Partida Rol por web

Salvadores Salvados

Salvadores Salvados - Liberar al Condenado - Escena Cinco.

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25/09/2013, 01:49
Padre Jürguen

-Soy Jürguen. Jürguen Leonhardt...- Respondió al hombre de la cicatriz, algo más aliviado por que el monstruo mecánico le hubiera soltado al fín. Desde luego, aquél no era el verdadero nombre de Jürguen, si no la tapadera que llevaba usando desde que entrara en Amsterdam, una ciudad con no poca población precisamente.

A Jurguen le daba igual decirles aquél nombre, su dirección actuál y hasta su talla de calzoncillos. Ya se había comprado otra identidad nueva. Lo único que tenía que hacer era salir de aquel edificio, y desaparecer entre la niebla. Si alguno de aquellos cabestros le conseguía encontrar y reconocer entre más de 750.00 habitantes tras afeitarse la barba, el pelo y cambiarse la vestimenta, olé por él.

Leonhardt desaparecería para siempre, pasando a convertirse en un nombre en una maraña de papeles.

Pero allí estaba el tema, salir de aquél lugar lleno de tíos armados deseando llenarle de agujeros. Podía provocarles y dejar que le hicieran un colador. Sabía que superaría aquello. Pero si no le tiraban al canal, le enterrarían vivo, y entre despertar-asfixiarse, despertar-asfixiarse podían pasar semanas antes de salir del subsuelo. Ya le había pasado.

Lo mejor es cuando llevas un mes enterrado, y vagas por la calle oliendo a mil demonios y semidesnudo. Un espectáculo digno de ver.

Siguió con su "confesión", intentando aferrarse a su tapadera. No le resultaba difícil. Tras tantos meses viviendo en Amsterdam así, practicamente ser sacerdote había convertido en su vida. Incluso estando en guerra, como una vida casi de verdad, como la de la gente normal. Una vida que en apenas unos dias se había ido al traste: -... soy sacerdote adjunto en la Oude Kerk. Llevo viviendo en Amsterdam hace algún tiempo. Me dedico a un estudio demográfico de la población cristiana del episcopado, nada mas. Soy un mero investigador bibliotecario, oigan. Y ayudo a la gente en lo que puedo, sobre todo a esas pobres chicas perdidas del barrio. Soy una buena persona... Nunca me meto en líos....-

- Para mi desgracia, el ser un buen samaritano e intentar ir por ahí ayudando a la gente me ha llevado a esta rocanbolesca situación. - En cierto modo, había una parte de verdad en aquello.

- Es difícil de explicar... Una cosa lleva a la otra y a otra y... Pero OIGAN, yo no pedí esto ¡SE LO JURO POR DIOS! Lo cierto es que este asunto no me incumbe lo más mínimo, y entiendo tan poco como ustedes este modo de proceder... Pero yo sólo sigo instrucciones. De una especie de tarado psicópata, por lo que empiezo a comprender... Tengo que decirle a Dieter que un tal "Jo Deng" tiene a Gretchen. Y que debe reunirse con él en esa zona derruida de la ciudad. Y que debe llevar a "ese tipo", sea quien sea. Ambroos me dijo que Dieter entendería perfectamente a quién buscaba, en cuanto le hablara de Jo Deng.... ¡No sé más!-

- Miren, a mi los asuntos de ustedes no me interesan ¿Saben? No quiero saber nada, no me interesa. Yo no he venido aqui por ustedes. No sé que hacen aquí. Yo sólo busco a ese tal Dieter. Puedo olvidarme de esto fácilmente. Es más, si me sueltan, les juro que olvidaré TODO. Prefiero no tener que volver a pasar por aquí NUNCA.-

- Y... seguramente no les importa. Pero debe haber una pobre chica inocente por ahí secuestrada y... puede que a ustedes no les importe, pero yo prensaba... yo soponía... JODER (disculpen). ¡Se suponía que aquí debía haber alguien a quien esa chica le importara! ¿De verdad nadie sabe done está ese tal Dieter, oigan? Que yo vengo aquí con una mano delante y otra detrás... Oigan, por favor... -

Jurguen se incorpora, algo nervioso y desesperado de su posición de rodillas, donde le había dejado el engendro biomecánico y, tras incorporarsee, empieza a girar sobre si mismo, mirando los rostros de los presentes mientras empieza a gritar -¡Dieter, Dieter! ¿Acaso ninguno de ustedes es Dieter? ¡Tienen a su hija! ¿¡Me oye!? ¡Tienen a su hija Gretchen! ¿Es que acaso no le importa?- Miraba hacia el techo y los posibles pisos superiores, buscando con la mirada entre todos aquellos hombres armados a alguien que se pareciera en algo al que Janssen había descrito como Dieter. Un tipo estirado de zapatos y calcetines negros. Cualquier parecido de aquella panda de animales con un tío estirado...

No. Imposible.

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25/09/2013, 13:44
Arjen Wolfzahn

Contratiempo tras contratiempo, a Arjen empezaba a resultarle aburrido que los nazis aparecieran justo cada vez que daban un paso. Eso le enfurecía, y cuando el ecoterrorista se enfurecía, la gente acababa destripada. Vio a la pareja de nazis, vio a Janssen, vio a Stille. Y después el mensaje en el móvil, sin duda de Erik.

"Problemas, puta mierda".

Un par de problemas sencillos, no obstante. ¿Sencillos? Sí, tenían una solución muy simple, accesible y fácil de llevar a cabo. Así que mientras la manifestada Alice se dedicaba a trastear con el equipo y a insuflarle algo de vida electrónica -Arjen apuntó esa habilidad de cara al futuro- que le permitiera a Novák hacer el resto, el hombre salió a medias de la garita y llamó directamente a los nazis con movimientos imperiosos de la mano. Ya venían corriendo, ¿no? Pues que corrieran más y llegaran confundidos debido a que un leal ciudadano les estaba llamando por algún problema. Sobre todo cuando estaba claro que, desde la distancia, debía verse claramente que había una joven integrante de las Schutzstaffel involucrada y con cara de tener malas pulgas.

En cuanto asomaran por la puerta se iban a llevar varias cuchilladas. Dos, concretamente, una para cada uno. Y problema arreglado. Eso dejaba a Stille y a Janssen.

Arjen, por otra parte, era un cazador metódico.

Dejo la tirada de Destreza(Machete). Supongo que 4 éxitos serán suficientes.

- Tiradas (1)
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29/09/2013, 18:44
Stille

En cuanto Gretchen comenzó a revivir a maarchas forzadas el suministro energético del sistema, Novák volvió a manipularlo, aunque por mero pragmatismo y sangre fría, pues sus ojos bien revelaban una cuanto menos notable sorpresa al ver tal capacidad de batería humana. Nunca había visto algo así, o al menos, no en otros individuos, y no dejaba de resultarle un fenómeno, cuanto menos, perturbador. Ni el secuestro de anoche, ni Eichmann, ni Knoche, por excepcionales que fuesen las tres circunstancias, podían compararse con una demostración tan abierta de facultades sobrenaturales. A juzgar por cómo a Arjen no parecía sorprenderle demasiado, se esperaba algo así. Novák tomó nota.

Los soldados alemanes se adentraron en la garita, pero cayeron muertos antes de poder encajar un solo golpe. Dos puñaladas de Arjen salpicaron el cristal de la sala de control haciendo que uno cayese al suelo. Para cuando fue a acuchillar al segundo, su puñal se encontró atravesando la carne junto a otro más, el de Stille, que se había adentrado desde atrás hasta los pulmones. Un cuchillo largo de quince centímetros. Ambroos iba con él.

El proxeneta cerró la puerta de la garita y observó cómo Novák, sentado, bajaba el puente levadizo gracias a una electricidad que la propia Gretchen generaba, aunque ya sabía que eso podía hacerlo, por lo que no se alarmó demasiado. Bueno, no dentro de lo que cabe, pues Stille sí lo hizo, y bastante. El hombre, sin esperar demasiado, fuera de sus casillas pero todavía con el control de sus neuronas, hizo lo que cualquiera con aplomo hubiese hecho en su lugar.

- ¿¡ES QUE OS HABÉIS VUELTO TODOS LOCOS!?- preguntó a viva voz en el habitáculo cerrado.

En otras circunstancias ni se habría atrevido a apuñalar a alguien delante de Gretchen, pero Gretchen llevaba un uniforme de las Schutzstaffel y una gorra de la Totenkopf, a lo que había que sumarle el hecho de que estaba encarnando el papel de batería humana al lado de Arjen, que acababa de asesinar a hombre y medio, y Novák, que estaba allí trabajando sin querer meterse demasiado y sin que aquello le violase el cerebro.

Stille no tenía poderes sobrenaturales. No sabía que existían los poderes sobrenaturales. Había visto y vivido lo basante como para no desmayarse al ver a Gretchen así, y como para reaccionar de forma agresiva en lugar de aterrarse y salir huyendo. A eso había que sumarle el hecho de que tratase a Gretchen como su ahijada, y que vivíamos en un mundo en guerra que, sinceramente, ya estaba bastante loco de por si. Pese a todos los atenuantes, no dejaba de ser un hombre sencillo, mundano, y que podía entender mucho mejor el mecanismo de un motor de inducción que una niña alemana con facultades paranormales. Stille suponía un problema difícil de resolver a base de palabras, pues la lógica chocaba con la realidad de forma apabullante, y no puedes convencer a alguien de que el cielo es rojo.

Bueno, vale, matar a Stille no era un buen plan, o al menos no lo era para Gretchen. Pero algo habría que hacer con él, porque convence tú a un padrastro anarquista neerlandés de que se aparte de su ahijada violada repetidas veces por su padre biológico alemán, todo ello mientras las nuevas compañías de la cría la dejan a su aire, la visten de nazi y la convierten en una puta central nuclear. Bueno, al menos así se lo tomaba, más o menos, Stille.

Eliminado el problema que suponía el mismo, llegar hasta la ecocueva sería coser y cantar. Al menos, lo sería si no perdían un tiempo que no tenían tomándose un te con Stille para explicarle las cosas en sesiones de terapia psiquiátrica.


Se puede cruzar el puente. Salvo que perdáis tiempo, Stille es la última barrera hasta el refugio.

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29/09/2013, 19:04
Olga Van Holsen

Olga negó con la cabeza, pero tampoco pareció que le fuese la vida en no poder hacer nada.

- No- se limitó a decir con sencillez-. Yo tengo energía, pero el suministro se corta al otro lado del río- explicó en referencia a porqué sus dedos no llegaban a la posición de Arjen y el científico-. Mientras Arjen no pida ayuda, asumo que lo conseguirá sin problemas- aseguró con confianza ciega, como si Wolfzahn no mereciese menos-. Sólo puedo esperar- se encogió de hombros-. Sin duda le han cortado el suministro a Novák para que no haga su abracadabra- explicó en referencia a la "magia" que suponían sus dotes de hacker.

La mujer ofreció un asiento en una de las múltiples mesas de la sala. Una sala que vagamente recordaba a aquellas clásicas salas de un hacker casero y huraño. Había ordenadores viejos y cables por todas partes, así como muebles deteriorados y marcas de quemaduras. Ventiladores auxiliares y algún trasto inservible apilado en alguna esquina. Recordaba vagamente a Matrix, pero desde luego, no era tecnología puntera ni mucho menos.

- ¿Seguro que no necesitas nada?- preguntó la mujer alzando ligeramente una ceja-. Si necesitas hablar de algo estoy aquí, ¿eh?- se ofreció, con o sin el resto delante. Olga era bastante madre, y Ruth no podía evitar establecer ciertos paralelismos. Tampoco era tonta, y sabía bien que Ruth estaba bastante jodida, aunque no diría nada.

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29/09/2013, 19:18
Diéter

- Le comprendo, no se preocupe- dijo una voz viril, grave, elegante y clara en la distancia.

Era tal y como Ambroos lo había descrito.

Por las escaleras que llevaban al piso superior bajó un hombre. Zapatos negros, pantalones negros, traje negro, camisa blanca, corbataa negra. Manos bronceadas. Anillo de oro en el anular con un diamante engarzado. Su rostro era anguloso, sus ojos azules y su cabello castaño, oscuro y corto, peinado con perfeccionismo. Era atractivo, refinado, y lucía un andar educado y soberbio, estilizado y a marcha estable, rítmica. Sin lugar a dudas el hombre se cuidaba y tenía dinero. El suficiente como para poner a sus pies a los mercenarios en busca de esa tal Gretchen.

- Esa Gretchen de la que habla es mi hija- apuntó el hombre acercándose a Jürguen, haciendo una señal a los Mercs para que le soltaran-. Se escapó de casa hace dos meses, y llevo buscándola desde entonces. He pagado a investigadores, he sobornado a policías, y todo me ha llevado a esta ciudad- apuntó con cierto desagrado en referencia a Ámsterdam por su lamentable situación-. He tenido que contratar a estos hombres para que me ayuden. No me malinterprete- otro ademán de la mano fue hacia Jürguen, desechando sus ideas preconcebidas-, no soy ningún Señor de la Guerra ni nada parecido. Yo soy un empresario alemán. Diéter Strassburger. Simplemente dispongo del dinero y el amor suficiente como para hacer lo que sea para recuperar a mi hija.

Se acercó más a Jürguen y sacó la cartera de un bolsillo interior del traje. La abrió y sacó un billete de quinientos euros. Lo metió en un bolsillo de la camisa de Jürguen y le palmeó un hombro con suavidad y suficiencia, como si el hombre fuese un subordinado que había hecho bien su trabajo, aunque claramente no era el caso.

- Estoy dispuesto a conseguirle un pasaje seguro fuera de Ámsterdam y la zona de guerra. Incluiré también por cortesía cuatrocientos billetes de quinientos euros- doscientos mil, suficiente para ir tirando, desde luego-, pero necesito que me diga todo lo que sabe- le pidió. Otra cosa era que cumpliese con su palabra-. Necesito que me hable de Jo Deng, de Ambroos, y de Gretchen. Todo lo que sepa. Se lo pido por favor- miró a los Mercenarios, reparando más largo y tendido en la máquina de muerte metalizada-, pero puedo pedírselo como sea necesario- le amenazó en palabras, pero no en tono-. Supongo que comprenderá mi postura.

 Jurguen había dicho psicópata. Ambroos. Si Diéter quería lo bastante a su hija, desde luego que haría lo necesario. Era un empresario, un tiburón, y si tenía que decirle a un experimento exoesquelético que torturase a Jürguen, lo haría, aunque el sacerdote ya tenía el cupo de torturas por aquella semana. Diéter sólo quería rescatar a Gretchen. No le importaban ni la guerra, ni el Vitalismo, ni nada. Era un padre con dinero en busca de su hija fugada de casa. ¿Fugada porqué? Pues probablemente porque su padre era un estirado con dinero que no la dejaba vivir en paz, pero eso ya era cosa interna de la unidad familiar y no suponía ningún delito, al menos en principio y sin agravantes.

- Aunque no lo parezca, Jürguen- un empresario tiene que saber mantener el tipo-, estoy devastado. Según se me informa, mi única hija está en una ciudad al borde de las líneas de guerra abierta, en una esquina de Alemania, Inglaterra y Francia- negó con la cabeza y suspiró pesadamente por las posibilidades-. Quiero a mi hija, pero tras el fallecimiento de su madre, temo que no he sabido darle el cariño que se merece- explicó como si eso fuese a significar algo para Jürguen, apelando a sus emociones como ¿abuelo? Padre también. Él tenía otra hija-. Ahora sólo quiero recuperarla. Estoy aquí porque mi deseo de salvarla pesa más que mi propia seguridad.

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29/09/2013, 19:05
Gretchen

Alice suspiró. Dentro, Gretchen se revolvía, nerviosa y tímida, deseando suplicar el perdónde Stille. Alice tuvo que esforzarse para mantenerla quieta. Ahora mismo,  permitir a Gretchen recuperar su cuerpo era matarlos a todos.

Tranquilízate. Todo irá bien. No dejaré que nadie le haga daño. Tenemos un trato, ¿recuerdas? Salvamos a Stille y yo muero. 

Vale. Vale. Vale. No dejes que le pase nada.

- Stille -dijo Alice-. Escúchame y deja de gritar. Todo esto tiene una explicación, pero si nos la exiges aquí y ahora moriremos todos. No soy Gretchen. Gretchen está a salvo. Tendrás todas las explicaciones que buscas, pero sólo si salimos de aquí. Nos buscan los nazis, por Novak. -le señaló con la barbilla-. Si nos pillan, Gretchen estará bastante más jodida que tú, y de maneras que aún no entiendes y no eres capaz de detener.  Antes de que pienses una sola vez en arrastrarme fuera de aquí por la fuerza, te lo repito: yo no soy Gretchen, y Gretchen necesita de Arjen y de Ambroos para seguir con vida. Hay un tipo bastante más cabrón que Diéter tras ella. Por ahora es suficiente. Vámonos de aquí.

Con un poco de suerte se creería que era su gemela maligna, o algo así, y les daría tiempo para ponerse a cubierto. En lo que a ella implicaba, pensaba hablar largo y tendido con Stille. Ponerle todas las cartas sobre la mesa. Enseñarle que la pobre Gretchen no necesitaba antipsicóticos, que Alice era real, que el mundo era más amplio que las tristes sombras que él atisbaba.

Porque, pese al rostro, el cuerpo y el pelo, quedaba bien claro que la mirada y la voz no eran las de Gretchen. Alice era una persona por derecho propio.

Alice suponía que su discurso sería lo suficientemente imponente, o que Gretchen importaba lo suficiente al anarquista, como para que se decidiera a concederles el beneficio de la duda. 

 

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30/09/2013, 15:52
Eugenius Novák

La mente de Eugenius analizó a toda velocidad la situación. Los hechos eran contundentes. Ante él se hallaba una vitalista de lo más excepcional. Alguien que más que humano, era una batería humana. Como si hubiera sido sacado del argumento de aquel clásico antiguo, la película Matrix.

 Donde los humanos eran usados como baterías por las máquinas. Seguro que a nadie se le ocurrió pensar que existiría algún día alguien con el potencial de Gretchen. Alguien capaz de generar corriente eléctrica de la nada… el sueño de todo científico. La electricidad era una forma de energía tan versátil que tenía un sinnúmero de aplicaciones. Era la columna vertebral de la sociedad moderna, algo mucho más básico y elemental que el poder de Eugenius, algo que podía resultar mucho más destructivo de manejarlo de forma inadecuada.

Por un momento el genio se imaginó las posibilidades. Si aquella niña sabía manejar su don podía dejar inmóvil a una persona... pues los estímulos que originaban el movimiento se nutrían de la información de las sinapsis nerviosas, sin esa electricidad que se desplazaba por los organismo vivos, sencillamente alguien sería incapaz de moverse. Y así con todo… podría paralizar un corazón, dejar a alguien vegetal, inducir comas cerebrales o sobrecargas eléctricas en el cerebro… un poder ilimitado y prácticamente divino.

Se preguntó dónde habría estado aquella niña el resto de su vida… y la cantidad de logros que podían haber conseguido de haber podido trabajar juntos. Seguramente si la hubiera conocido hace unos años, a día de hoy ya habrían ganado varios Nobel.

Esa Alice Eichmann… o Gretchen… era alguien a tener en cuenta. Luego estaba el gorila, del que Eugenius aún no sabía el nombre. Y finalmente se acababan de reunir con los dos tipos que había visto en el puesto floral vigilando el punto de encuentro, un tal Stille, seguido del proxeneta.

Dos nombres surgieron de los labios de Alice: Arjen y Ambroos… gorila y proxeneta, proxeneta y gorila… Eugenius se preguntó qué nombre correspondería a cada rostro.

Y luego estaba el tal Dieter… que no parecía estar presente y del que Novák no sabía nada de nada.

Un enigmático grupo al que acababa de juntarse. Se preguntó qué relación tendrían todos ellos con Silk Shade, si ella sería su jefa, o si alguno de los presentes estaría por encima en el rango. También desconocía si sus “rescatadores” conocían los términos del acuerdo al que había llegado con Shade, pero no era momento para andar preguntando.

Eugenius observó a Stille, no parecía familiarizado con la presencia de un vitalista, sin embargo los otros dos sí… así que dedujo que habrían visto a Alice en acción con anterioridad. El genio sonrió. Así que por eso el gorila se mantenía cerca de la niña… muy inteligente.

Novák quiso intervenir, pero él no conocía de nada a aquellos tipos, no tenía ninguna relación con Stille y en cuanto a las relaciones sociales era peor que un cero a la izquierda. Era mejor que permaneciera callarlo y dejara a la niña hablar con el hombre para solucionar todo y largarse de allí cuanto antes.

No deseaba perder mucho tiempo así que concedió unos segundos al tal Stille para que asimilara las palabras de Alice, luego se levantó de la silla junto a los controles y sentenció:

- Yo ya he hecho mi parte, larguémonos. No quiero esperar aquí a que nos cojan los alemanes… - aunque estaba seguro de que sería un bonito espectáculo. Knochenmann frente al gorila, Arjen o Ambroos... quien fuera… sería algo digno de verse. Y con la batería eléctrica que tenían de su lado, y unas cuantas máquinas, las que fueran, darían una buena paliza a esos nazis. Todo claro, si Alice no cambiaba de bando, ya que parecía más nazi que la mayoría de los que Eugenius había conocido.

Novák evitó sonreir ante la idea y esperó  la decisión del resto de los reunidos. Ahora eran cinco, un grupo mucho más numeroso que antes y sería más difícil que pasaran desapercibidos.

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04/10/2013, 12:20
Más Allá

Alicia en el "País de las Maravillas"

El Poder Sobrenatural a través del espejo.

La cabeza de Novák comenzó a hacer Tic-Tac. Pero Tic-Tac de un modo literal.

Tic-Tac.

Tic-Tac.

Tic-Tac.

Sintió de nuevo aquella vieja y conocida punzada en el corazón, subiendo por la médula hasta llegar al cerebro. Sintió cómo las neuronas conectaban y cómo las meninges presionaban, heridas bajo la presión de un poder incontrolable hacerse paso a través de la psique humana. Novák ponía sendos esfuerzos intentando imaginar cómo Gretchen podía ser Alice, cómo funcionaba, qué pasaba, y tuvo que recurrir a un uso creativo de su yo-sobrenatural para ello.

Como las máquinas en su medio trabajo, su obsesión por los enigmas le llevó a descubrir un nuevo nivel de si mismo. No supo a ciencia cierta cómo, pero ahora no podía sólo controlar las máquinas, sino comprenderlas. A ellas, a Gretchen, al Gobernador, a Eichmann y a Knochemann. Y a la pequeña niña andrógina que tenía allí delante.

Alice está convencida de que es real, pero no lo es, y eso es algo que Gretchen tampoco sabe. Para Gretchen, Alice es ella misma que ha viajado al presente desde el futuro para cambiar el mismo y así, no vivir la agonía que este representa. Sin embargo, es en realidad un producto del inconsciente de Gretchen, que cree ver hacia adonde apuntan los tiros. Su inconsciente está en simbiosis con su Alma, pues esta se funde con la mente y el cuerpo del Vitalista, y dedujo que Gretchen habría terminado muriendo sin apenas posibilidades de redención o libertad, por lo que dotó a la pequeña andrógina de las herramientas necesarias para que tuviese una oportunidad.

Su poder sobrenatural sigue una filosofía similar a quien tiene poderes precognitivos, visiones de algún tipo o poderes espacio-temporales, ya que estos tres tipos se fundamentan en la capacidad del Alma Vitalista - impregnada por partículas divinas - para adelantarse a los hilos de la vida y el tiempo. En este caso, eso se combinó con el Alma de Gretchen para vaticinar un futuro donde ella, como individuo débil e inestable con poderes sobrenaturales, acabaría siendo convertida en un arma a mano de los nazis. Tenía poder pero no un medio de canalizarlos y explotarlos con utilidad.

Era la única opción, pues Alice no podía asumir que estaba muerta - o no podría haber viajado al pasado -, pero tampoco que estaba mental y físicamente ilesa, o Gretchen no vería su error y no tendría opción de cambiar nada. Por ello, cogió Eichmann, el nazi más carismático, y estableció un paralelismo con su padre, un hombre que a juzgar por el estado físico y mental de Gretchen en el presente, abusaba de ella y la reprimía. Al compararlo con Eichamnn, Alice consiguió que Gretchen estuviese precavida de una de las armas más potentes del ejército alemán, pero también motivada para seguir intentándolo, pues Stille parece un refuerzo fundamental en su vida que puede influenciar a Gretchen, cosa que Alice utilizó, probablemente asegurando a Gretchen, de forma fundada o no, que Stille moriría si no cambiaba el futuro.

Una vez Alice descubrió a Ambroos, decidió utilizarlo a espaldas de Gretchen para cumplir los objetivos de la andrógina, pues no en vano, Alice es el "ángel guardián" mental de Gretchen, y actúa de forma inconsciente. Sí, hay Vitalistas que manifiestan su Alma a través de su inconsciente, generando así un alterego que actúa atado a la consciencia del Vitalista, ya sea como un espejo, una personalidad doble, un espíritu fantasmal, o un simple clon, que actúa como "personaje de rol", estableciendo similitudes con Gretchen pero sin ser ella misma. Habiendo nacida de ella, estando condicionada a ella, pero con trazas propias, siendo algo eminentemente derivado.

Así pues, en resumen y "para tontos", ¿qué es Alice?. Alice es un poder sobrenatural generado inconscientemente por Gretchen para advertir a su yo consciente y ayudarle a sobrevivir a una Tercera Guerra Mundial que le es hostil por su condición de pez pequeño en la escala de depredación sobrenatural. Gretchen era un peón, y ella misma generó a una Reina para poder enfrentarse a las piezas contrario del tablero de ajedrez y no morir en el intento. No es real. No viene del futuro. No existe tal futuro... necesariamente. Ella es sólo una personalidad alternativa que Gretchen ha generado.

¿Por qué se ha generado? Porque los Vitalistas novatos generan sus poderes en base a sus necesidades, generalmente, como el propio Novák. Es una deducción lógica y un cliché muy funcional. Ella fue adquiriendo sus poderes sobrenaturales según los fue necesitando, uno por uno, y hubiese generado campos de electricidad para salvar el culo si los nazis la arrinconaban. Ha generado a Alice para prevenir esto último, que hubiese sido sólo una salida temporal y una forma de prolongar su agonía. Sin embargo, Gretchen ya había establecido su control de la electricidad, y quién sabe qué cosas más.

¿Por qué se ha generado así? Porque Gretchen está para el psiquiátrico, y si el Alma se funde con la mente y el cuerpo, un cuerpo o una mente enfermos afectan a sus poderes, porque afectan al alma y la corrompen. Alice es un icono para Gretchen, una mujer válida que ha resurgido de las cenizas como un fénix para luchar por lo que quiere. Alguien que ya no va a dejar que hombres como Diéter, su padre, la usen, y lo ha manifestado diciendo "Escapé de Eichmann y ahora voy a matarlo para que nunca pueda haberme hecho nada". Por supuesto, eso último es sólo un gancho para que Gretchen se fije en Alice, la siga ciegamente, y establezca un paralelismo con Diéter y empatice con ella, aunque también para que hombres como Eichmann no puedan lavarla el cerebro con tanta facilidad y convertirla en Alice.

Siendo realistas, es muy poco probable, aunque no imposible, que un hombre como Eichmann tenga ningún tipo de interés Gretchen, y vete a saber qué cosas más, pero era una forma del inconsciente de Gretchen de decirle a su yo consciente "No creo que te convenga. Hazle daño o huye de él".

¿Qué capacidades tiene Alice? En realidad, es algo conscientemente no definido por Gretchen. Es un poder no controlado, un reflejo natural y versátil de cómo el alma de Gretchen hace lo que puede y como puede. No tiene poderes precognitivos, pero puede tenerlos. Hasta ahora ha demostrado tener todos los poderes que tiene Gretchen, pero también alguno que otro más, entre ellos probablemente Drenaje, e Improvisación, pues es algo que Gretchen hubiese desarrollado (como casi cualquier vitalista) para dentro de diez años.

Por el momento puede hacer todo lo que sepa hacer Gretchen y mucho más, pero debería poder robar Alma a otros Vitalistas (Drenaje), y puede intentar de forma mínima cualquier cosa que se le ocurra a un coste exagerado (Improvisación). Y sí, está basada en Alicia en el País de las Maravillas, pero de forma distópica, ya que es la lectura de Gretchen y de donde podía sacar inspiración. Si hubiese leído el Juego de Ender, la cosa hubiese sido muy distinta. Fíjate tú qué cosas. Menos mal que no se leyó 50 Sombras de Grey.

Por supuesto, huelga decir que Alice encarnó una figura de poder, y no hay más figura de poder que un nazi, que si encima pertenece a las Schutzstaffel, más concretamente a la infame Totenkopf, resulta tremendamente llamativa. Encarnó, probablemente, a la esposa de Viktor Eichmann, asumiéndose como una mujer ya madura, bella, y física y mentalmente desarrollada, con profundas capacidades militares y un gran conocimiento de Ocultismo, tanto del lado "público" del Vitalismo como del nazi, lo que confiere a Gretchen conocimientos adquiridos de forma sobrenatural que no debería de tener. Probablemente sepa nombres de científicos, proyectos, o incluso del futuro postapocalíptico.

Seguro que hay más cosas que te estás dejando, Novák, pero Alice es tan compleja...

Stille - Matón y padre postizo de Gretchen.
Diéter - Dominante y padre biológico de Gretchen.
Ambroos - Proxeneta y "casero" de Gretchen.

Tic-Tac.

Tic-Tac.

Tic-Tac.


Si tienes dudas, que lógico es tenerlas, pregunta a tu poder. A su coste, irá respondiendo más incógnitas.
Es tu primer uso, así que esas son las respuestas que te da, aunque falten piezas en el puzzle.

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04/10/2013, 12:48
Neo Gretchen

- Tú mueres- responde Gretchen. Pero ya no es Gretchen.

Novak sabía que era una ilusión, un espejismo sobre la niña andrógina, pero parecía muy real. Nadie más la oía, ni la veía, pero estaba ahí. Alta, saludable, con color en las mejillas y una musculatura entrenada. Con exuberancia y madurez respirando por sus poros, con una melena cuidada, perfecta y lisa cayendo como una cascada a su alrededor. Con unos labios suaves y unos ojos melosos pero profundos como abismos insondables.

- Le dan un premio a tu calavera, pero no estás ahí para recogerlo- añade con toda la sinceridad y crudeza del mundo, firme y sin medias tintas-. Ámsterdam explota, pero salvas Suiza. Anne probablemente sigue viva, eso no lo sé. Habló en la conferencia que dieron sobre ti en el CERN, y es lo último que sé- pone una mueca ceñuda, como si intentase recordar datos que no tenía guardados como muy relevantes-. Creo que tu madre muere de cáncer, pero no recuerdo qué pasa con tu hermana. No es como tú, ni como yo, ni como mi marido. Lo siento, pero si sigue viva, en algún momento morirá de vieja.

Osea, que los Vitalistas podían llegar a superar el deterioro del tiempo, y vete a saber qué más.

- No se llega a saber nunca que eres de los nuestros, pero ahora ya lo sé- explica con una sonrisa. Al hacerlo, su voz cambia, y pone la viva voz de una adolescente traviesa y oscura, cual salida de pesadilla-. ¿Quieres un consejo? Deja que Ávalon explote. Con suerte salvarás tu vida, pero no la de los Alemanes. No matarás al Reich, ni a Knochemann, ni a Eichmann, pero eso no puedes cambiarlo hagas lo que hagas- aseguró, y parecía absolutamente segura de que era inútil intentar luchar contra ellos-. No se puede luchar contra Dioses.

Y su imagen desapareció tras guiñarle un ojo al científico, dejando sólo a Gretchen, por mucho que aún revistiese a Alice, o al menos, a una Alice. Sea como fuere, para Alice la vida de los Vitalistas era más valiosa que la de pueblos enteros. Probablemente porque los Dioses podían llegar a crear pueblos enteros desde cero.

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04/10/2013, 13:05
Stille

Stille cuadró el semblante y miró a la niña con la nariz arrugada y una mueca disconforme en los labios. Se recolocó las gafas y limpió el cuchillo en un trapo, frotando. Estaba debatiéndose entre dejar que le explotase la cabeza o intentar ignorar el hecho de que Gretchen acababa de lanzar una batería de rayos por las manos.

- Morir todos sería un problema- concedió reticente, con voz y gesto de no tener ninguna consigo-. No sabía que Gretchen tenía una hermana, y menos una que ha metido demasiado los dedos en el enchufe de pequeña- la espetó, como si aquel fuese su única respuesta posible ante un fenómeno sobre el que no podía argumentar-. Pero no me toques los huevos, que te triplico la edad y la chupa es aislante- dijo refiriéndose a la chaqueta y la corriente eléctrica-. No sé quién coño eres, o qué coño eres, pero me hace puta gracia- y parecía una clara ironía- que vayas paseándote entre la pirotecnia de Los Verdes- ecoterroristas, dicho con el tono de quien los cree bastante inútiles como facción- vestida de Miss Berlín 2041, y menos siendo quien es tu hermana. Supongo que ese padre degenerado es algo más que un pedófilo, ¿no?

Achacaba la electricidad a Diéter, aunque nada más lejos de la verdad. Sea como fuere, el hombre los tenía muy cuadrados, eso había que concedérselo. No tenía ni idea de nada, pero al menos lo intentaba.

- Largo, voy con vosotros- señaló la salida con el cuchillo-. Esto es lo que me faltaba, joder. Ya me avisaron que había una mierda demasiado rara entre los nazis, pero esto es para echarse a reír.

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04/10/2013, 13:22
Padre Jürguen
Sólo para el director

Vale, esto era más complejo de lo que pensaba.

La idea que tenía en mente del individuo por la descripción de Janssen no le cuadraba mucho con lo que tenía delante ¿Estirado? Jurguen se había imaginado a Dieter como un hombre delgaducho, frágil y con gafitas. Un burócrata o un abogado, para nada el aspecto del individuo elegante, confiado en sí mismo y emprendedor que tenía delante.

Jurguen estaba algo confuso. Lo más decente sería hacer que un padre preocupado se reencontrara con su hija. No parecía que Dieter fuera mal tipo. Bueno, había contartado a un grupo de asesinos mercenarios de pocos escrúpulos pero ... ¿Quién que pudiera permitírselo no lo habría hecho en su lugar?

Se preguntaba si a alguien con tanto dinero no le hubiera sido más fácil utilizar sus contactos e influencia con el gobierno alemán para que buscaran a su hija. Aunque bueno, nada aseguraba que este tal Dieter fuera pro-nazi, o siquiera alemán, por muy alemán que pareciera.

Dieter parecía un hombre reálmente adinerado, si podía permitirse un ejército en miniatura. Era evidente que había mucho que no sabía de este asunto. Ambroos le había contado lo mínimo.

Puede que fuese incluso mejor para él. Quién sabe si era mejor nos saber de ciertas cosas.

A Jurguen no le había hecho mucha gracia que el tipo le metiera un billete en el bolsillo como si pudiera "comprarle". Hizo un pequeño gesto inconsciente de disgusto, pero no estaba en una circunstancia como para poner mala cara, y enseguida se forzó a cambiar de cara. Un segundo más tarde, cuando oyó la oferta de Dieter, no pudo por menos que quedarse pasmado.

Reálmente, todo aquél dinero le vendría bien para su "investigación" pero volvió a mirar a su alrededor, y al ver a los tipos armados a su alrededor tuvo una persepctiva más realista: Nada impedíría a Dieter romper su palabra una vez todo el asunto acabara. Mejor volar bajo, pasar del dinero, y quedar a buenas con él, o al menos aparentar ser una simple víctima de las circunstancias, sin relación alguna con este tema.

Lo peor era que, en parte, era así. Ël no tenía nada que ver con todo aquello:

-En realidad, no tengo nada que ver con todo esto.- Hizo audible a todo el mundo la misma idea que un segundo antes tuviera en su mente.

-Agradezco su oferta. pero no puedo aceptarla, aunque si quiere entregar algo a la Iglesia para que lo utilice con gente necesitada en la ciudad...- Se detuvo un momento, y decidió no seguir por ahí. Tomo aire e intentó responder sinceramente al tipo:

-Mi sincera inención en este asunto, si mi palabra sirve de algo, es que nadie sufra. No me gusta mucho lo que ha hecho Janssen, la verdad, y no tengo idea de por qué lo ha hecho.-

-No se mucho de él. Apenas conozco a Janssen, como he dicho. Sé que se llama así, Ambroos Janssen, que regenta un local en el barrio Rojo de Amsterdam.- Miró a Dieter, asegurándose que le iba siguiendo: -El local se llama Boulevard, y es un prostíbulo de bastante éxito, al parecer.-

-Bueno, los soldados alemanes pasan bastante por allí.- Paseó su mirada entonces por los distintos mercenarios de la habitación, como comprobando si captaban lo que intentaba decirles. Intentó recalcar aún más la situación: -Y además, el barrio es muy patrullado por las fuerza alemanas por la noche, teniendo en cuenta que es la única excepción al toque de queda-

-No creo que la violencia sea la solución. Esto debería solucionarse sin daños por  ninguna de las partes.-

-Por cierto, por lo que creí entender, Ambroos es Jo Deng, o eso me dió a entender él. -

-Bueno, no estoy muy seguro de esto, la verdad.  Para ser sincero, no había oido hablar nunca de "Jo Deng" hasta que Ambroos me dijo que si usted me preguntaba, le dijera que yo hablaba de parte de Jo Deng, Que no mencionara su verdadero nombre, y que le dijera que una vez usted y Jo Deng hablaron en una habitación sin muebles...-

Miró a Dieter, intentandi atisvar algo a traves de sus ojos: -¿Sabe ya de quién hablo?-

Tras eperar unos segundos a una preguntas in respuesta, continuó:

-Bueno, Ambroos no es ningún santo, pero insistió en que quería hacer lo correcto, en cierto modo y hablar con usted. Ahora que lo pienso, tengo que pedir perdon, porque hay algo de lo que les dije antes que no es del todo correcto. Creo que ha sido debido a la tensión y los nervioso del momento... - Miró entonces al gigante mecanizado.

-Ambroos no buscaba que usted llevara a otra persona, Buscaba que los mercenarios me dijeran donde estaba usted. Y que usted quedara con él, con Jo Denge, ahora que lo pienso. Ha sido una confusión mía, diculpe. No busca que usted lleve a "otra persona", como dije antes.-

-Aparte de la localización del encuentro... - Jurguen describió la localización donde debía encontrarse Dieter con Ambroo.- ... no sé nada más.-

-E insistió que fuera usted solo.- Jurguen miró a su alrededor. Allí había muchos hombres armados, y dudó que Dieter fuese a ir sólo a la cita. -Nada más-

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05/10/2013, 02:45
Diéter

Diéter escuchó con paciencia y calma a Jürguen. Parecía un hombre reflexivo, inteligente y con carácter. Definitivamente, o Ambroos lo había subestimado y había asumido cosas de él de forma prejuiciosa, o aquel hombre ante Jürguen era sólo una cabeza de turco, y a juzgar por la naturalidad de sus movimientos, su actitud, y su aire dominante, no podía ser tan buen actor. Quizá sí, pero ese hombre era Diéter, y ese era su temperamento. Un líder, un depredador.

- ¿Qué hora es?- preguntó mirando a los hombres a su lateral. Tenía un reloj en la muñeca, pero no lo miró-. Doce y media- se dijo a si mismo tras escuchar la respuesta-. Los soldados salen de turno a las tres, los oficiales a las dos. Media hora de margen para los displicentes- compuso una mueca de disgusto, meditabundo. Era obvio que estaba tramando algo-. Tiene que darnos tiempo. Coged el equipo. Ambroos Janssen va a aprender una valiosa lección.

Pero no lo dijo con gusto, ni con sorna, ni como si fuese una amenaza. Fue una declaración fría y lógica, como si fuese lo correcto. Como un Coronel diciendo que pulsasen el botón rojo para eyectar las cabezas nucleares. Era obvio que Diéter pensaba hacer una visita al local de Ambroos de día. No lo reduciría a cenizas si quería a Gretchen con vida, pero muy probablemente fuese a entrar por la fuerza, y vete a saber qué una vez dentro. Sí, Ambroos tenía seguridad, y tenía nazis como clientela, y eso dificultaba más las cosas, pero sólo lo hacía más cruento.

Quizás aquello tuviese repercusiones, especialmente para Ambroos, pero Diéter parecía decidido a ello, como si fuese su mejor baza en aquel momento. Probablemente estaría cansado de intentar encontrar a la niña sin éxito. Ir al local donde trabajaba el proxeneta que la tenía era cuanto menos un buen comienzo, y probablemente, si ese hombre quería a su hija, se ensañaría ligeramente para conseguir lo que quería. A sus ojos, Gretchen estaba con un proxeneta psicótico. Su hija de quince años viviendo en un burdel del barrio rojo, y su padre con traje de Armani. Para verlo.

- Me sabe realmente mal que no acepte la oferta, porque parece usted un buen hombre- apuntó Diéter con gesto de decirlo con sinceridad. No era ningún sádico, ningún maníaco. Era un millonario en guerra-. Si pensase que es usted uno de esos humanos mediocres y patéticos que habitan por ahí, dejaría que estos caballeros acabasen con su mísera existencia- había algo de racismo pasivo en su voz, pero no necesariamente hacia los judíos. Quizá sólo ante el arquetipo de persona no productiva para la sociedad que merecía morir-. He aprendido muchas cosas en estos últimos meses, y más desde que comenzó la guerra, pero todavía no soy ningún asesino desalmado.

Diéter parecía un hombre sencillo. Machista, dominante, rico, costumbrista. El modelo de persona acostumbrada a obtener lo que tiene, a mostrarse regio e imponente ante un tribunal, implacable en una negociación, valiente pero sabio en la bolsa. Era el modelo de persona que pensaba que los ferraris rojos eran para hombres acomplejados, y que las cazadoras de cuero eran cosa de matones suburbanos de tres al cuarto. Los mismos matones que había contratado. Era el modelo de hombre que se mofaba de los meapilas que juegan al golf pero luego tiene una sala de cine en casa.

- Quiero que comprenda mi posición, Jürguen. Confío en usted, en su integridad, pero no puedo hacerlo ciegamente- negó con la cabeza y dejó caer una bronceada mano sobre un hombro del sacerdote-. No he hecho mi fortuna dejando cabos sueltos, sino aplastando a la competencia y acabando con el espionaje industrial como sea necesario- una parte, aquella que fue a la universidad y estudio Administración y Dirección de Empresas, salió por la boca de Diéter-. No puedo correr riesgos.

El hombre suspiró y se dio la vuelta echando a andar hacia atrás. Se perdió en la penumbra y fue hasta un banco de trabajo. Se oyeron unos cierres metálicos y cómo levantaba la tapa de algo, quizás un maletín. Volvió con un par de billetes en la mano. Se los tendió a Jürguen. Eran dos billetes sin numerar y sin fecha para el aeropuerto de Ámsterdam, rumbo a Brasil. Sólo había que rellenar los datos personales y del pasaje. El problema era que Jürguen todavía tenía cosas que hacer en la ciudad. En primer lugar, su hija. En segundo lugar, Erika. En tercer lugar, ahí estaban los nazis, y con ellos, el Vitalismo. Podía huir, pero no ganaría nada. Como mucho, sólo perdería oportunidades.

- Parece usted un hombre mayor, y también parece merecerse algo más que esta infecta ciudad de buitres- no mentó a las águilas, animal relacionado con los animales-. No puedo dejarle en Ámsterdam, ni siquiera en Europa. Me diga lo que me diga, no tengo ninguna garantía de que no vaya a compartir información sobre este encuentro con nadie- y no, no la tenía. Como mucho, podía creerlo, pero Diéter no iba a apostar sin garantías-. Ni con Ambroos, ni con Jo Deng, ni con la policía local, ni con la prensa- y eso dañaría muchísimo su reputación.

A golpe de talonario quizás esquivase a la ley alemana. Era un empresario influyente, y podía secundares en sus desesperados motivos paternales y en su no entorpecimiento de la causa alemana, salvando así su asociación con terroristas, pero desde luego, un escándalo público así podía acabar con su carrera. Aunque podría ser capaz de desmentirlo y correr una cortina de humo o poner una cabeza de turco, su fama quedaría manchada.

- Lo siento, señor Leonhardt, pero no tengo alternativa- ofreció los billetes a Jürguen-. Puede usted tomar doscientos mil euros y ser escoltado y vigilado hasta que el avión despegue, viviendo usted el resto de sus años con salud y dinero en un paraíso lejos de la guerra- Brasil era conocido como un país al margen de la WW3, neutral y sin interés político interno o externo-, o puede sacrificarse. No quiero ser excesivamente cruento con usted, así que no me deja más remedio, le compensaría- era como los mafiosos. "Tú suicídate, yo cuidaré que a tus hijos no les pase nada"-. Los doscientos mil euros irían para la Iglesia que usted elija, no me cuesta nada.

Así pues, estiró la mano para dejar ante Jürguen los billetes. Hombre, podía llevarse a Erika. Si conseguía a Marleen, podía llevársela a ella. Con ayuda de Linker o algún otro mercader de la guerra, podía incluso intentar comprar algún otro salvoconducto y salvar a las dos. Pero Marleen no iba a ser rápida ni fácil, aunque bien es cierto que hacía dos días Erika casi consigue suicidarse de la pura depresión y el asco de vivir en aquella ciudad dejada de Dios.

- Yo no me lo pensaría- replicó Diéter con un cabeceo. No estaba dejando a Jürguen alternativa.

Sin embargo, Jürguen tenía algo con que Diéter no contaba. Si quería, podía dejar que le matase, tomar el dinero para la Iglesia, y resucitar para emplear semejante dineral y aprovechar el factor sorpresa. El problema era cuanto tiempo tardase en volver a la vida, y si con aquello estaría condenado El Boulevard de Ambroos o no.


Aunque su ideología no está clara, Diéter sí tiene un fuerte acento Alemán, como si fuese su idioma nativo.

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06/10/2013, 01:52
Padre Jürguen

Dieter era un hombre cabal, y su oferta hubiera resultado muy generosa para cualquier otro. Pero Jürguen era un hombre desesperado, y tenia aún muchos asuntos pendientes en Ámsterdam.

Por una vez, empezó a usar su aguda inteligencia. Resultaba curioso que a mayor presión, con mayor eficacia trabajara el cerebro, esta vez buscando alternativas.

Lo tengo.

Por primera vez Jurgüen hizo gala de su agudo intelecto: -A ver, gañán...- Empezó de una manera deslucida, pero Jürguen le había salido del alma: -... ahora va a escuchar usted mi contraoferta, y luego ordena que me peguen un tiro en la cabeza si quiere...-

Empezó a largar a toda velocidad. Sabía que Dieter estaba impaciente por salir YA en busca de su hija: -Por setenta y dos mil euros contrata usted a estos Mercenarios para que haya un pistolero controlándome las veinticuatro horas al día durante un año, y que no me vaya de la lengua, ni sobre usted, ni sobre la situación de este lugar.- Apenás tenía tiempo para tomar aliento antes de seguir la lógica del asunto: -Cobrar tres típos dos mil al mes cada uno a tres turnos de 8 horas por hacer compañía, pasear o ver como duerme un viejo de aburrida vida no está tan mal.-

Dejó de mirar a Dieter para observar los rostros de los mercenarios -Añada a eso que les ofrezco a los mercenarios asistencia médica gratuita, con el mejor médico en estos momentos en Ámsterdam. Yo.- Que narices, era el momento de tirarse el moco y ¿Por qué no? Era muy posible que lo que acababa de decir fuera cierto, al menos, desde el punto de vista técnico, no tanto desde el punto de vista humano...

No se detuvo a pensarlo, simplemente continuó: -Asistencia la cuál Dios sabe que estos mercs van a necesitar tarde o temprano. Usted pagará esta asistencia médica con el resto del dinero que me ha ofrecido hasta doscientos mil, ciento veintiochomil euros, que irán a parar como inversión a una clínica clandestina que redundará tanto en los Mercs como en otras pobres víctimas de la situación en la ciudad que no pueden permitirse el escrutinio de los nazis en los hospitales que controlan.-

Deja de escrutar de reojo a los mercs y gira de nuevo encarando a Dieter, oculto ahora su rostro en las sombras como un ave de presa, casi como el águila sobre el estandarte nazi: -Yo sigo haciendo lo que me gusta, ayudar a quien lo necesite, durante un año. Los Mercs salen ganando. Gente inocente de Amsterdam sale ganando. Usted pierde dinero, que pena. Y si me paso de listo en cualquier momento, bala en la cabeza y al canál. Antes de que acabe el plazo del contrato, en menos de un año, si sigo vivo, creo que ya habré terminado con mis asuntos aquí. Me tomo la palabra de los dos billetes de avión, y me largo a Brasil. Cantando y bailando si hace falta.-

Unos segundos más y ya lo tendría: -Por cierto, si elige la opción mala, que espero que no, quizás convenga no matarme por ahora. Por lo menos hasta después de su "Operación Cóndor", no vaya a ser que casuálmente su hija acaba herida y necesite un buén médico urgentemente. Aunque siempre puede llevarla a un hospital oficial que, créame, porque estoy bien informado de este tema, estará bastante repleto de nazis dispuestos a hacer preguntas.-

Jürguen se encogió de hombros: -Además, así les acompaño al Boulevard y me aseguro que todo esto acabe como debe, y no como el rosario de la aurora.-

Le extendió la mano al ahora alejado Dieter con la palma abierta: -No pienso irme a Brasil ahora, así que choque esos cinco, cierre el trato y salve mi vida. Venga, sé que lo está deseando...

Ahora una de dos, o el empresario alemán se acercaba de nuevo para darle la mano, o bien hacía un gesto a los merces y ... bueno, Jürguen ya había pasado por eso antes, aunque no pudo evitar empezar a sudar.

Morir nunca le resultó rápido ni indoloro.

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06/10/2013, 15:43
Arjen Wolfzahn

Otro matón más, eso es lo que era Stille. Sí, podía ser el angelito de la guarda de Gretchen, pero no era más que un saco de músculos que prefería avasallar gritando y sacando pecho que simplemente... dejando claro quien tenía las riendas. El que fuera alguien como Arjen quien pensara eso decía mucho de la impresión que le causaba el anarquista. Mucho de la muy poca consideración en la que le tenía, claro. Un bruto simplón que no sabía lo que de verdad había en juego.

Llevarle a la sede de Greenpeace era un riesgo muy grande. No es que no se fiara de que Stille fuera capaz de radiar el enclave de la ecocueva a los anarquistas... es que no se fiaba un pelo de que Stille fuera capaz de mantener la puta boca cerrada ante según qué presiones -porque fijo que había nazis que eran más expertos que Janssen en apretar tornillos-, o que lo fueran los niñatos neomarxistas de puño en alto que no tenían ni pajolera idea de qué iba todo el jodido asunto.

Pero tampoco se le podía dejar ahí, y no porque el bondadoso corazón del ecoterrorista sufriera por el posible daño que los nazis fueran a causarle al encontrar a un tipo de dudoso aspecto junto a los cadáveres de unos eimer-kopf1. No se le podía dejar ahí por la misma sencilla razón por la que Arjen no se le podía llevar con ellos: no se fiaba de su resistencia ante la tortura. Y es que, había que admitirlo, tener músculos y saber usarlos no era requisito sine qua non2 para tener pelotas.

-Vendrás con nosotros -declaró finalmente tras un suspiro. Sin dar posibilidad de réplica, entrecerró los ojos apenas un milímetro y taladró con sus iris de acero a Stille-. Te vienes con nosotros, mantienes tu puta boca cerrada y haces lo que yo te diga -y no era algo negociable, por el tono que utilizó-. Te sacamos de aquí... y después, cuando yo te diga, te vas a ir a hablar con tus amigos anarcosindicalistas sobre la conveniencia de mantener a los nazis ocupados. Los Verdes -sonrío tontamente, levantó las cejas con asombro infantil y puso tono de burla... todo como imitación del gesto despreciativo de hacía unos segundos del anarca- vamos a sacar las pancartas floreadas, vamos a protestar por el exterminio de las sardinas y después del Baile de Primavera en el que practicaremos el puto amor libre... -sus rasgos volvieron a adoptar el semblante típico y su tono rozó el gruñido de amenaza-... vamos a recuperar y limpiar nuestra antigua sede, dejando a los jodidos nazis sin su puto último juguete. ¿Lo captas o te lo deletreo? -el ecoterrorista se quedó mirando a Stille durante unos segundos.

Quizá la Bestia estaba demasiado a flor de piel después de la violencia ejercida durante los últimos diez minutos. Quizá la Bestia estaba asomándose a los ojos de Arjen, dándoles ese reflejo rojizo que siempre acompañaba a ese brillo en los colmillos. Quizá la Bestia quería salir otra vez y seguía tensando la cadena con la que la voluntad de Arjen la mantenía sujeta. Quizá Arjen se estaba cansando de sostenerla.

Pasaron dos o tres segundos hasta que el ecoterrorista logró sepultar de nuevo a su Nemesis Gemina3 interior. Durante ese lapso de tiempo no dejó de mirar a Stille. Finalmente suspiró y, enarcando una ceja, ladró la orden.

-Vamos -dijo, y echó a andar.

1: cabeza-cubos.

2: "sin el cual no". Condición esencial y obligatoriamente indispensable para algo.

3: Némesis gemela.


Gasto de 1 pto de Aislamiento y tirada de Agresividad(Liderazgo). 7 éxitos.

- Tiradas (2)
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06/10/2013, 21:19
Niki Neill

Sentí un vuelco en el estómago cuando mis piernas se aferraron al cuello de lo que entonces yo consideraba un hombre. Hubo una parte de mí que sintió miedo. A cualquier persona corriente le habrían temblado las manos, o habría comenzado a respirar de manera agitada, pero como siempre, esa parte desconocida de mí afloró, y me sentí firme y convencida de que no podía cometer error alguno. Quise parar, y tenía ganas de marcharme, pero al mismo tiempo estaba firmemente convencida de que ése era mi sitio. La dualidad, al menos en parte, resultaba desesperante y me hacía asustarme de mí misma, por primera vez con la sensación de que podría ser algo demasiado malo como para descubrirlo. 

Pese a eso, no podía parar. Mis actos se desencadenaban uno detrás de otro, y el latido de mi corazón y esa extrañamente conocida exaltación producida por un "chute" de adrenalina me enganchaban de algún modo. Incitándome a continuar.

Al ver el ser que se escondía tras la máscara tuve una felicidad amarga. El asco y las nauseas se mezclaban con la emoción de reconocer algo, aunque sea solo la sensación de haber visto un rostro tan enfermizo como aquel... ¿Quién puede tener un pasado como ese? Las reflexiones y la psicología vendrían más tarde, había sacrificado mucho para llegar hasta aquí.

Al ver el cuerpo tuve una inquietante sensación, y hubiera deseado tener una de esas típicas bolsitas que se ven en todas las series y películas sobre crímenes. Careciendo de aquello, hice lo que buenamente pude, y arranqué un mechón de pelo, del poco que había, para guardármelo en el bolsillo, por si tuviera la posibilidad de investigarlo con Maggie después. Miré el rostro unos instantes más, tratando de imaginar como habría sido antaño, y enseguida volví al "trabajo" impaciente por descubrir los secretos que me deparaba aquel tren.

Allí abajo, mi curiosidad comenzó a saciarse solo para crear nuevas preguntas, como si esto fuera un ciclo sin fin. Eso me impacientó. El interior del tren parecía guardar suculentos secretos, y la marca de peligro biológico me recordó al AAK2. Sin duda, en ese tren tenía que haber más cosas, esa gente sabía más, estaba cerca, podía notarlo. ¿Cómo sino habría reconocido como familiares rostros como aquellos? Esta era la estación... este era el sitio.

En esos pensamientos me hallaba, emocionada y frustrada al mismo tiempo cuando oí la voz tras de mí. Tardé unos segundos en reaccionar, meditando mi siguiente movimiento, mientras esa Niki frustrada y sin recuerdos gritaba y suplicaba que no llevara a cabo las descabelladas ideas que pasaban por mi mente. Que intentara otra cosa, que le leyera mente o cualquier otra opción.. Pero estaba cansada, agotada y joder... impaciente. Había sacrificado mucho para llegar hasta allí. De nuevo, no podía echarme atrás. Debía matarlos. Debía matarlos a todos. 1

Me giré levemente para mirar al ser que estaba detrás de mí y asentí con la cabeza sin decir palabra, para que no detectara nada raro en el tono de mi voz. Esperé que me llevara al interior del tren o a otro sitio más apartado para darme otra "dosis" y así poder intentar dejarle K. O. separado del otro tipo. Temí por aquellas armas, pero me sentí extrañamente segura, dispuesta a dar el 100% de mí... Era el momento del todo o nada. 2

Si todo salía bien, sería una muerte rápida, aunque si tenía oportunidad de dejarle inconsciente lo haría sin dudar, tampoco es que necesitara matar por matar. Tras eso, solo quedaría una mirada indiscreta que evitar, este era el paso más difícil, pues de ser posible, lo idílico sería que no quedara ni inconsciente ni muerto... Esta era la parte que más temía, y que hacía que mi corazón latiera diferente y mi interior se revolviera de un modo difícil de describir... Nunca había torturado a nadie, que supiera... Y confié en que colaborara conmigo y no tuviera que llegar demasiado lejos. Me sentí mal por estar pensando aquello... pero entonces recordé el fuego, las muertes, los anarquistas, Gabriel... Había llegado demasiado lejos... había sacrificado demasiado.

Tristemente, la parte de mí que trataba de resistirse fue guardando silencio, para dejar paso a mi yo más oscuro, más inhumano... más letal.


1 de Fatiga (Esfuerzo) para potenciar el ataque.

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07/10/2013, 00:18
Ruth Karsten

-Entiendo...-murmuró Ruth ante la primera explicación de la hacker. Frunció los labios en una línea, pensativa y algo resignada porque Olga no pudiera conseguir lo que necesitase. Sin embargo, no pudo evitar que su mirada se ensombreciera un poco al escuchar "Mientras Arjen no pida ayuda, asumo que lo conseguirá sin problemas". Ruth tenía más que comprobado que si algo podía salir mal, saldría mal. Es ley de vida, o más bien, la ley bajo la que se ha tenido que regir la suya; estaba prácticamente convencida de que Arjen se encontraría dificultades y se enfrentaría a peligros, pero tratándose de él, seguramente llegase bien a la base... ¿no? 

Sin embargo, a Ruth le pareció muy curiosa la fe ciega que ponían los miembros del equipo en él. No percibía ningún tipo de duda en las palabras ni gestos de Olga, como si el hecho de que Arjen estaría bien fuese tan cierto como la ley de la gravedad. La muchacha no entendía ni sabía como era posible creer así en alguien, nunca había experimentado algo así, aunque la más cercana a conseguirlo era Ágatha, lógicamente... tal vez sí que lo sintiese así, confiaba ciegamente en su hermana pero... no confiaba en los demás. Y la gente podía ser mala, realmente mala. 

Aceptó el asiento que Olga le ofreció, atravesando la habitación para sentarse a su lado. Una vez acomodada en la silla, se recostó ligeramente cruzando los brazos sobre el pecho y estirando sus pequeñas piernas para cruzar una sobre la otra, en una postura bastante desenfadada. Se quedó pensativa durante un momento antes de decir:

-Y... ese tal Novák... ¿cómo es que quiere ayudaros?-pregunta antes de incorporarse de nuevo.-Es decir... por la foto no parecía desde luego un rebelde...-las apariencias engañan entonces.-... ¿Qué va a hacer aquí exactamente? Si puede saberse, claro...-...al fin y al cabo yo soy la chica "busca-líos". 

Sonrió de medio lado, ciertamente conmovida porque alguien tuviera ese gesto con ella y se preocupase de ese modo... Nunca antes nadie lo había hecho, a excepción de Ágatha, siempre Ágatha. Pero a pesar de ello, Ruth aún no se sentía con la suficiente confianza como para hablar con alguien de sus cosas... por ello negó con la cabeza lentamente, dedicándole una tímida sonrisa.

-No... gracias...-rechazó con suavidad en su voz normalmente neutra y seria.-...Pero si necesito algo, te lo diré...-añadió esta vez en un tono de voz algo más bajo, prácticamente en un murmullo. 

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07/10/2013, 10:46
Eugenius Novák

Durante unos segundos Nóvak pareció quedarse en la inopia. No tenían por qué notarlo, y menos dada la tensión del ambiente y la posible discusión entre Arjen y Stille. El genio no hizo ningún gesto, no se llevó la mano a la cabeza, sólo permaneció impasible con los ojos abiertos como platos. Escuchando su cerebro, escuchando ese tic-tac y llegando a la gran revelación.

 Entendiendo por fin la dualidad Gretchen – Alice. Escuchando la imagen de la niña nazi crecida, asintiendo a sus palabras, no porque las creyera sino por mantener las apariencias. Ni futuro ni leches. Los viajes en el tiempo seguían siendo imposibles, al menos con la física que conocían, y Nóvak conocía toda la física al dedillo. Sabía que, teóricamente, era posible. Pero que un cuerpo vivo llegara a viajar en el tiempo… aún estaban lejos de aquello. Quizá si él mismo se pusiera a investigar… quizá la humanidad llegara a verlo algún día. Por un momento sintió lástima de Gretchen. La chica lo había pasado mal, muy mal. Entendía por qué su subconsciente había creado a Alice, era un mecanismo de defensa muy común… aunque con  una teoría extraña y poco habitual en este caso… ¿una yo que venía del futuro? Muy fuerte había tenido que ser el hecho traumático que hizo que Gretchen creara su otra personalidad… al menos para que fuera una personalidad tan fuerte y convincente como Alice.

Y que Alice supiera cosas… cosas del futuro. Se preguntó si las palabras de Alice formarían parte de una precognición… Eugenius ahora ya sabía que sí, que la personalidad nazi no venía del futuro… pero veía pinceladas de éste. Y no le gustaba lo que oía. ¿Él moría? Ni hablar de aquello. Sí, le daban algún tipo de reconocimiento o mérito… y como otro punto positivo, al parecer nadie había descubierto nunca que él era un Vitalista. Pero no, el ego de Nóvak era mayor que aquello. Tendría un reconocimiento mayor, y lo tendría en vida. Fuera lo que fuera lo que había visto Alice, Nóvak no dejaría que se cumpliera. Él estaba destinado a mucho más. Y por cómo funcionaba ahora su cerebro estaba más que convencido de ello. Siempre supo que era más listo que los demás… que nadie podría acercarse a su inmenso intelecto… y ahora, con esa nueva capacidad de análisis y síntesis… iba a ser capaz de conseguir los mayores logros que la humanidad hubiera podido soñar. Alice consideraba a los Vitalistas dioses… y en cierto modo tenía razón. Eran entes superiores… superiores a los humanos. Y si Eugenius se había considerado superior a todos los humanos por su intelecto… ahora sumando sus habilidades vitalistas… se consideraba superior incluso a todos los que Alice llamaba Dioses. Su razonamiento era simple. Él era un vitalista, por tanto uno de esos Dioses. Era un igual, estaba a su nivel. Y dentro del mismo nivel… Eugenius era con diferencia el más listo de todos. La conclusión más clara y evidente: él era el mejor y superior a todos ellos. Quizá varios de ellos fueran más poderosos a día de hoy y se sintieran superiores… quizá usaran sus poderes para avasallar y hacer ver a Eugenius y otros como él que no eran nada… pero sólo es porque habían tenido más tiempo para desarrollar sus poderes. Al genio sólo le faltaba eso… tiempo. Con tiempo y haciendo un buen uso de su intelecto superior… no habría límites a lo que Eugenius podía conseguir.

Ignoró el discurso de Stille. Ignoró la respuesta de Arjen. Ignoró por completo al resto del grupo mientras hablaban, discutían, vigilaban o se movían. Eugenius se centró sólo en Alice. Y permaneció junto a ella. La dualidad de la niña hacía que la curiosidad del genio se centrara en ella y sólo en ella. Si Alice (o Gretchen) se movía, Eugenius andaría junto a ella. Si no, ya podía Arjen venir y liberar a la Bestia… ya podían venir los nazis armados hasta los dientes, ya podía caerse el cielo sobre la tierra o abrirse las puertas de los infiernos… que daba igual. Eugenius permanecería junto a ella. Tenía muchas preguntas que hacer a esa niña… y ansiaba las respuestas.

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11/10/2013, 02:50
Diéter

Diéter se quedó mirando a Jürguen con gesto estoico, componiendo, para no variar, una cara de Poker que quitaba el aliento a un borracho. Sin embargo, cuando el sacerdote terminó de hablar, la sustituyó por una cara ligeramente hastiada, como si acabase de salir de una reunión donde la competencia resultaba excesivamente altiva, respaldando sus palabras con hechos que salían en contra de la banca. Y la banca siempre gana, Jürguen.

- Sujetadle- dijo Diéter. Chasqueó el dedo, y unos brazos inmovilizaron al judío por la espalda.

Como un cobarde, pero sin perder por ello fuerza, cerró el puño y golpeó en el estómago, doblando a Jürguen por la cintura. Después, enganchando el brazo derecho con el izquierdo, arremetió de forma ascendente para golpearle en la mandíbula. Aferró la nariz del hombre con dos dedos, y, lejos de golpearla, habló.

- A la próxima se la parto- le avisó. Zarandeó la napia y la soltó-. Es usted viejo, pero no tonto- espetó de forma fría, un tanto más retorcido que antes-. No cometa el error de tomarme a mí por uno- le avisó, y el tono de sus palabras declaraba que sólo concedía una segunda oportunidad-. Si alguien causa el menor daño a Gretchen, lo lamentará profundamente- y un padre como Diéter no tendría reparos en ajusticiar a quien tocase a su hija-. Si resultase herida, la llevaría de vuelta en un avión privado a Berlín a efecto inmediato, y si precisase atención urgente, donaría al gobierno cuanto fuese necesario por la mejor atención privada que el dinero pueda pagar.

Diéter no se andaba con tonterías. Estaba demasiado acostumbrado a salirse con la suya y hacer las cosas a su manera. Se había hecho fuerte en su carácter, y desde luego, no parecía ceder a los deseos de nadie más que él mismo. No parecía sentir preocupación ni por los Mercs, ni por Jürguen, ni por Ambroos, ni por los nazis. Él velaba por su seguridad y la de su hija, y en cuanto la recuperase, iban a darle por culo a esa ciudad marchita y podrida.

- Si vuelve a insultarme- comenzó en tono de profunda amenaza tras ser llamado "gañán"-, lejos de matarle, me encargaré personalmente de ir a esa iglesia de la que tanto habla y darles un regalo de su parte- no sonrió, ni lo dijo con deje alguno de placer.

Por su carácter, Diéter parecía ateo hasta la médula, y no sentía más que indiferencia por la religión. Esperaba, no obstante, que eso bastase para silenciar al sacerdote. Parecía meridiano a ojos de Jürguen que Diéter no era un hombre que cediese ante nada, siempre arrollando. Si quería sacarle algo, su mejor baza era seguirle el juego y apuñalarle por la espalda. Intentar debatir con él era golpear con un martillo de plástico un muro de hormigón.

- No sé quien es usted para nombrarse a si mismo el mejor médico de la ciudad, pero no quiere que lo averigüe- le avisó, muestra más si cabe de que toda negociación con él era una farsa, y que sólo quería quitárselo de en media sin tener problemas luego con la botella, la almohada y la conciencia. Pese a no ser un monstruo todavía, tenía los ingredientes para convertirse en uno-. Por el dinero que usted dice, puedo pagar a tres tipos para algo más productivo, como controlar durante veinticuatro horas al día durante un día al año a Jo Deng y Ambroos Janssen en un sótano- ¡hombre, otro al que le gustaban los sótanos! Se hubiese llevado bien con Ambroos, de no ser porque quería matarlo-. Por otro lado, me consta que estos caballeros ya tienen asistencia médica.

Caballero su puto padre, ahí no había más que militares, guerrilleros y asesinos a sueldo. Sin embargo, o tenían algún tipo de asistencia, o estaban muy jodidos. Es lo que tiene jugar con fuego y servoarmaduras en algún caso. Adicionalmente, los Mercs probablemente no estaban dispuestos a compartir su atención médica con nadie. No podían arriesgarse, tampoco, y menos con aquella algarabía de facciones enfrentadas en la ciudad. Si alguien de El Burdel o Los Verdes descubría a los Mercenarios en el mismo local, se podía la de Dios es Cristo y mátese quien pueda.

Así pues, Diéter sacó su teléfono móvil e hizo una fotografía de Jürguen. Probablemente para investigarle, o chantajearle, o vete a saber qué. Sea como fuere, no sería para algo bonito, probablemente.

- Se lo aviso, Jürguen- alzó un dedo, pero pasó a mirar a los Mercenarios-, un movimiento en falso, una palabra fuera de lugar, y le elimináis- ordenó a los matones del local-. Nos lo llevamos. Cuando tenga a mi hija, a Ambroos, o a Jo Deng, veremos qué hacer con él. Esposadle. Las manos a la espalda, Jürguen- no parecía muy cómodo con aquella situación, como si aún no estuviese hecho a la idea de ese tipo de infracciones, pero tampoco parecía que, cómodo o no, fuese a ceder en su uso. Haría cuanto fuese necesario, y a su manera-. Espero que recapacite. A veces, uno no puede ayudar a los demás si no es capaz de ayudarse a uno mismo.

Jürguen aseguraba no poder abandonar Ámsterdam porque la ciudad necesitaba sus servicios. Diéter, en pocas palabras, le decía que no podría hacer eso muerto, y que primero, mirase por él mismo. Ese iba a ser, probablemente, su único consejo. No estaba dispuesto a sacrificar tantos recursos económicos y materiales por vigilar a un hombre que podía quitarse de en medio, y para él, los Mercenarios y Ámsterdam eran algo pasajero. Si en doce horas podía estar fuera de la ciudad, mejor para él. No quería ni podía permitirse, con su posición, cabos sueltos.

Naturalmente, esa última frase verbalizada podía leerse de muchas más maneras.

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11/10/2013, 03:25
Stille

Stille apretó los puños, marcando así las venas en el dorso de las manos. Eran gruesas, prominentes, grabadas sobre la piel. Eran las manos de alguien que se ganaba la vida haciendo un trabajo de naturaleza física. Sin embargo, tras unos segundos dejando que la rabia se destilase en sus extremidades superiores, el hombre abrió las palmas y sostuvo la mirada de Arjen. Lo que vio el ecoterrorista era, a todas luces, un Anarquista con un Coeficiente Intelectual por debajo de la media, pero curtido hasta un extremo envidiable.

Stille era La Mano Negra de los Anarquistas, y el brazo izquierdo de su ley. Se encargaba de hacer aquello que requería de cierto tacto y discreción. Eso, por desgracia, sólo lo sabía Ambroos, silenciado por el momento. El carácter de Stille era agresivo y feral, animalesco y airado por naturaleza. Hablábamos de un matón perteneciente a una organización criminal, que había trepado por la misma y que seguía en aquella ciudad, luchando, pese a sus circunstancias.

Miró a la cría, a todas luces físicamente Gretchen, a todas luces, en su carácter, opuesta. Estaba claro, clarinete, que eran hermanas gemelas. Se equivocaba, pero Stille era incapaz de asimilar que la que tenía ante sus ojos era la niña a la que había acogido como si fuese su propia hija, o al menos, una de ellas. La presencia del uniforme y de su electroquinesis no hacía sino sacudir la mente de Stille con dudas que no podía responder, con atisbos de locura que le hacían plantearse si estaba mezclando la realidad con delirios de veterano de Vietnam. Pero se mantuvo firme en sus convicciones, o lo haría hasta que obtuviese una explicación a todo aquello. Una que necesitaba fervientemente.

Así pues, Stille se reveló como una pieza dura contra el acero. No se sabía si a la tortura, pero al menos, sí ante las palabras de Arjen. Su declaración ya hubiese intimidado a la pequeña Gretchen y a Ruth, y sino hubiese hecho lo mismo con Ambroos, probablemente lo hubiese cabreado, aunque igual hubiese hecho lo mismo que Stille. Como si este segundo fuese una prolongación del brazo serbio y fríamente lógico y racional que controlaba El Boulevard, tras aquella señal con los puños, el hombre se mantuvo imperturbable y serio, sin mayores concesiones de ningún tipo.

- Guardaré el silencio que quieras y haré lo que te salga de las pelotas- declaró en un tono ensayado, como si estuviese haciendo un trato más y hablase ya de forma monocorde, acostumbrado a morderse la lengua en lugar de desatar un fuego cruzado entre dos organizaciones-, siempre y cuando no- buscó una palabra apropiada en su vocabulario durante medio segundo- perjudique a la niña o a mí- aclaró. Quizás Arjen no aceptaba negociaciones, pero Stille tampoco. Arjen había sentado las bases, él las matizaba. Punto y final-. Me largaré, pero sólo con la NeoNazi- negó con la cabeza brevemente, indicando que no estaba dispuesto a irse sin su "sobrina"-. Después de eso, puedes deletrearme la dirección del aeropuerto- reaccionó a su bravata-, porque los Anarquistas no seguiremos aquí cuando metáis las zarpas en la central nuclear. Estáis solos en semejante suicidio.

No obstante, cuando echó a andar, miró a Arjen. En realidad, no le miró a él, sino a los ojos. Lo hizo como quien observa a través de una vitrina un puma cuyas zarpas podían romperlo todo. Efectivamente y si, Stille miró más allá de Arjen y tomó nota de algo. Aquel hombre tampoco era normal. Hecho ello, miró a Novák, y a Ambroos. Se le erizó el vello, aunque no tembló ni dejó que su postura flaquease.

- Ambroos- se limitó a decir sin dignarse siquiera a mirarle-. Voy a necesitar a la pelirroja rápido.

Había sumado dos y dos. No era muy listo, pero estaba empezando a ver más allá del telón de acero.

Arjen y "Gretchen" eran fenómenos. Sólo esperaba no estar rodeado de ellos.

Ámsterdam ya no era zona de guerra. No de una guerra humana.

- Tiradas (1)
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11/10/2013, 03:25
Más Allá

Niki siguió al hombre, que, aun enfermo, seguía conservando un carácter humano. Reprendía verbalmente a Niki por precisar ya de sustento, por no ser capaz de superar la depravación y el síndrome de abstinencia.

- Recuerda lo que le pasó a Frank- dijo como si ello bastase para envalentonar a falso soldado que encarnaba Niki-. Tres chutes de más y bum, se convirtió en un zombie de verdad- sí, sin lugar a dudas, aunque hablaba como un enfermo terminal, seguía siendo un militar vivo. Un experimento genético, supuso Niki-. Tienes que controlarlo, o te controlará a ti. Es lo dijo ese tipo, Christopher, el primer día. No se me va de la puta cabeza.

Christopher la sonaba, y mucho. Christopher, Christopher. Sí, Christopher. Era un Médico. No podía recordar mucho más en aquel momento, pero le conocía, y sabía que no quería volver a conocerle. Recordaba una jeringa cargada de un líquido verde, similar al verde del AAK2, y al mentor que veía en sus visiones al lado haciendo preguntas. Preguntas sobre ¿efectividad y efectos secundarios? Ese tal Christopher la había examinado, y desde luego, no era un buen espécimen. Probablemente entraría en el clásico estándar de Mengele venido a más en el presente.

Por alguna razón, más allá de su dualidad, de la asesina y la amnésica, surgió una emoción. Era una mezcla de rechazo, rabia y dolor, no quedaba muy claro si físico, mental, espiritual o de todos los tipos a la vez. Sólo pudo mascullar entre dientes la palabra del médico y, beneficiándose de su propia Heroína, arremeter contra el soldado mientras abría lo que parecía una cámara frigorífica. Encajó una algarabía de golpes al soldado. Le golpeó en la rodilla con un pie, doblándole mientras mascullaba, un golpe en el pecho al girarse le desestabilizó, y un último en el cuello, entre las juntas de la armadura, le hizo llevarse las manos allí al quedarse sin aire. Un último golpe en el casco hizo sonar un eco mientras caía desplomado. Niki resopló y se apoyó en el marco de la cámara frigorífica, reponiéndose.

Contempló el cuerpo, aún vivo, y miró al exterior. Tenía frío. Tenía frío y se sentía mal. Necesitaba un abrazo. Aún estaban allí el restos de sentimientos, especialmente aquellos a los que se quisiese aferrar, pero sentía un profundo odio y rechazo por Christopher, fuese quien fuese ese matasanos. A todas luces era algo de carácter sobrenatural, como lo era su capacidad telepática para ahondar en los recuerdos de los demás. Sólo había que sumar dos y dos.

- ¡NO TE ATREVAS A VENIR AQUÍ!- gritó la voz del Doctor, mucho más familiar de lo que Niki hubiese deseado-. ¡Largo, zorra, largo!- no sabía de dónde venía la voz, pues parecía estar en todos lados, pero los insultos la enfurecían- ¡Vete por dónde has venido, PUTA!- un arrojado acento germano inundó la última palabra, envolviéndola como un manto de repulsiva realidad. No porque fuese cierto, sino por el origen de aquello-. Eras brillante, perfecta, ¡y tuviste que estropearlo todo! ¡Eres débil, Niki, siempre lo has sido!

La sala se volvió morada a ojos de Niki, y la mujer comenzó a marearse. Su visión se volvió doble y borrosa, como si estuviese borracha. Pese a ello, seguía perfectamente. Sólo estaban nublando sus sentidos. Nuevamente, era sólo el influjo de algún talento sobrenatural, probablemente de Christopher. Estaba enfrentándose a alguien como ella, a su creador, quizás. De la nada, a su espalda, apareció la jeringuilla de sus recuerdos. Se clavó en su cuello sin que ella pudiese moverse, y algo la empujó contra la pared. Al verlo, observó a una bata blanca tras unas gafas que brillaban ante los halógenos, evitando los ojos. Un cabello corto, desaliñado, de un marrón grisáceo y apagado. Había una sonrisa ajada en su rostro, afilado y de aspecto un tanto raquítico. Andaba ligeramente encorbado.

- ¿¡Es que crees que puedes venir a mi laboratorio y detener mi progreso!?- gritó el científico. Aunque era raquítico, su brazo, deformado dentro de la bata, sujetaba a Niki por el cuello a centímetros del suelo. La mujer no sentía dolor físico, pero sí sufrimiento mental-. ¡Meses haciéndote pruebas! ¡A ti y al resto! ¡Y cuando parecía que ibas a ser un éxito del que vanagloriarse...!- soltó a Niki, y un instante después, su mano, borrosa, lanzó a Niki de un puñetazo por el pasillo. Pese a su fuerza, siguió sin notar el impacto, ni siquiera contra el suelo-. ¡Y MÍRATE AHORA! ¡Años de entrenamiento y una fortuna para que acabes de puta barata para un Anarquista!

Christopher se acercó con el sonido de una cucaracha. Parecía aspirar para escupir, cuando, sin más, se desvaneció en el aire como una voluta de humo ante un chillido. Niki parpadeó y se vio a si misma de pie, donde al principio, apoyada en la cámara frigorífica, con el soldado en el sueño. Había sido una alucinación. La temblaban ligeramente las piernas, y no podía dejar de mirar allí, en el interior de la cámara, entre los vapores del hielo, jeringuillas. Jeringuillas iguales a las que había visto en sus recuerdos y en la alucinación.

- ¡HAZLO!- gritó por sorpresa la voz de Christopher, ahora más real que nunca-. Eres mía, Samantha, y tu padre no está en Ámsterdam para protegerte esta vez- Christopher no estaba presente, pero como Niki, tenía una capacidad sobrenatural. Si bien Niki podía ahondar en los recuerdos de los demás, Christopher podía comunicarse con ellos. Eran capacidades similares, y no dejaba de hacerlo todavía más inquietante-. Sé que quieres más, Sam. Siempre quisiste más. Inyéctate. Demuéstrame que la fórmula del AAK2 no puede contigo.

Sin embargo, Niki sabía algo. Christopher siempre había sido un cobarde y un tramposo. Era un manipulador, una rata, y haría cuanto fuese necesario para quebrar la voluntad de uno de sus logros. Si tuviese el control, estaría ahí, ante ella, pero en lugar de eso, se escondía tras un manto de palabras y artimañas. Sólo intentaba hacerla daño, pero si Niki había sobrevivido hasta ese momento, podía seguir haciéndolo. Su mentor no estaba allí para ayudarla, pero si su mente no se equivocada, el hombre "llévame al AAK2" de sus visiones, sí. Y no podía estar demasiado lejos.

- ¿¡A qué estás esperando!?- gritó impaciente el matasanos-. ¡Acaba de una vez con esto, Samantha!

Era ese su nombre real, ¿Samantha?