Partida Rol por web

El poco interés que muestra el hombre en mí me da un choque de realidad, una realidad deformada por mis sueños y fantasías y que tardaría poco en volver a desfigurar. Me doy la vuelta sensualmente y muestro desgana en mis palabras.

-Mmm pensé que sería interesante conversar un rato sobre nosotros, creía que tendrías cosas interesantes que contar. Quizá me equivoco de persona.- esperando una respuesta por su parte reclamando mi atención termino mi giro y empiezo a andar lentamente dirección a otro lado. Muevo mis curvas seductoramente arrastrando un cántico dulce a cualquier oído que quizá aliciente sus sentidos.

Por Odhinn - pensó Yngrar para si mismo - espero que no haga nada de lo que debamos preocuparnos, pero por si acaso...

Yngrar soltó a la muchacha y se levantó de la silla. Con paso tranquilo se dirigió hacia el lugar donde se encontraba su compañera. Se fijó en la situación desde una posición en la que pudiese ver y oir la escena pero sin entrometerse demasiado, preparado para intervenir en cuanto hiciese falta.

-Uno bastará... Dos tal vez puedan verlo como una amenaza. -Resolvió para sus adentros sin moverse de su asiento y apurando un trago mas de su hidromiel sin dejar de mirar la escena que se producía al otro lado.

Las palabras de la escalda dejan intrigado al hombre el cual levanta la cabeza y la mira por primera vez.

-¿Sobre nosotros?- dijo mientras daba un sorbo a su hidromiel- Empecemos por el comienzo. Siéntate, cuéntame sobre ti, enséñame que puedes hacer y si me gusta... quizá te cuente algo interesante sobre mi. MMMM Para romper el hielo empezaré yo. Mi nombre es Gunder... y me llaman "puños ferreos".

Los hombres hacen sitio a la escalda y uno de ellos trae una silla para que se siente. Todos la miran expectantes esperando que haga algo a la altura de las espectativas. 

El hombre de campo ve la escena. No sabe que habrá dicho la escalda pero de repente Gunder la ha mirado y hablado directamente. Acto seguido los hombres la hacen sitio y Helmi se sienta con ellos. Yngrar se queda parado cerca observando atónito la escena.

Parece que finalmente consigo llamar la atención del hombre así que vuelvo mi cuerpo otra vez hacia ellos con una sonrisa de satisfacción por mi buen hacer en la seducción.

-Gracias por invitarme a tomar asiento con vosotros.- digo mientras me siento lo más cerca posible de Gunder de forma tranquila y a la vez insinuante.

-Me llamo Helmi, soy una scalda que viaja por el infinito océano en busca de historias que contar. Puedo cantarte una canción si gustas o quizá contarte alguna historia.- sin que me de permiso empiezo a cantarle una canción, cerca, lo suficiente para que me escuche él solo, como mucho nuestros dos acompañantes.

Hace ya tiempo en alta mar
el mar del norte nuestro hogar 
Bajó feroz hacia su presa 
un lobo enorme que no cesa.
A su lado un gallo negro
que orgulloso luce bello,
junto a ellos un león marino
que les guía hasta su destino.
También presente hay una dama
a la que su destino llama,
un manchón blanco en el océano
su interior es lo que espera.

El final es casi hablado, susurrado y después una última frase.

-Sin vosotros nunca lo logrará, sin él nunca sobreviviríais.

La canción que le canto está basada en el sueño que nos ha traído hasta aquí. La canto como una anécdota, como algo que va a pasar sin remedio como designio de los dioses. Quizá al hombre le venga algo a la mente, algo que contarme sobre esa criatura o lo que sea, quien sabe...

Sus ojos se abrieron como platos antes de bufar.

-A ver lo que tarda en liarla.- Sentenció mientras tomaba el cuerno y daba un trago generoso al néctar que según decían, Odín tomaba. -Una puta profecía y aquí estoy, en el puto culo del mundo, sin servir al hijo del järl. Y para eso he dejado a mi esposa atrás... 

-¡Por las putas y la profecías!- Brindó ya en un tono audible como si hablase con alguien invisible.

Yngrar continuó observando la escena mientras bebia de su cuerno de hidromiel. Parecia todo tranquilo, pero todo podia cambiar en un instante.

El rubio la miró con cierto interés. Dio un largo trago a su cuerno y hizo un gesto a una de las esclavas para que le trajera otro. La muchacha no se demora en servirle otro. 

-Bonita historia, y no tienes mala voz. Si te soy sincero esperaba que fallaras para tener una excusa con la que justificar echarte de muy malas maneras de mi local- dijo mientras soltaba una carcajada- Pero me habéis sorprendido gratamente. 

Miró a sus hombres y estos asintieron ante sus palabras corroborando su discurso.

-Supongo que estaréis hambrienta- volvió a levantar la mano en un tosco, pero efectivo gesto- Traerla algo comestible a esta mujer. Y que se la exima de pagar el donativo a la hospitalidad del Jarl por dos días. Bueno, tengo que irme a atender ciertos negocios. Que tengáis suerte, muchacha.

Apura su cuerno con avidez, se levanto pesadamente y junto con sus palmeros abandona la casa comunal.

El campesino observa como el hombretón habla a la escalda una vez que está hubo terminado de cantar. La canción de su compañera llegó hasta sus oidos, por lo menos sus primeras estrofas.

Hace ya tiempo en alta mar
el mar del norte nuestro hogar 
Bajó feroz hacia su presa 
un lobo enorme que no cesa.
A su lado un gallo negro
que orgulloso luce bello,
junto a ellos un león marino
que les guía hasta su destino.
También presente hay una dama
a la que su destino llama,
un manchón blanco en el océano
su interior es lo que espera.

Al poco de terminar de hablar con ella, el hombre se levanta y con sus compañeros abandona la sala. 

Había conseguido gustar al hombre con mi cántico y mi historia, tanto que había sido invitada a bebida y estancia gratis durante estos días. Lamentablemente no tenía información alguna sobre lo que le conté por lo que no los dioses no le pusieron en mi camino para nada importante.

-Muchas gracias, Gunder "Puños Férreos". Los dioses le acompañarán en sus viajes con gusto por su generosidad.- le digo complaciente al hombre antes de que se marche.

Después me limito a comer y beber sentada en aquel sitio. A lo lejos puedo apreciar como Yngrar me observa quizá para asegurarse de que todo está bien. Le hago un gesto con la cabeza invitándole a compartir conmigo este rato aunque dudo que quiera, para ellos soy una loca que no sabe lo que hace.

Yngrar respiró tranquilo, parecia que la tormenta había pasado. Al ver el gesto de Helmi, asintió con la cabeza y, mientras se dirigía a la mesa, buscó por la sala a su compañero Ivar para invitarle a unirse a ellos. No sabía lo que les deparaba este viaje, pero si sabía que para tener éxito debían estar todos juntos.

Los héroes cenaron, bebieron y cuando estuvieron hartos se fueron a dormir en el mismo suelo de esa habitación al lado de otros tantos produciendo una enrarecida atmósfera difícil de respirar. Por lo menos no hacia el frío helador que parecía hacer en el exterior, donde un gélido viento soplaba chocando en las contraventanas de madera que impedían su paso. 

El gélido beso del agua salada choca contra el rostro de los dos hombres y la mujer despertándolos violentamente. Yngrr se levanta preparado para golpear cuando delante ve que se encuentra el viejo lobo de mar, Harald, mirandoos con su severo rostro. 

-Vamos, deben de ser las 5:30. ¿Acaso queréis llegar tarde? El barco nos espera.

Algunas voces se alzan pidiendo al marinero que se calle, pero no las hace ni caso. Entre constantes resoplidos de apremio desayunáis unas raciones frías y restos de la cena del día anterior. Salís hacia los muelles y llegáis hasta el viejo barco donde hay un montón de materiales listos para ser cargados y comenzar las reparaciones. 

Harald trabaja sin descanso, y espera de vosotros lo mismo, así que en cuanto ve que paráis un poco os gruñe para que volváis al trabajo. Es implacable. El que mejor lo lleva es Ivar, al fin y al cabo el trabajo del campo es igual de duro y agotador, y él lleva toda la vida haciéndolo. Helmi era la que mas lo estaba notando, y cuando ya eran en torno a las 11:00 su espalda estaba molida, sus piernas no aguantaban más y sus brazos a duras penas podían levantarse por encima de su cabeza. A la enésima vez que Harald le llama la atención por como está atando mal los cabos y la skalda está a punto de romper a gritar, una voz autoritaria rompe la monotonía de la mañana. 

-¡¡A LOS DEL BARCO!! EN NOMBRE DE LA GUARDIA DEL JARL, ENCARGADOS DE MANTENER LA SEGURIDAD EN HIRSK, BUSCAMOS A UN GIGANTÓN PELIRROJO QUE LLEVA PIELES DE LOBO, A UN HOMBRE DE CABEZA AFEITADA Y ESPESA BARBA NEGRA Y A UNA MUJER DE OJOS AZULES Y RUBIA. SABEMOS QUE LLEGARON EN ESTE BARCO AYER.

Un silencio incomodo se apodera de todo el muelle esperando la respuesta de aquellos que se encontraban en el barco. 

Aquello pilló de sorpresa a Ivar quién había permanecido ajeno a los acontecimientos que se desarrollaron durante la noche anterior. ¿Cómo era posible que le hubiesen vinculado con los otros dos? Sin embargo había que esclarecer las causas de lo que había sucedido y la mejor forma era preguntando:

-¿Qué coño les dijisteis ayer a esos? -Preguntó mascullando entre dientes buscando que aquellos que habían preguntado no se enterasen. -¿Qué pollas quieren?

El resto de la noche pasa tranquila y sin sobresaltos, a pesar de ellos yo duermo en alerta, siempre duermo en alerta. Nunca sabes cuando un nuevo peligro te puede acechar.

A la mañana siguiente trabajamos en la preparación del navío y a pesar de mi experiencia en barcos y viajes no recordaba tan dura la labor. Quizá porque nunca la hice debido a mi acomodada posición como hija del styrimadr o lo mismo porque hacía tiempo que no compartía esta experiencia.

El caso es que finalmente acabo sentada algo alejada del grupo para descansar y es entonces cuando un hombre grita que nos busca desde los muelles. En seguida Ivar sale a la luz a ver quien es y qué quieren pero yo sé que es lo que pasa... Han encontrado a esos hombres muertos y alguien les ha dado el aviso de quienes fueron.

Me asomo dulcemente a la cubierta pero sin mediar palabra, simplemente quiero que vean que no me acobardo ni me escondo.

Demonios, encontraron los cadaveres - fue el primer pensamiento que pasó por la mente de Yngrar. Despues pensó en dos posibles opciones, entregarse pacíficamente o ocultarse a la vista de los guardias. Yngrar pensó que si se ocultaban podría traer mas problemas para la misión y quizas si se entregaba podía solucionarse sin mayor problema, asi que dió un paso al frente.

-¿Qué buscais de nosotros?- preguntó Yngrar alzando la voz.

Al asomarse el Bersekr vio a la tropa que ahí se había presentado. Eran 5 hombres bien armados, con armaduras de cuero endurecido y hachas, saex, y porras al cinto. Todos llevaban un broche con forma de lobo aullante que les prendía la capa. El jefe, el hombre moreno de ojos claros que se ponía en medio de sus hombres ocupando una posición preeminente, llevaba cota de mallas y una espada colgaba de su cinto. Su pelo iba recogido en un moño bajo y sus ojos iban enmarcados en un oscuro maquillaje que les daba una mayor profundidad. 

-Solo queremos que nos acompañéis y respondáis a unas preguntas.- Dijo con tono grave mirando al gigantón pelirrojo y a la skalda con unos ojos que confirmaban sus sospechas. 

-¿Está ahí el otro hombre que he descrito?-

La forma en la que hablaba y como se mostraba dejaba claro que este hombre no era un secuaz más...

El marinero miró a los héroes y escupió con fuerza por la borda antes de hablar

-¿Pero en que lío os habéis metido?- su voz reflejaba una gran preocupación- Vais a poner en peligro toda nuestra misión... La guardia del Jarl de Hirsk tiene fama de ser despiadada y de conseguir hacer confesar a los criminales hasta crímenes que no han cometido... JODER!!