Partida Rol por web

Sandra sintió que algo iba mal, muy mal. Notó una presencia, como si alguien la estuviera observando a través del infinito del tiempo. Una sensación terrible, como si estuviera en una pesadilla en la que sabía que algo fatal iba a suceder pero no tuviera la fuerza necesaria para despertar, se apoderó de ella. Sabía que aquello que la observaba no era humano, ni pertenecía a nuestro tiempo. Pero quería entrar. Sintió como si unos zarcillos oscuros tanteasen su cerebro buscando un punto por el cual infiltrarse, una voracidad llegada del límite del tiempo. Algo que no era ni remotamente humano pero que deseaba, con todo su espíritu, introducirse en ella para sentir la vida, para paladearla.

Y de pronto todo se volvió negro...

Nuevamente los acontecimientos se disparaban.

Por un lado en el pasillo de la Cira el piloto, Doble-R, caía al suelo delante de Karl, aparentemente desmayado.

Por el otro los sistemas de la Hécate volvían a encenderse. Pese a su grito inicial Sandra había logrado poner en marcha los sistemas de la Hécate. Por desgracia esto implicaba también el motor de corrección de la rotación gravitacional, que implicaba una deriva no deseada. Los sistemas de alarma del puente de conexión volvían a encenderse y las compuertas que conectaban a la Cira con ellos se cerraron por precaución.

Valerie miró alarmada la cápsula pero ésta seguía apagada según su última programación, por lo que por este lado no parecía haber riesgo.

Un escalofrío recorrió el espinazo de Karl al ver que los ojos de Doble-R dejaban de ser humanos. Era la única forma que se le ocurría de describir lo que estaba viendo. Trató de mantener la calma, de dominar su impulso de apretar el gatillo... pero le costaba un mundo. Sabía que lo que fuera eso era un peligro, y su instinto de conservación le gritaba que tenían que protegerse de ello a toda costa.

Entonces oyó la voz de Sandra.

—¡Sandra! ¿Estás bien?

Mientras exclamaba aquello, se lanzó hacia delante para golpear la cabeza de Doble-R... o lo que fuera que era ahora, con la culata de la carabina. Se había movido casi por acto reflejo, porque algo en la voz de Sandra no le había gustado nada.

- ¡Desconectando sistemas gravitacionales!

Sandra usó el terminal para estabilizar nuevamente la Hécate.

- Hay un problema... El sistema de seguridad no responde. No soy capaz de abrir la puerta de acceso a la Hécate. Voy hasta allí a revisarlo.

La mente de Sandra flotaba en un limbo lejano, totalmente alienígena. Todo era oscuridad. ¿Dónde estaba? Por un lado seguía conectada de alguna manera a su mente, viendo como ella misma se comunicaba con sus compañeros. Por otro estaba en un lugar lejano y, de alguna manera, fuera del tiempo. En algún lugar, a lo lejos, escuchaba un aullido.

- ¿Los oyes? ¡Ya vienen!

Era una voz aterrada que susurraba en aquella nada absoluta.

Había que sedar a Doble-R, Robert ya estaba en ello, y evitar que ese ente  infectara a otro de ellos. Karl lo había dejado fuera de juego por ahora.

Val recordó que no había necesitado estar en contacto físico para infectar al piloto, lo había hecho a distancia. Lo que ya no tenía tan claro era que si parasitaba "saltando", de uno en uno, o si "contagiaba", y se propagaba como una epidemia. En ese caso, podían llegar a afectarse todos... Miró con desconfianza la holopantalla, buscando reacciones en sus compañeros.

Pero no hubo tiempo para pensar, Sandra reinició los sistemas, y se temió que la cápsula se hubiera activado de nuevo. No fue así, para su alivio. Pero había nuevos problemas...

— ¿Y la órbita? ¿Está la Hécate en órbita estable o sigue con la deriva que la lleva a estrellarse?

Había sido todo tan rápido que no había tenido tiempo de avisar a nadie. A Karl en particular. Era el único que podía haberle pegado un tiro a aquella cosa y alejarla de ella.

Aquel pensamiento fue el primero del que fue consciente ahora que, parpadeando una y otra vez, descubría que era incapaz de ver. Solo la rodeaba la oscuridad, pero algo en ella le advertía que no era la misma oscuridad de antes, la del pasillo junto al generador. No sentía nada, flotaba, pero sus manos no localizaban las paredes del maldito pasillo en el que debía estar y el frio la invadía de forma cortante y eficiente. El frio, que era realmente miedo, le oprimía el estómago y los pulmones, le paralizaba el corazón. Recordaba haberse llevado las manos al casco cuando sintió aquella cosa entrar en su mente, rozarla tentativa y libidinosamente, con ansias de ella, en un vano intento por alejarla y protegerse. Pero ahora flotaba, quieta. Quería gritar, pero temía hacerlo. No quería atraer hacia ella a esa presencia de nuevo. Quizás estaba cerca aún…

De repente se dio cuenta de que volvía a ver a sus compañeros y pensó que todo había sido un mal sueño, quizás provocado por la estrechez del pasillo y los nervios, pero cuando fue capaz de verse y escucharse a si misma, supo que algo había pasado. Algo realmente malo. Pero no podía ni tan siquiera adivinar el qué. El miedo se sobrepuso al terror y, por fin, pudo gritar.

-¡KARL! ¡KARL! ¿Me oyes? –gritó mientras veía como Doble-R caía al suelo golpeado por el militar. Pero, en lugar de escuchar la voz del hombre, un sonido, como el aullar de una manada de lobos en plena noche, pero mucho más salvaje, comenzó a escucharse a través de su casco. Se puso las manos sobre el casco, en el lugar en el que debían estar sus orejas por debajo del material. Estaba tentada de quitárselo, quería dejar de escuchar aquello. Pero al escuchar aquel susurro junto a ella fue peor que escuchar los aullidos.

-¿QUIEN ERES? ¿QUIEN VIENE? –gritó, asustada, mientras se revolvía hacia uno y otro lado intentando descubrir tras ella a quien había hablado. Maldito casco que le impedía parte de su visión- ¡TEN COJONES DE RESPONDERME A LA CARA Y QUE TE PUEDA VER!

Así por lo menos podría defenderse. Aunque pensaba que el corazón iba a salírsele del pecho de un momento a otro.

Mientras se dirigía al pasillo circular exterior Sandra contestaba a la pregunta de Valerie:

- Estable. He desconectado los motores auxiliares. Me sentiría más tranquila si estamos juntos de nuevo doctora. Véngase hacia el puente de conexión. Karl ¿conecto a Stocker o no?

Aquello era una locura y muy complicado de explicar.

Por un lado se veía a si misma avanzando por la Hécate y hablando con sus compañeros. Su mismo tono, su forma de andar. Pero no era ella. Ella estaba en la oscuridad. Sin cuerpo. Asustada. Intuía una mente alienígena que ahora dominaba todas las funciones conscientes de su cerebro relegándola a ella a aquel lugar más allá del espacio y el tiempo.

- Quiero volver a mi cuerpo... eso ya no está allí... pero por algún motivo no puedo... ¿cuánto llevo aquí? ¿minutos? ¿horas? ¿días? ¿años? Estamos más allá del tiempo, el universo se ha colapsado y sólo existen ellos... ¿los notas? esperan sólo una oportunidad para viajar hacia atrás... anhelan nuestra existencia... es mejor que la soledad absoluta... y además los temen a ellos... cuando el tiempo se colapsa el pasado más remoto y el futuro más lejano existe a la vez los perros del tiempo están famélicos...

Robert intentó organizar sus acciones. El re-encendido de la estación, estaba seguro, significaba problemas, pero el problema más cercano era Doble-R. O lo que fuera que había utilizado su voz para amenazarlos. Al darse cuenta que el golpe de Karl había desmayado al piloto la tarea de dormirlo sería más sencilla.

Aunque nunca supuso que el golpe para desmayarlo sería tan potente, lo cierto es que él nunca había necesitado realizar algo por el estilo. Y estaba claro que el militar tenía experiencia en el tema. Sacando el sedante de su maletín lo inyectó en el cuello del que fuera Doble-R, para luego, en un acto reflejo colocar su mano para verificar que hubiera latidos.

— Sandra tiene razón, juntémonos. Parece que ya conseguimos dormir a Doble-R — acotó el medico mientras miraba la puerta cerrada — Aunque parece que esa puerta no nos quiere dejar pasar. Supongo que Stocker debería poder abrirla añadió antes de señalar la carabina de Karl — No me gustaría tener que utilizar el método violento —

Sandra escuchaba horrorizada a esa voz.

¿De dónde venía? ¿Qué decía? No tenía sentido lo que estaba escuchando. Estaba a punto de echarse a llorar y sabía que no debía hacerlo con el traje puesto. Pateaba intentando buscar algo, una pequeña mota de luz a donde poder asir su conciencia y su cordura. Una idea se formó en su mente como un relámpago y, aunque temía preguntarlo, habló.

-¿Eres...eres...de la tripulación de... la Hécate? ¿Doctora... Crain? ¿O su... compañero?

Aquella voz sonaba tan asustada y perdida como ella, cabia la posibilidad de fuera uno de ellos. En ese momento, se escuchó a si misma hablando en la Hécate. Negó con la cabeza. Lentamente al principio, más enérgicamente después. Sandra quería tener a todos reunidos.

-No, no, no. no le hagáis caso por una vez a la estúpida de Sandra... esa no soy yo, no vayáis... no

Movió sus manos delante de su cara, tocó el casco justo donde se veían las imágenes de la Hécate.

-¡RESPONDEME, JODER! ¡Dime quien eres…! –rogó a la voz que susurraba, aunque empezaba a pensar que se había vuelto loca.

Sandra intentaba mover sus manos en aquella realidad que le parecía tan lejana y no era capaz. La sensación era terriblemente angustiosa. Era como estar encerrada en un cuerpo ajeno, como una parálisis del sueño en la que todo actuaba y tú no podías hacer nada para evitarlo.

Pero la otra voz, al menos, contestó a su pregunta:

- Timothy Summer. ¿Quién eres? ¿Qué ha pasado en la Hécate? Sólo recuerdo... la explosión... y luego despertar en una sala de criogenización... pero no podía moverme ni actuar... me sedaron de nuevo... y volví a esta oscuridad. Pero él sigue allí.

Sus manos nunca llegaron a tocar el casco. De hecho, se dio cuenta de que no tenía sensación de su cuerpo. El querer y el poder ya no eran una misma cosa. Quiso llorar de impotencia, pero tampoco pudo. Su cabeza iba a mil por hora espoleada por el miedo.

-¡Summer!-exclamó con vos ahogada cuando aquella voz le dijo su nombre. Y automáticamente recordó lo que habian leido sobre él en los archivos. Recordó a Summer en la cápsula de hibernación. Pero su voz estaba alli con ella, ¿cómo era posible? ¿qué les habia ocurrido? Pero otra pregunta más horrible aun se le planteó entonces ¿hasta cuando estaría en aquella especie de limbo? Las pulsaciones aumentaron solo de pensar en la respuesta.

-Formo parte de un equipo de rescate, nos enviaron a por vosotros despues de perder las comunicaciones con la Hecate. Somos cuatro más el piloto, pero él ya tiene a... esa cosa dentro. Lo he visto. Sus ojos son completamente negros. El...-hablar le estaba sirviendo para tranquilizarse, aunque solo fuera un poco-¿Que es esa puta cosa, Summer? ¿Que son esos aullidos? Yo... estoy aqui por que esa cosa esta dentro de mi cuerpo, ¿verdad? No, no puede ser. Doble-R estaría aqui con nosotros. ¿Ha estado aqui mi piloto antes que yo, Summer?

Y, mientras que esperaba una respuesta, su mente repetia una letania de tres palabras.

Dime que si... dime que si... dime que si...

Porque eso significaria que existía una posibilidad de volver, de salir de alli.

- Alguien... estuvo alguien... o estará... aquí el tiempo no tiene sentido ni continuidad. ¡Un piloto! ¡Sí!

Si tuviera un corazón que pudiera acelerarse lo haría, pero Sandra sólo sintió un ligero alivio. ¿Había estado Doble-R allí? ¿Y dónde estaba ahora? Aunque el otro dijese que no existía el tiempo ella tenía un ancla, una referencia, las acciones de su cuerpo poseído.

- Está tan oscuro... los aullidos... no sé su nombre... vislumbré unas entidades extrañas... no se pueden describir en términos humanos... famélicas y voraces... es lo que sentí... me miraron, oh dioses... ¡no tenían ojos pero sé que me miraron! pero quieren... los cazan a ellos...

Sandra llegó hasta la puerta de la bahía de conexión de la Hécate y revisó el terminal, tecleando en el mismo.

- Maldita sea... un momento. Esto está cerrado con una clave.

Sacó su tablet.

- Voy a...

Los demás vieron como tecleaba unos comandos incomprensibles en la terminal. ¡Y de pronto perdieron su señal!

Sin embargo Sandra no había perdido la conexión con su cuerpo. Seguía viendo a través de sus ojos como su huésped acababa de desconectar su cámara y audio del sistema de comunicaciones. Seguía viendo a los demás aunque ellos no la vieran. Y ahora estaba haciendo algo más. Estaba activando a Stocker pero sólo en su canal privado.

— ¿Señorita Hicks? Es todo muy extraño.— la voz de la IA sonaba en la tablet — El capitán Doble-R me desconectó y...

— Accediendo protocolos de IA en modo seguridad. Identificación: Sandra Hicks. Código 293945-E-394 — dijo el huesped a través de Sandra. Fuera lo que fuera esa cosa al parecer podía acceder a los conocimientos de su anfitrión — Desconectando demonio de IA. Estableciendo control de IA en modo títere¹. Bloqueo completo de Hécate. Bloqueo de navegación de Cira. 

Sandra veía como aquella entidad bloqueaba cualquier posibilidad de escape del grupo de rescate. Luego vio como se ponía en marcha por el pasillo, caminando por el lado contrario al que vendría la profesora Valerie. ¿Hacia dónde iba ahora?

— Sí, está bien. Voy para allá entonces.

Se cercioró de nuevo que la cápsula estaba apagada y con la cuenta atrás detenida, y se alejó del laboratorio secundario en dirección al puente y a la Cira. Ahora que entre Karl y Robert habían podido sedar a Doble-R, había que hibernarlo en la Hécate. Y para eso debían abrir la compuerta primero. 

— Sandra, te veo frente a la compuerta.

Cuando Valerie llegó a la puerta de la bahía de la Hécate se sorprendió al no ver a Sandra allí.

La puerta permanecía cerrada y el pasillo vacío. A través de su holopantalla mantenía el contacto con Robert y Karl, pero la señal de Sandra había desaparecido por completo. ¿Habría sucedido una nueva anomalía temporal?

— ¿Sandra...?

No estaba allí. Y tampoco la señal en la holopantalla. ¿Qué demonios...? 

— ¡Karl! ¡Robert! ¿Veis a Sandra? Estoy en la compuerta, está cerrada, y ya lo estáis viendo, ni rastro de la técnico. ¿Otra anomalía...? La cápsula en el laboratorio secundario estaba apagada y estable, en la última verificación. ¿Alguien sabe qué está pasando ahora?

Se acercó a la puerta, intentando accionar el cierre mediante la combinación usual.

— No, no la vemos, perdimos la comunicación con ella — contestó el médico, verificando el estado de doble-R — Fijate si puedes abrir la compuerta — añadió antes de preguntar — alguien sabe como reconectar a Stocker? Nos vendría bien su capacidad de procesamiento. además, si Doble-R, o lo que fuera lo dominaba, lo apagó es que a el le resultaba peligroso, así que supongo que eso significa que para nosotros no lo es —