Jamás habría pensado que tuviera fuerza suficiente para derribar a Donny de dos golpes, había esperado al menos recibir un par de garrazos por su parte. Por eso cuando cayó abatido al suelo volviendo a su forma homínida y cubierto de sangre tardó lo suyo en darse cuenta. Jo-der, había estado a punto de cargarse al Ahroun. Con el ímpetu de salvar a la manada se había pasado.
Una mezcla agria de orgullo y temor se le arremolinó en el estómago: orgullo por haber sido capaz de pararle y miedo de haber matado a su compañero. Ahsley sólo fue una sombra fugaz mientras volvía a su forma homínida, se arrodilló junto a Donny y le cogió la mano examinando el garrazo que tenía en el brazo. Se sorprendió pensando “¿Eso lo he hecho yo?”. Si hubiese sido otro de la manada quizás no se hubiera puesto tan nerviosa, pero el Ahroun era sin duda con quien mejor se llevaba.
-Eh, tío, lo siento… -susurró, aunque estuvo segura de que con el volumen de voz que había usado sólo lo había debido escuchar el cuello de su chaqueta.
Edgar llegó a su lado y le dirigió una mirada de preocupación. Hécate tenía razón, él podía ayudarle con su Don. Sólo esperaba que estuviese lo suficientemente sereno para ello porque ella no lo estaba.
-¿Ves? Ed tiene razón. ¿Cómo te vas a morir por dos rasguños que te he hecho? –Hablaba rápido y las palabras se le atropellaban en la boca-. Vas a tener que patearle el culo a toda la manada para que dejen de recordártelo… Y te prometo que si sales de esta la próxima vez que volvamos a la ciudad te pago una borrachera, o vamos al cine, o al McDonalds, dónde te de la gana… Por favor.
Ashley se echó a reír y le dio una torta suave.
-¡Qué va! Me habías asustado, maldito idiota. Pensaba que te quedabas aquí.
Apretó el brazo de Edgar con una sonrisa y luego miró a Hécate. Su brazo estaba retorcido a partir del codo, y sus huesos sobresalían por la carne curvados y afilados. No era una fractura, sino parte del poder maligno del Wyrm. La animadora perdió la sonrisa y se la quedó mirando atónita. Edgar quizás podría... ¿podría? ¿Cómo se arreglaba eso?
Hécate apretón los dientes mientras olfateaba a su alrededor. El brazo le dolía como mil demonios pero no podía permitirse mostrarlo hasta que no volviesen con el clan y estuviese sola. No quería ser una carga para los demás ni darles motivos para que lo pensasen. Antes acabaría con su propia vida. Matando abominaciones del wyrm a ser posible.
- Estoy bien. Ayudadme a buscar al asesino de niños que falta. Si han sido capaces de hacerme esto, pensado que lo habrán podido hacer a unos críos.
Demasiado rápido, demasiado rápido, ¡demasiado rápido!
La situación se había precipitado de repente, una amagaba de cosas que ocurrían a la vez. El golpe a la bestia, el grito de hécate, Donny saltando sobre él y luego mirándolas, con aquella mirada... No había tenido tiempo de racionalizar, sólo había reaccionado, había subido las escaleras por delante de Hécate incluso, y antes de ser capaz de comprobar si la seguían... todo había terminado.
Y ella, desde lo alto, con Hécate a tan solo unos escalones por debajo de ella, temblaba como una hoja. Suerte que en su forma de crinos no se notaba... esperaba.
Observó, impotente y para variar, la escena. Una vez más Edgar salvaba la situación, con sus palabras o sus manos, los dos líderes eventuales se reconciliaban, olvidando sus diferencias. Viviane esbozaba aquella sonrisa que tanto le costaba, de alivio y gratitud, que les llenaba a todos el corazón de dicha y unidad. Y Hécate, para variar, se menospreciaba a sí misma poniéndose en peligro.
Por lo menos ella sirve para algo. - Pensó Kate, chasqueando la lengua, un sonido nada agradable en las fauces que tenía por boca. - No como otra que yo me se...
- No estás bien. - Regoznó en la áspera lengua garou, bajando hasta su altura, poniendo una de sus garras en el hombro no menos peludo de su compañera y empujándola suávemente hacia abajo, para que se reunieran con los demás. - Si hay otro como ESE, necesitarás los dos brazos a ser posible, así que intentemos ponerlo bien.
La Theurge acompañó los pasos de su compañera para reforzar su determinación mientras miraba a Edgar con una petición muda en los ojos. Podía ser una metis, pero era su compañera... y había sido la primera en intentar anteponerse ante cualquier peligro, para variar.
Cuando llegaron abajo, pese a todo, apartó la vista. Se dijo a sí misma que pretendía vigilar, asegurarse de que nada ni nadie los atacaba por sorpresa ahora. Mentalmente, sin embargo, recurría a una costumbre que había acabado por adquirir, y murmuraba para sus adentros una sincera plegaria hacia los espíritus para que los protegieran a todos, por muy cutre que fuera ella como Theurge.
Joe, no aparezco anoche y me la lías en un periquete xD
Hécate negó con la cabeza las palabras de Kate.
- Esto no es algo que Edgar pueda curar... ni siquiera sé si los ancianos podrán hacerlo. Tenemos que cazar al otro vampiro antes de que huya... o nuestro sacrificio- señaló primero a Donny y luego mostró su brazo.- habrá sido en vano.
Suspiró mientras seguía buscando. Sólo sabía que cuando volviesen con el clan si no podían curarla... prefería perder el brazo. Ahora el dolor la hacía más vulnerable que el no tener ese miembro inútil...
Así que, aunque le hubiera gustado poder demostrar a Ashley que se alegraba de que ella se alegrara de que estuviera vivo, no fue capaz. Sintió crecer la sensación de fracaso. Por suerte el centro de atención ahora era Hécate, que tenía más problemas que él. Bueno, siempre los había tenido, porque era calva, no tenía pestañas ni cejas y además era metis, pero ahora más. Al ver qué era lo que había provocado el grito se distrajo de su propio autorreproche y se levantó con cuidado. Le tenía... ¿aprecio? a Hécate. Desde antes de haberse acostumbrado a los demás. Era la única que ya estaba en el Clan cuando él tuvo el Primer Cambio, era callada y los dos llevaban el mismo peinado; con eso a Donny le bastaba. Ahora debería consolarla, decirle algo, darle una palmada o algo; se volvió a bloquear. ¿Habría terapeutas para garous? No, esas cosas eran para blancos. Garous blancos.
Donny no era perceptivo, a lo mejor porque a lo largo de su vida no había tenido muchas oportunidades de interactuar con gente, pero tenía la impresión de que lo que quería la Galliard era que la dejaran tranquila y seguir peleando. Seguramente pensaba eso porque era lo que él querría en su lugar.
-Te queda otro brazo para hacerle pagar -le dijo, en un tono que en su cabeza pretendía (por fin) darle ánimos, aunque en realidad nada se diferenciaba de su tono seco habitual.
Hécate asintió las palabras de Donny.
Esos homínidos no lo entendían... no podían entenderlo. Ellos habían sido aceptados en el clan sin reservas, y eran vistos como su bien más preciado. Al fin y al cabo no había tantos cachorros como antes...
Si paraban ahora, si perdían a la sanguijuela por ayudarla, nunca podría perdonárselo ni a si misma ni a ellos. Y es que sabía que para muchos garous ella no valía ni el aire que respiraba... de hecho era consciente que la mayor parte del tiempo Ashley y Viviane pensaban así. De los demás no estaba seguro. Esto hacía que supiese que no podían parar ahora: tenían que encontrar a la sanguijuela y hacerselas pagar. No sólo por ellos, sino también por los niños inocentes a los que habrían hecho sólo Gaia sabía que por diversión.
-Así que... aún no habéis encontrado a Roland.
Una parte de ella se alegró. Aún tenía tiempo de hacer algo, de hablar con él, de entenderlo. Otra se enfadó. No quería ver lo que le fuese a pasar. No quería dejarlo a su suerte, pero sabía que Donny tendría la firmeza para matar también a su ¿novio?
La Philodox apretó los labios. Donny era el alfa, Donny decidía. ¿Qué podía hacer ella?
Toda la zona apestaba a Wyrm, así que no era posible encontrarlo mediante el olfato. Tendrían que buscarlo mediante la vista y el oído.
- No sabemos cual de los dos era esa cosa.
Hécate arrugó el morro por el olor, mientras miraba a su alrededor. Era imposible que no les hubiese oido así que lo más normal es que estuviese escondido. Empezó a andar, examinandolo todo mientras le buscaba. Sólo esperaba que Ashley no supusiese un problema cuando llegase el momento de la verdad.
Cuando Donny recuperó la consciencia esbozó una media sonrisa, aliviada. Era fuerte, pero seguramente sin la ayuda de Ed no lo habría conseguido. Suspiró quitándose un peso de encima y le dio un apretón en la mano.
-Me alegro de que sigas entre nosotros -comentó, intentando recuperar la normalidad.
Se levantó echando un vistazo escaleras arriba y arrugando la nariz. Al menos quedaba uno, el novio de Ash y el mayor problema al que podían enfrentarse. Imitó el gesto de Ashley palmeando el hombro de Edgar para felicitarle y se alejó unos pasos para cambiar de nuevo a Crinos, todavía con el pelaje ensangrentado. Al menos se sentía mucho más segura de sí misma y sus cualidades tras haber derribado al Ahroun, lo que nunca estaba de más.
Como Hécate, comenzó a buscar al vampiro por el lugar aunque ella decidió subir arriba.
Abajo no había oficinas, sólo unos lavabos, contenedores y cajas vacíos y sin valor. Arriba, en la plataforma, encontraron tres puertas. Una rezaba "Director". La placa estaba llena de polvo y la pintura se había saltado en algunos puntos. Al lado había otras dos sin indicativo.
Hécate se detuvo delante de la puerta donde ponía lo de "Director" antes de mirar a los demás.
-Veamos que se oculta tras la puerta número uno.- dijo mientras la habría.
-¡Nnnno me hagas daño! -dijo una voz al otro lado.
La sala estaba pobremente iluminada con una lámpara de mesita sobre el escritorio. Sentado en la silla había un joven rubio y pálido al que Hécate no había visto más que unas pocas veces. Casi no lo podía reconocer. Pero sí, era Roland.
Hécate entró en la habitación, levantandole en vilo y olisqueandose para asegurarse de que, efectivamente, era una sanguijuela. A pesar de estar furiosa, no iba a arriesgarse a fiarse de la palabra de uno de esos monstruos.
Hécate notó el hedor del Wyrm en la zona, pero no en él.
Hécate frunció el ceño vacilando un instante. No olía como los otros vampiros. ¿Les habría mentido el primer monstruo? Si algo tenía claro era que no iba a matar a inocentes. Tenía muy claro que no compartía la filosofia de los garras rojas a ese respecto.
-¿Roland? -preguntó Ashley asomándose por la puerta. Al ver que se trataba de él y que no era un monstruo, se interpuso entre Hécate y Roland-. Tranquilo, no vamos a hacerte nada.
Roland la contemplaba boquiabierto. Ashley estaba en forma de Glabro, con pelo en los brazos, colmillos prominentes y una masa muscular el doble de densa de lo que habitualmente poseía la animadora.
-¿Ash? ¿Qué haces aquí? ¿Qué te ha... pasado?
Lentamente salió de detrás del escritorio y paseó su vista por Hécate y luego por los demás.
-¿Qué hacéis aquí todos?