógica que fomente su acusación en cualquiera de las tres preguntas antes mencionadas. Si puede, claro. El Señor Greybon estaba tranquilo. Casi se podría decir que estaba disfrutando de las acusaciones del caballero de Texas.

Necesidad de desafio, pudiente, nuevo rico. ¿Hijo único? Muy probable. También explicaría las dificultades para entender otros puntos de vista. El problema era que, como antes había mencionado el Sr. Greybon, allí, Cooper, no era el único armado.

La situacion iba de mal en peor....

El caballero ingles estaba importando y mucho al cowboy,pero este no tenia intenciones de amendrentrase.Casi desenfundando su revolver y poniendo gesto serio le volvio a contestar:

-Pues ya que insiste tanto le voy a decir el porque sospecho de usted,porque como usted ha dicho llego tarde a esta casa que tanto detesto,por lo cual le dio tiempo para compicharse con el mayordomo y la cocinera.

Ignora detalles básicos, ofuscación en un objetivou objeto erroneo. Necesidad de demostrar que tiene un arma. Inseguridad en uno mismo. Ignora los detalles más simples de nuestra situación. Con esto se refería a Lord Taylor, la Señora Greybon y a él mismo.

Seguiré un orden cronológico. Fuimos invitados hace tres días por Lord Taylor a esta fiesta preparada por Lord Usher, persona a la que, al igual que vosotros, he tenido el placer de conocer hoy. Acto seguido, llegamos aquí en compañía de Lord Taylor, quien nos indicó el lugar. Y este no se separó de nuestra compañía en ningun momento.

Le divirtió ver como en la teoría conspiratoria del Vaquero, cada vez iba añadiendo más personas. ¿Se ha dejado alguien en su complot, Señor Cooper? ¿Quizás el Señor Taylor? ¿Quizás el mismo Señor Usher planeando su propia muerte? No se deje en evidencia, piense antes de hablar. Si no puede ayudar, deje que los demás resolvamos esto. Le recriminó. No estaba ayudando, todo lo contrario, estaba entorpeciendo el que los demás allí presentes, como el mismo Lord Greybon pudieran poner su total interés en el culpable de aquellos actos.

-O quizás el culpable es usted y su estrategia es ir lanzando acusaciones contra todo el mundo. Solo en aquel momento Sarah abrio la boca, mirando al caballero americano con el ceño ligeramente fruncido. Una cosa es que fuera una señora como Dios manda y otra que fuera a consentir que aquel desarapado de origen incierto fuera acusándolos a su marido y a ella de intentar envenenar a todo el mundo.

Al menos estaba tranquila, en lo que a Arthur concernia. Ya lo habia visto en situaciones de aquel tipo antes y sabia que su marido podia desenvolverse a la perfeccion. Aun así, tras un cruce de miradas y un cabeceo con el que advertia a su marido que iba a hablar, miró al vaquero, dejando la servilleta que habia puesto sobre su regazo sobre la mesa, con un gesto elegante a la par que indignado.

A proposito. Ante su anterior preocupacion por mi estado, sólo puedo decirle que me encuentro perfectamente. No sé de dónde ha sacado la idea de que me encuentro mal. Disculpeme si muestro cierta inquietud por estar sentada a la misma mesa que un asesino. -a pesar de no subir el tono en ninguno momento y de no perder las formas jamas, mis palabras fueron contundentes, y cargadas de ironia.

En cualquier caso, no creo que ningun caballero de renombre se atreviera a sacar su arma delante de una mujer embarazada. Asi que, si es tan amable, deje de intentar mostrarnos a todos cuán enorme es su hombria y guarde ese arma, que las carga el diablo. -señale hacia su mano, al ver como practicamente la habia desenfundado. -Mejor haria usted intentando ayudar a descubrir al criminal que hay entre nosotros, en lugar de ir acusando a diestro y siniestro.

Sarah estaba enfadada. No habia duda de eso. Y, si algo no era ella, era una de esas mojigatas florero que solian acompañar a los caballeros de alta cuna. Estaba claro que si su padre la habia dejado estudiar en la universidad era por algo.

Sorbiendo el ultimo trago de su petaca y maldiciendo a los cuatro vientos,Billy seguia con la mano aferrada en su revolver.

Y enciendose otro pitillo esta vez se encaro con la Señora Greybon:

-Vaya por Dios la que faltaba,¿con que esta usted en estado de buena esperanza?.Mis mas sinceras felicitaciones.

-Pues entonces pongamonos manos a la obra como se dice en mi adorado pais y empecemos a resolver incognitas.

El señor Usher estaba demasiado trastocado para percatarse de nada, aún tenía la vista clavada en el pollo morado y parecía haber entrado en shock presa de un miedo incontrolable, su rostro había palidecido más que la cera y sobre su frente se podía observar perlas de sudor.

- Cielo santo...- balbuceaba

- Señor...- se apresuró el mayordomo a sujetar por el brazo al señor Usher, pues parecía que de un momento a otro iba a caer desplomado al suelo presa de una repentina debilidad- Por favor ayúdenme a llevarlo al sofá...

 De repente el señor Usher empieza como a marearse.De su frente empiezan a caer gotas de sudor como si se tratase del mismisimo sudor de la muerte.

Billy que estaba discutiendo con el matrimonio Greybon,se acerco de repente hacia donde estaba aconteciendo el hecho y empezo de nuevo a increpar ala mayordomo:

-Veis.Os lo dije este individuo esta inmplicado.

Señor Usher ¿Se encuentra bien? ¡Señor Usher! Se adelantó unos pasos, agarrando del brazo al Señor de la casa, y junto al mayordomo, dejandolo en el sofa. Sudor frio, palidez, rigidez en las articulaciones. Miedo repentino y atroz. Reacción tardía ¿Muy tardía? No, no lo suficiente. Estado de shock, miedo a morir, no se lo esperaba. ¿Desconocimiento total de los hechos? Probable.

Traiga agua con algo de azucar diluido, le ayudara a entrar en razón. Le pidió al mayordomo, y miró al vaquero entonces, al Señor Cooper. Y usted hagame el favor de acompañarle. Así descarta que envenena el agua.

-¿Y si no quiero acompañarle?.

-¿Por que deberia de hacerlo?.La cosa esta muy clara,o por lo menos par mi Señor Greybon.

-Este tipo que acaba de desmayarse ha sufrido la vil y sucia trama del Señor Basil y de la cocinera.¿O es que acaso no se da cuenta?.-

-Lo que pasa es que su orgullo ingles no le permite ver las cosas.Fue la respuesta del americano en un tono muy impasible y algo despectivo.

Sarah estaba sencillamente exasperada por la actitud del americano, que no paraba de inculpar a todos los presentes sin ton ni son.

Busco entre sus cosas un abanico y, sentándose cuidadosemente en el borde del sofa, comenzo a abanicar al señor Usher, por si ese poco de frescor en el rostro ayudaba a paliar su palidez. Ella misma habia sufrido vahidos en otras ocasiones y sabia lo importante que era un poco de aire en el momento preciso.

Miro a su marido, con un deje de preocupacion y torcio el gesto, negando, cuando el americano volvio a la carga, inculpando esta vez al mayordomo.

-Por favor, ¿Quiere dejar de culpar a todo el mundo y hacer algo productivo? Acompañele, tal y como le pide mi esposo, caramba, y descartemos culpables.

No habra nadie entendido en venenos o dedicado a la medicina entre nosotros, ¿verdad? Deberiamos buscar a un doctor e intentar salvar la vida del pobre señor Usher antes de seguir lanzando improperios contra todo el mundo...

Volviendo a encederse otro pitillo,el americano estaba algo mas tranquilo hasta que la Señora Greybon le hablo.

-Vaya por Dios,la Señoritisima vueleve a la carga.

-¿Sabe lo que le pasa a usted Señora Greybon o tal vez deberia llamarla Marquesa?.Lo que le pasa es igual que le pasa a su marido,que su propio orgullo ingles la tiene cegada...

-Le acompañare pero como vea algo sospechoso al primero que se cruce en mi camino le lleno el estomago de plomos.

Lord Taylor fue el único, junto al señor Greybon que pareció hacerse cargo del estado en el que se encontraba el señor Usher, puesto que cogió una copa con agua y una servilleta y se acercó hacia el asiento donde continuaba temblando el caballero.

- Señor Usher, beba un poco y trate de tranquilizarse... eso es, venga un poco más...

Dijo mientras ayudaba a beber a Usher y le pasaba la servilleta por la frente.

- ¿Cómo se encuentra?- dijo el capitán interesándose también por el anfitrión.

- Con respecto a vosotros...- dijo muy serio mirando seriamente al reto de invitados, en especial al señor Cooper- Os debería de dar verguenza lo ue estáis haciendo... discutiendo no vais a ayudar a resolver nada y no pienso tolerar este tipo de comportamiento en mi presencia

Declaró amenazante para añadir.

- Pensemos con claridad... lo primero que se debe hacer en estos casos es tratar de averiguar los motivos por los que alguien querría envenenar al señor Usher... no ponernos a discutir como si estuviésemos en una feria de ganado...

Vincent tras obligarse a respirar profundamente unos segundos y beber agua, pareció tranquilizarse.

- Mejor... parece.. que estoy... algo mejor... gracias...

Contestó con cierta dificultad al capitán.

- ¿Causas...? cielo santo... que yo sepa no tengo ningún enemigo...

Acercándose al Capitán Blackwood y encendiéndose otro pitillo,el vaquero muy indignado:

Señor Blackwood,si ese es su verdadero nombre.Usted ha permanecido callado mucho tiempo oobservando desde las sombras y sin hacer nada al respecto.

A lo mejor usted ha preparado todo esto y esta implicado en todo este turbio asunto.

Sarah alterno su mirada entre todos aquellos desconocidos, mientras continuaba abanicando al señor Usher- Caballeros, por favor. Necesitamos un medico. Vayan a avisar a uno... - repitio, en vista de que sus anteriores palabras habian caido en saco roto.

Entonces, tras la intervencion del capitan, el vaquero volvio a la carga. Con un suspiro exasperado, Sarah miro a su marido, negando, con un gesto que dejaba claro que el vaso de su paciencia estaba a punto de rebosar- Y saquen a este impertinente de aqui, maldita sea. - añadio, cabeceando en direccion al señor Cooper, mientras colocaba una mano en la frente del anciano, para comprobar si tenia fiebre o no.

-Vaya a la Marquesa le importuna mi presencia.

-Esta bien me apartare de su vista,¿desea lago mas la Señora?.Fueron las palabras de Billy en un tono bastante ironico mientras se dirigia a buscar el calor de la chimenea.

El americano estaba acabando con la paciencia del Señor Greybon como ningún indio lo había hecho jamás. Y eso que hablaban el mismo idioma. Siempre se había comportado como una persona paciente, analitica y deductiva. Aquel tipo le estaba sacando de quicio.

¿Quiere dejar de amenazar y hacer algo útil? Le reprendió, alzando la voz. O mejor aun, CÁLLESE. Sentenció, exasperado. Ese verdino americano tendrá noticias de nuestros abogados. Susurró a la Señora Greybon, mientras se acercaba al Señor Usher.

Quizás no hay que buscar quien le desea hacer algún mal, si no quien desea algo que pueda tener usted. Un asesinato por envenenamiento expone planificación, paciencia y deseo de pasar desapercibido. Alguien conocido y cercano que desea algo, y no quiere ser relacionado con su muerte, ni que se sospeche de que fue unam uerte intencionada.

Haciendo caso omiso a las palabras del Señor Greybon,el americano siguio apoyado en la chimenea ensimismado en sus pensamientos.