Partida Rol por web

PRAAN

IMON

Cargando editor
19/03/2015, 16:20
Director

Parece ajena al peligro que corre denunciando a tu cara algo tan grave. No deja de ser una maga, esbelta y sin formación marcial. Podrías acabar con ella de un golpe, con eso terminaría tu recién descubierto secreto.
Sin embargo no deja de ser intrigante su seguridad, puede que como agente de Tribunal no te crea capaz de hacerle daño. Pero también es posible que piense que, aun intentándolo, no puedas acabar con ella.

Sea como sea la tensión se ha disipado y ahora la acusación se ha convertido en una conversación cómplice sobre un enorme secreto.

- Todos hemos tenido un Claudius en nuestra vida, supongo que para algunos fue mas útil que para otros. Yo iba a ser mercader como mis padres, pero unos miembros del colegio vieron potencial en mi y los convencieron. No hizo falta mucho, soy la menor de seis hermanos y los otros cinco se podrían hacer cargo de todo sin mi. Aunque mi vida no es tan interesante como un actor itinerante que convierte en agente de Tribunal. ¿Qué ocurrió? ¿La justicia iluminó vuestro camino?

Volviendo al tema inicial la maga ladea la cabeza, como sopesando tu teoría.

- La magia antigua es poderosa, pero también es muy caprichosa. He conocido personas que han muerto tras estar encerrados décadas en las mazmorras de las Seis Torres, muchas tenían marcas capaces de hacerlos huir de allí. Uno podía convertirse en humo, evaporarse y huir. Y sin embargo nunca lo logró, lo tuvieron allí para poder analizar su poder, estaban dispuestos a dejarlo huir, pero nunca lo hizo.

Los jóvenes magos comienzan a lanzar furtivas miradas hacia vosotros, por las risas parece que vuestra larga conversación despierta sus sospechas sobre un romance.

- Puede que sea una marca pasiva, puede que seáis inmune al veneno o a las maldiciones. O puede que repeláis a los mosquitos, como he dicho la magia antigua es muy caprichosa.

Consciente de la situación da un paso para alejarse de ti sin perder de vista a los chicos.

- Algún día lo descubriréis, o no. Espero que tras este descubrimiento no retiréis vuestra oferta de ayuda, vuestra escolta nos facilitaría mucho el trabajo.

Cargando editor
19/03/2015, 18:31
Imon de Langralle

En este momento, los pulmones de Imon se han expandido y su campo de visión se ha estrechado hasta una rendija centrada en la maga. Una maga cuyo nombre no conoce, pero dice saber un secreto que podría acabar con él como una maldición bárbara. Las volutas mansas del humo y el barco tranquilo, bajo ese cielo y junto a las montañas escarpadas, no presagian peligro. Tampoco resultan amenazantes las conversaciones animadas, ni el agua apartándose bajo la proa. Un nuevo puerto espera, y quién sabe cuántas cosas más.

Ella le hace un breve repaso de su pasado y le pregunta cómo llegó hasta donde está. En ese punto, Imon baja la mirada hasta la cubierta y sonríe con timidez. Pero enseguida la vuelve a levantar, a la vez que se encoge de hombros.

-Supongo que porque se lo prometí a alguien. Sonríe ahora abiertamente, con cierta tristeza. -Está por ver si todo lo que hice antes cabe bajo estos colores.

Tiene muchas preguntas que hacerle a la mujer acerca de la magia. Qué clase de dones tienen los magos, y por qué les capacitan para practicarla. Si es un talento o un arte que se estudia, qué tipo de poderes proporciona. Así que, mientras le habla de la magia antigua y las marcas, la escucha, completamente interesado. 

Está imaginándose a ese pobre hombre encerrado en una mazmorra, con la llave de su huída al alcance de la mano, y marchitándose como un roble en el desierto. ¿Por qué encerrar a alguien por haber nacido con una de esas marcas? ¿Qué había de malo en ello? Imon sacude la cabeza con evidente desazón, pero entonces las risas de los chicos le amplían de nuevo el campo visual. Sin apenas haberse dado cuenta, estaba teniendo una conversación íntima con una mujer que acaba de conocer. Y sin estar borracho.

La mujer se aleja y el hechizo finaliza. Imon asiente. Por supuesto que irá con ellos hasta esas minas. Tiene motivos más que de sobra. -Por supuesto que os acompañaré. Hace una ligera reverencia y coge la mano de la maga, galante y educado. -Soy Imon de Langralle. 

Se gira hacia los chicos y se despide con otra inclinación de cabeza. Después se aleja, buscando algún rincón donde tener un ataque de nervios o morir de un infarto. Quizás haya podido pasar ese trago antes de que llegue la hora de la cena.

Cargando editor
22/03/2015, 15:07
Director

Mientras sostienes su mano la mujer sonríe cortesmente.

- Mi nombre es Zaera, un placer agente Imon.

Tras despedirte de los atentos jóvenes te retiras a un rincón del barco lejos de la visa de cualquier curioso o indiscreto. Estar marcado es algo malo, pero si eres un agente de Tribunal la situación puede empeorar dramáticamente. Aunque también cabe la posibilidad de que Zaera se equivoque, en la Ciudadela hay magos y miembros de los Siervos de la Luz que se encargan que nadie así se infiltre en sus filas.
Si te descubren, por mucho que recalques tu ignorancia, acaban tus días como agente y seguramente también tu vida.
Entregarte no es una opción, el final sería similar. Ocultarlo, por el contrario, parece la opción mas sencilla. Al fin y al cabo es lo que llevas haciendo inconscientemente toda tu vida.

El tiempo pasa mientras repasas tus opciones, un sonido metálico te saca de tu ensimismamiento. Alguien toca un triangulo para avisar de que es la hora de la cena. En la cubierta han dispuesto una tabla y algunos barriles a modo de sillas, sobre esa improvisada mesa encuentras el pescado hervido del que te advirtieron hace horas.
La mitad de la mesa está ocupada por los marineros, algunos faltan al estar haciendo su trabajo, en la otra mitad de la mesa están los magos y un hombre al que no recuerdas haber visto al subir a bordo.
El hombre, otro viajero, come en silencio ajeno a las conversaciones de los jóvenes o los tripulantes. Por su aspecto parece un aventurero, aunque viste ropas de calidad la espada que asoma tras su cabeza le encasilla como uno de tantos busca vidas.

Tras la cena los magos se retiran a descansar, seguramente compartan sitio en la cubierta inferior y duerman en el mismo suelo donde cargarán los materiales a la vuelta.
Apenas tres o cuatro tripulantes mantienen el barco en rumbo, a vuestro alrededor tan solo hay oscuridad. La silueta de la montañosa costa se recorta entre entre las estrellas, ni rastro de otros navíos o un faro aunque sea lejano.
En la proa, apoyado en la baranda, el aventurero observa el avance del barco entre las tranquilas aguas orientales del continente.

Un saco de dormir te espera por si quieres descansar, aunque el sueño no te apura sabes que igual que el día de hoy ha sido poco fatigado mañana puede ser todo lo contrario.

Cargando editor
22/03/2015, 19:36
Imon de Langralle

Imon pasea por la cubierta, con los brazos cruzados tras su espalda y una cadencia que recuerda al lento gotear de un destilador. La cena no ha estado tan mal. A fin de cuentas, sobre todo desde que salió de Ciudadela, encuentra muy agradable comer rodeado de una muchedumbre que habla, grita, mastica y guarda silencio a la vez.

Normalmente siempre podía oírse su voz en el comedor de la Ciudadela. Riendo o contando historias, escuchando o metiéndose con Raflin, o con el estirado de Marcus. Pero hoy ha estado más concentrado en masticar el pescado que en cualquier otra cosa.

Apoya su espalda contra el palo mayor y se deja mecer por el silencio, que en realidad es más un aleteo de velas en el cielo oscuro y un susurro de agua abriéndose bajo la quilla. 

Está tentado de acercarse hasta aquel aventurero y preguntarle por las cosas que ha visto, o hacia dónde va, pero no puede dejar de pensar en su nueva "situación". En si su padre sabía algo o si él mismo es en parte responsable de aquello. Porque en su madre... en su madre prefiere no pensar.

Pasa un rato a solas con sus pensamientos, mirando el reflejo de las estrellas en el agua, y cuando ya no puede pensar más, baja a la bodega y se mete en su saco. Mañana podría ser un día muy largo. Tiene que ir a la delegación y a esas minas con el grupo de magos. Ya está bien por hoy, se dice Imon.

Cargando editor
23/03/2015, 15:22
Director

Tal y como dijo el capitán el Sol apenas comienza a asomarse por el horizonte cuando uno de los marineros anuncia la llegada a Minas Blancas.
Subes a la cubierta para disfrutar de las nuevas vistas. Desde luego la ciudad hace honor a su nombre, el color blanco predomina gracias al uso de mármol en la gran mayoría de construcciones. Puedes distinguir una zona ostentosa, con grandes casas abundantemente decoradas rodeadas de floridos jardines; y otra zona mas humilde, donde las casas son de madera y la arquitectura no es tan refinada.
No es tan grande como Ciudad Eterna, aunque es algo lógico debido a su actividad limitada.
Junto al puerto se agolpan pequeñas casas de pescadores, tras ellas parece estar el barrio de los mineros y en una posición elevada, tanto física como poderosamente, se encuentran las casas de nobles y terratenientes que se han enriquecido con la minería.
No ves ninguna mina, aunque supones que se encuentran en la zona interior.

El barco llega al puerto y no tardáis en desembarcar. La tripulación descarga los caballos y algunos barriles y cajas con materiales para vender, los magos se encaminan hacia la sede del colegio.
Por el camino los jóvenes observan con curiosidad la ciudad, señalando detalles nunca vistos en otros lugares o debatiendo si es mas bella que Ciudad Eterna.
Zaera, quien ha comentado que no es su primera visita, asiente a las observaciones de sus pupilos sin prestar demasiada atención a sus indicaciones.

Cuando llegáis al colegio de magos descubres que la sede de Tribunal está justo al lado. Nuevamente, al otro lado de la calle, hay una posada de la que sale un olor característico mezcla de alcoholes, humanidad y guisos de dudoso gusto.
Pese a ser realmente pronto los mineros que ves de camino a su trabajo son los mas rezagados, se mueven en carros con cuadrillas enteras de hombres portando picos y palas.

Zaera te informa de que van a presentarse y dejar su equipaje en el colegio, partirán de inmediato a la mina en busca del problema.

Cargando editor
06/04/2015, 01:38
Imon de Langralle

El alba de cada día es un renacer si se mira con los ojos adecuados, e Imon se esforzó por verlo así en aquella ocasión. Medio agachado y sujeto a un cabo, la ciudad se le fue mostrando despacio, con la sutileza de una bailarina sureña y con la pureza de una risa sincera.

Y, como cada vez que llegaba a un lugar nuevo e importante, su mirada expectante se fue transformando poco a poco en una sonrisa de satisfacción y en un suspiro de alivio, por poder tener al aburrimiento arrinconado unas cuantas horas más. 

Y es que, por lo que a él respectaba, ese señor orondo y cansino llamado Aburrimiento, que le vendía linimentos al otro lado de la puerta, que le enumeraba todos los tipos de anzuelos para truchas en una barca minúscula, sin posibilidad de salvación más allá de lanzarse por la borda, o que le ponía un brazo sobre los hombros en las noches más enturbiadas por el alcohol, bien podía morir abrasado por el fuego eterno. Pero no era el momento para preocuparse por eso.

Porque, mientras dibujaba con un carboncillo un boceto de Minas Blancas, sabía que aquel sol incandescente que asomaba por el Oriente le deparaba un día repleto de novedades.

Al cabo de un rato desembarcan y se adentran en la ciudad. Cuando llegan a la calle donde se reúnen la posada, la sede de Tribunal y la sede de los magos, Imon vuelve a sacar el rollo de pergamino donde ambiciona a ir recopilando el tipo de detalles que pueden escurrirse de la memoria, como la existencia de un lunar o el nombre del perro de un noble. En esta ocasión, anota más bien una frase un tanto críptica:

-¿La posada siempre enfrente de la sede?

Enrolla la lámina y responde a Zaera. Él hará lo propio en su sede y enseguida se reunirá con ellos.

Pone un pie en el bordillo de la puerta, y entonces se le ocurre que podría demorarse demasiado en la presentación ante su superior. O peor aún, podría ser que su superior le prohibiera que andara trasteando con magos. ¿Quién sabe cómo se llevarán allí Tribunal y el Colegio de Magos? ¿Y si el jefe se hubiera levantado con el pie izquierdo hoy?

Si en vez de acompañar al grupo tuviera que quedarse de miranda por la ciudad, se sentiría muy frustrado. Todo ese día de novedades y entretenimiento podría convertirse en menos de lo que se dice Imon en un día bastante similar al de un turista cualquiera.

Así que, mientras se encamina hacia la taberna, pensando en pedir algo para llevarse a la tripa y esperar a que los demás salgan, se dice que seguramente el superior estará durmiendo y que ya habrá tiempo para presentarse ante él y averiguar qué se cuece allí.

Cargando editor
09/04/2015, 16:53
Director

Como si de una regresión a Ciudad Eterna se tratase cruzas la calle dejando atrás la sede de Tribunal para entrar en una taberna.
El local es mas oscuro que la última taberna que visitaste. La luz escasea, incluso se limita con cortinas la claridad que entra del exterior. Las mesas parecen empujadas hacia las paredes para ofrecer aún mas intimidad y algunas esquinas del interior carecen totalmente de luz.

El lugar está prácticamente vacío, tan solo hay un viejo borracho al final de la barra. Apenas se sostiene en un desgastado taburete, tiene la espalda apoyada en la pared y un brazo y parte del pecho echados sobre la barra.
Una mujer de mediana edad generosamente entrada en carnes se gira hacía ti y te mira de abajo a arriba antes de hablar.

- ¿Un nuevo agente? ¿Aquí? Huye antes de que acabes como el último, Minas Blancas no es lugar para ninguna autoridad. Las layes de la mina mandan, dejad que nosotros nos ocupemos de nuestros asuntos.

Tras su discurso de bienvenida se cruza de brazos a la espera de tu respuesta o tu pedido.

Cargando editor
10/04/2015, 17:49
Imon de Langralle

Ante la bienvenida de la camarera, Imon responde con un alzamiento de su ceja derecha que normalmente reserva para insectos, buhoneros, espadachines bocazas, carteristas y demás crema. En seguida llega un pequeño alzamiento de la parte derecha de sus labios, que después se convierte en una mueca que llega hasta su nariz y que se ha convertido en un gesto de repulsión más que evidente.  

La "decoración" del local y los aromas a taberna dudosa le llevan a entretenerse en mirar de arriba a abajo a la posadera antes de responder. 

Y, cuando lo hace, tiene apoyada la mano sobre la empuñadura del estoque. -Yo no huyo. Casi escupe sus palabras. -Y me importan un pito los asuntos de Minas Blancas.

Contiene la respiración y comienza a debatirse para no soltar una sarta de insultos. Las palabras mugre, oronda y pocilga acuden a su lengua, pero el brazalete que lleva le obligan a ser menos Imon de lo que es y mostrar cierta contención. Así que se gira sobre sus talones y deja la taberna sin mediar más palabra. Ya habrá tiempo para hablar con los agentes de la sede y preguntarles por aquel hombre que acabó mal.

Mientras sale, se le ocurre que quizás no sea nada bienvenido en esa mina. Así que camina con paso ligero hasta la sede de Tribunal para enterarse de cómo están las cosas. A fin de cuentas apenas ha perdido unos segundos en la maldita posada y confía en que los magos estarán interesados en contar con su compañía y que por eso mismo le esperarán un poco. 

Cargando editor
14/04/2015, 10:40
Director

Tras la incomoda visita a la taberna te encaminas a la sede de Tribunal. En cuanto abres la puerta un agente se acerca a la entrada para darte la bienvenida. Al ver que también eres miembro parece sorprendido.

- No esperábamos a nadie por aquí. Bienvenido a Minas Blancas, tienes alojamiento, comida y el resto de instalaciones a tu disposición. El Superior no está, se encuentra en un viaje a una aldea próxima, pero si necesitas algo solo tienes que pedírmelo.

El primer vistazo a la sede muestra un estado de abandono preocupante. Todo el mobiliario está lleno de polvo, el dormitorio general está lleno de esqueletos de camas sin ropa y con colchones deshechos. La cocina es un vertedero donde habitan las moscas y otros insectos pululan a placer.
Ves unas escaleras que deben llevar a los aposentos del Superior, aunque dudas que su estado sea mucho mejor.

No tardas en mencionar el comentario de la tabernera. El agente, el único que parece haber en la ciudad, te responde con bastante incomodidad.

- Hubo un problema con unos mineros, se propasaron con una muchacha y un agente los intentó arrestar para condenar su delito. Pero los mineros optaron por aplicar su propio código y se negaron a que Tribunal impartiera justicia. Tras una acalorada discusión una docena de mineros asaltó la sede para llevarse al preso y condenarlo a su manera. En la lucha el agente mató a un minero y los demás se vengaron al momento.

Señala hacia una pared aunque sabes que realmente el lugar que indica está mas allá del muro.

- Puedes ver el cadáver del agente en la plaza central, sirve de comida para los pájaros. Y no intentes bajarlo o serás el próximo.

Sus palabras suenan a resignación. Sin embargo parece que la situación ha sido así durante tanto tiempo que se ha acostumbrado a ese tipo de vida.

Cargando editor
20/04/2015, 23:04
Imon de Langralle

Imon se cruza de brazos y adelanta una pierna sobre la otra. A medida que avanza el relato de su compañero, su cara se va contrayendo en un gesto de ira, espanto e incredulidad. Cuando el agente calla, se queda mirando las grietas de la pared sin saber muy bien qué decir. Ya un poco más relajado, resopla.

-¡Pues viento fresco! Golpea la palma de su mano con el puño derecho. -¡Es vergonzoso que esto esté así, a solo un par de días de Ciudadela!

Lanza la mano hacia arriba, como sacudiéndose una mosca muy molesta. -No podemos hacer milagros. Si este atajo de paletos quiere asarse en su propio jugo, que lo hagan. 

Levanta el dedo índice delante de su cara y sus ojos penetrantes. -Nuestro deber es impartir justicia, pero de nada sirve golpearse contra un muro de piedra y morir en el intento... Mira fijamente al otro agente, todavía indignado. Quizás molesto ante su resignación, quizás cabreado por ver esas camas abandonadas y toda esa montaña de polvo y mierda. -¿Y qué soléis hacer por aquí? 

Se rasca la barbilla y da un rodeo con la voz. -Si no estáis muy ocupado podríais acompañarme. Voy a ir con un grupo de magos a buscar no se qué artefacto peligroso en las minas...

Después de esa breve conversación, Imon se marchará, seguramente para no volver. Allí no hay mucho que hacer. 

Cargando editor
21/04/2015, 19:36
Director

Tu enfado no parece contagiarse al agente, asiente con la cabeza pero en sus ojos sigues viendo resignación.

- Aquí solo queda cuidar de la sede, mientras siga por aquí nadie intentará quedarse con el edificio. Si los mineros ven esto vacío no tardarán en convertirlo en una taberna o una posada para su propio disfrute. Si sigo por aquí no tienen mas remedio que respetar el lugar, eso mientras no les demos motivos...

Tribunal en Minas Blancas es un caso perdido, la representación es simbólica y su utilidad nula. Los mineros están muy bien organizados y la gran producción de metal les otorga demasiado poder como para arriesgarse a una huelga o una subida disparatada de los precios. Curiosamente el control no lo tiene quien empuña el arma, si no quien provee el material para su fabricación.

En vista de la nula ayuda y colaboración del agente optas por marcharte. En cuanto sales te reúnes frente a su sede con el grupo de magos. Han dejado sus equipajes y ahora portan pequeñas mochilas y bastones de viaje.
Zaera se acerca a ti dejando a los aprendices conversando sobre algunos aspectos de la ciudad.

- Parece que Tribunal no goza de una gran reputación en Minas Blancas. Si todavía sigue en pie la oferta de ayuda puede que un resultado exitoso devuelva la gloria perdida en los últimos meses. Partiremos de inmediato, llevamos comida y agua para el viaje. Podemos esperar un poco si necesitas hacer algo.

Cargando editor
21/04/2015, 20:16
Imon de Langralle

Imon sale de la sede con la misma cara de malas pulgas que ya empezó a gestarse cuando entró en la taberna. De momento el día no ha comenzado demasiado bien, así que decide encenderse la pipa y aspirar un poco de humo aromático. Solo el hecho de concentrarse en prepararla le suele relajar, pero en esta ocasión sus manos tiemblan más de lo normal.

Y Zaera no es precisamente una fuente de tranquilidad. Si bien es cierto que ha establecido con ella una intimidad bastante repentina y consistente, el hecho de que sea una maga atractiva, poderosa y que conoce un profundo y peligroso secreto acerca de él mismo no contribuye a que su corazón vaya más despacio.

Cuando consigue dar con la primera llamarada y las hojas prensadas y resecas brillan como una luciérnaga anaranjada, contesta a la maga. -No, la verdad es que estaría mejor en una isla infestada de piratas que aquí. Pero mejor no tentar a la suerte, quién sabe lo que habrá en esa cueva. ¡Vayamos pues!

Se pone en marcha junto al grupo, con el ceño contraído entre la suspicacia, la ira y el odio a los paletos que supone vivirán en Minas Blancas. De todas formas, intentará aprovechar el camino para saber más acerca de ese "secreto" que casi nota como un pequeño insecto oculto en el interior de sus vísceras. Para empezar, ¿cómo pude averiguar de qué "don" se trata?

Notas de juego

Deduzco que Imon lleva un equipaje ligero y a ser posible en un atillo, ¿no?

Cargando editor
23/04/2015, 17:49
Director

Los alrededores de Minas Blancas se componen de grandes zonas de piedra salpicadas por la tímida presencia de vegetación.
No ves un solo campo de cultivo en varios kilómetros a la redonda, deben importar todo el grano y las verduras o vivir a base de pescado. A no ser que coman piedra, lo cual explicaría muchas cosas.

Durante el viaje los aprendices se dedican a intentar adivinar que espera en las minas. Cada apuesta es mas disparatada que la anterior pero ninguna termina de ser imposible.
Una criatura extraña, un material imposible de picar, fantasmas de antiguos mineros muertos; incluso mencionan la presencia de un Antiguo, uno de los semidioses de una era anterior.

Por el camino Zaera te evita, parece intuir que las preguntas se acumulan en tu cabeza y se mantiene al otro lado del grupo para interponer a sus alumnos entre vosotros. De hecho coge del brazo a uno de ellos, cuando el joven mago se ruboriza su compañera hace lo mismo con el muchacho restante, el resultado es idéntico.

No es hasta la llegada a vuestro destino, a varios kilómetros de la ciudad, cuando Zaera se acerca a ti.

- Sabiendo como están las cosas sería prudente que actuases como nuestro protector. Puede que no les guste que Tribunal se inmiscuya, pero si tu labor es protegernos no tendrán mas remedio que aceptar.

Los jóvenes se adelantan para observar mas de cerca el lugar. Una enorme mina abierta en mitad de la roca que desciende en espiral una veintena de metros hasta formar un cuenco. En su base se abre un túnel que penetra en la tierra en un angulo bastante pronunciado.

Uno de los mineros, subido en una torre de vigilancia en lo alto de la mina, grita un nombre que no logras entender. Supones que avisan al capataz de vuestra llegada porque en pocos segundos tres hombres comienzan a ascender hacia vosotros.

Notas de juego

Sí, lleva unos pocos enseres en un bulto pequeño y fácil de dejar en caso de necesidad. Puede ser en un atillo, una bolsa pequeña, bandolera, etc.

Cargando editor
23/04/2015, 22:08
Imon de Langralle

-Paletos, papanatas, palurdos, palíndromos de yeso, pazguatos... pa... El agente de Ciudadela se entretiene en girar una ramita entre sus labios mientras piensa en las buenas gentes de Minas Blancas.

Tampoco es que tenga nada mejor que hacer.Aparte de contemplar la vegetación achaparrada y la hierba retorcida entre las rocas, duras como escamas en la espalda de un dragón huraño. Aunque cuando ya no se le ocurren más insultos empezados por la letra erre, se centra en el aroma del aire y en el brillo del sol en el cielo limpio. 

En la cueva puede haber cualquier cosa, cualquiera. Así que no pierde el tiempo con razonamientos que no van a ninguna parte. Ya habrá tiempo para verlo, seguramente muy a pesar de los mineros. 

La maga se aleja de él, mientras los chicos pululan como mariposas en primavera, como tortolitos borrachos, como panolis, sin duda. Quizás haya sido como la barrica al vino, pero la vida le ha vuelto tan amargo y cínico que a veces se sorprende de seguir respirando. O de seguir teniendo arranques de verborrea cuando una mujer se le pone a tiro o un caballero le insulta. Caso en el que, por cierto, solía llevar la mano a la empuñadura del estoque, más por compromiso que por ganas. Al menos hasta que llegó a Ciudadela y las cosas empezaron a torcerse de esa forma tan extraña.

Cuando llegan a su destino no puede evitar sentirse excitado por meterse en ese agujero enorme en la piel de la montaña. 

Entonces los tres mineros salen de aquel lugar para recibirles. Por un momento el brazalete le quema en el brazo, y se le antoja más sencillo hacerse pasar por un mercenario que por un maldito agente de Tribunal. Se pregunta con cierta ironía cuál de las dos cosas es más falsa.

Cargando editor
25/04/2015, 17:09
Director

A medida que se acercan los mineros puedes intuir que su tema de conversación gira en torno a tu grupo. Os miran a cada uno comentando algo que no logras a oír, lo único que consigues es leer los labios de uno al mencionar la palabra "niños".
En el centro avanzan el que parece ser el líder, no tiene aspecto de trabajar mucho ya que no su ropa está impoluta y no es precisamente apropiada para picar piedra.
Los dos hombres que lo escoltan son claramente mercenarios, uno es un úrsido mientras que el otro parece un albino, los callos de sus manos no son de coger picos si no mas bien de sostener espadas y hachas.

- Bienvenidos a Minas Blancas. Soy el capataz de esta región, mi nombre es Jánov. Si me siguen entraremos en la mina y los llevaré ante el problema.

Sin esperar respuesta los tres hombres se giran y comienzan a caminar. Seguís sus espaldas hacia el interior de una de las galerías, el lugar está pobremente iluminado salvo en los lugares donde se está cavando. Nadie lleva casco ni protección alguna, los hombres apenas llevan ropa por el calor y el sonido de los picos se intensifica a medida que os adentráis mas en la mina.

De repente comienza Jánov comienza a hablar, parece haber esperado a que no haya ningún minero cerca.

- Esta galería está abandonada, ahora verán el por qué. Desde hace dos semanas no hemos podido avanzar, dimos con algo... una especie de construcción antigua. No parece un templo de los oscuros, nadie ha sabido decirnos de que se trata.

Los aprendices se miran entre ellos y todos se otorgan el premio de haber adivinado el problema.

- Nunca hemos visto nada parecido. Mis hombres no se atreven a excavar cerca de los muros y menos aún a entrar para comprobar de que se trata. Cuando rompieron la pared se escuchó como un grito, dicen que después una luz azulada salió del interior y al momento todo fue oscuridad de nuevo.

Tras casi diez minutos caminando y bajando algunos pisos el capataz se detiene y señala una galería. En mitad del suelo hay una lampara encendida iluminando en la pared un agujero de casi un metro de diámetro. Al otro lado solo puede verse oscuridad, a su alrededor una pared elaborada con piedra y tallada con lineas horizontales.

Zaera observa el lugar unos instantes antes de preguntar.

- ¿Alguien o algo ha entrado o salido de allí?

Los tres hombres intercambian miradas incomodas.

- Bueno... uno de los mineros se asomó y cayó hacia dentro. No hemos vuelto a saber de él y no lo han visto regresar, nadie ha querido ir a buscarlo. Si no ha salido por su propio pie significa que algo lo retiene, no me quiero arriesgar a perder un segundo hombre sin saber antes que ocurre ahí dentro.

La maga mira desde la distancia al agujero, sus alumnos hacen lo mismo aunque apuesta a que sus mentes no están llegando a las conclusiones de su profesora.

- Por el momento necesitaremos cuerda y lamparas. Cien metros y unas diez lamparas serán suficientes. Si ninguno de sus hombres se atreve a agrandar ese agujero pueden traernos picos, nosotros mismos lo haremos.

El capataz se limita a asentir y regresar sobre sus pasos para satisfacer la petición de la maga.
Ella se acerca a ti y te mira inquisitivamente.

- No puedo pedirte que te metas ahí, pero no veo otra forma de saber qué es. Me temo que con asomarnos no será suficiente.

Cargando editor
26/04/2015, 01:14
Imon de Langralle

Imon se encoge de hombros y le regala a Zaera una sonrisa de hielo. -Para eso he venido, maga.

Nunca ha estado en una mina antes, pero se imagina que debería atarse la cuerda alrededor por si se desvaneciera o se rompiera una pierna. Así que se pone a ello, con el permiso de Zaera. -Entraré ahí y averiguaremos qué es esa luz azul que grita. Qué hay al otro lado de esta oscuridad que engulle mineros. Echa un trago largo a su cantimplora, como preparándose para cualquier cosa. Y en parte así es. -Después me contarás todo lo que necesito y luego me besarás con tus labios repletos de sabiduría.

Se fija en la reacción de la maga. En si sus cejas se levantan o en si su boca se tuerce mucho o poco. No es momento para andarse por las ramas, no junto a ese agujero. -Esas son mis condiciones.

En realidad no le tiene miedo a ese paladar negro. Su destino ya está echado. Sobre todo desde el momento en que los dioses le regalaron esa curiosidad pura, hambrienta e inocente que le ha cobijado en las noches de tormenta. Y que otras veces le ha granjeado tantos enemigos como aliados. Y es que, desde que entró en la cueva, quizás desde que conoció a los magos, estaba condenado a saber qué pasaba ahí.

Cargando editor
28/04/2015, 11:50
Director

La maga arquea una ceja cuando expones tus condiciones. Mira a sus alumnos, que esperan intrigados una reacción de su maestra, y señala el agujero en la pared.

- Descubre que hay allí dentro y obtendrás todas las respuestas que necesites.

Te acompaña hasta la entrada a la oscuridad mientras los magos permanecen atrás, sujetando la cuerda que tienes atada a la cintura.
Zaera baja la voz, convirtiendo su tono en un susurro que, de manera involuntaria o no, suena extremadamente sensual.

- Regresa de una pieza y te daré algo de "conocimiento".

Sin esperar respuesta se aleja caminando de espaldas y dedicándote una mirada picara que jamas hubieras esperado de una maga, famosas por su modosidad y recato digno de la escuela de magos.

Viendo que no hay nada mas que obtener de la maga aseguras el nudo de la cuerda y te adentras en el agujero lampara en mano.
Inesperadamente hay suelo tras el muro, la lampara de aceite apenas ilumina un metro a un metro de distancia. Parece que la oscuridad retiene a la luz impidiendo que pueda llegar mas lejos.
Caminas sobre un suelo duro, con escasa grava y bastante firme. Al mirar a los lados ves una pared natural, con ligeros salientes y abundante humedad.
Te giras para anunciar tus escasos avances cuando descubres que el agujero en la pared ha desaparecido. Regresas sobre tus breves pasos y confirmas que tan solo hay una pared maciza, al tirar de la cuerda apenas hay un metro colgando de tu cadera, como si nunca hubiese sido mas larga.

Oyes un siseo a tu espalda y te das la vuelta rápidamente. El entorno ha cambiado o la luz ha desvelado la verdad, ante ti se extiende una cueva enorme de forma redondeada y abovedada. En el centro un haz de luz parece salir del suelo o posarse sobre él.
Notas un leve zumbido en tus oídos y puedes ver el crepitar de la energía que tienes a apenas una veintena de metros.
Ilumina débilmente el lugar pero te sirve para comprobar que no hay nadie mas, ni rastro del minero o de cualquier ser vivo. Lo mismo ocurre con posibles salidas, parece ser un enorme hueco en la roca creado para albergar esa columna de energía.

Notas de juego

Zaera

Cueva

Cargando editor
29/04/2015, 01:17
Imon de Langralle

-¡Por Ada, Tyr y Nerevar! Los brazos de Imon se levantan hacia el techo y sus piernas se flexionan, con lo que la lámpara se sacude y está a punto de caerse al suelo. Pero en vez de eso, emite un lamento metálico que se mezcla con el siseo de la cuerda arrastrándose por el suelo, sujeta a la cintura del agente como un falso rabo.

Da un paso hacia atrás, y luego otros dos hacia delante. Intenta aferrarse a algo con la mano que tiene libre, pero solo consigue aletear como una doncella a punto de desvanecerse. -¿Pero... qué?

Aquella columna de luz parece dibujar las paredes de una enorme cueva, o quizás sería mejor hablar de cámara. Y seguramente una de las "funerarias". -Sí, quizás... quizás estoy muerto. Pero cuando se toca el pecho y los brazos, todo sigue en su sitio. De hecho, todo en su cuerpo sería normal si no fuera por ese zumbido que nota en los oídos, y que casi vibra en sus dientes como el maullido de un gato del tamaño de una torre.

¿Qué puede ser toda esa energía? ¿Quizás es una ranura en el subsuelo del mundo? Imon se tapa los ojos azules, casi grises, por miedo a que esa luz le queme y convierta su cara en una máscara funeraria de cenizas y cabellos blancos. 

Se aferra al suelo con las botas y comienza a acercarse. Arrastrando pesadamente los pasos, como si cada uno le acercara más al borde de un abismo. 

No ha visto huella de los dioses en ninguno de sus viajes. No parecen frecuentar las tabernas malolientes ni mucho menos pasan por los calabozos, o por los callejones en los que duermen los borrachos y los vagabundos mueren de frío. Ada o Tyr, tienen seguidores fanáticos y corruptos, Nerevar, florecía en los campos pero luego acabó marchitándose en los corazones.

-¡Es magia, es magia! Nada de dioses. No hay dioses. Solo habladurías y excusas para hacer lo que todos los hombres poderosos hacen: amasar más poder. 

-Nada de dioses, nada de dioses, ¿y qué es la magia entonces, asno? Imon mira a la luz a través de las rendijas que forman sus dedos, pero entonces baja la mano y deja la lámpara en el suelo oscuro. 

Hace a un lado sus pensamientos y los esconde bajo la alfombra. Aquello es magia, de eso puede estar seguro.

Puede que le mate en cuanto la toque, puede que le abrase o puede que le lleve hasta una habitación devorada por las llamas. Pero nada de eso importa. Quizás Ada, Tyr y Nerevar no le hayan llevado hasta allí, pero su destino le ha empujado claramente hasta esa luz. Un destino que le promete hacer grandes cosas, y que se alimenta de su hambre por saber siempre qué hay al otro lado.

Así que, cuando se acerca definitivamente hasta el surtidor de luz, sus pasos son firmes y decididos. Si tiene que lanzarse al abismo, lo hará, aunque las lágrimas le escuezan en los ojos.

Cargando editor
30/04/2015, 10:00
Director

Cual mosca te diriges hacia la luz absorto en su brillo e incandescencia. El haz fluctúa aleatoriamente como si de la llama de una vela se tratase.
Cuando estás a punto de tocar la columna de energía un ruido llama tu atención. Te giras a tiempo para ver como de la nada ha aparecido una figura que corre hacía ti. Lo primero que ves son dos manos sujetando una piedra enorme, del tamaño de una sandía. La persona corre con la piedra en alto y grita al tiempo que intenta golpearte con ella.

En un rápido movimiento te haces a un lado y el golpe se frustra atacando el lugar donde estaba tu cabeza hace un segundo.
Te alejas un par de pasos y obtienes una visión mas nítida del atacante. Por sus ropas parece un minero, aún están sucias por el polvo y desgastadas en los puntos de apoyo.
Sin embargo el hombre no tiene aspecto de minero. Todos los que has visto son relativamente jóvenes, casi puedes asegurar que ninguno llegaba a la cuarentena. Algo normal en vista del duro trabajo físico que requiere una mina y el desgaste que provoca en el cuerpo y en el alma.
Pero el hombre que tienes ante ti parece rondar los sesenta años, su cuerpo es delgado y apenas puede recuperar el aliento tras el ataque fallido.
Su pelo, el poco que le queda, es blanco y rizado. Es bastante largo y descuidado, al igual que la barba que cuelga hasta casi el pecho.
Si no fuese por la ropa y el lugar podría pasar como un mendigo en cualquier ciudad o como uno de esos ermitaños abandonados en mitad de la nada.

- ¡NO! ¡La luz es mía! - grita con ira - Es lo que me mantiene vivo... no me quitarás la vida...

Sus ultimas palabras son mas para él que para ti. Sus ojos se clavan en ti, están vacíos de cordura pero llenos de furia.
De repente lanza un nuevo ataque, sus músculos son débiles y sus golpes lentos. Esta vez ni siquiera ha pasado cerca de donde te encontrabas, ha sido un ataque mas bajo muestra de que las fuerzas le fallan tan pronto.

- Has venido a robar la luz, pero es mía. Morirás antes de tocarla.

Observas que de la cintura le cuelga una cuerda, el extremo cortado está deshilachado por el roce y el tiempo.

Cargando editor
01/05/2015, 18:16
Imon de Langralle

Imon se aparta del segundo y desastroso ataque. Parpadea un par de veces y de repente la sorpresa y el pasmo se borran de su cara, justo en el momento en que su brazo derecho comienza a describir un amplio círculo en dirección a la cara del minero. Se podría decir más concretamente que el dorso de su mano se dirige con matemática precisión y una velocidad considerable al espacio situado entre la mandíbula inferior y la superior del hombre, una zona que normalmente suele ser identificada como moflete o cachete.

Cuando la mano llega a esa zona, se convierte en uno de los bofetones de revés de Imon, que normalmente suelen estar reservados para estafadores ambulantes, borrachos pesados y demás escoria.

Necesita tiempo para pensar, y tener a un hombre moribundo intentando abrirle la cabeza en dos no ayuda demasiado. Así que, una vez que ha cerrado ese primer frente, se pone a meditar en el segundo.

Las canas, la cara demacrada, el pelo ralo y la barba descuidada, la cuerda desgastada... Todo son pruebas más que evidentes del paso del tiempo. Pero, ¿cómo puede ser? ¿Es que acaso aquel hombre lleva varios años allí, aunque fuera apenas haga unos días que desapareció? ¿Podría ser que aquel hombre no haya tocado la luz en ese tiempo para intentar salir?

Traga saliva, y nota como su estómago da un brinco ahí abajo. ¿Y si fuera imposible salir?

Sacude la cabeza, para desechar esa idea. Esa idea imposible de asumir. En lugar de quedarse bloqueado por el miedo que nota en todos los rincones de su cuerpo, se acerca un poco más a la luz, para comprobar que no quema. Incluso intenta tocarla con la cuerda que cuelga de su cadera para ver si ocurre algo.  

Después, recurre a su gran plan. Y este es echarse al hombre sobre la espalda e intentar adentrarse en la luz.