-Seth, hijo de Akasha para más referencias.- pronto, más que bailar, os balanceáis. No parece gustarle mucho ese baile. -Me intriga ¿cómo era quien te atacó?
Algunos ríen, otros suspiran. Pero todos parecían saber que te preguntaría eso. Que no esperaría. También escuchas que Armand y Rebecca llegan al lugar. Ella se acerca a Marius y, pese a las protestas de este, lo saca a bailar. Aunque él lo hace mejor que ella.
Armand se acerca a otro vampiro, ambos hablan entre susurros unos instantes. Pero pronto él lo calla, interesado en tu respuesta a Seth.
Me quedo dura en cuanto me dice de quién desciende, lo miro fijamente recorriendo sus facciones como si al ser hijo de Akasha pudiera tener algún rasgo suyo, luego meneo la cabeza y me río por lo bajo de mi costumbre tan humana y la duda surge en mi cabeza -Hijo... ¿natural? ¿Eres su descendiente o su hijo sobrenatural, o ambos? -inquiero curiosa, esperando que no se moleste por mi intromisión en los detalles. No puedo evitar desviar la mirada a Armand y Rebecca en cuanto llegan, siento un alivio instantáneo, ya los extrañaba.
Alzo una ceja ante su pregunta y mis labios se entreabren varias veces, buscando las palabras correctas -Era como nosotros pero distinta, mira en mis pensamientos -digo, mi mente repasa el momento en el que me enfrento a ella y le digo que si me va a matar me mate, sonrío para mí misma un poco avergonzada de mi actitud tan imprudente... Su imagen viene a mi mente junto a sus características principales: la piel blanca, los colmillos, sus pupilas rasgadas y la sensación distintiva al morderme... tan diferente de la que había experimentado con Gabrielle. -Y se refirió a ustedes como los hijos de Amel... -dije para enfatizar que conocía la existencia de nuestra raza.
-Ambos.- asiente con una leve sonrisa.
Pero, tras su pregunta y tu respuesta la fiesta parece morir. Todos te prestan atención, a tu mente y a tus palabras. Es Lestat quien responde, o Amel a través de él.
-Los hijos de Amel. Solo puede significar que otro de los míos ha logrado lo mismo, o parecido, que logré yo. Quizá, además, imbuido del conocimiento que mis hijos han acumulado durante milenios. Ha podido estar ahí siempre, observando. Aprendiendo. Y ahora, haberlo hecho más rápido. Porque si alguien lo pretendiese y fallase...sin duda algunos espíritus lo sabrían. La Talamasca habría sido informada. Nosotros lo sabríamos. Con todo...¿Por qué te buscaba, Patricia?
Permanezco inmóvil todavía tomada de la mano con Seth como figuras de baile de una cajita musical a la que se le ha acabado la cuerda, miro hacia donde está Lestat y luego hacia Seth, repito la operación un par de veces presa de la sorpresa y luego, al ver que todos están a la expectativa, me separo de mi acompañante, no sin cierta reticencia ya que es guapo y sus facciones son enigmáticas.
La pregunta de Lestat me ha tomado por sorpresa, no había pensado que aquel ser me buscara particularmente a mí, ¿Para qué lo haría? Si no tenía nada qué darle, era ridículo. Sin embargo, era Amel el que hablaba y sus apreciaciones no eran para ser despreciadas. Luego de pensármelo dije -Sinceramente, no creo que haya sido particularmente a mí a quien buscaba, creo que ha sido algo incidental... -reconocí -Y la... vampira hablaba como una recién creada, me dijo que "no tenía en claro todavía cómo era esto" -supongo que se refería a la cacería -Yo no tenía nada que ese ser pudiera querer salvo mi sangre y que había tenido contacto con Gabrielle, quizás eso era lo que buscaba...
-Ciertamente, ella olía diferente. Lo noté al espantarla. No de manera desagradable o atrayente...distinto. Algo que quizá pase desapercibido en multitudes o si se desconoce, pero no de cerca ni conociéndolo. Puede que nosotros también tengamos ese "toque" que nos distinga para ellos.
Gabrielle avanza un paso.
-Ella tenía mi sangre, quizá era eso. Pues recordemos que Patricia aún era mortal. Dificilmente fue ella lo que atrajo a esa cosa, sino mi sangre, me temo.
Todos comienzan a hablar en parejas o grupos, interesados por la cuestión. Seth te aprieta la mano suavemente.
-Creo que Fareed querrá examinarte y hacerte toda clase de pruebas. Por si acaso sí que tienes algo diferente que los atrae.- sonríe, como disculpando al tal Fareed.
Ciertamente, ser sujeto de conversaciones y centro de atención no era algo que disfrutara particularmente, pero en este caso, no había más remedio.
-Haré lo que Fareed me pida -aseguro rozando mis dedos apenas con los de Seth -Aunque no tengo idea de quién es o qué hace, pero si ustedes lo necesitan lo haré -mi opinión era que no se trataba de mí, sino de la sangre de ellos, sin embargo la hipótesis debía ser confirmada, si es que eso era posible.
-Es mi hijo, tranquila. Es doctor. Científico...antes los llamábamos magos. No hay prisa. Disfruta de tu fiesta, Patricia.- te asiente y se aleja.
ahora tienes la libertad de escoger a quien te acercas. Hay tantas "personalidades" cerca...o al menos, lo son para ti. Casi como estrellas de cine o de rock. has soñado con muchos de ellos durante años.
mini post para que puedas escoger
Asiento y lo dejo ir con pesar, me agradaba su compañía. Me acerco al grupo de Louis, Benji, Sybelle y el otro músico desconocido. Me acerco como se acerca una muchacha al chico más guapo de la escuela, creo que aunque ya no sea humana estoy tan sonrojada que me arden las mejillas. -Hola -saludo y miro a Benji -Colega periodista, ¿Cómo se encuentra? -miro al resto -¿Cómo se encuentran todos? -mis ojos se detienen en Louis especialmente, comprendo con solo mirarlo por qué Lestat perdió la razón por él y por qué Armand se había enamorado tan intensamente de su persona. De pronto, un pensamiento viene a mi mente mientras observo a Louis y la palabra periodista resuena en mi cabeza: no he visto a Daniel Molloy... Ni sé nada de él, ¿Será demasiado imprudente preguntar luego a Armand o a Marius sobre él?
Mis ojos se desvían hacia el desconocido, extiendo la mano -Creo que no nos conocemos, Patricia -me presento -Aunque ya debes saberlo -digo no con autosuficiencia, si no porque es lo obvio ya a estas alturas.
La toma ya la besa.
-Antoine, mi señora. Soy probablemente el menos conocido de los presentes.- sonríe, no le importa ese hecho -Sin duda menos que vos. ¿Tocáis algún instrumento?
Sybelle y Benji se alegran de que te acerques. Ella, porque la música obviamente te ha gustado y le encanta que te encante. Él, por otro motivo.
-¿Pensabas que hablabas conmigo en tu blog? ¿Por qué? Habría sido interesante no lo niego...
Observas que Lestat mira por la ventana, frunce levemente el ceño. Si alguien más lo nota no dice nada.
Me río deleitada por sus modales -No, lamentablemente no toco ningún instrumento, solo hallo en la música un placer estético inefable pero no tengo las aptitudes para interpretarla -expliqué y me tiré el cabello hacia atrás con una mano.
Me ruboricé ante las palabras de Benji, creo que hasta me reí como una niña tonta a la que le han pillado -Me imaginé que si había alguien interesado en hablar conmigo por chat y osado como para hacerlo, ese eras tú -sonreí tímidamente, como excusándome por ser tan obtusa -No conocía a Rebecca -musité por lo bajo.
-Ah, Rebecca. Un terremoto donde los haya. En cierto modo. Me pregunto que vería en una periodista sin vergüenza y de mente abierta.
Armand se acerca a vosotros, Sybelle toma su mano y enlaza sus dedos mientras Benji lo mira con cierta adoración disimulada. Antoine se excusa, alejándose. Se despide con unas palabras.
-Ahora, sin duda, puedes tocar un instrumento mejor que la mayoría de mortales. Pruébalo alguna vez.
Armand le asiente y te mira a ti.
-¿Demasiadas emociones para un día?
Un rapto de celos me recorre de pies a cabeza pero trato de cerrar mi mente porque me parece sumamente descortés que alguien más ádemás de mí lo note, sonrío sin abrir los labios y digo -Alguna vez lo probaré, sí -miro en derredor y noto a Lestat con una expresión curiosa en el rostro -Muchas emociones de hecho, estoy bastante sobrepasada por todo lo ocurrido -me corro el cabello hacia un lado -Por favor, discúlpenme un segundo, ya vuelvo -digo y comienzo a caminar hacia el amo de la tribu.
Armand, probablemente, lo nota sin necesidad de leer tu mente. Si no ¿Por qué sonríe así? Tan tentador, tan incitante. Tan cabrón. Pero no hace nada por detenerte, dirigiendo su atención a Sybelle.
Lestat te observa llegar y se te queda mirando hasta que llegas a su lado, pero no habla hasta que llegáis a una ventana algo más apartada.
-¿No te encuentras a gusto, Patricia? En tiendo que estés cansada. Puedes retirarte, por supuesto, si lo deseas.
Desde donde estás puedes ver los terrenos, bañados por la luna. Una imagen bella e irreal...casi tanto como si miras dentro, las parejas de baile milenarias moviéndose con una gracia sobrenatural. Es algo casi hipnotizante.
Hago un breve rictus con la boca y me peino el cabello hacia un lado -Estoy bien, no estoy acostumbrada a que todos esperen algo de mí o se concentren mucho en mi persona -digo alzando un hombro -Me puedo acostumbrar, sin embargo -esbozo una sonrisa pícara, a ver si le arrancaba alguna -Estoy preocupada por ti -confieso en un rapto de sinceridad -Es extraño verte tan meditabundo, ¿Ocurre algo? ¿Les ocurre algo? -corrijo enseguida.
Recorro con mis ojos la escena a mis espaldas volteando suavemente la cabeza y parte del torso, en verdad son hermosos todos ellos, uno más magnífico que el otro, podría amarlos a todos sin dudarlo.
-Una de esas criaturas se ha acercado. Pero se ha marchado cuando me ha visto mirarla. No es nada, no se atreverán a nada estando tantos aquí.
Te mira intensamente, como evaluandote. Pero no añade más sobre el tema.
-¿Qué te atraía tanto de nuestra vida? O No vida...como se quiera llamar. Existencia. Y, ahora que la tienes, cambia algo?
La música y los bailes se reanudan y cambian, a un tempo más rápido. Sybelle lo pasa en grande tocando. Pronto están bailando el can-can entre risas.
Me quedo de una pieza cuando me cuenta lo que ha visto, finalmente digo -Qué atrevidos -hay una mezcla de indignación y admiración en mi tono -¿Qué es lo que querrán? -me pregunto en voz alta pero retóricamente, sin esperar que me conteste a menos que quiera -¿querrán conocernos o querrán eliminarnos?-. Me pongo junto a él, lo miro inquisitivamente y me pienso la pregunta antes de contestar, no mucho porque lo tengo bastante en claro.
-La idea de no morir me fascina -reconozco -No por la muerte en sí, por las posibilidades que representa continuar viviendo y sobrevivir a la sociedad que te vio nacer, a esa y a muchas otras -explico -Me hice periodista porque soy una observadora del comportamiento humano y una documentadora, de la humanidad y de sus cambios -de pronto lo que he dicho me parece muy engreído -O por lo menos es lo que pretendo ser -acoté -La posibilidad de extender esas observaciones más allá de una vida y de una generación, me seduce y me ha seducido siempre.
Miro cómo bailan el can can con una sonrisa entre los labios, no dando crédito a mis ojos... Era refrescante que se divirtieran así. -Claro que cambia -afirmé -Desde el momento en el que he tenido que engañar a una muchacha para que me dé su sangre ha cambiado -reforcé mi pensamiento. -Y cambiará más, no me cabe la menor duda... Es el desafío de esta existencia lo que me motiva, no el objetivo final; al menos por ahora -digo ya con más cautela en mis afirmaciones, luego lo miro de reojo seductoramente -¿Y ustedes? ¿Cómo se sienten en esa comunión mística y carnal en la que son uno y dos? -les pregunté a ambos, Lestat y Amel.
Lestat sonríe unos instantes, pero mira pensativo al infinito. Meditando tu pregunta.
-Él es lo que siempre ha deseado. Poder vivir este mundo como le place, o lo más cerca de ello que jamás podrá estar. Al principio en Akasha no era consciente de sus propios deseos y mucho menos de como llevarlos a cabo. Después en Mekare, siendo más consciente de ello en parte gracias a la "sordera" que sufría... desesperó. Ahora en cambio, puede disfrutar. Vivir. Por mi parte yo siempre he odiado verme limitado. No ser quien toma mis decisiones. Ahora nadie puede obligarme a nada por la amenaza de hacer algo a otro. No se me puede amenazar con acabar con todos pues, de hacer eso forzosamente se tendría que acabar conmigo. Y, si eso ocurre ¿Qué me importa quien quede o no? Estando total e irremisiblemente muerto, no hay nada después. Supongo que siempre he pensado, aquí entra en juego mi ego, que aunque destruyesen a Amel yo, de algún modo, lograría sobreponerme y continuar. Ahora esa opción que me aterraba no existe.
-Entiendo, o creo entender -murmuro pensativa y me llevo una mano al mentón, tocándome ligeramente los labios, me entretengo unos segundos extrañada por su suavidad aterciopelada, uno casi nunca se detiene a pensar que sentirán los otros al besarte, ahora quisiera figurámelo... Las palabras afloran de mí antes de que pueda siquiera pensar si debo decirlas o no -Siempre quise que me amaras, pertenecerte en cuerpo y alma -confesé y me sonrojé violentamente, porque no solo me referia a los sentimientos profundos y etéreos del amor, sino también a la sórdida pasión que envuelven, a algo demasiado humano para este momento tan vampírico.
El amor y la pasión humana era todo cuanto tenía en este momento, de cómo amaban los inmortales todavía me quedaba mucho por aprender -Ahora quisiera que me amaran los dos -agrego con mi mirada fija en él, en ellos. Porque el mismo espíritu de todo cuánto amaba de esta vida estaba delante de mí, dividido mágicamente en dos seres y uno.