Partida Rol por web

Nieve Carmesí VIII

La Mansión

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22/03/2009, 18:00
Pieter

Pieter se encontró tumbado en el suelo.  La nieve la caía sobre rostro ¿nieve? ¿era sólo nieve? Tierra también, y piedras y cascotes. Desconcertado su cerebro se dio cuenta que había explotado una bomba cerca. Otra más. Ya dos veces que escapaba a la muerte caída del cielo. Se quedó tumbado, confuso y aturdido. No oía nada, solo un intenso zumbido en sus oídos. Pasaron unos segundos hasta que pudo levantarse, Miró a su alrededor aún confundido, todo parecía moverse a cámara lenta. Sus compañero se levantaban despacio mientas las ráfagas de lluvia y nieve los azotaban. Todos no, alguno parecían no levantarse. ¿Hans?...¡HANS! ...no, respiró aliviado, parecía que estaba ileso ¿Quién había caído? Allí…el teniente parecía herido...Dieter también…¡GRUBER! gritó llamando al médico sin oír sus propias palabras ¡ MALDITO MÉDICO VEN A…! su grito murió en su garganta cuando vio el revoltijo que era su cuerpo medio enterrado entre nieve y tierra cerca de la entrada de la mansión Mierda – pensó -¡ Mierda! ¡MIERDA! Se dirigió trastabillando hacia el médico caído. Tenemos que meter dentro a los heridos – pensó. De repente se sobresaltó…¿los prisioneros? Allí, parecían igual de aturdidos que los demás. Cansado, infinitamente cansado sacó energías de la desesperación…

- ¡ Octavius, ocúpate tú de los prisioneros, mi hermano y yo nos ocupamos de los heridos! -  gritó sin saber siquiera si lo oían y siguió avanzando hacia el montículo debajo del cual yacía Gruber. Quiera Dios que siga vivo…

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23/03/2009, 19:09
Octavius

Recuperado de la explosión y de la conmoción. Octavius levantó su cuerpo, pesado y maltrecho, con las fuerzas justas para levantar su arma a la par que gritaba a aquellos indefensos prisioneros:

Ni se os ocurra mover vuestros sucios cuerpos, el gatillo está muy flojo...créeme! grita en mitad del polvoriento escenario.

Dicho esto esperó la reacción de sus compatriotas mientras inspeccionaban sus heridos.

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24/03/2009, 00:09
Nikolai

Nikolai se incorpora lentamente del suelo como si en cada esfuerzo le fuera la vida. Por un momento oye el crujido de su espalda al incorporarse pero su dolor queda rápidamente en el olvido al escuchar la voz seca y amenazadora de uno de esos sucios perros alemanes que ladrá más que habla.
Lentamente levanta las manos y asiente levemente con la cabeza mientras balbucea unas palabras en su idioma natal.

Da, tovarich, da...

El viejo nikolai observa el bosque que ha quedado sus espaldas. Unos metros más y se hubiera podido esconder pero los alemanes han reaccionado demasiado rápido como para permitirle escapar. Tal vez en otra ocasión...

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24/03/2009, 02:08
Hans

Todo ocurrió demasiado rápido para Hans. Lo único que el artillero percibió, fué la explosión y los gritos de dolor de sus compañeros. Por unos instantes, se quedó aturdido, antes de, ni siquiera, imaginar que había pasado. Pero, tras esos instantes, se encontró con la realidad. Otra bomba había caido cerca de ellos, y esta vez, las consecuencias parecían haber sido más nefastas.

Lo primero que el hombre hizo, fue buscar a su hermano. Cuando vió que no había sufrido daños, suspiró aliviado. Aunque su alivio fue pasajero. El teniente estaba herido, al igual que Dieter. Hans no estaba seguro de si saldrían de aquella. La herida de Dieter tenía una pinta muy fea, y el teniente parecía que había salido mal parado. Pero, al buscar a Grüber para pedirle ayuda, su corazón dió un vuelco. Lo que parecía el cuerpo del médico estaba allí, tendido a varios metros, convertido en un amasijo de sangre y vísceras. Hans no pudo evitar mirar para otro lado, incluso tuvo que aguantar una arcada. Aquella visión era, cuanto menos, horrenda.

Cuando apartó la mirada oyó a su hermano que le pedía ayuda, a lo cual, Hans asintió, y se acercó a él. Aunque sabía que no era el momento más oportuno para decirlo, Hans no pudo resistirse, y dijo- Pieter, hermano, tenemos que meternos en esa casa, y tenemos que hacerlo ya. Quizás haya alguna bodega o algo por el estilo, que nos resguarde del frío y los bombarderos. Y en cuanto a los heridos... -El artillero miró al suelo, casi avergonzado, para decir- no creo tengan muchas posibilidades de sobrevivir. Estamos bien jodidos hermano, esto no pinta nada bien. Venga, te ayudaré con los heridos. Ya veremos que podemos hacer una vez estemos dentro de ese lugar- Cuando Hans dijo eso, miró a la casa. No pudo evitar volver a sentir congoja por aquella visión, pero sabía que era eso, o morir a causa de la metralla de una bomba o del frío. No le quedaban muchas opciones...

Antes de ayudar a su hermano, como muestra de respeto a un compañero caido, miró por última vez el cuerpo de Grüber, quitandose el casco y apoyandolo contra su pecho. Al menos, para él este infierno ya ha acabado. Siempre recordaremos al doctor. Descansa en Paz, Grüber...

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24/03/2009, 07:42
Pieter

Pieter se acercó al cuerpo del médico, apartó tierra y nieve de su cara y sus dedos tocaron el cuello del médico buscando signos de vida…¿era el  pulso de su camarada lo que sentía o sólo el fruto de su propia esperanza? Oyó lejanas las palabras de su hermano. Sí, debemos refugiarnos cuanto antes pensó mirando la puerta de la mansión…

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24/03/2009, 07:43
Alexeva

Había estado demasiado cerca. Y la "campesina" rusa sabía que había perdido una oportunidad de tomar un arma y tratar de sobrevivir. Lo achacó a la turbación, y también a su ignorancia sobre como poder sobrevivir tras esa actuación. Por muy confusos que estuvieran los alemanes seguía teniendo a su favor el número. No podía esperar sobrevivir a un enfrentamiento directo con ellos. Con armas o sin armas.

Tampoco era la situación propicia. Las bombas caían alrededor del grupo, y les dejaban como única solución entrar en la mansión. Por un segundo etuvo tentada de hacerlo ella misma, mandando todo al cuerno, y aprovechando el miedo como excusa. Pero pronto otro alemán estaba apuntándoles con un arma y exigiéndoles estar quietos. 

Le dolía la cabeza. La suerte le había permitido sobrevivir. Y la misma suerte había hecho que la bomba nivelara las fuerzas. Un alemán estaba muerto. Y había otros dos heridos. El teniente inconsciente tras golpearse la cabeza contra una piedra. Y el maldito herido de antes con una nueva herida en la pierna.

Eso era bueno.

Ninguno de esos pensamientos se mostraron en su cara. Solo se quedó quieta, tendida en el suelo, temblando por el frío. Esperando

 

 

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24/03/2009, 09:20
Director

Uno tras otro cruzaron la reja que separaba el exterior del jardín de la casa, algunos con la mirada aún turbia por el estallido de la luz y los oídos torturados por aquel pitido que no había forma de acallar. Se apresuraban a cumplir las tareas más inmediatas, había que atender a los heridos, tenían que buscar refugio. Corriendo, hundiéndose las botas en la nieve y el barro, casi empujándose, ansiosos, jadeantes. El viento era ahora un grito, la garganta de un titán no lo habría proferido mayor, y las ramas ya no se agitaban, se estremecían y se quebraban... además el frío se había intensificado con la caída de la noche y comenzaban a sentir en sus extremidades los primeros indicios de congelación.

Y entonces el tiempo pareció detenerse.

Todos habían ido entrando, soldados y campesinos, el sargento... y cerrando el grupo, el último, apenas levantándose tras el fuerte golpe recibido en la cabeza iba el teniente Diederick. Así que nadie lo vio. Pero lo que oyeron les cortó la respiración. Un sonido extraño, un golpe de viento quizá, un ruido seco, y... un alarido inhumano.

Cuando se giraron los ojos desorbitados y las bocas abiertas a pesar del frío y del viento mostraron a la impávida luna el terror que, esta vez, no venía de la mano de la guerra. Entre los barrotes negros de la puerta antes desencajada, arrancada de su entierro y ahora cerrada, empujada por quien sabe qué fuerza salvaje, el teniente agonizaba empalado por las picas de hierro. La sangre brotaba imparable y se vertía a sus pies, manando de su cuerpo colgando en la reja. Varias de las varillas de metal le habían atravesado el cuerpo de parte a parte y lo sostenían en el aire, como en vilo.

Bajo él, nieve carmesí...

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24/03/2009, 12:15
Nikolai

El terror se apoderó del rostro de nikolai. ¿Que estaba pasando aquí? pensaba el sencillo campesino mientras ese horrible alemán se moría delante suya. Sin duda merecía morir por los crímenes que había cometido contra la humanidad y su pueblo pero hacerlo de esa forma tan dolorosa era algo inhumano. Pero lo peor de todo era la pregunta que para alguien como él no había forma de asimilar y que formulo en voz alta.

Pe... pero... ¿Como... ha pasado? - balbuceo el viejo nikoali mientras señalaba el cuerpo del moribundo alemán y se volvía hacía el resto de personas presentes en busca de una respuesta mientras el frío vaho salía de su boca al respirar.

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25/03/2009, 07:47
Pieter

 

Pieter quedó paralizado ante la visión del hombre empalado en las picas de la verja. Un grito surgió de su garganta mientras su cerebro intentaba encontrar una explicación a lo que había pasado. Sintió el impulso de adentrarse de nuevo en la tormenta para socorrer al teniente pero una violenta ráfaga de viento lo disuadió mientras se apoderaba de él la certeza de que Diederick estaba muerto. Creía haber asistido a todos los horrores posibles desde que estaba en el frente luchando entre las trincheras, compañeros y amigos despedazados por bombas, segados por ráfagas de ametralladora, la muerte en todas sus manifestaciones, pero aquel macabro espectáculo superaba con creces cuanto había visto. Jadeando retrocedió. Intentando mantener la compostura dijo con voz entrecortada:

- No hay nada que hacer por el teniente – y como tratando de convencerse a sí mismo añadió – ha sido un accidente, una ráfaga de viento, algo…. Calló unos instantes sabiendo que su explicación no tenía sentido.- Vamos, busquemos una habitación donde hacer fuego y calentarnos – añadió por fin.

 

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25/03/2009, 09:35
Grigori

El hombre se arrastró sobre el barro y la nieve hasta quedar con la espalda apoyada sobre el tronco de un árbol. Su expresión era de total pavor. El color había huido de su piel y los ojos miraban desorbitados ahora al cuerpo del Teniente empalado en la reja ahora a las puertas de la mansión.

-Dios... Dios... ¡vamos a morir todos!

Notas de juego

PNJtizado por el director. No puntuar por el jurado.

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25/03/2009, 13:20
Alexeva

Alexeva se quedó mirando la escena con los ojos desorbitados por el miedo. La mujer se había ido lentamente acostumbrando a la muerte conforme pasaban las semanas de campaña, pero morir así tenía algo de ominoso, de terriblemente inadecuado. A su mente acudió la imagen de un niño cruel, atravesando un insecto con alfileres. El cuerpo del alemán había quedado de una forma similar. Atrapado por los alfileres de algún dios cruel.

Alexeva trató de quitarse de la cabeza esos pensamientos mientras se apoyaba en un árbol cercano conteniendo el vómito. Se repitió mentalmente que todo había sido un accidente, y fue dejando que la sensación de asco, sorpresa y miedo fueran desvaneciéndose de su espíritu.

- No puedes dejar que esto te afecte. Sólo era un alemán. La suerte te está haciendo un favor

En todo caso lo terrible de la muerte la dejó unos instantes en estado de gran confusión. Era una muerte inesperada. La casa llevaba allí desde un tiempo que ni se sabía, y había elegido (pero no, las casas no eligen, eso era una estúpida superstición) caerse esa reja justo cuando alguien pasaba debajo suya.

Ese pensamiento, por más que se tratara de algo posible, la golpeó, acrecentando su malestar. A pesar de todo fue la que primero se repuso. Más acostumbada a la muerte que los otros dos rusos, y sin el menor apego sentimental al difunto, se tranquilizó y miró a los presentes.

Un oficial del ejército ruso, un chico joven y leido, le había dicho que cuando expulsaran al invasor iban a purgar a Rusia de toda superstición, de toda falacia, de todo resto de ilusoria magia o religión. A esa idea se aferró Alexeva, como si en ello le fuera su cordura

 

 

 

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25/03/2009, 13:28
Alexeva
Sólo para el director

Notas de juego

Han muerto dos alemanes, y ninguno de sus compañeros han revisado los cadaveres, ni recogido las armas. En la medida de lo posible, y siempre que nadie la observe, Alexeva tratará de apropiarse del revolver del teniente.

Solo hará esto si está razonablemente segura de no ser vista. No quiere arriesgarse a que le peguen un tiro

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25/03/2009, 19:17
Octavius

Octavius escuchó la recomendación de Pieter pero no quiso hablar. Por el contrario, dejó libres a los prisioneros, apartando su mirilla, y decidió buscar una habitación amplia y desmueblada donde poder encender el fuego.

Las cosas no iban a ir mejor si no se calentaban. Necesitarian un buen fuego y seguro que tener cerca a los prisioneros proporcionaría aun un mayor calor.

- Venga, no perdamos tiempo - dijo finalmente a sus compañeros sin demasiado vigor mientras buscaba puertas cerradas que abrir.

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26/03/2009, 04:09
Hans

Hans apenas tardó un segundo desde que oyó el grito del teniente hasta que se giró para verlo. Aunque, quizás hubiese preferido no hacerlo.

La visión era espantosa. El grito provenía del teniente, allí estaba empalado en la puerta, sin un hálito de vida. La sangre le brotaba de forma abundante. No podían hacer nada por él. Hans no pudo hacer otra cosa que aguantar otra arcada, y darse media vuelta. Desde luego, jamás olvidaría este día el resto de su vida. Desde luego que no.

Tras los momentos de confusión que aquello había provocado, las palabras de su hermano lo sacaron de su ensimismamiento. Tenía razón, debían encontrar un lugar donde calentarse, y rápido, o compartirían el mismo destino que Gruber y el Teniente. Así, alzando la voz, Hans dijo- Vamos, no debemos perder el tiempo. No se puede hacer nada por él -Cuando dijo esto, Hans volvió a quitarse su casco, en señal de respeto hacia el caido- La vida es dura, y la guerra aún más. Ya nos encargaremos del cuerpo por la mañana, ahora debemos buscar refugio. Aunque no me guste la idea, creo que no tenemos más remedio que ir hacia la casa.

Cuando Hans dijo esto último, miró con cierta congoja hacia la mansión y un escalofrío, que no fué causado por la temperatura, recorrió todo su cuerpo. La casa le asustaba, sin duda, aunque no sabía explicar muy bien el por qué. Solo sabía que algo no le gustaba del lugar, pero no conseguía saber el qué. Sin duda el hecho de que fuese de noche, hiciese frío, la guerra y las muertes de dos de sus compañeros ayudaban bastente, pero aún así, algo no le gustaba. Pero...

¿Su miedo sería fundado, o solo era algo irracional que lo perturbaba?...

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26/03/2009, 17:46
Director
- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(-2)
Motivo: Conseguir arma
Dificultad: 5+
Resultado: 6(-2)=4 (Fracaso)

Notas de juego

Veamos si esa ocasión se presenta...

¡Casi!

En el último momento te diste cuenta de que alguien miraba y decidiste dejarlo para mejor ocasión.

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26/03/2009, 17:49
Director

La casa consistía en una construcción victoriana con sótano, planta baja, primera y segunda planta. El acceso principal estba en la primera planta, mientras que en la planta baja se podían observar una o dos salidas de servicio.

Los muros de ladrillo aparecían desgastados por la erosión de la nieve y el viento, y horadados por maleza y trepadoras que se secaron mucho atrás, pero que habían persistido agarradas entre las rendijas a pesar de ello. Las ventanas eran
grandes, algunas enormes cristaleras, pero el interior apenas se adivinaba ya que estaban cerradas desde el extarior por tablones de madera cruzados. Entre ellos podía verse la suciedad y el polvo fijado en los cristales, traslúcidos y mates. La nieve se acumulaba en los tejados pronunciados, algunos picudos. Las escaleras que subían desde el jardín hasta la puerta principal eran amplias, de bordes redondeados, y rotas en algunas zonas.

El jardín era extenso, y la rodeaba por completo. Grandes árboles, coníferas en su mayoría, seguían en pie aunque resecos, cansados, algunos inclinados por el viento de años. Un pequeño estanque, helado, un parterre de plantas muertas, un banco de piedra a trozos, y una fuente rota frente a él. La sauceda quedaba a un lado, la mayoría de los árboles estaban desnudos, muertos, pero otros, extrañamente, seguían repletos de hojas amarillentas, venciendo sus ramas dormidas hacia el claro en el que una escultura de la mujer se levantaba solitaria.

Detrás, ya dejando la esquina para llegar a la parte posterior de la casa, el pequeño pero poblado cementerio persistía. Ahora, sin embargo, había perdido el cuidado y ordenado planteamiento, y como si hubiera sufrido por algún terremoto, las lápidas y las cruces en las tumbas estaban torcidas, algunas resquebrajadas.

El conjunto estaba cercado por la reja, altísima y recia, de hierro forjado y acabada en puntas de lanza. La cerraba la puerta de dos hojas que ahora se mantenía cerrada, con el cuerpo del teniente encastado en ella.

Tras las puertas, la alameda y el camino habían desaparecido entre la niebla y la
tormenta, y parecía que el mundo se acababa y comenzaba en la Mansión.

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26/03/2009, 17:49
Director

Llegaron al pie de la gran escalinata y comenzaron su ascensión.

Cuando se encontraban a la mitad de la misma una fuerte racha de viento les azotó por la espalda y casi les hizo caer de frente. Escucharon un fuerte sonido, grave y seco, como de madera y cuando levantaron la mirada pudieron comprobar que aquella misma racha de vieno, supuestamente, había abierto de par en par las puertas de la mansión, que ahora mostraba su oscuro interior como las fauces abiertas de una bestia.

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26/03/2009, 17:50
Dieter

En ese momento se escuchó la voz de Dieter.

-¡Está vivo! ¡Mirad! ¡El teniente está vivo! - gritó el soldado mientras hacía presión con ambas manos sobre la herida de su pierna.

Siguiendo el significado de aquellas palabras observaron como una de las manos del oficial se levantaba levemente para luevo volver a caer. Esa misma mano caminó por encima de su pecho, a tientas, hasta lograr colarse dentro de la chaqueta.

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26/03/2009, 18:43
Octavius

Aun estando algo conmocionado y absorto, cuando Pieter gritó la salvación del teniente no pudo contenerse y caminó hasta las cercanías con una sonrisa casi real.

¿Se pondrá bien? preguntó entonces Espero ordenes para avanzar, la zona no parece segura.

Dicho eso, se sentó mirando la situación. Sus piernas ardían pero no quería perder detalle de lo que pasara con la vida de su superior.

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26/03/2009, 19:35
Alexeva

Los ojos de Alexeva miraron desorbitados al teniente alemán. Seguía vivo... eso, eso... Esas heridas eran mortales. La mujer rusa no podía sentir compasión por él, pero nadie debía sufrir de esa manera. Con el doctor moribundo, alejados a tantos días de cualquier hospital, lo único misericordioso que se podía hacer por él era rematarlo.

Pero ese no era su problema. Si los alemanes eran tan idiotas como para dejar a uno de los suyos prolongar innecesariamente una agonía esteril y brutal era su problema.

Todos los alemanes miraban al teniente, pero ella miró hacia delante. Las puertas de la mansión se habían abierto como la boca de un monstruo.  Otro golpe de viento al azar tremendamente oportuno , le susurró una voz en su cabeza que no terminaba de creer en el racionalismo que le estaban inculcando, y a la que Alexeva se esforzó por no hacer caso. Las casualidades simplemente existían, y no había nada de raro en ello. La puerta se había abierto por el viento, evidentemente poco a poco se habían ido desgastando los goznes, y no en vano era el peor invierno que ella había visto, incluso sin necesidad de la guerra.

La tremenda oscuridad del interior capturó la atención de la mujer. Y esa voz en su cabeza, a la que no escuchaba, insistió en que allí había algo