Partida Rol por web

Hacía tres días que habíais dejado el pequeño pueblo a 10 kilómetros de Prípiat, gracias a un pequeño chivatazo a Ivan y a tí, había un pequeño recinto supuestamente cerrado en el que se almacenaba equipo técnico antes de la segunda explosión. Sabíais que si no todo estaba expoliado poco faltaba, pero esos chivatazos entre los STALKER solían ser correctos y era un hoy por tí, mañana por mí. Pocos eran de fiar pero ese tal Kolikov os había dado algún chivatazo antes y alguna pequeña baratija os habíais llevado ¿valía la pena el riesgo? realmente no ¿era necesario para vivir? siempre.

-Joder que asco de tiempo, siempre nublado...-masculló Ivan tu querido amigo refunfuñón como siempre, mientras no apartaba el ojo de su mira telescópica.

Le apreciabas de verdad, él te llevó practicamente de la mano desde que te hiciste STALKER, realmente una mujer STALKER era algo poco común, pero eras dura, siempre lo habías sido y era la forma de ganarte la vida que habías elejido e Ivan se apiadó de tí, enseñandote los "trucos" del oficio, los demás te repudiaron al principio, dijeron que no serías lo suficientemente dura, pero tú les enseñaste que se equivocaban. Ivan era joven en realidad, pero tenía la experiencia de un hombre de 50 años. En la Zona era vivir o morir y tú de momento, vivías.

En la Zona prevalecía la ley del más fuerte, del más astuto o del más sanguinario, la respuesta variaba dependiendo de a quién le preguntases, pero lo que si sabíais es que muchos de los STALKER que entraban en la zona disparaban primero y preguntaban después o más bien rapiñaban vuestro cadáver aún caliente.

Os encontrábais apostados en un edificio que ofrecía una clara vista de aquel edificio objetivo, de una sola planta con varias ventanas, todas ellas aún vivas aunque tan sucias que no se veía lo que había en su interior. Ivan seguí con su mejilla pegada a la culata de su desvencijado rifle sin dejar de mirar todo arbusto y vehículo abandonado.

-Todo parece tranquilo, ningún movimiento novata-siempre habías odiado que te llamase así, pero no tener nombre era demasiado frío incluso para él y al final se había convertido en un mote soportable, de novata ya poco tenías pero aunque nunca te lo había dicho ni te lo diría, Ivan lo hacía con cariño y aprecio-será mejor que nos movamos, nos quedan pocas horas de luz-dijo mirando al oscuro cielo.

Lo único que no me gustaban de los chivatazos, era ir a ciegas. Prefería siempre saber en donde me iba a meter, pero al final, todos íbamos a ciegas. Todos; algo así como el honor entre ladrones era lo que os unía, o lo que era lo mismo, las tres reglas de todo STALKER:

Cualquier STALKER puede solicitar TRUEQUE. Si existe algo que quieras intercambiar, ese es el momento.

Nunca robes a un STALKER. Si quieres algo, sé más rápido u ofrécele algo que desee a cambio.

Nunca mates a un STALKER. No vivimos tanto como para matarnos entre nosotros.

Claro que no todos las cumplía, pero ellos sí. Ivan le había enseñado bien y ella también seguía el código. Y Kolikov, por lo que habíais podido comprobar, también. Los que no cumplían... bueno, esos eran los peligrosos, pero ningún STALKER estaba hecho para vivir demasiado.

-Todo parece tranquilo, ningún movimiento novata-

Ivan sabía mi nombre, pero también que no deseaba que lo usaran, así que había escogido una manera de llamarme que le divirtiese y me chinchase al mismo tiempo. Novata valía para las dos cosas; Novata sería. Pero no lo era. A pesar de no llevar tanto tiempo adentrándome en aquellos lugares, no lo era en absoluto. Y él lo sabía.

Por eso no le rompía el cuello.

Bueno, por eso, y porque de verdad lo quería. Era una de las pocas personas en quien podía confiar, que se preocupaba por mí y le importaba de veras, algo que en aquel lugar era toda una rareza, sobre todo, para una mujer. Él era mi sombra y mi luz, porque estaba siempre conmigo.

Será mejor que nos movamos, nos quedan pocas horas de luz

-Pues vamos allá, viejo amigo -le dije, usando mi mote personal en oposición al suyo. No era tan viejo, pero por aquellos lugares, estaba alcanzando la edad máxima. Nadie sobrevivía durante demasiado tiempo. Eso era algo que ambos sabíamos. Pero al llamarle así, también le estaba dando una categoría excepcional. No solo era mi amigo, sino un viejo amigo, alguien que había estado allí durante los malos momentos, y no solo últimamente.

Me di la vuelta y me dirigí hacia la salida del edificio, intentando hacer el menor ruido posible. Lo único más peligroso de vivir allí era la cantidad de gente que podía acabar contigo si oían algo. Era mejor matar y mirar después. Yo no lo hacía, pero lo entendía.

Finalmente, llegamos abajo. Todo parecía tranquilo, pero la palabra clave era, parecía.

Solo el aullar del viento, que siempre parecía traer la muerte consigo.

Ambos bajásteis en completo silencio por los dos tramos de escalera que os separaban del nivel de calle, Ivan con su rifle bien cuidado y modificado de francotirador lo mantenía en alto mirando a través del objetivo atento a cualquier cosa que se moviese y se apostó unos segundos pegado al marco de la puerta que daba a la calle, hizo un barrido y te miró de reojo un instante-Vamos, adelante- ordenó en un susurro, después de tanto tiempo trabajando con él os habíais convertido en uña y carne, comportándoos como si fuerais de las mismas fuerzas especiales rusas.

Tu equipo no era tan bueno como el de Ivan pero tenías en tus manos el verdadero caballo de batalla ruso, un ak 47, las maderas estaban hechas polvo pero casi nunca se encasquillaba y eso allí, era un verdadero milagro.

Avanzaste varios metros moviéndote con agilidad moviéndote de un parapeto a otro, un tocón de un árbol, el esqueleto de un viejo Tata...todo parecía tranquilo como hasta ahora y echaste un vistazo hacia aquellas ventanas del edificio y la puerta oxidada que daría paso a su interior, nunca se miraban demasiadas veces..

A primera vista, no parecía que hubiese ningún peligro. Sabía por experiencia, que eso nunca, nunca, era así, y siempre hacía caso de lo que Iván me decía. Mira una vez y si no ves nada, vuelve a mirar de nuevo.

Pero me sentía demasiado segura con él a mi lado.

Cuando iba sola, era mucho más cuidadosa que cuando me acompañaba, y eso me hacía cometer errores. Era consciente de ello.

Tras parapetarme detrás de un árbol, busqué su confirmación para continuar avanzando, después de echar un nuevo vistazo. Apreté el arma contra mi pecho y volví a avanzar para entrar en el lugar, sabiendo que podía encontrarme con cualquier cosa, incluido un maldito disparo en mi pecho por el camino.

Llegaste hasta la puerta sin ver nada sospechoso, con el corazón latiendo con fuerza y la adrenalina corriendo por tus venas a toda mecha, la puerta se encontraba entre abierta, no sabías si porque alguien se había colado dentro ya o por el simple hecho de que hace unos años no la cerraron en condiciones, asomaste la cabeza poco a poco por la abertura en busca de alguna señal que te pudiera ofrecer pistas de que algo o alguien habitara en su interior cosa que parecía poco probable por lo que veías.

Abriste la puerta lo suficiente para que pudiese caber un cuerpo humano no sin poder evitar por un agudo chirrido debido a los oxidados goznes de la puerta. Elevaste los hombros en señal de desagrado por el ruido y miraste a Ivan que te observaba con mirada sería y alerta. Nada, no había nadie dentro. Suspiraste aliviada y entonces escuchaste algo a tu espalda.

La bestia te miraba con ojos rojos y estaba a punto de abalanzarse sobre tí ¿Cómo había llegado hasta allí sin darte cuenta? ¿Por qué no la habías visto? El cañón de tu arma subía hacia la bestia, pero era demasiado lento, la bestia alargó sus garras hacia tí, estabas muerta, seguro, te iba a destripar y morirás allí desangrada como muchos otros STALKER pero entonces la pata trasera de aquel deforme animal resultó herida gracias al disparo de Iván haciéndola huir despavorida entre gritos de dolor y miedo.

Iván corrió hacia tí llegando a tu lado en breves segundos-Maldita sea...¿Estás bien novata?-su mirada era de verdadera preocupación y no reprobatoria por no haberte dado cuenta de la presencia de aquella horrenda criatura-Por poco te deja seca, menos mal que estaba yo para salvarte el culo, otra vez-dijo con gesto de burla entrando en el edificio junto a tí.

Resoplé, aliviada. Sí, me había salvado, y de nuevo había basado mi confianza en él. Eso me hacía fuerte y débil al mismo tiempo.

-Estoy bien, gracias. ¿Por qué crees que te traje conmigo? -le dije, sonriéndole. A continuación, miré hacia la distancia, por donde había huido aquello.

-¿Qué coño era esa criatura? -pregunté, sabiendo que él, al igual que yo, ignoraba la respuesta. Ambos habíamos oído sobre la presencia de cosas así, pero pocas veces habíamos visto algo, y nunca, un animal como aquel.

Después me giré y terminé de entrar. Si eso era lo peor que podíamos encontrarnos, todo iría bien. Adentro no habría sitio para algo así. Pero no las tenía todas conmigo.

-Ja, ja, muy graciosa novata, no siempre voy a estar para salvar tu respingón culo, así que ten más cuidado la próxima vez..-dijo mirándote de reojo con una prepotencia fingida mientras sonreía-exploremos éste podrido sitio y veamos si lo que nos dijo Kolikov era cierto, o nos la ha metido doblada...además con ese bicho aquí no me extrañaría que hubiese alguno más cerca..-murmuró mientras dábais vuestros primeros pasos allí dentro.

Comenzásteis a escuchar como se deslizaba el viento por el largo pasillo al haber abierto la puerta. Dicho pasillo era más largo de lo que esperábais con varias puertas en uno de sus lados justo en frente de las ventanas que habíais visto desde fuera. algunas estaban abiertas de par en par y otras entornadas, ninguna parecía cerrada al menos en aquella ala.

Ivan te miró tenso con aquellos ojos que tan bien conocías, siempre que estrábais en un lugar así los sentidos se agudizaban y el vello de la nuca se ponía como una aguja-Bien, vayamos puerta por puerta, quizás haya algo de valor aquí dentro..-dijo con el rifle que ahora descansaba sobre uno de sus brazos-y ya sabes, ante cualquier aviso de peligro me llamas ¿de acuerdo? no te hagas la valiente que nos conocemos-ya habías demostrado más de una vez tu valentía y arrojo, pero por desgracia no siempre había funcionado e Ivan te había salvado la vida más de una vez y tú también a él aunque siempre le costaba admitirlo ante otros STALKER y se echaba las flores él, pero sus miradas hacia tí era de gratitud eterna.

-Claro, no te preocupes. Ya sabes que yo nunca hago las cosas sola -le respondí, sonriendo.

Confiada en tener a Iván con ella, volví otra vez a coger la delantera. El lugar estaba poco menos que destrozado, pero eso no era lo importante, sino todo lo que pudieran encontrar. Hasta un alfiler podía valer algo, en un lugar en el que los remiendos se hacían con pasta de oveja.

No obstante, esta vez preparé mi arma, disponiéndola en vertical, con el seguro quitado y dispuesta a disparar. Si aparecía algo, bala primero, lamentaciones después.

Paso a paso me moví por el pasillo, el largo y desvencijado pasillo, abandonado a su suerte por varias generaciones, agudizando oídos y vista, pero sabiendo que al final, todo dependería de mi rapidez.

Iván se alejo unos pasos mirándote suspicaz porque sabía de sobra que eras un alma libre que raras veces se dejaba acompañar, de hecho él era uno de los pocos afortunados que podía "disfrutar" de tu amistad sin recibir una afilada mirada de desdén como mínimo y una patada en lo huevos para el que se sobrepasaba contigo-ten cuidado novata-fue lo único que te dijo entrando en una de las habitaciones con el rifle en alto listo para disparar, cosa que no ocurrió, sólamente le viste desaparecer por aquel marco de la puerta.

Tu escogiste la primera puerta que tenías delante, la abriste con cuidado y te encontraste con una imagen desoladora, una habitación hecha mierda, las paredes con la pintura desconchada, por todas partes, manchas de humedad...parecía ser una pequeña salita de espera pues había lo que parecía ser un viejo cuadro de algo en el suelo y un sofá que en sus orígenes habría sido hasta cómodo. había un par de muebles y el único prometedor parecía ser una cajonera, la abriste y todos los cajones estaban vacíos, algunos papeles cuya tinta estaba borrada y apenas se podía leer algo y que realmente no te importaban nada.

Te rascaste la barbilla pensativa, sabías que algo había allí pero por más que rebuscaste no encontraste nada, eso te ofuscaba, pero entonces escuchaste algo proveniente del pasillo que te heló la sangre.

¡JODER!

Un maldito grito, lo que faltaba. 

Elevé mi arma y salí de la habitación a toda prisa, tan rápidamente que estuve a punto de caerme por el camino. Quien quiera que fuese, y esperaba que no se tratara de Iván, estaba muriendo de alguna manera horrible.

¡Qué no sea Ivan, qué no sea Iván!, pensé, mientras me lamentaba por ser tan lenta y me preparaba para disparar a lo primero que viese.

Tenía que ser Iván, no había nadie más allí, llegaste corriendo hasta el origen del grito y viste lo que ocurría. Tu amigo se encontraba tendido en el suelo pegado en una de las paredes apretándose el antebrazo con un gesto de dolor evidente, su inseparable rifle en la otra punta de la habitación y aquel monstruo herido de una pata, se encontraba ante él. Gruñía de forma gutural y horrible, pero sus negros ojos solo tenían un objetivo ante él y era Iván.

Su pata trasera sangraba profusamente, pero debido a su metabolismo, al parecer aguantaba perfectamente aquella herida ¿cómo coño había entrado? desde luego había más de un acceso a ese edificio y el jodido bicho se había colado de manera perfecta sin hacer un solo ruido. El animal se preparaba para atacar e Iván te miro con ojos asustados. No por él, ya que tenía la muerte más que asumida sino por lo que te podía pasar a tí después y por lo que, seguramente estabas a punto de presenciar...