Partida Rol por web

Pues por ahí, saliendo del pueblo, por esa carretera -el joven comenzó a indicar-. Luego has de seguir esa ruta, cerca de las encinas esas, ¿Las ves? -Gonzalo señalaba con el dedo, y poco a poco salísteis a pleno campo-. Debían ser ya cerca de las nueve y el sol se estaba yendo cada vez más rápidamente. Enseguida veremos el río Tera, y habrá que tener cuidado, pues hay muchas rocas y peñascos. Espero que no haya mucho barro en la senda.

Tienes razón Amaya -le respondí-. Una vez allí tenemos que probar el equipo, los móviles y las linternas. Y cómo no, antes de hacer una conexión en director, explorar un poco la cueva, claro. ¡Ah! No nos olvidemos de contactar con la Guardia Civil por cualquier emergencia -volvi a decir-. En cuanto lleguemos le avisaremos de que estamos por la cueva.

Tras una media hora de viaje, siendo ya completamente de noche, el sonido del río Tera sonaba a vuestro alrededor; más bien a un lado, pues conducíais por una vereda rural cerca de la orilla. Efectivamente, había muchos canchos y peñas donde había que tener cuidado, pues la furgoneta de Gilberto no estaba demasiada acostumbrad a terrenos tan abruptos. Finalmente, las luces del vehículo apuntaron a una explanada, no lejos del margen del río. Era un pequeño prado de terreno liso pero un montículo en forma de medialuna contrastaba con ese terreno tan bajo. El gran montículo tenía un agujero en mitad de su pared, y éste era totalmente oscuro. Era la cueva. La cueva...

...del Diablo -dijo Gonzalo, sonriendo un poco al ver que habíais llegado-. Ya estamos aquí. ¡Estoy muy nervioso, muy nerviso...! -El muchacho abrió la puerta, sacó una linterna y comenzó a enfocar el terreno alrededor-. ¡¡Uuff!! Hay que abrigarse. Aquí en Zamora hace un frío que pela... y más en pleno campo.

Emergí de la furgoneta y enseguida noté el fresco. Había deseado alejarme del calor sofocante que reinaba en Madrid, pero era extraño que hiciera tanto relente en pleno verano. Lo achaqué a la hora, la zona, y la cercanía del río. Conque esta es la famosa cueva...espero que no haga mucha humedad dentro. 

Abrí la trasera de la furgoneta y empecé a extraer una antena y los aparatos y cables necesarios para una emisión en directo. Si me daba tiempo a dejar eso preparado ya pensaría en los detectores y las psicofonías. Y si no da tiempo para esas mierdas...¡tanto mejor! No estaba seguro de cuán profunda era, así que había arramblado con medio almacén por si las moscas. 

-¿Thomas? ¿Si hay cobertura, puedes ir llamando a los de la Guardia Civil para decirles que ya estamos aquí? 

Media hora más tarde allí estábamos, parados al lado de la Cueva del Diablo. Salí del coche con mi anorak verde y la mochila donde llevaba los sensores de movimiento, teléfono, cuerda, navaja suiza, linterna de repuesto, snacks, entre otras cosas varias...Se podía decir que íbamos bien equipados. Buah que frío hace aquí no?...no me gustaba demasiado el frío. Saqué mi linterna y el móvil que lo metí en uno de los bolsillos del abrigo para tenerlo más a mano por si nos llamaban del programa. Con cuidado me acerqué a la entrada de la cueva. Me pregunto cuanto de profunda será...habrá que poner los sensores a distintas alturas. Has entrado alguna vez Gonzalo?

Sí, ahora mismo -decía aún mientras preparaba el cuaderno de notas-. Thomas había sacado linternas y otro foco auxiliar para colocárselo en la frente.

Claro, he venido aquí con algún grupo de espeleología y con senderistas y equipo de vigilancia, para rutas locales. El interior es menos peligroso que estos riscos junto a la orilla, no os preocupéis -repondió el muchacho-.

Chicos... -interrumpió Thomas, con el teléfono frente a su cara-. Aquí no hay cobertura -entonces se movió aquí y allá, delante de la cueva, cerca y lejos...-. Nada. Parece que estamos incomunicados. La Guardia Civil sí que sabe que estamos por aquí, pero de momento no podremos conectar con ellos. Y con Iñaki... no sé. Ah por cierto, mirad qué hora es -eran las doce en punto en ese momento. El viento de agosto soplaba con fresco-. El programa ha empezado, end os horas entramos en director, aunque hablaremos con los técnicos unos diez minutos antes... O eso intentaremos.

Bueno, pues es hora de ir adentro. Sé bien un lugar en el interior donde podríais hacer buenas tomas y colocar un detector. El muchacho, acompañado de su mochila, hacía aspavientos con su mano, mientras con la otra apuntaba con una potente linterna en el interior. Vamos, aquí no hay brisa y se está mejor -añadía-. ¿Y yo puedo entrar en directo? -preguntó finalmente queriendo su minuto de gloria-.

No me había dado cuenta de que era tan tarde, así que a todo correr terminé de enchufar el cable de la antena y di un puntapié al generador/batería portátil para que se encendiera. Hay que ver cómo corre el tiempo cuando va por ahí de emisión en directo...

Pero no le di mayor importancia, así que agarré el controlador portátil que acababa de conectar y lo eché al bolsón de plástico con los cables, un par de micros y un auricular, para a continuación echármelo al hombro y unirme a los demás a paso vivo mientras derramaba cables empalmados.

-Sí hombre, claro, como en todos los programas con invitado. Cuando empiece la transmisión dirán que estás con ellos y te pedirán que hables. Es lo que suele hacerse. ¿Alguna ves has hablado por un micro?

Recé para que no se le olvidara pulsar el botón del micro y hablar siempre cerca del mismo. De vez en cuando participaba cada manazas que daba hasta vergüenza.

Estábamos en la entrada de la cueva, por asi decirlo, asi que coloqué ahí mismo uno de los detectores de movimiento...guardando los otros para colocarlos en distintas zonas. - Por supuesto Gonzálo, ya eres uno más del equipo, además eres quien más conoce esta cueva, hablarás.

Miré a mi alrededor y lo único que se veía eran paredes de piedra y suelo poco más o menos igual. Imagino que nos adentraremos un poco más no?  Me preocupaba un poco que tuviesemos problemas con la conexión en directo, apenas había cobertura para hacer una llamada...pero era algo que ya no dependia de nosotros.

Casi se me escapa un suspiro de alivio al ver que Amaya ya se encarga de colocar los sensores. Ya creía que tendría que hacerlo yo también. 

-Sí, adentrémonos. Iñaki mencionó algo de una parte abovedada, creo que allí la acústica será interesante. ¿Te suena algo así, Gonzalo? 

Entro en la cueva detrás de él.

Claro, claro que he hablado por un micro -respondió Gonzalo-. Alguna que otra vez me han hecho una entrevista, como por ejemplo aquel alumno de licenciatura de Antropología cuando me preguntaba por el ciclo de la vida... había venido al sitio adecuado, pero yo no sabía mucho de eso... bueno, que me "enrollo" -añadió, callando finalmente-. Acto seguido Amaya se adelantó un poco y comenzó a poner los detectores de movimiento. Eran unos aparatos pequeños y muy sensibles. Después los activó y se retiró de las zonas donde los dejó.

Ehh.. si, una zona con bóveda -contestó el joven-. No una bóveda perfecta, pero sí con cierta acústica importante. No es ni de lejos el último tramo de esta cueva, pero sí uno de especial importancia. Vamos, os lo enseño. ¡Luces fuera! -decía para que apuntárais al camino de la cueva hacia adentro con vuestras linteras-.

Durante unos minutos fuísteis avanzando por la cueva del Diablo. Atrás habían quedado dos de los detectores y Thomas (la entrada estaba ahora a unos veinte o treinta metros, y no se veía ya, pues habíais doblado un recodo). Éste había quedado con el teléfono en la mano, intentando reestablecer la cobertura (ya se sabe, los móviles en sitios remotos...). Gonzalo, Amaya y Gilberto avanzaron, éste último pendiente de que la conexión estuviera preparada (aunque aún quedaban casi dos horas para la conexión). Finalmente llegaron hasta una cueva circular en su techo, esférica más bien, aunque irregular en toda su superficie.

Bueno, pues aquí es -decía Gonzalo mirando hacia arriba-. Creo recordar que había una especie saliente en la pared que tenía forma de diablo, con cuernos y todos. Claro que, para encontrarla... buff, nos llevaría tiempo. Unos dicen que este sitio es un buen lugar para recoger psicofonías. Yo, desde luego, sólo de pensar eso se me hiela la sang...

¡¡BIIIIIPPP!!

Uno de los detectores de Amaya pitó, muchos metros atrás.

Por un momento, miro al pasillo y a Amaya con perplejidad, hasta que me acuerdo de que Thomas estaba fuera. 

Eso debe de ser Thomas, que se habrá hartado de llamar y viene para acá.-y empiezo a dar voces para que se entere- ¡¡THOMAAS!! ¡Sigue entrando, que estamos bastante adentro!!

Pues eso espero, que recogamos algunas psicofonías. La verdad es que es un sitio un poco siniestro, lúgubre...solo espero que nos deje hacer una conexión clara, sin muchas interferencias. Los detectores...han captado algo!!!

Si, debe de ser Thomas. No ha debido quedarse atrás. Alumbré con la linterna para que Thomas pudiera vernos y nosotros a él. Estamos aquíiiii, sigue la luz....me sentí tonta al darle esas inútiles instrucciones, pero ni siquiera sabiamos ni donde estábamos nosotros, era la primera vez que pisábamos esa cueva.

A ver chicos silencio..quizás podamos escuchar algo?...

Como dice Amaya, me callo y trato de escuchar. No soy un gran admirador de Thomas y su obsesión por estas paparruchas, pero tampoco me hace mucha gracia que acabe perdido por esta caverna. 

¿Es que no ve los putos cables?

Pese a que era imposible que el gran grito de Gilberto no lo escuchara Thomas en la entrada, éste último no contestó. Los detectores seguían pitando, y la situación comenzó a ponerse algo angustiosa. El joven guía quedó algo estupefacto; Gonzalo calló ante vuestra propuesta, pues parecía algo parlanchín dado su euforia por participar en Quinto Centenario, y comenzó a escuchar. Mientras lo hacíais, comenzásteis a sentir frío, mucho frío. Estaba claro que era verano, y que en el interior de una cueva así la humedad y las corrientes podían filtrarse y enfriar el ambiente. Pero notásteis una gran bajada de temperatura en pocos segundos, justo después de que Gilberto gritase para avisar a Thomas. Gonzalo comenzó a mirar a izquierda y derecha, como asustado. ¿Aquel cambio en el particular ecosistema interno sería normal?