Partida Rol por web

Inmediatamente que los lobos dan la vuelta el predicador aprovecha la oportunidad y le dispara a uno de ellos en la retirada, de preferencia a alguno ya herido e inmediatamente después de eso termina de arrastrar el cuerpo malherido de Fox hasta donde cerca del fuego ya comienzan a atender a Willis para valorar si aún se puede hacer algo por él, mientras que le responde a Coulon:

" Llevo a Fox con ustedes y voy por el agua doctor, pero tambien debemos mantener el fuego y si es posible liberar a los caballos para que traten de salvarse por si mismos "

Ben exhala el aire que ha guardado en los pulmones desde el último disparo y baja el winchester, aun humeante. El fuego que vuelve a prender comienza a calentar ya, y siente un hormigueo, seguido de un leve escalofrío, por el cambio de temperatura. Echa un vistazo al panorama general, y, tras el frenesí del combate, siente el jarro de agua fría de la culpabilidad derramándose sobre sus hombros. Todo lo que ha pasado ha sido culpa de él.

Willis herido, Lewis sangrando y... No se atreve ni a mirar a Fox, pero toda la sangre que ha perdido no hace presagiar nada bueno. 

—Mierda... Lo siento, compañeros, todo esto ha sido mi culpa. Me he dormido— Musita, y se dirige arrastrando los pies para cumplir la orden de Coulon.

Con firmeza pero desanimado, comienza a intentar calmar a los alborotados caballos, primero sujetando las riendas para mantenerlos lo más quietos posible y luego acariciando sus cuellos.

No deja, no obstante, de examinar la herida de Lewis, su compañero, para comprobar si es demasiado grave.

Willis mira a su alrededor. Sólo puede verse un ojo blanco que se mueve en todas direcciones. Toda su cara y cuerpo están bañados en sangre. Su corazón late. Bum, bum. Es lo único junto con el movimiento de sus ojos que indica que sigue con vida.

De un certero tiro, el predicador abate a otro de los lobos que estaba huyendo y tan solo son dos los que consiguen perderse en la oscuridad con vida.

Willis está tendido al suelo, bajo los cuidados de Coulon. El joven está perdiendo bastante sangre por el brazo izquierdo y también tiene otras heridas, pero Bruce pronto da la señal de que su vida no corre peligro. Aun así, hay que tratar urgentemente este brazo o corre el peligro de perderlo para siempre.

Rumson, cabizbajo, observa a su caballo. Tiene una buena dentellada en un costado y no para de piafar y moverse. Le debe doler a rayos y ahora mismo seria imposible montarlo. También se hace evidente que faltan dos caballos: el del predicador y Sharleene, la reciente adquisición de Bruce.

Al lado de la hoguera, Dewey contempla el cadaver de Ted Fox. Su ojo ocular izquierdo ha explotado, le falta carne en la boca y en la nariz y donde deberian estar las orejas solo hay jirones de piel. Una parte del cuello tambien ha sido devorada lo que provoca que la cabeza este ladeada de una forma imposible.

Rápidamente atiendo a Willis y tras una ojeada rápida, le intento estabilizar el brazo izquierdo.

-El chico sigue vivo, pero necesita un médico, tiene el brazo izquierdo en muy mal estado. Si alguno de ustedes tienen conocimientos de medicina, nos vendrán muy bien de ayuda.

Mientras hablo atiendo el resto de heridas del muchacho, pero miro hacia dónde se encuentran los caballos y Fox. Sharleene ha desaparecido ¡maldita suerte la mía!, así como otro caballo y el caballo de Rumson pinta mal. Pero mi mirada se detiene en Fox, cuyo estado es dantesco. A pesar de lo vivido en la guerra, a pesar de los cadáveres de cientos, miles de soldados, algunos amigos míos, y muchos en peor estado que el de Fox, no puedo evitar quedarme afectado. Aparto la mirada, respiro hondo y continúo atendiendo a Willis.

-Necesitamos recuperar esos caballos, o nos quedaremos aquí con Fox. Además, esos lobos pueden volver. Si alguien mejor que yo puede atender a Willis, yo mismo iré a buscar a los caballos. Y a partir de ahora necesitamos que la hoguera siga encendida para evitar que se acerquen los lobos. Si nos ven los indios mala suerte, total, es muy posible que ya nos hayan visto... Si recuperamos los caballos propongo volver al puesto del tendero que abandonamos hace unas horas. Allí estaremos mejor resguardados y Willis podrá descansar hasta ver que hacemos.

Coulon atiende primero el brazo izquierdo de Willis, ya que es que el que presenta peor aspecto. Lo limpia como puede, lo venda, intenta detener la hemorrágia y lo intenta inmovilizar lo mejor que puede. Tras hacerlo, atiende el brazo derecho primero y luego su pierna derecha. No puede evitar que le vengan a la memoria escenas parecidas, en pleno campo de batalla, cuando procuraba atender a compañeros heridos en el flagor del combate.

Distinta situación, mismo resultado, un compañero malherido y otro muerto. En ocasiones la guerra y la vida diaria van cogidas de la mano....

Gracias Coulon. Lo que acabas de hacer por mi no podré olvidarlo jamás. Te debo una muy grande y algún día te la devolveré.

Willis se reincorpora como puede tras los intensos cuidados de Coulon. Se cubre la vista con la única mano sana que le queda y mira el horizonte.

Va a amanecer. Creo que sería mejor salir de aquí cuanto antes y avanzar a nuestro destino. A pesar de que los lobos son animales miedosos y no volverán, este lugar tiene suficiente sangre para atraer a otro tipo de bestias.

Después de disparar al lobo, arrastrar el cuerpo inerte de Ted Fox, a Allan Dewey le afecta ligeramente ver el estado en que le han dejado, pero de inmediato va por agua para que Bruce pueda limpiar la herida de Willis y le asiste en silencio, solo después de pasar la emergencia y parar la hemorragia sonríe tibiamente, se acerca al cuerpo para rezar junto a él después de decirles a los demás:

" Me alegra ver que los demás hemos sobrevivido, sin embargo les pido por favor un momento para rezar por el alma del señor Fox, aunque me gustaría enterrarlo como se debe aceptaré que inmediatamente después nos larguemos de aquí ... Padre nuestro que estas en los cielos .. "

Cuando Ben termina con los caballos, se vuelve hacia el cadáver de Fox. Tiene peor aspecto de lo que se imaginó, hasta el punto de provocarle un pequeño sobresalto. Traga saliva, sintiendo la tenaza del remordimiento alrededor de su estómago. Se quita el sombrero y lo sostiene frente a su pecho. Bajando la cabeza y ofreciendo una breve plegaria por el alma de Fox. Nunca ha sido muy religioso, pero hay que agarrarse a algo en la vida, y, si Dios está en todas partes, es mucho más útil que nada.

Al finalizar, vuelve a ponerse el sombrero y echa un vistazo al cielo.

—No va a amanecer. Las estrellas aun brillan con fuerza. Queda mucha noche por delante.— Comenta, volviendo a su habitual economía de palabras, pero con un tono de melancolía añadido en la voz.

Por una parte, Coulon tiene razón. Lo más sensato es volver por donde han venido y acabar la absurda empresa de una vez por todas, pero por otro lado...

—Quizás... Willis tenga razón. Deberíamos seguir. Si no, Fox habrá muerto por nada.

Sonrío ante las palabras de Willis

-Espero que ese momento no llegue nunca. Procura descansar, has de recuperar fuerzas.

Busco sus armas y se las acerco

-Tenlas a mano, por si tenemos que volver a usarlas. La noche será larga.

Escucho la pregaria del predicador, permaneciendo de pie y callado.

-Le podríamos enterrar, pero eso nos llevará mucho tiempo y estamos cansados. Conviene que encontremos nuestros caballos y si los tenemos todos, tal vez podamos llegar al puesto del tendero, y llevarnos con nosotros el cadáver de Fox.

Me dirijo hacia dónde están los caballos.

-¡Mierda!, ¡mi caballo no está, y tampoco el suyo predicador! -escupo al suelo- Y el de Rumson está malherido. En cuanto esté más calmado podemos intentar limpiarle la herida, aunque poco más se me ocurre que hacer, no soy veterinario.

Comienzo a explorar la zona del combate, examino los lobos, pero a la vez silbo intentando atraer a mi montura

-¡SHARLEEEEEEEEEEENEEEE! -grito

Esto parece un deja vú

-Esto está muy oscuro

Me acerco a la hoguera y cojo un tronco a modo de antorcha y me alejo unos pasos del campamento

-¡Sharleeeeeeeeeeneeeeeee! -grito

Con esta antorcha voy a ser bien visible, me voy a reír como nos ataquen los indios

Silbo con la esperanza de que los caballos me oigan, mientras agarro fuertemente mi rifle.

-Rumson, predicador, tengan a mano sus armas y vigilen, por si los lobos regresan o aparece otra cosa. Voy a alejarme un poco a ver si encuentro los caballos.

Me alejo unos pocos pasos, dándo vueltas alrededor del campamento, silbo y grito con la esperanza de que los caballos me oigan y regresen.

No conviene alejarse mucho del campamento, podría ser presa fácil de los lobos

-Si no aparecen ahora tendremos que buscarlos por la mañana y rezar para encontrarlos sanos y salvos, porque sino....

Después de rezar fervientemente por el alma de Ted y su bienestar el predicador Stanton se pone de pie y se acerca a Bruce armado para no dejarle solo y buscar algun rastro de los caballos apartir de donde los habían dejado, entonces responde:

" Tal vez debería Bruce revisar el caballo de Ben, mientras que tratamos de encontrar el rastro de los demás "

Mientras el predicador y Coulon observan hacia adelante con atención, otra vez el silencio se adueña de la noche.

Los Apache cuentan que en noches como ésta, los vientos helados piensan con voluntad propia. Una voluntad malvada, nacida de la oscuridad, que se alimenta de tu calor y roba cualquier compasión.

Nadie responde.

Para adentro, todos haceis cálculos de qué opciones tenéis. El puesto de comercio de Rick queda a unas 5 horas y según los cálculos de Fox, mañana faltaban 4 horas para llegar a la Piedra del Indio y luego aún teniais que cabalgar hacia el norte al menos otra hora mas. Pero claro, estos cálculos son montando a caballo y a la luz del día, ¿quién sabe qué trecho podriais cubrir de noche y quién sabe si podriais mantener el rumbo sin desviarse?

Cuentas, cuentas y más cuentas. Tenéis a Pasofirme, el recio de caballo de Fox, pero por otro lado Lewis no parece que pueda cabalgar a buen ritmo...

Cuentas, cuentas y más cuentas.

Aunque difícilmente cree conseguirlo el predicador Stanton deja de rastrear para tratar d edescubrir en la oscuridad que permita la tenue fogata si alguno de los caballos pueden observarse regreasando alrededor.

El predicador Stanton chifla para llamar la atención de los demas, les hace la seña para que se acerquen a Willis como el para decirles:

" Señores, estoy bastante seguro de que nuestros caballos ya no están a la vista. Hay que decir que nuestro radio de visión es muy limitado porque es de noche y porque el terreno ya no es tan llano como antes "

Entonces señaló hacia donde se dirigían y continuó diciendo:

" Unos metros más allá de nuestro campamento encontré un rastro de caballo. Tan solo pude seguirlo unos metros antes de perderlo, pero estoy seguro de que se trata de un solo caballo y de que el animal estaba cansado cuando pasó por allí. Su dirección es parecida a la que llevabamos, si descansamos un rato para recuperar energía y luz podriamos continuar en esa dirección y esperar en contrar dicho caballo par decidir si seguimos o nos regresamos "