Partida Rol por web

-Ssshhhhhhh! -volvió a deciros. Después miró el papel y negó con la cabeza -. Yo no sé nada de esto, pero si quieren consultar el catálogo, las fichas están ahí detrás.

La bibliotecaria os mostró todo un mueble lleno de fichas, ordenadas en cajones de la A a la Z.

-Pero no hagan ruido, por favor.

- Muchas gracias... Le susurró a la bibliotecaria con una sonrisa, y se fue con Teresa a empaparse de buscar aquellas pistas que pudieran darle algún camino a seguir.

- Buenos días señor Domenech. - Saludó cordialmente el Inspecto. - Soy José Marro, Inspector de la policía e Barcelona destinado en el departamento de homicidios. - Se presentó. - Venimos en investigación oficial, supongo que ya sospecha porqué. Fue el ilustre colegio de abogados quien pidió que se reabriera el caso en el que estamos trabajando y dada su amistad con la víctima, estoy seguro que usted tuvo bastante que ver en ello. - Tras la verborrea escupida por el agente, fue al grano. - Ya sabrá de que le habló, ¿verdad? Venimos por la trágica muerte del señor Aureli. Queríamos hacerlo unas preguntas. Si le parece bien, claro...

Como su fuesen un coro, enlazó sus palabras con las del final de la frase de Marro... el efecto no era casual, buscaba aturdir al interlocutor, darle la sensación de que quien habla con él, ya sabe cosas, y espera confirmación o discrepancias en su versión. No, no es que duden del caballero, por supuesto... simplemente, es la fuerza de la costumbre.

-..., sobre algo que estaba investigando el difunto señor Aureli... en concreto, sobre unos eventos relacionados con el Ensanche, en los alrededores de la Sagrada Familia. Unos trágicos eventos que consistían en una serie de fallecimientos en extrañas circunstancias... ¿Podría decirnos algo al respecto?

El cuaderno y la pluma ya estaban listos para anotar cualquier detalle que saliese de labios de su interlocutor. Cabía la posiblidad de que él mismo fuese quien instase a la reapertura del caso... pronto lo sabrían.

Julián se mantenía en silencio. Escuchaba todo lo que allí se decía y de tanto en cuanto apuntaba cosas en la libreta que mantenía abierta en su mano izquierda.

De entre sus notas, " SAGRADA FAMILIA" estaba  subrayado varias veces a lápiz. No le había pasado por alto que aquel edificio parecía uno de los únicos nexos de unión de todos los casos y quizá sería adecuado una visita en profundidad al templo más adelante.

En cuanto sus compañeros se hubieron pronunciado, alzó la vista en dirección al Sr. Domenech, esperando a que este tomara la palabra para volver a tomar notas.

¿Cómo una bibliotecaria no podía conocer algo así? De todos modos, Teresa asinstió y junto con Lopez, trató de averiguar o dar sentido a las letras que tenían apuntadas. A lo mejor no era ningún libro y estaban perdiendo el tiempo. A lo mejor los habían enviado allí para no molestar en la investigación...

El señor Domenech, con gesto adusto, os miró y con una mano os invitó a tomar asiento. Él os imitó una vez lo hicisteis vosotros, pero sus movimientos parecían ser lentos y más costosos de lo esperado. Incluso se tomó unos momentos antes de responderos, quizás abrumado por la muerte de Aureli.

-Marius.... sí. Su muerte... perdónenme, caballeros. Me resulta difícil pensar con claridad cuando se trata de él -de nuevo se detuvo antes de continuar y realizó una inspiración profunda, dando la sensación de que estaba intentando recuperarse del golpe -. Todos los días quedábamos para vernos, para cenar y comentar los casos, las noticias o simplemente, para compartir recuerdos. Es... era un buen amigo. Aunque estaba últimamente algo inquieto y no me dijo a qué se debía.

-¿Notó si últimamente insistía de manera infrecuente en alguna noticia en concreto durante sus charlas? Noticia, caso... ¿cualquier cosa con la que pudiese parecer más insistente de lo común?- preguntó levantando la mirada de su cuadernillo para buscar la del Sr. Domenech

Antonio hace lo que puede, pero es Teresa quien logra encontrar por fin lo que estáis buscando, un libro llamado "Confesor Imperial" que se ajusta a las letras que estabais buscando, escrito por un tal... Fray Antonio Guevara.

No sabéis nada más, salvo que hay unas letras que parecen indicar su localización: MANUS.

Sea como sea, parece que lo habéis encontrado.

- Se que el caso se ha reabierto por petición expresa del colegio de abogados. - Intervino entonces Marro. - Había quedado saldado como una muerte por suicidio, pero alguien, alguien de ustedes, no quedó del todo satisfecho con la explicación. Supongo que tendría indicios de un posible homicidio o asesinato. ¿Sabe quién fue esa persona que se puso en contacto con el cuerpo de policía para reabrir el caso?

El señor Domenech parece genuínamente apesadumbrado por la muerte de su amigo y colega... No parece haber nada concreto en sus palabras, pero quizá...

Le muestra las letras sueltas que parecen el título de un libro... Las tiene anotadas claramente en el cuaderno, cuidando incluso la proporcionalidad de los espacios entre letras -meticuloso en estas cosas que es el bueno de Zapata-

                    C   n  e   s   o       I  m        a l
                        B  i   b       t   e   

-¿Podría decirme si estas palabras sueltas, le suenan como parte del título de un libro? Quizá de temática religiosa... Es algo que nos tiene descolocados

..Al plantearle una pregunta como esa, con el recuerdo en mente de la dedicatoria que a este caballero le hiciera el fallecido en un libro de Derecho Canónico, Zapata busca que por un momento la aflicción le abandone y evite nublarle los pensamientos.

El abogado miró a Marro con semblante serio.

-Fui yo quien insistí para que reabrieran el caso. Desconozco lo sucedido, pero no puedo creerme que mi amigo se suicidara. Era... una persona muy vital, alegre y sobre todo, muy religiosa. Bajo ningún concepto se habría suicidado. Yo... se lo debo. No puedo tolerar que haya sido enterrado en tierra no consagrada, sobre todo cuando me resulta del todo imposible creer en la historia oficial.

Cuando Zapata le enseña las letras, ela bogado se pone las gafas y las examina cuidadosamente. 

-Me temo que no, caballeros. Lo lamento mucho. Supongo que puede ser un libro porque la palabra de abajo sugiere "Biblioteca", algo que ustedes ya parecen haber deducido, pero desconozco de cuál pueda tratarse.

- ¿No sabe en que estaba trabajando? - Le preguntó.- ¿Le sugiere algo la Sagrada Familia? - Chasqueó la lengua, parecía que se encontraban ante otro callejón sin salida. Ese hombre parecía no saber demasiado. La única razón por lo que parecía haber querido reabrir el caso era porqué no le veía capaz de suicidarse debido a sus creencias y a su estilo de vida. - ¿Vio a Marius después del incidente? Me refiero a su cuerpo... ¿Hay algo, por raro que sea, que nos quiera contar?

El abogado empezaba a sentirse incómodo con tanta pregunta, y se puso en pie.

-Señores, les aseguro que todo mi conocimiento en este caso se reduce a lo siguiente: Marcus era un hombre feliz con su vida y profundamente religioso, pero algo le preocupaba. Desconozco el qué pudiera ser, pero presioné al gobernador civil para que abriese la investigación porque me resulta del todo increíble que se suicidara. No sé nada de la Sagrada Familia y no vi su cuerpo después de... su muerte. Ahora espero que ustedes, que son los especialistas, descubran de qué se trata. ¡Tienen ustedes que descubrirlo, o seguiré quejándome a sus superiores y moveré cielo y tierra hasta que alguien descubra la verdad!

A cada segundo que transcurría, el abogado iba excitándose más hasta que al final, parecía estar verdaderamente enfadado, o más bien, frustrado.

- Estamos en ello, señor Domenech. - Le dijo el inspector ante la impertinencia que acababa de dedicarles. - Estamos realizando bastante avances. No podemos ponerle en conocimiento de éstos, porque están bajo secreto de sumario, pero le aseguro que nos estamos acercando. - Le dijo con tono calmo. - No se impaciente. Llevamos con el caso menos de veinticuatro horas y ya hemos estrechado bastante el cerco. Tenga un poco de paciencia, por favor. ¿Algo más? - Les preguntó a Zapata y a Balaguer. A él no se le ocurría nada más que preguntarle a aquel arisco hombre. No parecía saber nada.

Julián negó con la cabeza. No parecía que fuesen a sacar nada en claro de ese hombre y lo último que debían hacer era perder el tiempo.

Negó con la cabeza; aparentemente, no íbamos a sacar nada útil de esta entrevista. Por la forma en que insistió en ello, lo único relevante era que el difunto tenía un profundo sentido religioso, pero habría que ver si ello encajaba de algún modo en el puzzle o si simplemente era una hebra suelta más... Tras ver que Balaguer también había indicado que nada... poco más quedaba por decir...

-Por nuestra parte, nada más. Le agradecemos su tiempo, y su perseverancia hasta que se reabrió el caso.

Tras estrecharle la mano, se acercó a los compañeros y les comentó:

-Voy a acercarme un momento a la biblioteca, no quiero descartar nada a priori

Pues... aun no estando el libro de marras en la colección de la institución, si que cabe la posiblidad de que el título le suene al encargado de la misma.

Parecía que el responsable de la reapertura del caso había sido el señor Domenech. Por lo tanto, poco iban a rascar entrevistándose con otros abogados o con el presidente del colegio. No iban a dejar solo a Zapata en aquel ligar y sin vehículo, por lo que sería mejor acompañarlo a la biblioteca y buscar entre todos, aunque...

- Una última cosa, señor Domenech... - Dijo el Inspector. - ¿Tenía el señor Aureli, algún escritorio, archivo o algo donde guardar información de los casos, aquí en el colegio? ¿Podríamos echarle un vistazo?

El abogado os miró con pesar.

-No, que yo supiese, no había nada personal aquí. Muchas veces entré en su despacho y únicamente hallé documentos oficiales, así que me temo que no encontrarán nada aquí que pueda ayudarles.