Partida Rol por web

FECHA: 4 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL SOL.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA.

LUGAR: ANTORCHA (TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO

Vicky calentó agua y se bañó en uno de los barriles mientras unos y otros hablaban de diversos temas. Al terminar de secarse y vestirse de nuevo, la ranger echó de menos tener un peine o una goma del pelo a mano.

Olisqueó sin hacer gesto alguno el desayuno que estaban preparando y atendió especialmente a Muxu con el tema del reparto.

-Todo el que pueda, deberái de llevar una armadura, inclusive la de cuero tachonado, no estamos muy sobrados de salud y toda protección es indispensable a mi modo de ver. Respecto a las armas, Raxus tiene un buen hacha y Emil parece contento con su Batton, las dagas deberíamos de portar uno por cabeza y en cuanto al florete, debería usarlo alguien que esté en primera línea y con buena armadura-. Miró a Briaeros y a Shidi.-O james o Briaeros serían los más adecuados, además sobra el martillo que utilicé contra los bandidos, no es lo mejor de este mundo, pero aplasta cabezas como ninguno-.

Las tripas le rugían en su interior, pero no era motivo para terminar la charla.

-El resto, o bien usamos las ballestas o buscamos intercambios por otras armas, ya que como dices, si los precios son tan bajos, lo apropiado será usar el trueque directo, creo yo, vamos-. Se encogió de hombros.-Respecto a la misión, estaría bien comenzar hoy con las reuniones y partir mañana temprano, usando las pociones disponibles y alguna otra que podamos arañar, buscaremos al padre de Val, pero ir en nuestro estado actual es invitar a la muerte a nuestra casa y creo que en eso estaremos todos de acuerdo, así que sea como sea, hay que moverse después del desayuno-.

Se alisó el pelo mojado hacia atrás.

-Si alguien va de nuevo a la tienda, me gustaría ir con él, pero antes tengo una charla pendiente con cierta persona-. Miró a Emil fíjamente durante unos segundos.-Así que de momento, Muxu, ya que te has encargado de la primera visita 'Oficial' a la tienda, reparte según necesidades operativas del grupo, eras una alcaldesa así que distribuir y organizar se te da bien entre otras cosas-. Le guiñó el ojo en plan broma a Muxu.

Cogió el florete, la armadura, ballesta y los 18 virotes y los depositó junto al resto de cosas.-Aquí está lo mio-.

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—Yo personalmente me apaño con la daga y la ballesta, en un futuro preferiría investigar si hay pistolas por aquí e incluso un arma de mano más larga que una daga, pero viendo lo que tenemos disponible estoy bien. No soy de llevar armaduras, no me funcionan bien. De todas formas mis necesidades armamentísticas no son prioritarias, los que van a combatir en primera fila deberían tener prioridad. Eso me lleva a lanzar una pregunta. ¿Cómo vamos a organizarnos de cara al combate? —dijo en alto mirando a todos los presentes—. Al no tener potencia de fuego como antes, cambia mucho nuestra disposición. Estaría bien que si nos metemos en un embrollo supiéramos qué se va a esperar de cada uno.

Viendo que iban a salir de paseo en breve Thomas terminó el desayuno, cerró el libro y se puso en pie con energía, pasó a estirar sus espalda y a soltar un corto bostezo que camufló con la mano.

—También estaría bien saber cómo vamos a operar como grupo. Es decir, ¿seguiremos las viejas costumbres de un único líder y seguirá siendo Emil? ¿Elegimos uno nuevo? ¿Democracia? ¿Un líder político y otro táctico? Líder táctico es un cargo que suena bien —comentó el mago que desde que había recuperado sus facciones estaba más alegre de lo habitual y eso se traducía en más palabras saliendo de su boca.

—Me gusta la idea de los tres grupos, prefiero no acercarme a los comercios, no soy de negociar precios, prefiero estar en otro de los grupos.

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Briaeros aceptó lo que se le ofrecía, escuchando a unos y a otros antes de decidirse a hablar. 

-Como dije, me vendría bien un arma. Ya me he enfrentado a puñetazo limpio con alguien, y aunque casi le dejo en el suelo, creo que me iría mejor con algo más contundente... Aunque seguiré dando puñetazos si no me queda más opción-explicó con calma-por lo demás, soy ambidiestro, o lo volveré a ser cuando el brazo funcione. No creo que sea buena idea pasearme por ahí sin brazo, y me vendría bien un pellejo de agua si sobra alguno, y que alguien me guarde estas ropas que me habéis entregado en su mochila. Sería una lástima tener que destrozarlas-comentó, señalando con la mano que le quedaba los anclajes para armadura que tenía distribuidos por el cuerpo. 

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Yo tengo interés de ir a la tienda Vicky- dijo el enano ante las palabras de la mujer- así que te acompaño si no tienes inconveniente. Y si lo tienes me va a dar un poco igual porque voy a ir a esa tienda si o si así que,...

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— Pues Raxus, compañero, ya que vas echa un ojo a ver si hay ropa hecha en condiciones. Que esta que me ha traído Muxu parece que la han hecho con las medidas de algún humano canijo... — le pidió, lanzando una mirada un tanto acusadora a Muxu. Después del baño rápido se había puesto la ropa y parecía un fantoche. ¿Cuánto tiempo llevaban siendo amigos, que no se acordaba de las medidas de ropa de un enano hecho y derecho? ¡Ni siquiera le cabía la barriga como era debido!

Pero luego le sonrió cuando le dio la daga.

— Gracias Muxu. Menos en la elección de la talla, confío en ti plenamente. — se giró hacia Briaeros y con un suspiro recogió su maletín de herramientas— Bueno, echemos un vistazo a ese brazo, ¿eh?

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Callahan sonrió para sí. Cuando no era Emil, era Muxu. Ambos parecían tener una especial predisposición a decirles a los demás lo que debían o no hacer. ¿Por qué se alzaban como adalides del grupo? ¿Acaso se les iba la vida en ello? Se mordió la lengua para no insistir en algo que ella misma había declarado, que las dificultades de cara a la adquisición de nuevas pociones, venía derivada de su prepotencia y de que si habían obtenido aquella docena a buen precio era porque iban acompañados de Val.

-A estas alturas dudo que nadie en este pueblo no sepa quiénes y cuántos somos. Tanto da que vaya Alexa sola que acompañada por mí. ¿O acaso crees que no asociará su persona con la tuya? -señaló añadiendo un encogimiento de hombros a su respuesta-. Iré con ella en cualquier caso. En cuanto a la armadura, no me sirve. Si la llevo, tendría que prescindir de mi camuflaje y salgo perdiendo. Así que se puede vender o que alguien la coja si le viene bien. El bate... También lo dejo. Con una daga y una ballesta, de momento, tiro. Y ya que nadie se ha pronunciado ni para bien ni para mal, me tomaré una poción curativa. Estoy al límite y de ese modo no voy a ser de mucha utilidad. 

Dicho aquello, sacó una poción y se la bebió. Sintió su calor recorriendo su cuerpo y restañando parte de sus heridas. Seguía sin estar al cien por cien y debería descansar y recibir cuidados médicos, pero aquella parecía que no era una opción válida. 

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Val llevó a Halberd y a Briaeros a la Fundición, donde el enano pudo llevar a cabo más cómodamente la reparación del atascado brazo biónico izquierdo del ex-SWAT alemán.

- "Sí, puede que Jhestine acepte mantener su oferta de ayer: entregar sus últimas doce pócimas curativas a cambio de las cuatro armaduras de cuero mágicas restantes. Puede parecer una oferta abusiva, pero no lo es, pues sólo un insensato querría comprar esas armaduras. Si Jhestine hizo esa oferta fue tan sólo por amistad con mi padre y por tratar de ayudarme, a mí y al pueblo, y a mi padre." -

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Daeron miró a Thomas incrédulo.

- ¿Este libro... sirve para hacer magia? - preguntó anonadado. Era verdad que no recordaba como era la magia en Tierra, porque la IA al reconfigurarlo algo había hecho mal, muy mal, mutilando partes esenciales de sus aptitudes pasadas y enfocándolo, que no preparándolo, para otras de las cuales ignoraba absolutamente todo y para la cuales no estaba especialmente capacitado. Aun así tenía la sensación, la intuición, de que en ese pasado eliminado en el que creía que él era usuario de la magia (así se lo habían asegurado varios compañeros), de que él hacía la magia de una manera radicalmente distinta. No tenía que aprender galimatías de un libro. Él... era capaz de sentir la magia, sí. Eso era. La sentía, entraba en contacto con ella y la moldeaba según su voluntad, creando efectos mágicos poderosos y únicos.

- Yo no usaba la magia como si fuera una receta... creo - murmuró para sí mientras trataba de comprender las fórmulas, sentándose en una silla y quedándose absorto en las hojas de ese libro.

Es como una receta de cocina. Tres pases de manos, unos gramos de componentes de conjuros, una ralladura de palabras arcanas y diez kilos de mucha suerte para que no te interrumpan durante el cocido. Lo mezclamos y cocinamos durante seis segundos... y plof.

- Por los Tres de Dweomer, esto es insultantemente absurdo. La magia reducida a un juego de cocinitas - murmuró para sí mientras comenzaba a ver un patrón en cómo se hacían los hechizos en aquel mundo, nada que ver con lo que él presentía de cómo era en Tierra. Advirtió entonces que Muxu, la que había sido alcaldesa de Santa Fe, le entregaba una mochila con algunas cosas. Sí, algo comenzaba a recordar. Todos los pasajes donde no hubiera magia de por medio.

Estúpida IA. Menudo cisco me has hecho, gruñó para sí llevándose las manos a las sienes.

- Gracias, Muxu - agradeció -. Me vendrá bien - reconoció viendo el jabón, la cantimplora y otros enseres para hacer fuego. Entonces salió el tema de objetos para la lucha. Daeron se sintió muy tentado de pedir una armadura y un arma a dos manos. Se sentía sobradamente más preparado para luchar al cuerpo a cuerpo que para cocinar magia. Lo uno requería de él algo que tenía, fuerza y aguante. Lo otro requería alguna capacidad intelectual, al parecer, que aunque sentía poseer también sentía que no estaba a la altura de sus capacidades físicas. Suspiró con resignación -. Una ballesta y saetas serían muy bienvenidas - comentó -. Ah, y algo de ropa - añadió mirando sus slips. Al parecer le habían destrozado la bata médica que tenía para hacer apaños de vendajes.

Ignoró las prisas de algunos, especialmente la joven llamada Val, ya que aunque sentía simpatía por ella la situación era clara: había que mirar por su desaparecido padre que podía estar en riesgo de muerte. Con garantías. No favorecer doce nuevas desapariciones con claro riesgo de muerte ante el penoso estado de los exploradores y falta de equipo. Y centró de nuevo su atención en las recetas mágicas ya que iba encontrando en ellas cierto patrón, cierto sentido de funcionamiento, vislumbrando los resultados del recetario una vez se terminaran de cocinar. Entonces enarcó una ceja y dibujó un rostro de decepción.

- ¿He dicho saetas? Quería decir MUCHAS saetas. Aquí no hay ningún plato mágico de especial uso para un combate - comentó pasando las páginas del recetario y buscando quizás alguna que sí lo fuera. Mas negó con la cabeza.

Aunque para evitarlo y huir de él, sin duda que sí.

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Tras un baño metódico, minucioso y efectivo, tomó su nueva vestimenta y limpió los zapatos con lo que había a mano. Acudió a su catre y dejó sus pertenencias organizadas. Se quedó mirándolas un tiempo, nada tenían que ver con el equipo óptimo que había manejado siempre, suspiró. "Adaptarse o morir, no hay tiempo para lamentos." Se dijo, antes de volver con los demás.

— Yo puedo enseñarte a usar ese vibro-cuchillo, si has olvido como hacerlo Muxu, solo tienes que pedírmelo. — Declaró escueto. Intercambio, ante la falta de negativa alguna, el hacha de batalla por el martillo de guerra. Era curioso, no creía recordar ninguna predilección por esa arma, pero desde el momento en que la vio, la quiso. Tal vez fuese un recuerdo residual de algún tipo o simplemente, un capricho.

Aprovechó que todos estaban por allí, al menos en su mayoría, para dejar una recomendación clara. — Vamos a ir a cuevas por lo visto, lugares profundos que la gran mayoría no está acostumbrado a visitar. Veo fundamental conseguir varios equipos de escalada y que la cuerda no falte tampoco, por lo que pueda pasar. Allí abajo no tendremos más ayuda que nosotros mismos, no va a ser ningún paseo. — Dijo cuál sargento de instrucción.

En cuanto Thomas hizo una referencia a la investigación de pistolas, buscó su mirada y asintió, no podía estar más conforme. Puede que no necesitase hacerlo, pero el ex-comando se estaba apuntando a la lista de espera, indicando con el dedo índice la petición de una, que bien podría crecer pronto si alguien veía aquello.

El grupo empezaba a descontrolarse, J. T. miraba a unos y otros con cara de estreñido. Miró a Emil, el elfo se había mantenido muy al margen, demasiado, aunque podía entenderlo.

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Cojo la ballesta y chasqueo la lengua antes de entregarla. Me quedo sin arma a distancia, pero creo que para mí es más importante la armadura y la segunda arma. Por lo poco que recuerdo, cuerpo a cuerpo yo peleaba con dos armas, así que me son necesarias. Pero no estaría de más intentar conseguir algunas ballestas o arcos o pistolas o lo que tengan para poder atacar a distancia.

Respecto al tema de los grupos, puedo acompañar a quien vaya a hablar con el Concejo. Aunque la negociación no es lo mío, así que igual debería acompañarme alguien con más tacto.

Por último, no entiendo esa necesidad de conseguir más pociones cuando todavía no hemos terminado las que tenemos. Me parece muy bien conseguir esas otras doce pociones, pero antes de ir a por ellas creo que deberían repartirse las seis que quedan entre quiénes están más heridos. Más que nada para ver cómo quedamos al final y saber cuántas pociones necesitaríamos para poder entrar en las cuevas hoy y cuántas nos quedarían de reserva.

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-Me parece estupendo, Vicky.- respondió Muxu a la ranger asintiendo. Cuando aquella le acercó el equipo de buena calidad que estaba usando, también incluía la armadura. -¿Pero cómo? ¿No acabas de decir que todos los que pueden deberían ir protegidos?- le preguntó levantando una ceja. Tomó el resto y lo acomodó en la gran mesa de la taberna con todo lo demás, para que quien necesite pueda elegir según su necesidad y conveniencia.

Entonces Muxu se giró y no pudo aguantar la risa al ver lo que encontró. Se encogió de hombros y se llevó las manos a la boca para esconder su boca. -¡Ay, Hal!- Exclamó intentando apagar la carcajada que le ocasionó descubrir que le había comprado ropa muy distante de su talle. -Cuánto lo lamento, lo juro, pero lo arreglaremos mi querido amigo.- Entonces Raxus debe estar en la misma situación, vaya descuido de mi parte. Tomó la ropa y se dirigió aún sonriente hasta Daeron, cuya bata había sido recortada para hacer vendas improvisadas, y le ofreció la vestimenta.

Con los cachetes aún doloridos por la risa, contestó a Xavier, sobre su comentario de que Alexa tendría problemas por haber ocasionado Muxu algo de antipatía en la comerciante de tónicos. -Lo dudo, Callahan, tampoco ha sido tanto, pero como gustes.- Entonces lo vió beberse una de las pociones, sin estar muy segura de cuántas habían sobrado.

Val volvía a sugerir la posibilidad de adquirir doce pociones a cambio de cuatro armaduras, y Muxu agradeció que haya sido una pregunta abierta al grupo, así se ahorraba el dolor de cabeza que significaba decidirse si ir a por ellas o buscar una potencial eficiencia a largo plazo.

Mientras esperaba a escuchar la opinión de los demás, Shidi se le acercó, y se ofreció a enseñarle a usar la tecnología del vibro cuchillo. Con una mirada iluminada de alegría y llena de entusiasmo, la maga le contestó. -¿Lo harías, James? Por favor, ¡sí!.- Se acercó un poco a él en puntitas de pie para hablar en voz baja, puesto que el ex comando era inmenso, hacia parecer a la dulce Muxu de metro sesenta de altura, como una enana. -Ciertamente me avergüenza un poco decirlo, pero no recuerdo cómo usarlo como arma, por si fuera poco, es mi vínculo arcano, por lo que lo necesito para gesticular mis conjuros.- Luego de unos momentos, el ex comando sugirió comprar elementos de escalada y lo necesario para inspeccionar la cueva, Muxu no pudo estar más de acuerdo y así lo demostró.

Finalmente, fue Equilibrium el primero en decidirse en positivo a intentar intercambiar cuatro de las armaduras por doce pociones como decía Val. Muxu buscó apoyar la decisión. -Me parece bien también, si están de acuerdo. Más que por el peso muerto del que nos libraríamos, sería por el padre de Val y la formación de nuestra nueva reputación.- Mejor comenzar con pie derecho en ganar nuestra fama, aunque si algún día las armaduras recuperasen su valor y terminemos por lamentarlo, mejor vivir un paso a la vez. -De igual modo, será mejor que sigamos con el reparto, ya casi terminamos. Tal parece que terminará sobrando una ballesta ligera de calidad como mínimo, con su venta, de seguro podemos comprar algún arma a distancia simple como dice Equilibrium para reemplazarla, dagas, escudos, el equipo que sugiere para inspeccionar la cueva James, y lo que falte.- Porque con el vuelto que ha sobrado de la compra del equipo básico, alcanza para poco y nada.

-Aunque seguro el concejo pueda informarnos mejor, ¿Sabes si hay peligros naturales o criaturas hostiles en las cuevas, Val?- Preguntó a la joven. Quizás sea mejor que prepare otro hechizo, según sea el caso.

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La alegría que los ojos de Muxu le transmitían, confortó el corazón del fornido ex-comando. Había inclinado la cabeza ligeramente, cuando esta quiso susurrarle aquellas palabras al oído, hacía mucho que una mujer no le hablaba tan de cerca. Lejos de sentir el pulso alterado, no es que la exalcaldesa no fuese una mujer hermosa y deseable, que lo era, el maltrecho Shidi le devolvió una respuesta igual de discreta. — No sientas vergüenza por algo de lo que no eres culpable pajarillo, la cabeza bien alta, practicarás duro para recuperar sensaciones. — Anunció cómplice, tomándose aquella licencia. Lo cierto, era que gracias al menudo tamaño de la mujer, bien podría sentarse en su hombro como tal, con la debida ayuda. Recordó sus tiempos de sargento en los comandos, donde a menudo tenía que ejercer labores exigentes de instrucción a un puñado de aspirantes con el ego y la confianza subidos. 

En la escena principal, a la que se incorporó tras esta charla, el intercambio de objetos se sucedía. Empezaba a ser ligeramente patético ver como poco a poco se estaban convirtiendo en una comuna. Sintió la necesidad de tomar nuevamente la palabra, con el fin de proporcionar un poco de orientación militar y táctica.

— Bien, vamos a ver, tengamos claras algunas cosas. La vanguardia o punta de lanza del grupo somos Raxus, Briaeros y yo por motivos evidentes, los tres deberemos estar convenientemente equipados para la ocasión, armas que no sea ligeras, armaduras intermedias o pesadas y escudos grandes para el combate cuerpo a cuerpo van a ser vitales. Lamentablemente, habrá que encargar algo a medida para eso que tienes por cuerpo, no te enfades, es una realidad. — Terminó mirando al enano, sin ningún tipo de tono ofensivo, retomando la palabra. — Así que, necesitará un escudo grande por lo menos. En cuanto a las armas de proyectil, si escasean podemos prescindir de llevarlas para que aquellos con menos recursos se conviertan en el núcleo de arqueros, un apoyo necesario. Estos deben tener una ballesta asignada con al menos veinte virotes y un arma ligera al menos que sepan usar por si acaso, ¿Podemos conseguir bastones si las dagas escasean? Deben ser mucho más baratos. — Había estado recorriendo con la mirada a varios de los presentes hasta detenerse en Thomas y Daeron. — El resto, siete si no he olvidado contar, deberíais repartiros las ballestas y el equipo sobrante en función de vuestras capacidades, valorad bien si tomar tal o cual arma, no está limitando a vuestros compañeros. Os pondré un ejemplo sencillo, yo; No necesitaría un arma secundaria, ya que todo mi cuerpo lo es. — Respiró profundamente y dio un paso atrás, cruzándose de brazos.

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Emil había guardado silencio. De hecho, desde el rescate de Val, el corsario no había mostrado su habitual locuacidad, y había dejado que Muxu, o Vicky, o cualquiera, de hecho, llevara la voz cantante. Era evidente, sin embargo, que no estaba conforme con tal arreglo aunque, quizás milagrosamente, hasta este momento había logrado contenerse. Pero era evidente que el descontrol, la descordinación y la simple estupidez eran la "insignia" ahora mismo de los Rift Warriors, y con un Daeron totalmente alejado de las posiciones de liderazgo, una Muxu que no estaba (bajo su opinión, claro, faltaría más) en sus mejores momentos, y un Shidi bastante callado, había que dar un golpe de timón. 

Urgentemente.

No obstante, no se había apresurado. No esta vez. Había desayunado copiosamente recuperando fuerzas. Había tomado el hacha de batalla del que se había desprendido Shidi y, al ver la mirada de Vicky suspiró pesadamente.

- No tendré ninguna charla contigo, Vicky. No si lo pregonas tanto. Salvo que lo que quieras es intentar perezosamente abroncarme. Sinceramente... no estoy de humor. Dicho lo cual... Nadie ha nombrado a nadie jefe, ni intendente. Es verdad que desde el primer momento he indicado que yo podía serlo. Pero somos una unidad mercenaria. Si alguien más desea serlo, y quiere serlo, que en vez de actuar con una modalidad pasivo agresiva especialmente indigna, lo diga. Se vota. Y punto. Estar así es absolutamente ridículo. Como también lo es elegir varios líderes. Lo razonable es que quien lidera sea lo suficientemente inteligente para delegar actuaciones concretas. Y punto. No podemos seguir así, chicos. En serio. Por lo demás... pensar en quitarnos objetos mágicos (quitando las armaduras de cuero mágicas) es ridículo. Creo que deberíamos tomar aire y pensar. Del mismo modo, creo que sería conveniente ir este mismo día a rescatar al padre de Val aunque, por supuesto, eso implica que algunos de los más heridos deban recuperarse. Yo no habría usado tan rápido las pociones, habiendo a lo que se nos ha dicho dos personas que tienen conjuros o habilidades de curación en este lugar. Pero lo hecho, está hecho. Empecemos por tanto, si os parece, por el principio. Dejemos de actuar como si fuéramos pollos sin cabeza. ¿Quien presenta formalmente su candidatura para ser el líder de los Rift Warriors? Y, en otro orden de cosas, por favor, no abandonéis armas mágicas, ni penséis en venderlas. No estamos tan sobrados y es obvio que no podemos en un mundo con tan poca tecnoplogía prescindir de la magia. Todos debemos poder defendernos. Otra cosa son las armaduras. Obviamente el cuero tachonado debe ser usado por alguien. El que sea. Al que le venga bien la misma. Es una muy buena armadura. Si es Alexa, perfecto. Si es alguien que combata en primera línea, también, si es que lo quiere.

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Briaeros asintió ante las palabras de Halberd, deseando dejar de sentir la impotencia de la extremidad bloqueada, sin embargo, antes de partir observó las armas que quedaban disponibles antes de hablar.

-Puedo llevar el florete, o el hacha... Pero llevar ambas a la vez disminuiría mi eficacia. O bien llevo una sola y la mano libre, o una y daga-explicó. Con ambos brazos habría hecho una demostración con las armas trabándose entre sí al manejarlas, pero no era posible, así que simplemente partió tras el enano. 

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Seguía escuchando, sólo que a medida que unos y otros habían empezado a discutir y a repartir se había ido quedando más y más perpleja, y por tanto más y más callada. Finalmente expuso su opinión.

-Yo no soy una guerrera, soy una Mística. He conseguido contactar con un espíritu que me protege, que nos seguirá e intentará ayudarnos. Gracias a él puedo vestir armaduras pesadas, y manejar escudos, incluso un pavés. Por ello no voy a renunciar, como ya he dicho, a una de las armaduras. Si es la de cuero, perfecto, pero si la tachonada va a ser vendida, antes la reclamo. Con una daga y una ballesta puedo defenderme, que es lo único que haré, defenderme a mí y a los míos, no esperéis que salga al ataque. 

Puso encima de la mesa el cuchillo y la lanza corta que llevaba además desde que acabaron con los bárbaros. Y el botellín de agua que la IA les había dado, vacío.

-Aquí está lo que no necesito. También es posible que el botellín de agua vacío sea algo que se pueda vender, porque dudo que conozcan el material plástico por aquí, y puede ser toda una rareza. No lo sé, es una idea. Además, todos tenemos ya un pellejo, Shidi tú también, los repartí anoche, debería estar junto a tu estera. No te habrás dado cuenta.

Luego ladeó la cabeza, pensando cómo iba a continuar.

-Yo no quiero líderes, y mucho menos quiero serlo. Pero entiendo que alguien debe ser el primero en tomar decisiones, y el que pueda desempatar en casos de dificultad o duda. No me opondré a quien elijáis, pero no votaré a nadie en concreto. Y si lo que se acuerde, y mucho más si se ordena, no está dentro de mi margen de lo que es el sentido común, no pienso obedecer. Somos un equipo, y, vaya, os... tengo afecto. Os respeto. Espero lo mismo por vuestra parte.

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Terminó de comprender, más o menos, cómo funcionaba el libro de magia. Era similar a un recetario de comida, solo que había que sustituir los huevos, el azucar, la harina y otros, con cosas como un cordel, una pluma, arena y demás cosas mundanas y fáciles de obtener. En vez de batir, emulsionar o amasar, había que hacer pases de manos, florituras y mudras. El tiempo de cocción se reducía por lo general a unos breves segundos. Comida rápida. Lo más pintoresco resultaba que había que aderezar el cocinado con palabras arcanas. Algunas muy repetitivas y por tanto no complejas de memorizar.

Clactun, Verata, Nictun, Tuazah, Yogathroc, Tuazda... Algunas son pegadizas, admitió el joven a la que también pensó que cualquiera con un poco de memoria y soltura podía hacer magia en ese mundo. Los cocineros en este mundo deben ser gente muy talentosa para lo arcano.

Y cerró el libro con ambas manos, recordando algunas recetas de su interior... y fue consciente de la conversación o debate que se formaba. Como si despertara de un sueño y tornara a una tensa realidad. Escuchó lo que decía Emil y también lo que opinaba Alexa. El que fuera antaño líder de los Rift Warrios, algo de eso aun recordaba, guardó silencio unos momentos y luego tomó la palabra con voz grave.

- He estado, y sigo estando, un poco perdido - dijo llevándose una mano inconscientemente a una sien -. Pero estoy lo suficientemente lúcido para darme cuenta que somos un grupo de ratones. Sí, ratones correteando aquí y allá, decididos a ser tal cosa antes que plantearse ser cola de león - comentó suspirando ya que venían palabras complicadas y difíciles de decir, que algunos quizás no les agradaría oír, pero debían decirse -. Como ha expuesto Emil es necesario un líder, estoy de acuerdo con él. ¿Por qué? Es sencillo, porque somos más que una cuadrilla de amigos. Tanto en número como en propósito. La máquina de arriba me ha arrebatado muchas cosas pero no el recuerdo de lo que eran los Rift Warriors: una unidad de combate con misiones determinadas y objetivos determinados. En Tierra luchábamos como un grupo cohesionado en contra de la Coalición o cualquier otra amenaza de las Tierras Libres. Y para que eso fuera posible, para acometer complicadas misiones, existía cierta jerarquía dentro del grupo. Sí, funcionábamos como un grupo paramilitar y no solo como unos intrépidos aventureros. Eso es lo que eran los Rift Warriors, que nadie se engañe ni lo olvide - afirmó para que todo el mundo lo tuviera en cuenta, recordando las penosas y difíciles órdenes que él en el pasado había tenido que dar en situaciones dramáticas -. Y es por ello que si se pretende continuar como antaño, a mi ver, la jerarquía leonina debería mantenerse. Si se decide por algo más informal, entonces daremos la bienvenida a la estructura ratonil. Que cada uno decida, aquí y ahora, qué es lo que desea para este grupo antes de dar un solo paso en cualquier dirección. Así sabremos a qué atenernos - dejó caer con sepulcral seriedad.

- Yo digo que prosigamos como antaño y elijamos un líder - dijo dando su parecer y por tanto su voto.

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Contento porque el debate que él había abierto se comenzara a apropiar de la conversación, Thomas aprovechó las intervenciones de sus compañeros para rellenar su pellejo de agua, mientras les escuchaba exponer sus puntos de vista. Todo indicaba que si nadie abogaba por algo diferente, volverían a la vieja tradición de elegir a un líder que guiara los pasos del grupo. 

Cuando terminó de preparar sus reservas de agua se preocupó de recuperar su asiento y descansar su maltrecho cuerpo. Había detalles que tratar, pero lo más urgente era realizar la elección de la persona encargada de dirigir al grupo.

—No tengo interés en dirigir a los Rifts Warriors, he estado el suficiente tiempo en el grupo como para saber que es un puesto ingrato que en la mayoría de las ocasiones fuerza a tomar decisiones que suelen acabar en la muerte de algún integrante del grupo —dijo el mago mientras echaba un vistazo a las pociones restantes.

—Si vamos a ir a un lugar peligroso en poco tiempo necesitaré hacer uso de alguna poción o no seré de mucha ayuda. En cuanto a gastos y gestión de dinero tengo un pequeño interés que no es prioritario y no deseo que se trate como tal, pero que si la economía lo permite estaría bien tener en cuenta. Me gustaría comprar algo de ropa y dejar de llevar puesta la de un hombre al que hemos matado, saqueado y decapitado. Sé que no es algo urgente y por eso dejo que sea algo que se coloque al final de la lista de la compra. —Sonrió brevemente, por si ayudaba a que su petición fuera tenida en cuenta.

Valoró en qué lugar sería más útil de los tres expuestos y optó por elegir en la que se veía más capaz.

—Prefiero hablar con los políticos locales, no quiero más compras.

FECHA: 4 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL SOL.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA.

LUGAR: ANTORCHA (TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO

Vale, Halberd, miraré algo de ropa también para ti, a ver si puede haber algo en condiciones- le dice a su compañero. Quiere ir ya hacia el almacén, pero la conversación y la palabrería de sus compañeros hace que se mantenga aún a la espera, por si dicen algo que le afecta a él. 

Oye como Shidi comenta que estaría en la punta de lanza de posibles combates -algo lógico- y como Thomas pide una poción para el. 

Ya que piden brebajes mágicos, yo necesitaría también uno para estar en plenas condiciones para la misión que se nos viene encima. 

FECHA: 4 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL SOL.

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Dedicó una última mirada a Muxu, que parecía hacerle bastante gracia verlo vestido con esa porquería de ropa deforme.

— De acuerdo... Gracias, muchachos. — le dijo a Raxus y a Muxu.

Halberd empezó a marcharse ya con Briaeros para reparar su brazo, algo que era necesario de arreglar pronto de cualquier modo. En la primera estimación le había parecido que podía ser trabajo de horas, y si tenían que marcharse ese día más valía ponerse manos a la obra.

Ante las palabras de Shidi se detuvo.

— Yo puedo usar una ballesta si hace falta. La verdad es que no tengo interés en meterme en más líos de los que sean necesarios con la navaja esta... — dijo refiriéndose a la daga — Creo que para eso vosotros estáis más preparados. Pero opino también que sería buena cosa vender las armaduras que no sirvan para nada y conseguir más pociones para los heridos. Son francamente buenas, ¿eh? ¡Me siento muy bien!

Pero en seguida la conversación derivó en dar vueltas a la necesidad de elegir un líder. El enano torció el gesto. Lo que empezaba siendo un líder para tomar las decisiones de forma rápida y eficiente luego se convertía en el tipo que no paraba de inventar reglas, restricciones e imposiciones absurdas. Y además de todo, para elegir a un líder siempre se perdía un tiempo precioso en el que se podían hacer cosas muchísimo más interesantes que medirse los egos. Qué pereza. Afortunadamente, el trabajo que tenía por delante era la excusa perfecta para quitarse de en medio.

— Hum, si nos disculpáis, voy a ir adelantando trabajo. Me puede llevar horas arreglar el brazo de Briaeros... Y creo que es bastante importante. Volvemos en un rato... — hizo una señal al cyborg con la cabeza y se marchó con él a la parte de la fundición. Con un poco de suerte, cuando volvieran ya estaría elegido el líder.

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Miró extrañado a Muxu. La respuesta que le había dado era incomprensible e incongruente salvo que la exalcaldesa tuviera poderes telepáticos y le hubiera leído la mente, algo del todo imposible. ¿Por qué, entonces, le había dicho aquello? Prefirió obviarlo. 

-Amén, hermano -dijo. El discurso de Emil había sido lo más inteligente que llevaba escuchado en lo que iba de mañana-. Tengo la sensación, errónea o no y en todo caso personal, así que nadie se sienta especialmente ofendido salvo que tenga la piel muy fina y se dé por aludido o aludida, de que somos como una gallina descabezada dando bandazos de un lado a otro y actuando de forma un tanto irreflexiva. Respecto a las decisiones prefiero no opinar o acabaré bañado en pez y emplumado. Y sí, estoy contigo. La democracia en un grupo mercenario no existe. Imprescindible alfo muy difícil de conseguir. Una dictadura inteligente. Un líder con capacidad de organizar y delegar. Desafortunadamente, no soy la persona indicada pero sí tengo claro quién puede serlo. Tú, Emil. Sí, podré ser un tocapelotas, pero sé lo que tengo delante y sé apreciarlo. Para lo bueno y lo malo -declaró con rotundidad-. Y si vamos a hablar de lo que cada uno puede hacer en el seno del grupo, lo mío es el sigilo. Pasar desapercibido, colarme y esto -dijo señalando su traje de camuflaje- es una vestimenta camaleónica para con el entorno que multiplica mis posibilidades. En el anterior enfrentamiento, y antes de que nadie diga nada, no lo usé. Menosprecié al enemigo y dado que este traje funciona con un número limitado de cargas, me resistí a emplear una de ellas. Arrepentirse ahora es absurdo, pero si algo me ha demostrado es que no volveré a caer en el mismo error. Respecto a las armas, si Briaeros se queda con el hacha, me gustaría quedarme con el florete. Pero no renunciaré ni a la daga ni a la ballesta que ya tengo.