Partida Rol por web

Rolando

EL Pueblo de Rolando

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05/05/2011, 18:55
Director

Abrís los ojos sobresaltados, todo vuestro cuerpo tiembla como tiembla una monja febril, algunos de vosotros rodáis como cantos bajando por una ladera, otros os acuclilláis como podéis, alguno es más ágil y casi se pone en pie.

El caso es que antes o después todos estáis en pie mirando hacia el lugar donde provienen los gritos, Iria, apoyada la espalda contra un árbol con cara de sorpresa mira a tres figuras vestidas de negro que os dan la espalda, por lo que no podéis distinguir sus caras.

Notas de juego

Alguien quiere tirar otear?

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05/05/2011, 19:05
Rodrigo Ramirez

 Rodrigo se levanta al oir un grito femenino, un sonido al que no está muy acostumbrado. Rápidamente, se  pone en pie y echa mano de su garrote, mientras trata de distinguir que es lo que pasa.

Por desgracia, su visión aún no se ha ajustado a la escasa luz que hay y no puede distinguir detalles...

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: Otear
Dificultad: 75-
Resultado: 95 (Fracaso)

Notas de juego

 Vaya, y eso que pensaba que tenía buena puntuación...

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05/05/2011, 21:35
Manuel de Fonseca

En seguida me levanté. Tras habernos perdido no tenía la sensación de seguridad esa noche. De hecho antes de que el sol cayera había preguntado a mi señor en un acto de nerviosismo y preocupación por nuestro paradero futuro, especulando sobre qué podiamos hacer. Cuando Iria gritó, Manuel se sobresaltó; rápidamente se quitó de encima la manta y sus ojos fueron directamente hacia su señor, instintivamente, comprobando que estaba bien, durmiendo a su lado.

Cuando supo que éste guardaba salud y sueño, miró aún sentado en su maltrecho lecho a un lado y hacia otro. Miró luego hacia la procedencia de los gritos y allí los vio: Iria y otras figuras, nuevos invitados. Acto seguido, me levanté y sin siquiera ponerme las botas corrí hasta la ella, colocándome a su lado y sacando el cuchillo, que siempre portaba en el interior de una pierna.

Miré a los caballos y estaban bien. Intenté tranquilizar a la mujer y acto seguido vocifereé a aquellos desventurados que ahora se mostraban, bueno... casi.

¡¡No seréis del de la Cerda!! -grité a las figuras Fonseca tras el susto de la dama refiriéndose al yerno de Fernández Coronel- ¡¡Más bien ni como puercos vestiréis si no volvéis vuestra cara, bellacos!!

Acto seguido, entrecerré los ojos para ver un poco mejor. Sin embargo, en la noche mis ojos me engañaban.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: Otear
Dificultad: 10-
Resultado: 43 (Fracaso)

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05/05/2011, 23:22
Diego Garcés

Diego se despertó con el grito, instintivamente echó mano de su espada, no obstante, se agazapó, esperando a ver que pasaba. Mientras seguía viendo como sus compañeros se despertaban, y alguno como el bravo y poco precavido Fonseca salía en defensa de la dama... el fue rodeando la escena en cuestión, con la espada en su espalda para evitar que cualquier brillo lo delatara, quería inspeccionar quienes era, y como iba armados antes de decidir nada. No obstante, quien le pagaba era el señor, y mientras no ordenase nada...el no tenía por qué defender a la moza. Pero estaría preparado por si acaso.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: otear
Dificultad: 45-
Resultado: 13 (Exito)

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05/05/2011, 23:43
Director

Las prendas que llevan los hombres son hábitos, sin duda son monjes.

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06/05/2011, 01:06
Don Alonso de Ortiz, Conde de Guadarrama

Don Alonso se desperezó con rapidez, y ante el grito de la mujer, automáticamente se puso de pie, y desenfundó su espada. Iria miraba con gran pavor a los tres embozados, y ellos a su vez estaban frente a ella, sin atender al resto del equipo. Aquello le extrañó, aunque de momento no paró mientes en ello. 

Lo más urgente era ver si es que debían defender sus vidas, o más bien eran viajeros extraviados en la oscuridad. Pero algo le decía al Conde que seguramente no habían de salir con tan buena fortuna de aquello, y más bien debían afrontar las peores posibilidades.

Manuel se lanzó con poca prudencia hacia delante, con gran caballerosidad para defender a Iria, pero hablando sin mucha cabeza...

Pero ¿qué está diciendo, por qué tiene que dar información a unos extraños?- pensaba el Conde. Pero tampoco era el momento para eso ahora, sino para saber qué querían aquellas figuras.

¡Teneos, Manuel! -dijo- Estos caballeros nos dirán sin duda qué les trae por aquí.

Alonso pretende que la atención de las tres figuras se centre en él, para dar tiempo a los demás a tomar posiciones ventajosas...

Mientras avanza, con la espada por delante, intenta ver si su escudo está cerca, para poder echar mano de él si hace falta.

Y si no, tendremos que exigir satisfacciones...

 

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06/05/2011, 10:53
Director

Cuando las figuras se dan la vuelta lentamente y ya a menor distancia, véis que no son más que tres monjes. Pero debido a la oscuridad no podéis distinguir claramente sus facciones.

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06/05/2011, 11:01
Hermano Dionisio

Sonriendo comprensivamente - Sentimos haberos asustado hermanos. No somos peligrosos, somos hermanos del pequeño monasterio de Rolando. Los únicos habitantes que quedan en el pueblo.- hace una pausa y notáis en su voz un timbre de cansancio- El hermano Javier - señala a otro de los hombres un tipo relamente enorme- paseaba por los jardines del monasterio cuando divisó una luz en el horizonte y vinimos a investigar. - El hombre mira a Iria- Siento haberos asustado muchacha- tiende una mano a Iria para ayudarla a levantarse.

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06/05/2011, 11:32
Rodrigo Ramirez

 Rodrigo asiente silenciosamente, dejando que el peso de la conversación la lleve el señor, pero aunque se relaja, no se aleja mucho de su garrote. No confía en la Iglesia...

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06/05/2011, 11:37
Manuel de Fonseca

Fonseca hizo un gesto de resignación y de sumisión ante las palabras de su amo. Ciertamente, movido por el afán de la duda, se había adelantado innecesariamente, pero aquel grito lo precisaba. Sin embargo, al oir que eran clérigos bajó su cabeza y se limitó a disculparse brevemente con su señor y con los hombres:

-Perdone Vuesa merced...-decía mirando al Conde. Cuando miró luego a los hermanos se llevó la mano al pecho y agachó su cabeza.

Ciertamente, Manuel comenzaba a ganarse el infierno a tiempo muy temprano.

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06/05/2011, 14:30
Iria Da Cunha.

- Peço-lhe que perdoe a minha reacção só agora, Irmão - digo, mientras acepto gustosa la mano que me es tendida por el monje para ayudar a que me incorpore.

Después, al darme cuenta de que, a causa del nerviosismo que recorre mi cuerpo, estoy hablando en una lengua no comprendida por todos los presentes, digo:

- Os pido perdón. Mi excitación ha hecho que mi lengua recurra para hablar al idioma de mi región de nacimiento. - Hago una ligera pausa para respirar profundamente. - Os ruego que perdonéis mi reacción de hace un instante, Hermano. Al ver que os acercábais, al amparo de la oscuridad ya tan entrada la noche, mi mente, invadida por el cansancio de una larga travesía, pensó que Vos, y vuestros Hermanos, podríais ser asaltadores de caminos, o quizá algo peor. -

Después, girándome hacía donde se encuentra Don Alonso De Ortiz, digo:

- Mi Señor, si Vos lo permitís, me gustaría ofrecer hospitalidad a los recién llegados, y avivar nuestro ya mortecino fuego para que puedan calentarse después de su caminata hasta aquí en mitad de la noche. -

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06/05/2011, 16:42
Diego Garcés

Diego, viendo la escena desde el escondite que se había buscado, no pudo hacer otra cosa que reírse del panorama, y maldecir su suerte por no seguir descansando placidamente, esta interrupción minaría su fuerza para el día siguiente.

Tras escuchar las disculpas de todos, se irgue de su escondite, saliendo casi a las espaldas del grupo, para su sorpresa.

 

- Buenas noches - dice con cierto deje de "me habéis despertado cabrones" - ¿a qué se debe tal visita en horas tan intempestivas?

 

Esbozo una sonrisa.

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07/05/2011, 00:04
Don Alonso de Ortiz, Conde de Guadarrama

Don Alonso baja la espada, mas no la envaina aún. Hace un gesto señalando al fuego.

Acercaos hermanos, y calentaos al fuego. La noche es fría. Perdonad nuestra reacción pero los caminos no son seguros, y os habéis acercado sin alzar una voz de aviso siquiera... comprended que toda precaución es poca.

Les indica unas piedras al lado del fuego.

Permitidnos compartir algo de vino y nuestro pan, si os place. Tal vez podamos tener una charla

El Conde cumple con la etiqueta, disimulando la incomodidad de la interrupción. De su mochila saca una botella con un líquido oscuro en su interior.

Ya podían haber venido por la mañana, demonios

Y bien hermanos, ¿en qué podemos seros de ayuda?

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07/05/2011, 22:58
Hermano Dionisio

Después de ayudar a Iria a levantarse el hermano se presenta. - Soy el hermano Dionisio, éste hermano tan alto es el hermano Javier y ese tan callado es el hermano Antonio.- Ambos saludan con una inclinación de cabeza. Volviéndose hacia Manuel , el hombre sonrie y se enconge de hombros.- No te culpo buen hombre, los caminos no son seguros en Castilla en los últimos tiempos. Cualquiera habría de actuar igual.- después respondiendo a Diego el hermano añade, - Perdonad las horas, pero como os he dicho vimos una luz y temiendo que fuese un grupo de bandidos vinimos a investigar.- Ante la invitación de Don Alonso los hermanos Javier y Antonio se miran entre sí y sonrien, pero el hermano Dionisio levanta la mano y comienza a hablar atropelladamente - Os agradecemos la invitación, pero debemos rechazarla.- Los hermanos Javier y Antonio no pueden disimular su desilusión - Ya hemos comido y es tarde para nosotros, os ofrecemos queridos hermanos alojamiento en nuestro convento. Una celda para cada uno, cómoda, limpia y con un buen firme, amén de una suculetan cena con verduras de nuestro propio huerto. El monasterio no queda lejos, justo allí.- Señala con el dedo el Gran edificio que visteis al llegar, prácticamente el único que se mantiene en pie. - Si partimos ahora llegaremos en seguida. Por el camino podéis contarme quiénes sois y qué hacéis en este pueblo dejado de la mano de Dios.

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08/05/2011, 15:50
Manuel de Fonseca

¡Qué temeridad! -pensaba para sí Fonseca... Si nosotros, un grupo armado, temenos la oscuridad por la reticencia hacia el asalto, no me explico como tres clérigos se aventuran en la noche en estos pastos a investigar un suceso tan alejado de su hogar de descanso...

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: Psicología
Dificultad: 10-
Resultado: 37 (Fracaso)

Notas de juego

tiro psicología (percepción), para ver si nos están engañando.

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08/05/2011, 16:13
Diego Garcés

 Diego seguía con cara de pocos amigos. No le gustaba la Iglesia ni nada que tuviese que ver con ella (excepto el dinero que tenían). No le gustaban los monjes, y menos aún aquellos, se comportaban un poco extraño..., salir en medio de la noche a ver que era aquella hoguera, en vez de quedarse durmiendo tras los muros de su monasterio..., daba que pensar a Diego.

Con su cara de pocos amigos se acercó al señor, para susurrarle:

- Yo no iría, no me fío, pero vuestro din...vos mandáis

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08/05/2011, 19:45
Rodrigo Ramirez

 Que raro, unos monjes que salen en mitad de la noche de su monasterio y se arriesgan a acercarse a un grupo que puede ser violento. En fin, lo que decida el señor será lo que hagamos.

Rodrigo mantenía su semblante sereno, a la espera de la decisión del noble - quien paga, manda - pero no quitaba su atención de los frailes.

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08/05/2011, 23:48
Don Alonso de Ortiz, Conde de Guadarrama
Sólo para el director

Notas de juego

Yo también quiero tirar por psicología para ver si hay gato encerrado

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08/05/2011, 23:50
Don Alonso de Ortiz, Conde de Guadarrama

La ceja del Señor Conde se alzó levemente, mientras escuchaba al monje invitarles al monasterio... habiendo salido en la oscuridad, sin lumbre alguna para ver dónde pisaban, y con la excusa de comprobar si se trataba de bandidos.

Bueno, eso tal vez excusaba el que casi se les echaran encima sin un mal 'quién anda ahí'

Pero, y si llegamos a ser bandidos, ¿qué hubieran hecho los buenos hermanos?... ya bueno, sí, pues darse la vuelta y preparar algún tipo de defensa, supongo allá en el convento... eso si es que no les hubieran descubierto y matado antes.

El Conde les mira con cierta simpatía al ver cómo al fin y al cabo, los padres le habían echado redaños a la cosa y se habían jugado las habichuelas.

Les cree, decide al fin. 

Soy Don Alonso de Ortiz, Conde de Guadarrama, en viaje por mandato de nuestro Señor Rey, Pedro I. Me acompañan gentes de mi séquito, como son Manuel de Fonseca- indica a cada uno por turno- hombre de grandes saberes, y sabio consejo,

Rodrígo Ramírez, hombre hábil en los campos y en toda clase de mañas,

Diego Garcés, hombre de armas y recursos,

y finalmente la bella Iria da Cunha, moza discreta, avispada y hacendosa, con una mano de ángel para todo tipo de guisos y curas...

Después de las presentaciones, no se para en rodeos...

Aceptamos con gusto vuestra invitación para ir a haceros una visita, pues necesitamos provisiones para un largo viaje, mas no hemos de levantar un campamento ya bien emplazado, y no en mitad de la noche. Si gustáis, podéis pasar la noche con nosotros. No hace falta que os preocupéis de las guardias, que haremos nosotros como ya estaban establecidas.

Cuando llegue la aurora, en buena hora nos llegaremos al monasterio y allí podremos hablar, y nos podréis contar la extraña suerte de esa villa, tan tristemente abandonada

El Conde habla con firmeza, mientras envaina la espada, pero dejando sutilmente una mano acariciando el pomo. 

Acto seguido, descorcha la botella, y el olor de un buen tinto, recio y reconstituyente, se percibe claramente. ¡Por el Rey! - y le da un buen trago, y mientras se limpia con la manga, le pasa la botella al hermano Dionisio.

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09/05/2011, 09:24
Rodrigo Ramirez

 Bueno, parece que nos quedamos aquí esta noche.

Rodrigo había inclinado su cabeza en un gesto de cortesía y saludo cuando el conde lo mencionó, pero no hizo ningún otro ademán más.

Una vez que su señor había decidido, sólo cabía esperar a que los monjes se instalasen con ellos y reanudar las guardias como tenían planeado.