Partida Rol por web

Su padre esperó unos segundos antes de darle la noticia y trató de hacerlo de la manera más delicada y suave que pudo dadas las circunstancias y el hecho de estar hablando por teléfono. Sabía mejor que nadie lo duro que había sido para Mercy todo lo ocurrido el año anterior y lo mal que lo había pasado.

-Me alegra mucho que estés bien, mi amor. Escucha, lo que te voy a decir es una mala noticia, pero no te preocupes. Tú estás a salvo. Ya hay gente trabajando en ello. Verás... Erik Stark ha escapado del psiquiátrico. Tu hermana me dijo que no sabía si volverías a Birchmont por Navidad, pero creo que de momento es mejor que te quedes allí. Lo siento cariño, pero allí estarás segura. -Su padre lamentaba no tener a Mercy cerca para poder abrazarla y consolarla tras el golpe emocional.

- ¿E-es.... escapado? - su voz cambió por completo al escuchar aquella noticia. Ahora más que nunca se sentía sola. - ¿Cuándo?... Sí... no... iba a ir pero... no tengo fuerzas para ello, papi. Y ahora menos. - La voz sonaba triste. - Podríais venir vosotros aquí. No me gusta la idea de que ese loco ande suelto y regrese a repetir lo del año pasado. Además... me gustaría estar entre tus brazos, papá. - Temía por su familia en aquel momento y la noticia la había dejado más tocada de como dejaba ver.

- Aquí no tengo a nadie con quien sentirme a salvo... allí al menos estabas tú, Kurt y aunque no te gustase, Troy. Aquí en el único que confío es en el doctor Marcus y... no consigo dar con él y... necesito hablar con alguien que sepa lo que pasó y no me tache de loca... - recordar aquello aún era traumático para Mercy, tener que repetir la historia a un desconocido... decir como se enfrentaron a aquel loco. Simplemente no podía.

De pronto recordó al hombre del otro lado de la grada. - Papá... ¿estás seguro de que aquí estaré asalvo? - Y entonces le contó lo del tipo aquel que les miraba de aquella manera a todos... y como se esfumó.

-Lo estamos intentando. Pero los aeropuertos están cerrados por el temporal. Tanto el de aquí como el de Portsmount. Si conseguimos un vuelo, ten por seguro que iremos. Estoy llamando a todos lados... Mientras tanto trata de quedarte cerca de tus amigos, de gente de confianza. Sigue llamando al doctor Marcus, tal vez esté de vacaciones o algo así. Lo siento, mi amor. Yo también daría todo por poder abrazarte.

La voz de su padre sonaba con cierto tono de desesperación, aunque trataba de mantener la calma para no alarmar más a su hija. La noticia que le había dado por sí sola ya era lo suficiente terrible.

-La policía dice que lo más seguro es que venga aquí, a Birchmont. -Dijo para tratar de tranquilizarla. -Voy a ver que más puedo hacer por conseguir un vuelo. Pronto estaré contigo. Te lo prometo.

- El doctor Marcus hace tiempo que me dió su teléfono personal, papá. A ese le llamo... si estuviese de vacaciones lo habría cogido igualmente, no se si es que le pagas una fortuna para que me atienda o realmente ha visto el problema que tengo y se ha apiadado de mí... pero se ha ganado mi confianza y... sin tí aquí, sin él cerca... - Tenía ganas de romper a llorar mientras maldecía el temporal que asolaba Birchmont.

- ¿Mis amigos? Los perdí el año pasado, cuando cada uno nos marchamos por un lado. Intentaré estar con los compañeros de la fraternidad con los que mejor me llevo... - Volvió a mirar a Lena y Noah, no tenía ganas de interrumpirles, pero quizás si les siguiese de cerca... con chillar si la ocurría algo podrían acudir y si no pasaba nada pues llegaría a la fraternidad y estaría a salvo en ella con el resto de estudiantes. - No te preocupes papi. Estaré bien... Te quiero mucho y espero verte pronto.

Mercy comenzó a caminar hacia donde iban Noah y Lena, con paso ágil para irles comiendo terreno, mientras se despedía de su padre.

La fraternidad se había convertido en una improvisada fiesta de celebración por la victoria de los Wildcats en el partido de aquella tarde. Muchos habían aprovechado para coger unas cervezas y emborracharse aprovechando la excusa, aunque en la universidad cualquier excusa resultaba apropiada para terminar con una melopea de cuidado y un bigote pintado con rotulador en la cara sin ser consciente de eso hasta el terrible día de la resaca, que podía hacerse esperar largamente cuando se juntaban varias fiestas seguidas.

La música sonaba alta en unos altavoces que alguien, no se sabe muy bien como aunque siempre aparecían por ahí cuando había una fiesta, había colocado en la sala de estar de la fraternidad. Se trataba de un anticipo de la fiesta de Navidad que tendría lugar al día siguiente, pero un anticipo bastante respetable a decir verdad.

El gran héroe de la noche, por supuesto, era Mike. El autor del primer tanto, y de la asistencia del segundo. Y además, brillando en defensa como era habitual salvo en los dos primeros minutos del encuentro en los que había sido protagonista, para su desdicha, de la jugada de gol de los rivales. Como gran protagonista del encuentro, a Mike se le rindieron todos los honores correspondientes: se le lanzó por los aires al mantearlo, se le vertió varios litros de cerveza por encima del cuerpo y se coreó su nombre repetidas veces hasta bien tarde.

Helen no se encontraba allí. Tras la negativa de Mike a querer se concreto en su respuesta sobre el tema de la presunta violación había ido a investigar por su cuenta antes de escribir el artículo sobre el partido de aquella jornada para el periódico de la universidad. Eso sí, había amenazado a Mike de hacerle una mala crítica si no le decía cuanto supiera sobre el tema. Archie tampoco se encontraba en la fiesta, si la ausencia de Helen podía pasar desapercibida, la de Archie era algo totalmente novedoso. Archie era de aquellos alumnos que jamás se perdían un evento como aquel. Especialmente cuando se podía arrojar impunemente cerveza sobre Mike. Pero había dicho que tenía que terminar de preparar su disfraz para la gran fiesta del día siguiente.

- ¡Wildcats! ¡Wildcats! ¡Wildcats!

Aquellos cánticos se habían podido oir durante largo rato desde el vestuario del estadio. Todo el equipo gritó y vitoreó hasta casi quedar afónicos. Tras una ducha más que merecida y largas rondas de abrazos, los Wildcats abandonaron el lugar que les había visto entrar en los playoffs.

Ya en la entrada de la casa de la fraternidad, Mike se encontró con bastante gente esperándole. Saludó a diestro y siniestro, mostrando una más que evidente satisfacción por la victoria conseguida. Podía oir la música y el jolgorio en el interior. Tanto fue así que antes de entrar decidió quitarse la camisa hawaiana color naranja radioactivo que llevaba y ponerse de nuevo la camiseta del uniforme del equipo. Si había que celebrar por el partido, ¿qué mejores galas que aquellas?

Entró en la fraternidad, y fue recibido por un coro de voces gritando su nombre, la música a todo volumen y el olor a cerveza. Con una sonrisa de oreja a oreja, dejó caer la bolsa de deporte al suelo y alzó los brazos. Después se giró y señaló con los pulgares el nombre de "Sullivan" en la espalda de su camiseta. Volvió a girarse, y sin previo aviso, se desabrochó los pantalones y los lanzó sin saber muy bien donde, volviendo a colocarse en aquella posición triunfal con los brazos en alto. Los siguientes minutos fueron una mezcla de más gritos, manteos y una lluvia de cerveza. Después de terminar en el centro del salón sin saber muy bien cómo había llegado hasta allí, y con una cerveza en cada mano, Mike se subió a la mesa como si fuera a hablar. Observó a la gente a su alrededor, contento de ver tantos fans del equipo vitoreando y celebrando. Y cuando parecía que se disponía a dar un discurso, se bebió los vasos de cerveza de un trago y dejó escapar un sonoro eructo. Nadie se haría el sorprendido, ni siquiera el propio Mike, si en apenas unos minutos aparecían por internet varias fotos suyas allí subido en gallumbos, empapado de cerveza y regoldando como un animal de granja.

Aprovechando que estaba allí subido, lanzó una mirada sobre la gente para ver si reconocía algunas caras. Había mucha gente, pero entre ellos no estaba Archie, y aquello sí que era una sorpresa. Al bajar, se acercó a un grupo de celebrantes.

- Hey, ¿habeis visto a Archie? -les dijo cerca del oido, para que pudieran escucharle por encima de la música.- Hay que encontrarlo, cada vez que Archie se pierde una fiesta, Dios hace desaparecer toda la marihuana del campus. -se quedó muy serio ante las incrédulas caras de quien le escuchaban.- ¿Qué insinuais, que no ha pasado nunca? Exacto...

Y así era, Archie nunca fallaba cuando se trataba de fiestas. Mike lo sabía mejor que nadie, porque él tampoco se saltaba ni una. Si su colega tardaba mucho en aparecer, se vería obligado a montar una compañía de rescate para ir en su búsqueda. Pero antes, Mike tenía que ocuparse de la cerveza que alguien acababa de ponerle en la mano.

La vuelta a la fraternidad pasó sin novedad, relativamente tranquila, nada podía pasar allí acompañado por sus recientes compañeros de aventura más algún rezagado de los fans de los Wildcats que aún andaban por la calle rumbo a la fraternidad, coreando a voz en grito cosas como 'Mike', 'Sullivan', 'La Torre', y no se qué de un pez. Junto a él se había posicionado Lena, a la que aún no podía mirar sin ponerse rojo debido al comentario que había soltado, de golpe, acerca de Mercy. Un poco más atrás, sin prestar demasiada atención a nada, estaba Marian, y junto a ella igual de perdida, aunque ésta en su móvil, la melliza Wells. Archie había desaparecido, corriendo demasiado rápido como para que ninguno le diera alcance, y Helen había optado, seguramente, por ir a investigar. Michael... Bueno, a él le encontraron apenas unos minutos después.

El gran salón de la residencia universitaria se había convertido en un preludio de la fiesta de Navidad, y allí, como era habitual pero esta vez con aún más motivo, el defensa estrella del equipo de hockey se había convertido también en el alma de la fiesta y en el centro de atención. La gente se reunía a su alrededor, cantaba, bailaba, hacía bromas y bebía, sobre todo bebía; alguno, incluso y sin explicación alguna ya que no podían llevar más que un rato, ya se había emborrachado y permanecía tirado en el suelo contra alguna pared. Era, en definitiva, el ambiente habitual cada vez que se ganaba un partido, se acababan exámenes, llegaban las fiestas, llegaba el fin de semana, se juntaban más de cinco personas a la vuelta de las clases o, lo que era más normal, Mike y Archie así lo decidían de repente. Era, exactamente, del ambiente que él huía siempre que podía, y del que estaba intentando librarse en ese momento avanzando por el lateral de la habitación sorteando a los juerguistas. Intentando.

Sin saber muy bien como, un chico al que no conocía de nada le saludo por su apellido, le puso una cerveza en la mano recién abierta, y le empujó hacia el corro alrededor de Mike, que en ese momento soltaba alguna estupidez acerca de la marihuana –serio como siempre, eso si– y, lo verdaderamente extraño, preguntaba por su siempre inseparable compañero. Que desapareciera toda la hierba de la facultad era poco menos que probable, pero que Archie se perdiera una fiesta, eso si era imposible, tuviera que hacer lo que tuviera que hacer. No muy preocupado, pues sabía que el chico aparecería en nada, pero viendo ahí la excusa perfecta, no tardó ni un segundo en responder.

– ¡Yo le busco! Seguro que está en la habitación preparando alguna – dijo poniendo su cerveza en la mano del defensa y dándose la vuelta hacia las escaleras sin esperar respuesta, aunque estaba bastante seguro de que ni siquiera le había reconocido. Dudaba incluso que le hubiera visto.

La Wells siguió de lejos a la extraña pareja formada por Lena y Noah, mientras terminaba de conversar con su padre y volvía a llamar al doctor Marcus. Lena no soltó a Noah en todo el trayecto. Quien lo hubiese dicho... ni pensado si quiera. Ahora me siento mal por acceder a ver alguna película con él... pensó la joven cuando ya veía el edificio de su fraternidad y escuchaba la juerga que habían montado dentro. 

Se apuró a entrar y vio como Mike era aclamado mientras la cerveza corría por toda la planta y la música sonaba alta. Buscó a Helen con la mirada. Debía estar allí seguro. ¿Qué mejor lugar que una fiesta para encontrar los rumores que necesita o para sonsacar a un Mike bebido? Pero no la vio y por lo que parecía, Archie tampoco estaba. 

Mercy no se había dado cuenta de que la parejita se había separado al entrar al edificio hasta que Noah se ofreció voluntario para buscar a Archie en su cuarto. Quizás Helen esté en nuestra habitación... Aprovechando que debía cambiarse al menos de jersey, puesto que ella también se manchó con el batido, decidió subir en busca de su compañera, coincidiendo con Noah en las escaleras.

- Hola... oye... no sabía que Lena y tú estabais juntos... la verdad es que lo ocultáis muy bien... - le susurró mientras subían por las escaleras. - ... y ahora que lo se... no me parece tan buena idea quedar para ver una película... sería como si la traicionase o algo así...- la verdad es que Noah era bastante adorable y mono y a Mercy le molestaba tener que decir aquellas palabras. Pero después de ver a Lena como le agarraba y como caminaban pegados el uno al otro, no quería que aquello se rompiese por estar ella de por medio. Además, sería un problema menos que tener en la cabeza, ahora que su padre había hablado con ella y dicho lo que había ocurrido en Birchmont, Mercy tenía otros problemas más serios y reales que abordar.

La cosa no parecía ir muy bien de alcahueta con Noah.

Era tan soso como el palo de la escoba sin el cepillo!! Por el camino intentaba planear algo con Noah para que tuviera un acercamiento con Mercy, pero el chico estaba cortadísimo. También puede que fuera por que le agarraba por los hombros, pero sabía como eran ese tipo de chicos: A la mínima intentaría irse corriendo.

Vale, era un compromiso por lo que le estaba haciendo pasar al chaval, pero todos necesitamos un empujoncito de vez en cuando.

- Vamos, Noah! He visto como la miras.. y como habla ella contigo! Seguro que espera algo mas!.- Decía mientras caminábamos por el camino a la fraternidad.- Que te parece si... puede que lo mejor sea que la invites a algo y... ¿Oye! que te parece si hablo con ella y...- Las ideas surgían por mi cabeza. Era como Hitch pero en chica- Ya se ya se! Quedamos todos par ir al centro comercial y...

No se si Noah era realmente tan parado o le interesaba realmente las ideas que le proponía, pero tampoco decía nada. Hasta que llegamos a la fraternidad y eso se convirtió en la entrada del Metro a la hora punta.

Me aparté de Noah y solté una carcajada cuando le dieron una cerveza y se le quedó mirando al vaso sin saber que hacer. - Noah! Las instrucciones de uso son fáciles, solo inclina el codo y bébelo!- Bromeé con él.

Poco mas pude decir, porque en ese momento Mike apareció y todos se volvieron locos coreando a los WildCats. No se como al final me cogieron entre varios chicos y me subieron a hombros. Dando vueltas y vueltas! Al final acabé yo también gritando, saltando por los aires y con una cerveza en la mano.

Poco después Noah se escabullo, seguida de Mercy escaleras arriba para buscar a Archie a la habitación.

- Ya es tuya Noah!! Que crack!!- Grité, pero seguramente mis gritos se apagaron con todo el jaleo de la celebración y no lo oirían.

Poco después algún graciosillo me retó a un concurso de pulsos. Seguramente con la idea de ligar conmigo o pensando que por ser mujer no le iba a poder ganar. Creído!! - Adelante, si gano me das tu chaqueta de los Wildcats!!

Lena, deja de hacer apuestas o acabarás en bragas en algún sitio.
 

– ¡¿Qué?! – gritó, o se atragantó, una mezcla de ambos, no se podía adivinar de que mas, al escuchar a Mercy. Iba a seguir, pero entonces se puso rojo, abrió la boca, miró hacia los lados esperando que nadie estuviera cerca para equivocarse, y volvió a mirar a Mercy con la boca aún abierta, hasta que la cerró y pudo hablar; ya estaban a mitad de las escaleras –. Lena y yo no, no. ¿Qué? ¡No! – carraspeó, suspiró e intentó hilar las palabras con más calma –. Solo somos amigos, no estamos, solo amigos.

De golpe volvió a callarse y agachó la cabeza mientras seguían subiendo.

– No creo que la importe que veamos una película...

Aquel paseo fue más largo que de costumbre, primero se antojó solitario pues así lo había escogido. Se sentía como ardía en su fuero interno por la ira. -Un maldito violador y ese maldito imbécil haciendo como si nada. Aquí en el campus. - Esos eran sus pensamientos mientras dejaba cómo la brisa nocturna la enfriase y la relajase. Desde luego que no se podía pedirle mucho al descerebrado por antonomasia así que habría que conformarse con el espíritu periodístico de Helen.

En medio de aquel paseo nocturno fue atrapada rápidamente por el espíritu de la universidad, fue como una lluvia, primero algunas personas gritando y corriendo pasaron a su lado, apenas la rozaron. Después el goteo de personas fue cada vez más constante hasta que no tardó en verse rodeada de nuevo por Lena, Mery y Noah. Extrañamente dos de ellos muy pegados lo que atrajo su atención lo suficiente hasta la fraternidad de Mike.

Una vez allí no había excusa, y eso era algo real. Cuando alguien llegaba a esa fraternidad era absorbido por una vorágine de acontecimientos, frases o actos que convertían cualquier excusa para marcharse en algo nimio. Sin darse cuenta acabó cerveza en mano coreando como si de una más se tratase:

- ¡Wildcats! ¡Wildcats! ¡Wildcats!

La ausencia del consorte de Sullivan la tomó como un momento de paz... Una paz merecida. Seguro que estaba liando alguna y si se enteraba que ella le habría estado buscando... Mejor no pensarlo.

-¡Arriba! ¡Abajo! ¡Al centro! ¡Y hasta el fondo!- Volvió a exclamar con un nuevo grupo improvisado en el interior de la casa.

Continuaron subiendo escaleras, Mercy no pudo evitar sonreir al ver la reacción del joven y como se puso colorado. Evitó mirarle directamente para que pudiese calmarse un poco y afrontar esa situación de manera más relajada. Sabía perfectamente cuanto podía incomodar una mirada fija en una persona tímida.

En el instituto se divertía humillando a los más "débiles" de aquella manera. Les hacía sonrojar y luego no apartaban la mirada de ellos, haciéndoles caer en una espiral de desesperación y vergüenza, la cual hacía sentir superiores a Mercy y sus amigas. Pero esa Mercy ya no estaba, aunque amenazaba con salir en alguna ocasión. Las voces y la música de la entrada se iban haciendo más lejanas según iban subiendo.

- No se... os seguí hasta la fraternidad, quise alcanzaros pero... al veros tan juntos, pensé que molestaría y estropearía vuestro paseo. - confesó la joven. - La verdad es que tenía miedo... - sonrió un poco tontamente sin llegar a terminar la frase, como si ahora le resultase estúpido aquel terror a caminar sola hasta la fraternidad y que el hombre de las gradas se apareciese frente a ella, con un hacha en sus manos y esa mirada... Sacudió la cabeza, sacando aquella imagen de su mente al tiempo que Noah agachaba la cabeza y con timidez la decía aquellas palabras.

- ¿Seguro? - le preguntó al joven. - Y me refiero a que si estás seguro de que quieres ver una película conmigo. - le sonrió, buscaba relajar la situación y seguir el consejo de su padre por un lado y del doctor Marcus por otro. Estar entre amigos y buscar distraer la mente para no pensar en el pasado.

Mercy miró las escaleras y los pasillos antes de hablar de nuevo. -Voy a cambiarme de jersey y ver si Helen está en la habitación, ¿no te importaría acompañarme? - Preguntó un poco cortada. - Es que la historia del violador... y el tipo de las gradas... me han puesto un poco nerviosa... - Y saber que el loco se escapó del manicomio no ayuda nada...

Negó con la cabeza, subiendo el siguiente tramo de escaleras. Era increíblemente cansado, y no lo de subir en si, sino el tener que explicar lo que pensaba sin dar pie a nuevas equivocadas interpretaciones de los sucesos. Si seguían malinterpretándole, al final le iba a explotar la cabeza. Por supuesto, se habría solucionado todo diciendo lo que sentía y ya está, pero eso no iba a pasar.

– Ella y yo, no, solo hablábamos. Estaba en plan graciosa pero podías haberte acercado... – tragó saliva, mirando a otro lado. En realidad, no habría sido buena idea que se hubiera acercado; Lena había estado hablando de como invitar a Mercy, de lo que tenía que hacer, de planes en conjunto que podían resultar, y otras cosas de las que ya había perdido noción. Si lo hubiera escuchado... No, era mejor que no hubiera escuchado nada. Volvió a mirar a la chica y sonrió, tal vez un poco tenso, al vez mucho –. ¡Que va! Si que podemos ver una película, ¡claro! – carraspeó –. Osea, me gustaría mucho, si te apetece.

Siguió subiendo, más animado e igual de nervioso, y entonces ella volvió a hablar. Se quedó un momento quieto, sujeto al pasamanos mientras intentaba asimilar las cosas. Al final, tras unos segundos que se hicieron eternos, asintió, totalmente rojo.

– No, no pasará nada, seguro que... – ¡Idiota! Se cortó al instante –.  Eh.. Eh.. Si. Si, te, te acompaño a tu habitación. Vamos – aceptó sacando pecho un poco, como sin darse cuenta.

Sin saber muy bien de dónde había venido, una voz se había ofrecido voluntaria para buscar a Archie. Entre la marea de gente en constante movimiento, Mike no fue capaz de distinguir al propietario de dicha voz, así que se limitó a alzar el pulgar y a moverlo en el aire en todas direcciones, esperando que su aprovación llegara hasta la vista de su anónimo ayudante. Y viendo que no podía hacer mucho más al respecto, se centró en dar buena cuenta de la cerveza que le habían encolomado en la mano mientras entonaba una canción de victoria con fans del equipo.

Fue al terminar los cánticos cuando otra voz, esta vez de mujer, llamó su atención. Era Lena, animando a Noah a gritos. Mike se giró en dirección a donde miraba la pelirroja, y allí lo vió. El alumno predilecto subía hacia las habitaciones con Mercy Wells. Aquella hubiese sido una ocasión perfecta para Mike para arruinarle el ligue al pobre chaval, pero en lugar de ello se sintió extrañamente emocionado. Aunque Noah no lo acabase de ver (y menos apreciar), Mike pretendía convertir el paso del chico por la fraternidad en los mejores años de su vida de rata de biblioteca. Al fin y al cabo, aquel chaval era responsable de gran parte de los aprovados de Mike, era su obligación responder en gratitud con las mejores fiestas posibles, por mucho que el bastardo neoyorkino se escaqueara en cuanto no le tenía el ojo encima. No, no iba a arruinar aquel momento de gloria. Como el orgulloso padre que ve como su hijo finalmente toma el camino correcto, Mike sacó pecho y se llevó la mano a la frente a modo de saludo militar, mientras canturreaba un toque de trompeta casi inaudible por culpa de la música.

- Allí va un joven soldado, camino a su primera batalla. -dijo en un tono absurdamente dramático, seguido de un par de falsos sollozos ahogados.

Y como si alguien hubiese cambiado la televisión de canal, Mike se giró y cambió la expresión como si nada acabara de ocurrir. Esta vez puso su atención en Lena, quien a pocos metros de él se había sentado frente a un fan de los Wildcats, a punto de batirse en un duelo de pulsos. Se acercó a la mesa bebiendo de su cerveza, la cual escupió hacia el aire en cuanto escuchó la apuesta de la hippie.

- ¿Tú no aprendes, verdad? -dijo riendo.- ¿Piensas ponerte la chaqueta encima del disfraz de Wild E. Cat? -Movió la cabeza intermitentemente entre los contendientes del pulso durante un rato, para después agacharse y acercarse a Lena, con una media sonrisa y cara de tonto.- ¿Y si pierdes?

- Bueno, quizás mejor así ¿no? - Respondió Mercy sobre el tema de Lena. - Puede que de acercarme, se acabasen los chistes. - Miró a Noah arqueando una ceja. - Creo que os hubiese estropeado el... pas.. la conversación. - Rectificó enseguida. No quería incomodar más al chico.

Le devolvió la sonrisa a Noah cuando este la sonrió y dijo de manera tan efusiva que podrían ver una película. - Pero nada de miedo... recuérdalo. - le sonrió nuevamente.

- Genial, gracias... ven es por aquí. - Le cogió de la mano con naturalidad y le guió por el pasillo. Cuando estaban llegando, le soltó la mano. - Espero que esté dentro. - Nada más llegar miró a Noah y llamó a la puerta. - ¿Helen? ¿Estás ahí? Espero que estés vestida, pues voy a entrar con un chico. - Dijo divertida detrás de la puerta y le guiñó un ojo a Noah justo antes de abrir.

Cuando abrieron la puerta de la habitación de Mercy y Hellen y entraron al interior de la misma, pudieron ver que todo seguía en el mismo orden en que ambas chicas mantenían la habitación, especialmente Mercy, pues Hellen era algo más desordenada que la melliza Wells. Pero aquel desorden no era nada fuera de lo normal en la joven estudiante de periodismo. Hellen, entrañable compañera de habitación como era, había dejado un pósit sobre el portátil de Mercy. En aquel trozo amarillo de hoja con adhesivo había escrito a mano con su buena caligrafía:

Voy a la biblioteca, seguramente llegaré tarde. No me esperes levantada. XOXO

Ocurría que Hellen se había adelantado al resto del grupo, incluso a los organizadores de la improvisada fiesta. Y consciente como era de que cada vez que ganaban los Wildcats se armaba una bacanal de proporciones considerables, decidió coger sus cosas y huir a la biblioteca donde podría terminar en paz el artículo que debía escribir sobre el partido para el periódico de la universidad. Y conociéndola como Mercy la conocía, estaría hasta bien tarde escribiendo y reescribiendo, perfeccionando su estilo de escritura. Y también buscando información sobre aquel caso de violación hasta encontrar alguna pista. Hellen era muy cabezona y de esa clase de personas que cuando se enfrasca con algo es incapaz de dejarlo para el día siguiente.

No quiso decir nada más acerca de la conversación entre Lena y él, no porque tuviera nada que ocultar, sino más bien porque no quería irse de la lengua y fastidiarla. Sobre la peli, lo zanjó también rápido; no quería hacer algún comentario que estropeara todo aquello, que tirara por la borda esa... 'cita'. 

– Nada de miedo – prometió, aunque realmente era la mayor parte de su catálogo de películas e iba a tener que pensar en algo. Lo tendría que pensar, pero en otro momento.

Cuando Mercy le cogió de la mano y lo llevó por los pasillos a su habitación se puso rojo y no pudo hilar absolutamente nada en su mente. Mientras caminaban se sentía ligero, en una nube, a la vez que increíblemente pesado y nervioso. Era una muy extraña sensación, una que se acrecentó hasta mil veces más en apenas un parpadeo, a medias por el guiño de ojo y a medias por pensar en Helen, desnuda, ahí dentro. A la par que ella abría la puerta, él tragó saliva de manera bastante comprometida, y luego entró siguiéndola.

– Ho... ¿Hola? – preguntó en un susurro tímido, desde la misma entrada, observando, mientras Mercy se acercaba a ver un pos-it sobre su ordenador –. Parece que no hay nadie... – confirmó, más nervioso de golpe, al notar que estaban solos.

Me senté en la silla con la mesa por delante.

Mientras tanto oía como mi amiga Marian gritaba de felicidad  ... o de borrachera. Al tanto se acercó Mike y empezó a recordarme lo del traje de mascota. No puede evitar soltar una sonrisilla tonta y me tape la boca con la mano en un gesto involuntario.

Miré a Mike de reojo. Estaba cerca, muy cerca, con esa cara burlona, y pese a todo me parecía un tío mono. Sin dejar de mirarle me subí las mangas de la camiseta y puse mi codo en posición mientras esperaba que el otro tio me agarrara la mano.

- Pues verás Mike, si pierdo... le darás un beso a él!- Dije sonriéndole de forma encantadora y cerrando los ojos a medias.-Así que te conviene que no pierda. A no ser que prefieras dármelo a mi.- Dije de forma pícara.

Lo que Mike no sabía era que practicaba Kárate y no era tan fácil vencerme en un pulso. No se trataba de fuerza, si no de maña. Y por mucho que estuviera barajando la posibilidad de perder a propósito, me gustaba mas la chaqueta del equipo de los WildCats.

Julius Rockwood era quien había retado a Lena a aquel pulso. Era un apuesto muchacho rubio, delgado, alto y bien parecido que jugaba en el equipo de los Wildcats como extremo. Era ágil y rápido, se deslizaba por el hielo con la facilidad y la gracia de un campeón de patinaje y además era uno de los mejores en su puesto. Aquella chaqueta que Lena apostaba con él era del equipo y si se la jugaba y perdía se metería en un buen lío, pero aún a pesar de eso aceptó la apuesta y le aseguró a la chica que iba a hacerle llorar.

-No, no... si pierdes el beso me lo das tú a mí. -Una de las facetas de Julius era ser un poco descarado.

Se quitó la chaqueta y la dejó sobre el respaldo de la silla, luego se remangó la camisa y se sentó colocando el codo sobre la mesa y retando con la otra mano a Lena para que aceptara el desafío.

Una Marian visiblemente afectada por el alcohol no tardó en hacerse un hueco en torno al corro que se estaba formando. Era casi la morbosa curiosidad de ver a una estrella deportista caer derrotada ante una mujer, algo improbable pero si sucedía sería el suficiente combustible para convertirse en carne de cotilleo.

-¡Vamos Lena! -La jaleó. -¡Demuestra el poder de un par de tetas!

-¡ELE-NA!, Digo... ¡ELE-E-ENE-A!  ¡ELE-E-ENE-A!  ¡ELE-E-ENE-A!. -No tardó en conseguir un grupo de fans en la esquina femenina que jaleaban su nombre.