Partida Rol por web

Fui caminando hasta el Sandy, tratando de dejar a un lado el tema de mi padre y del entrenador, y pensar en lo que Jayden me había dicho, tal y como le había prometido. Sin embargo, de alguna forma el pensar en estos me había ayudado algo a centrar mis pensamientos. Y es que si había algo que tenía claro desde que mi padre enfermara, es que el final podía llegar en cualquier momento, aun cuando se trataba del mejor padre del mundo.

La idea de que había que “vivir” la vida y algunas de las últimas palabras de mi padre, me ayudaron a tener más claro que no debía ver todo de forma racional. Es decir, que no debía decidir nada en base a las amenazas de Sam, ni a lo difícil que fuera a resultar todo. Hasta ahí todo claro. Pero, a pesar de eso, ¿Me gustaba Jayden? A fin de cuentas esa era la verdadera cuestión, él tampoco me había pedido nada.

Es guapo, demasiado guapo, pero sobretodo, me gusta estar con él. Me hace sentir cómoda y nos divertimos. Sí, también con otros amigos, pero con él es algo diferente. Es que él es diferente.

Iba pensando mientras continuaba rumbo al Sandy, cuando pasé por una zona con algunas flores. Cogí algunas margaritas y continué mi camino.

La verdad es que ese tema de las animadoras... Cuando pensé que se trataba de otra cosa se me quitaron las ganas de ver el video.

Terminé el camino hacia el café deshojando una de las margaritas, tirando el tallo al arrancar el último pétalo. Metí este en el bolsillo de la cazadora y entré.

Desde la puerta pude ver a Jayden en la barra, hablando con mi madre mientras desayunaba.

-Buenos días. – dije sentándome en la barra junto a este. – Qué madrugador, que aproveche. – me estiré y le di un beso a mi madre. - ¿Batido de fresas? – le dije a mi madre con una sonrisa.

La respuesta de la señora Simone me descoloca un poco. Siempre olvido lo rápidamente que vuelan las noticias en este pueblo, aunque en este caso no estoy seguro de que sepa todo el asunto. ¿Realmente sabe sólo que el entrenador ha muerto, o también que tuve que verle desangrado en el suelo y ser yo quien avisara a las autoridades? Sea como sea, su consejo es bien recibido, aunque difícil de seguir en este caso.

Gracias, señora Simone, pero... -Quieto, quieto, quieto... ¿Realmente voy a divagar sobre lo que se siente al perder a alguien, al contemplar la muerte, ante una mujer que perdió recientemente a su marido? Echa el freno, Jayden, no seas estúpido- ...supongo que son muchas cosas, no sólo eso.

Escurro el bulto diciendo algo que también es verdad. Mi estado de ánimo no es exclusivamente producto de lo del entrenador, es un cúmulo de cosas, demasiadas cosas, demasiados asuntos que no consigo controlar y que me tienen desquiciado.

Martha me sirve un café y un donut glaseado de fresa, y en ese momento oigo la voz de Diana y al instante está sentada a mi lado saludando a su madre.

Un hermoso asuntos incontrolable que me tiene desquiciado...

Buenos días, gracias -Digo en respuesta a su saludo, fijándome en su vestido negro con medias de igual color- Parece que vayamos conjuntados. -Digo sonriendo, antes de darle un sorbo al café- ¿Qué tal has dormido?

Posé las flores sobre la barra y le devolví la sonrisa antes de responder.

-Sí, parece que hemos coincidido. Pensé que sería más adecuado algo así, aunque tampoco quería pasarme. – me quité la bandolera y la chaqueta y las dejé en la silla contigua. – No he dormido mucho, pero me siento descansada, no me puedo quejar. ¿Y tú?

No es pasarse, creo que estás genial. -Digo antes de pararme a pensar, algo que últimamente parece pasarme demasiado a menudo. Cierro los ojos al darme cuenta, apartando el rostro y disimulando con el café, al que doy otro sorbo mientras maldigo mi capacidad para meter la pata.

Ahora se sentirá incómoda otra vez...

Yo tampoco he dormido mucho. -Digo en cuanto el café deja de ser una excusa creíble- Me dormí rápido, pero me he despertado temprano, así que supongo que igual que tú, tampoco estoy cansado...

Me ajusté las gafas, algo nerviosa, al oírle decir que estaba genial.

-Entonces, si no estás cansado… - comencé cuando respondió a mi pregunta. - ¿Te importaría que diéramos una vuelta antes de ir al instituto? Hemos venido muy temprano a desayunar, hay tiempo de sobra.

Tengo que hablar con él, pero con mi madre aquí… Ni hablar. Nunca mejor dicho.

Noto su incomodidad cuando se ajusta las gafas, un gesto que apenas percibo de reojo por haber apartado mi propia cara. ¿O sólo lo intuyo? Puede que lo imagine, por presuponer que va a ser así. Pero me propone dar una vuelta, y ya no se qué pensar. ¿Es sólo un paseo, o realmente lo que quiere es hablar de lo de ayer? ¿Ha tomado ya una decisión? Quiero decir, pensado en ello...

Claro, ¿por qué me iba a importar? -¿Sólo porque esté muerto de miedo? Sonrío disimulando, sintiendo un nudo en el estómago. Ahora quiero quitarme este desayuno de en medio cuanto antes- No tengo nada que hacer salvo acudir a los actos esos en memoria del entrenador, el resto del día... -Me encojo de hombros, buscando una manera mejor de terminar la frase, pero es que ¡maldita sea! no encuentro otra forma, así que después de un silencio incómodo, no puedo evitar decirlo tal como lo pensé en un principio- ...soy todo tuyo.

Le doy un largo trago al café, nervioso por lo que acabo de decir, y deseando terminar este desayuno que se me está atragantando.

No sólo no le importaba dar una vuelta, sino que afirmó que no tenía nada más que hacer en todo el día, por lo que estaba disponible para mí. Aunque en realidad esas no fueron sus palabras.

¿Todo mío?

Desde que supiera que le gustaba no podía evitar ver un doble sentido en gran parte de las cosas que decía. Pero él era así, amable con todo el mundo, sólo se trataría de eso… ¿No?

-En realidad… Por la tarde he quedado con Amber. Además, veo que has olvidado la reunión del grupo de teatro. – dije poniéndome al otro lado de la barra, al ver que mi madre estaba ocupada en otras cosas. Temí haber sonado algo cortante, así que traté de suavizarlo. – Pero… - me metí bajo el mostrador, buscando algo. – …puedes serlo por la mañana.

Saqué fruta ya troceada y la leche de uno de los refrigeradores y volví a mostrarme tras la barra, aún sin mirarle, comenzando a hacerme el batido de espaldas a Jayden, algo temerosa.

Espero no haberme pasado. No entenderá lo que no es, ¿No?

Al terminar me senté frente a él, comenzando a sorber el batido con una pajita.

Lejos de parecer incómoda por el comentario, me explica sus propios planes, dándome una respuesta algo cortante sobre el club de teatro que me apresuro a aclarar.

P-pero esa reunión también es contigo... -Digo con gesto desconcertado- Me refería a planes por mi cuenta, o sea, ya sabes... -Me doy cuenta de que en principio íbamos a ir juntos al homenaje del entrenador, de modo que a priori no parece haber mucha diferencia, a excepción de lo que tengo pendiente con Johnson- Estoy esperando que los del equipo me confirmen si vamos a hacer algo especial en el homenaje, por ser sus pupilos y tal, igual tengo que dejarte un rato si lo hacemos... Pero lo del club me interesa, no lo dudes ¿Vale? Además... -Sonrío al recordar lo de anoche- ...tienes que incluir mis movimientos de baile en una obra clásica, eso no me lo pierdo, jajaja...

Puedes serlo por la mañana...

En ese momento oigo la puerta y veo a Kitty y a Zack entrando en el local.

Buenos días, pareja. -Les saludo desde la barra, agitando la mano con una tenue sonrisa.

Reí por lo del baile y saludé A Zack y Amelie con la mano, siguiéndoles con la mirada para ver si tenía que atenderles en la mesa o se acercaban a la barra. Mientras tanto continué con mi batido y hablando con Jayden.

-No te preocupes, haz lo que tengas que hacer. – le respondí en referencia al homenaje junto al equipo. – Y no dudo lo del club de teatro, pero es que técnicamente, tratándose de una reunión, ahí no serías todo mío. – reí ante el reiterado uso del juego de palabras. – Sólo pensé que habías olvidado que era hoy.

Terminé el batido y me até uno de los mandiles de la cafetería a la cintura.

-Termina tranquilo el desayuno o ve con tus amigos si quieres, yo mientras ayudaré a mi madre. Cuando quieras que nos vayamos me avisas. – dije a Jayden con una sonrisa.

Martha al ver a su hija le sonríe y dice:

• Diana, no te olvides de recoger bien eso después.

Mira a los dos chicos que acaban de entrar y se acerca a la mesa de ellos mientras con una amplia sonrisa dice:

• Buenos días chicos, que es lo que queréis tomar, si me permitís sugeriros algo hoy tenemos oferta especial de desayuno de café con tortitas donde os regalamos una tortita extra por el mismo precio

Ante la respuesta de Diana, no puedo sino sonreír con picardía, al darme cuenta de que en parte lleva razón. Una reunión en la que esté ella presente no es lo mismo que estar con ella. La diferencia está en un pequeño detalle.

Vaya, pues es verdad. No caí en la cuenta de que me querrías "en exclusiva"... -Le digo con una sonrisa pícara, aunque termino por ruborizarme yo mismo. Miro el móvil un momento, al sentir el vibrador, y tuerzo el gesto- Pues... Parece que voy a tener que pasar por casa, antes de ir al instituto... ¿Quieres acompañarme, cuando termines de ayudar a tu madre? También es un buen paseo...

Naoko entra en la cafetería, la chica llevaba consigo un tablet en una mochila que lelva en la espalda que saca cuando se sienta, al entrar hace una leve inclinación de cabeza a Martha, cuando ve a Diana también hace una leve inclinación de cabeza pero parece bastante apurada y aparta rápidamente la mirada para saludar del mimo modo al resto;  la chica saca su tablet y la coloca en la mesa, cualquiera que vea lo que está haciendo puede ver cómo está escribiendo algo en japonés en esta.

La chica llevaba una sudadera y una falda vaquera corta, ademas de la mochila en la espalda, la sudadera de color rosa con el numero 9 y una capucha, tambien llevaba el pelo recogido en una coleta

Mi madre me recordó que dejara todo recogido y se fue a atender a Zack y Amelie, así que seguí hablando con Jayden.

-¿Quererte en exclusiva? En realidad no he dicho eso. – reí - ¿Pasar por tu casa? Claro, no hay problema.

Quería aprovechar para pasar por la tienda de cómics si había tiempo, pero ya lo haré por la tarde.

En aquel momento vi entrar a Naoko, que se sentó en una mesa en la que colocó su tablet.

-Sirvo a Naoko y nos vamos. – le dije a Jayden y me acerqué a la mesa de la chica. – Buenos días, ¿Qué quieres tomar, Naoko? – le pregunté, con la protocolaria sonrisa.

Diana niega las segundas intenciones que le he echado encima, pero al menos se ríe. Su risa me gusta tanto que me contagia, y acabamos riendo los dos. Accede a cambiar sus planes y acompañarme a casa a por la equipación, y tan sólo tengo que esperar a que sirva a Naoko, que acaba de entrar.

¡Hey, Naoko! -La saludo cuando veo a Diana acercarse a tomarle nota. Me pongo en pie y me acerco a su mesa, quedándome de pie junto a ella sin pretender tomar asiento- Parece que estás ya restablecida, ¿te encuentras bien? Menudo susto nos diste la otra noche. Espero que no pienses que esto es habitual por aquí...

Cuando Diana se acerca la chica mira unos segundos para abajo y dice tímidamente:

- Yo...tomar un Ichigomirukusēki.. per...perdón Bat

No sabía como decir la palabra parecía apurada, así que coge la carta y señala un batido de fresa y añade:

- Y... y.. comer...algo especial.. de restaurante

Entonces llega Jayden y le habla, ella niega rápidamente con la cabeza y dice:

- No..yo no pensar que americanos Gurosudesu...

Hace un gesto de dar un golpe y hace una reverencia mientras dice.

- Gracias por... cuidado de mi

- ¡Buenos días! - saludé a Diana y a Jayden, que se encontraban de charla. - ¡Buenos días señora Simone! - añadí saludando a la madre de Diana, que había sido jefa mía durante el verano que estuve trabajando allí. - ¿Se acuerda de mí? Soy Zack. Ella es Amy. Ambos trabajamos aquí este verano. Queríamos dos desayunos de esos - añadí sonriendo mientras señalaba una mesa vacía. No quería incordiar la conversación de Jayden y Diana.

Me encuentro sin saber qué hacer cuando la chica se agacha haciendo una reverencia de esas. Me siento fuera de lugar, como en una película estilo Karate Kid, porque no entiendo nada de la cortesía oriental. De modo que, sin pensarlo, me agacho yo también haciendo una reverencia.

Es lo menos que podíamos hacer, Naoko. Espero que aceptes venir a mi casa alguna otra vez, para mostrarte la hospitalidad americana, esta vez sin accidentes. -Sonrío- Y espero también no estar haciendo el ridículo ni faltando al respeto al agacharme así. -Digo, dejando claro que no se muy bien lo que hago, por si acaso, a modo de disculpa anticipada- Disculpa, no te molesto más, que estabas ocupada con la tablet. Voy a saludar a unos amigos.

Me acerco a la mesa de Zack y Kitty.

¿Qué pasa, chicos? -Saludo, con una sonrisa más débil que de costumbre- ¿Iréis luego al instituto? Por lo del acto ese...