Partida Rol por web

Marian no reaccionó igual:

-Y así es cómo lo que hubo de interesante se fue.... por ahí. -Dijo en un tono que habría sido perfectamente audible de no ser por la algarabía que se había formado entre la multitud quienes no contentos con reírse jaleaban a quién había batido el nuevo récord del Traganator.

Aquel hecho definitivamente pasaría a engrosar el largo currículum de la hermandad y ponía aún más alto si cabía el listón de la gran fiesta que estaba por llegar.

-Buffff. Creo que estoy KO. Al final voy a tener que darte las gracias. -Añadió en un nuevo cambio de registro mientras se llevaba la mano del mentón a la frente. Depositó la mano en un gesto cariñoso hacia aquella extraña pareja quienes hacían continuamente el ridículo por no hacer lo que tenían claro que querían hacer y se despidió. -Creo que esta es mi señal Lena... Y la tuya. -Le dijo mientras guiñaba un ojo.

Recorrieron los pasillos acompañados por la música de la fiesta, cada vez más lejana a medida que llegaban a la habitación. Durante ese pequeño rato que caminaron, además, no se escuchó nada más, envueltos en un silencio tenso que apenas se rompió con unas frases sueltas acerca de lo inaudito que podía ser cualquier plan de Archie.

No tardaron mucho en en corroborar aquella idea, cuando llegaron hasta su habitación y, la puerta, la encontraron cerrada a cal y canto, por dentro, con solo un cartel en la línea de su compañero como advertencia de que allí no se podía pasar. Se le llegó a escapar un gruñido al ver aquello, molesto porque el chico se tomara tantas libertades, pero se controló rápidamente al darse cuenta de con quien estaba. Azorado por su reacción, miró a Mercy de reojo.

– Parece que está ocupado... – dijo por decir algo; después se quedó pensativo, agachada su cabeza, hasta que rompió el silencio un minuto después –. ¿Vamos a buscar a Helen? – propuso al fin, deseando pasar más rato con ella.

"Vaya, ha funcionado", pensó al ver que Marian había parecido captar la indirecta. Mike no era ni muy listo ni muy sutil, así que aquello le pareció toda una victoria. Es posible que su expresión mostrara su sorpresa, pero estaba demasiado ocupado congratulándose a sí mismo como para darse cuenta.

- Que Diós te lo pague -le dijo, haciendo reverencias y la señal de la cruz con la mano-, con un coche bonito y una casa en el campo, y un par de cabras, y televisón por cable, y...

Aun cabeceaba de agradecimiento cual monje rezando y añadiendo regalos a la lista cuando Lena comenzó a moverlo a través de la sala. Al principio no sabía muy bien a dónde iban, pero no opuso resistencia. Mike no iba lo bastante borracho como para necesitar ayuda, y la cerveza que acababa de beberse aun no le había hecho efecto, pero no iba a perder la oportunidad de que Lena se arrimara a él.

- ¿Qué haces conmigo? Oh nooOoooOOoOoo... -fue su falso grito de socorro, el cual acompañó llevándose el dorso de la mano a la frente.

Tuvo que apartar a unas cuantas personas para poder pasar, pues la fiesta no parecía perder intensidad. Tras atravesar parte del salón, se dejó caer sobre el sofá al que Lena lo lanzaba. Se colocó en una pose supuestamente sexy, con una pierna sobre el brazo del sofá y la cabeza apoyada en una mano, haciendo morritos. En ese momento recordó que había lanzado los pantalones nada más entrar en la fraternidad, así que se sentó con normalidad y tiró de la enorme camiseta de hockey hasta cubrirse las rodillas, con una expresión de falso pudor. El comentario de la pelirroja sobre llevarlo a su cuarto le borró aquella cara de imbécil.

- Tú puedes llevarme a mi cuarto cuando quieras.- dijo con el ceño fruncido y las manos en alto, como quien está explicando una obviedad.- Sobre lo de traerme, emmm... -entrecerró los ojos pensativo, dándose golpecitos con el dedo en los labios. Después hizo un gesto a Lena para que se acercara, como si quisiera hablarle en voz baja. Pero en cuanto la tuvo al alcance, tiró de ella y la hizo caer sentada sobre él.- ¡Oh, que casualidad! Tú por aquí... -bajó algo el tono, como si compartiera con ella un asunto turbio.- Oye, estaba yo pensando sobre lo del traje de Wild E. Cat y... He caido en la cuenta de que quizás no sea de tu talla, ¿sabes? Así que... -miró a todas partes con cara de bobo, para luego girarse hacia Lena con una sonrisa burlona.- Voy a tener que tomarte medidas. De cuerpo completo, como comprenderás. -alzó las manos y movió la cabeza, en señal de que no había nada que él pudiera hacer para evitarlo.- Qué le vamos a hacer, ¿verdad? En la vida a veces hay que... Tengo la cinta métrica en mi cuarto, así que... Será mejor que vayamos y resolvamos este DESAFORTUNADO asunto cuanto antes, ¿no crees?

Se la quedó mirando, con la boca abierta formando una sonrisa un tanto estúpida y las cejas muy levantadas. En algún momento no muy lejano Mike tendría que ir a hacer una prolongada visita al lavabo, pero ya tendría tiempo de preocuparse por eso. Había asuntos más importantes. Asuntos vestidos con una chaqueta de hockey.

A pesar de ir acompañada por Noah, Mercy sentía escalofríos caminando por aquellos pasillos provocados por la ansiedad generada por las noticias que recibió por parte de su padre. Solo esperaba que el calmante hiciese efecto pronto, pues lo único que estaba consiguiendo así era continuar en estado de alerta, mirando hacia atrás cada poco y aumentando la ansiedad, no dejándola ni mantener una conversación fluida con su acompañante.

Al menos en el pasillo hacía suficiente fresco como para poder excusarse y decir que los escalofríos eran causados por la baja temperatura del lugar, pero para su silencio no tenía excusa alguna. Mercy miró extrañada a Noah al ver aquel cartel en la puerta, pero evitó preguntar lo evidente: ¿cómo podía tener tanta cara dura encerrándose en la habitación y dejando a su compañero de cuarto fuera, sin opción a entrar a descansar, cambiarse o dormir?

- Ya veo... - Añadió la joven tratando de no echar más leña al fuego, puesto que se imaginaba que a Noah le habría sentado mal encontrarse aquella escena. - Esperemos que nos dejen cruzar la planta baja y salir fuera. - Dijo Mercy a la propuesta de ir en busca de Helen. - Y no nos obliguen a quedarnos.

La joven comenzó a caminar hacia las escaleras, con el cartel de la puerta en la cabeza. - ¿Suele hacer muy amenudo eso? - Preguntó refiriéndose a Archie y su encerramiento voluntario. - Juraría que era más bien animador de fiestas, no le tenía por "genio" precisamente...

– Demasiado a menudo – corroboró, acompañando sus palabras con un suspiro, mientras seguía a Mercy de vuelta en dirección a la fiesta –. Él y Mike tienen un sentido del humor un tanto especial, uno que me toca aguantar más de lo que me gustaría – de nuevo, un suspiro; después, un intento de sonrisa –. Bueno, no pasa nada, al menos sabemos que está bien. Ya solo nos queda una...

La música recorría los pasillos y subía por las escaleras, cada vez más alta. Se estaban acercando de nuevo a aquél jolgorio de celebración, uno que no tenía pinta de que fuera a acabar pronto ni bien, y ellos tenían que atravesarlo para poder salir hacia la biblioteca.

– Va a ser divertido intentar que nos dejen escaparnos por segunda vez – carraspeó, poniéndose de golpe colorado, dándose cuenta de que se había, efectivamente, escaqueado de la fiesta... con Mercy... solos... y llevaban un rato –. Esto. Mmm. Eh. Lo mejor será pasar desapercibidos. Si.

Abajo la fiesta continuaba lejos de aminorar en un frenético descontrol que empezaba a alcanzar proporciones de momento épico y legendario dentro de los anales fiesteros de la fraternidad. Lo que había comenzado como una celebración improvisada por la victoria del equipo de hockey se estaba convirtiendo en un total desmadre. Algunos que habían jugado solemnemente que se contendrían en aquella algarabía para estar al cien por cien al día siguiente en la fiesta de Navidad, ahora andaban borrachos medio tirados por el suelo o vomitando en un cubo de basura con la espalda apoyada en la pared y luchando por cada bocanada de aire. Pero era la Universidad, eran jóvenes, y si había que empalmar dos fiestas desenfrenadas seguidas, se hacía. ¿Cuántas veces uno iba a poder vivir lejos de sus padres y tener la oportunidad de poner patas arriba una casa al completo?

Mercy y Noah bajaban las escaleras esquivando vasos de plástico medio vacíos, cuerpos semiinconscientes de futuros abogados del estado o médicos, y un montón de basura. Tuvieron que abrirse paso a empujones hasta que se encontraron de bruces con Mike, quien tiraba del brazo de Lena. Ambos algo perjudicados por el alcohol, especialmente Mike, quien además no llevaba pantalones. El defensa de los Wildcats fue a abrir la boca para bromear con respecto al hecho de que Mercy y Noah estuvieran juntos pero su estómago estalló en ese mismo momento. Toda la cerveza que el Traganator (una especie de manguera con un embudo enorme) le había introducido directamente en el estómago ahora salía por su boca como un géiser. Mike había logrado no vomitar en el momento, ganando así su gloria por segunda vez en ese día, pero ahora su cuerpo decidía expulsar delante de todo el mundo aquel líquido ambarino que estaba pateándole las tripas. La mala suerte quiso que gran parte de su papilla fuera a impactar en las piernas de los recién llegados.

De pronto la música se apagó en mitad de una canción, como si la vomitona de Mike hubiera cortocircuitado el equipo de música y una voz habló desde la puerta de la fraternidad, eran los de la seguridad del campus. Se suponía que alguien tenía que encargarse de vigilar afuera pero probablemente estuviera tirado en el suelo en un estado comatoso por culpa del alcohol que le iban sacando. No era buena idea emborrachar al vigía.

-¡Venga, se acabó la fiesta! Todo el mundo a la cama, o tendré que avisar al decano. Ya tenéis autorizada una fiesta para mañana, no tentéis a la suerte.

La música alta había alertado a los seguratas del campus que solían patrullar la zona para asegurarse de que a nadie le daba por hacer alguna gamberrada como cortarle la cabeza a la estatua de Wild E. Cat o algo semejante. No eran policías, sólo estaban autorizados a llevar una porra y tan sólo eran operarios de una agencia de seguridad contratada. Cuando llegaron a la fraternidad vieron al vigía inconsciente en las escaleras, con un vaso de plástico en cada mano y los pantalones bajados por las rodillas. La música era insoportable y la fiesta se delataba por si misma. Entraron en la fraternidad, dieron un par de gritos pero nadie les hizo caso, alguien incluso les tendió un vaso para que bebieran. Uno de ellos quitó el cable de corriente del equipo de música y la fiesta se dio por finalizada.

Un pequeño grito ahogado salio de mi boca cuando Mike tiró de mi y me hizo caer sobre sus regazo.

-Mike!- Grité al principio sorprendida.- ¿Eres...eres... _tonto...? - Pregunté sin esperar respuesta empezando a reirme como una tonta.

Oh, si, estupendo, si! Lena, estas MUY cerca!

Uno de mis brazos, quizá por instinto o porque fuera la posición mas cómoda  lo pasé por detrás de la nuca de Mike y con la otra tapaba mi boca en un intento de no sonreir demasiado y que se me notara lo ruborizada que estaba. Uf, que calor me estaba entrando.

- Ajam.- respondí asintiendo cuando el hablaba sobre el tema del traje disfraz ese.- Claro, claro... decía yo a cada asentimiento intentando ser sarcástica con mis respuestas a medida que el iba proponiendo mas cosas. - ¿Que casualidad que tengas un metro en tu habitación, no? ¿Es para medirte los bíceps ?

Los gestos de Mike, aun siendo burlas me hacían mirarle como si fuera la mosca dentro de la telaraña, y pronto una sonrisa estúpida se mostró en mi cara. Puede que fuera porque las payasadas de Mike también se pegaran intentando imitarle a medida que el las hacía.

Lena! No subas!...Cielos... cordura perdida en 3, 2, 1...!

- Sep, ya... claro, allí estaremos más cómodos... ¿no?- Rei haciendo sonar mi nariz de forma graciosa. Luego puse una mano en su pecho y la otra se deslizó suavemente hasta su nuca, acariciando su pelo. - Aunque lo has intentado... yo había pensado... mas bien en... ir.. mas despacio...

Poco a poco, no sabia si era yo o era el pero mi rostro se fue acercando peligrosamente al suyo, hasta que rocé su nariz con la mía y cerré los ojos, abriendo mis labios levemente. Mi corazón palpitaba como si fuera la locomotora de un tren!! Y el calor no hacía mas que aumentar. Hasta que....

-¡Venga, se acabó la fiesta! Todo el mundo a la cama, o tendré que avisar al decano. Ya tenéis autorizada una fiesta para mañana, no tentéis a la suerte.

 Eso me hizo abrir los ojos y dar un respingo hasta levantarme de encima de Mike. Mierda! Maldije en Arameo, Italiano y posiblemente en alguna lengua muerta , viva o en proceso de construcción. Y cuando la gente empezó a moverse me volví hacia Mike y le cogí de la mano para tirar de el y levantarlo del sofá.

-Vamos, Romeo... - Dije acomodándolo como pude, pues a cada paso que daba parecía mas mareado que cuando estábamos en el sofá.

Poco a poco íbamos en dirección a ala salida cuando bajaron Noah y Mercy. Ojala se lo hayan pasado bien! pensé sonriéndolos de forma picara mientras bajaban, hasta que...

El aspersor humano hizo lo que por un momento pensé que no iba a tener fin.

Suspiré levemente pensando que si hubiera pasado antes, podría haber quedado yo como los pantalones de estos dos.

-Madre mia!! Estáis bien?- Dije mirándolos con pena. Sabía lo que era que le vomitaran a una en los zapatos.- Mike?!

-Esta es mi señal para marcharme-. Se dijo totalmente para sus adentros una ebria Marian. -Bufff qué dolor de cabeza. -No me enfoques a la cara joder... -Protestó en cuanto uno de los de seguridad del campus creyéndose algún tipo de Harry el sucio la apuntó con su linterna en dirección a su rostro provocando una repentina contracción de pupilas. -Quita que ya me voy... Capullo

Fuera el aire era bastante fresco lo que provocó que la pelusilla de los brazos de Marian se erizase como protestando por la escasa vestimenta que los cubría. Ella por su parte inconsciente de aquella reacción fruto del alcohol que llevaba en vena empezó a poner rumbo a su habitación atravesando los campos del campus universitario.

La música era cada vez más atronadora cuanto más cerca estaban de la fiesta. Y pensar que hacía poco más de un año, Mercy soñaba con las fiestas de la fraternidad, los bailes de la Universidad y demás celebraciones en el Campus Universitario o en los locales cercanos. Y ahora no quería verlas ni de lejos.

Se detuvo un instante al borde de la escalera, justo cuando comenzó a ver a la multitud divertirse. A su cabeza llegaron las imágenes de aquella noche, en la cual entró en el gimnasio del instituto, con su hombro sangrando por el hachazo que Santa Claus la había regalado por Navidad. Recordó a Kurt cubriéndola la herida y llevándola junto a los demás, acompañada por su hermana gemela. Jim y Troy, también estaban allí. Sabía de todos salvo del chico malo y rebelde, de quien se acordaba a menudo aún y le lloraba, preguntándose donde estaría y que tal le iría.

Pero luego esa risa resonó en su cabeza y todo se tiñó de rojo junto a los gritos de terror de los alumnos que se divertían intantes antes de que aquel loco comenzase a repartir hachazos por todo el gimnasio. Mercy se aferró con fuerza al brazo de Noah con su mano, por un instante se sintió desvanecer, pero enseguida recuperó la compostura y bajó las escaleras junto al joven, agarrándose a su mano para no perderse entre el mogollón de gente.

Encontrarse así de morros con Mike, tirando de Lena y sin pantalones, no era lo que Mercy esperaba y era algo que si hubiese podido evitar, lo habría hecho. Sabía como era ese chico y las tonterías que soltaría por su boca durante el resto del curso. Y allí iba, a decir la primera estupidez que le surgió de aquel primitivo y pequeño cerebro, nublado sin duda por la cantidad de cerveza que debía haber bebido en todo ese tiempo... y, literalmente, vomitó sobre Noah y Mercy, aunque no fueron palabras lo que soltó por esa boquita.

Mercy se quedó helada, sosteniendo aún a Noah de la mano y contemplando sus pantalones y calzado llenos de vómito del joven deportista. Estaba asimilando la situación, evitando no vomitar por lo ocurrido, siguiendo así la iniciativa de Mike, cuando la música se paró y la voz de los vigilantes del campus se alzaron sobre los murmullos de los estudiantes bebidos.

Lena miró sorprendida la escena y alzó la voz lo suficiente como para atraer las miradas de los curiosos que estaban a nuestro alrededor. - Y-yo... sí... creo... - sentí como el estómago se revolvía con fuerza mientras ese olor a bilis ascendía y era inhalado por mi. Comencé a marearme y a sentir vértigo, mientras en mi cabeza se proyectaban miles de ojos mirándome, con manos agarradas a cuerpos invisibles que me señalaban y una risa, una única risa, tosca y cruel, se reía con fuerza de mí.

No había tenido tiempo de disfrutar que Mercy le agarrara, en parte porque sabía que el motivo no era ninguno por el que alegrarse, y en parte porque antes de que pudiera siquiera decir algo, ocurrió. 

Las tonterías de Mike habían ido en aumento desde que se habían conocido. Ser quien le estaba haciendo aprobar el curso no había evitado que el joven deportista y gracioso consumado de la universidad se fijara en él para sus bromas, más bien al contrario, y todo aquello se había visto reforzado cuando, curiosamente y sin duda sin que la suerte interviniera en ello, le habían asignado la misma habitación que Archie. Aquellos dos, a medida que cogían confianza, le habían hecho desear matarles más de una vez, pero siempre se había contenido. Si no lo hizo en esa ocasión, sin embargo, fue porque el nauseabundo hedor de la bilis mezclada con cerveza, y la sensación caliente de tener algo en los pantalones, se lo impidieron. 

En cuanto el vómito le alcanzó se puso en tensión, totalmente pálido, y con los ojos abiertos como platos, mirando a la estrella del día. No sabía que decir, no sabía que hacer, ni siquiera podía hablar o moverse. Una serie de arcadas subieron por su garganta, y se alegró de no haber bebido ni comido absolutamente nada en horas, o habría devuelto el favor. No quería imaginar que pasaría entonces.

– Q... Que... – una arcada volvió a amenazar con expulsar lo poco que tenía en el cuerpo, obligando a que se llevara las manos a la boca, tapándose y evitándolo –. No, yo no... – por supuesto, encima Archie había cerrado, y dudaba que fuera a abrirle incluso aunque se estuviera muriendo –. Necesito...

No tenía fuerzas para acabar ninguna frase. El asco le impedía pensar con claridad, y solo sabía que necesitaba salir de allí y cambiarse. Rápido.

Los siguientes minutos estaban algo borrosos en la memoria de Mike, pués el alcohol había empezado a hacer efecto de veras. Sabía dónde estaba y lo que estaba pasando, pero los sucesos empezaban a mezclarse. Si tuviera que describir aquella parte del día, y tendría que hacerlo con detalles cuando encontrara al mamón de Archie, difícilmente conseguiría llevar una cronología coherente en su relato. Recordaba algo sobre ir despacio, y una broma sobre una cinta de medir y que no era precisamente para los biceps (aunque algo le decía que el chiste no había sido muy elocuente, cuando lo dijo). Pero sobretodo recordaba a Lena muy cerca. MUY cerca... Pero luego no pasó nada. ¿Por qué? Alguien había venido... O alguien había dicho algo, quizás... O quizás un poco de ambas, pero lo que sí recordaba era a Lena tirando de él para levantarlo del sofá y llevarlo a la salida.

La repentina verticalidad le pilló por sorpresa, se vió mucho más mareado de lo que esperaba. Pasó un brazo sobre Lena, pero esta vez no era jugando como había hecho unos minutos antes. De no haber sido por ella, Mike habría dibujado una s de pared a pared. En aquel momento pensó a dónde se lo llevaba la pelirroja, pues su cuarto estaba arriba, y aquello le hizo girarse y ver a Noah y Mercy volver. Fue a decir algo, alguna obvia broma sobre lo que aquellos dos habían estado haciendo, pero los litros de cerveza que acababa de engullir cual pavo famélico decidieron salir antes que las palabras. Sin poder hacer nada al respecto, su cuerpo se retorció y su cara se puso tensa. Una deflagración de cerveza salió a toda velocidad de su boca, posiblemente salpicando a gente que ni siquiera estaba en aquel edificio. El cañonazo fue tan brutal que Mike no pudo evitar clavar una rodilla en el suelo. El mundo le parecía algo más despejado ahora, aunque no se veía en disposición de mantener la más simple de las conversaciones. Escuchó que Lena preguntaba por él, a lo que respondió levantando un pulgar. Se quedó así un rato, recobrando el aire y esperando no haber perdido el pancreas.

Unas décimas más despejado, miró a su alrededor y se dió cuenta del repentino silencio. Ya no había música, y mucha gente parecía irse. Se incorporó y se secó la boca con la camiseta, mirando a su alrededor. Fue entonces cuando vió varias caras por desgracia conocidas. Los seguratas del campus pasaban la mayor parte de sus horas laborales arruinando sus fiestas, así que a Mike no le quedó más remedio que rendirse a la evidencia.

- ¡Gracias a todos por la fiesta! -gritó a modo de despedida, con la lengua un tanto espesa.- ¡Seguiremos ganando partidos por vosotros!

Volvió a girarse hacia Lena y los demás, resoplando e intentando aclarar la mente. Fue entonces cuando vió el estropicio que él mismo había provocado, en concreto sobre la ropa de Mercy y Noah. Tras unos segundos de silencio boquiabiertos, Mike no pudo evitar dejar escapar una risa ahogada. Se llevó al mano a la boca e intentó contenerse, pues las caras de estos no mostraban el mismo apreció por lo cómico de la situación. "Menos mal que duermen aquí", fue lo único que llegó a pensar. Archie iba a morirse de la risa cuando supiera todo lo que había pasado. Y ahora que lo pensaba...

- Hey, ¿alguien ha visto a Archie? -aun intentaba, con notable y a veces infructuoso esfuerzo, contener la risa.

– Archie... – empezó, intentando recuperar la compostura un poco, pero no pudiendo, así como no podía evitar empezar a sentir un odio acérrimo contra Mike en esos momentos –. Archie... – miró a Mercy; ella no parecía tener mucho mejor aspecto que él, así que no iba a poder ayudar. Tragó saliva –. Se ha encerrado en la habitación... "trabajando" en algo. Yo...

De nuevo, observó a su alrededor. Empezaba a ser consciente de todo lo que estaba pasando; ya no había música, la gente empezaba a marcharse, la mayoría en parejas que se apoyaban el uno al otro, todos en pésimas condiciones, y unos seguratas se esforzaban por acelerar que eso acabara. Parecía que habían llegado al fin, aunque aún así había sido demasiado pronto.

– Yo... Necesito unos pantalones. Por favor...

La gran mayoría de los asistentes a la fiesta eran ajenos a aquella fraternidad por lo que enfilaron el camino a la puerta como buenamente podían dado su estado en esos momentos y se marcharon a pasar el ciego a otro lado. Aquellos que sí que habitaban el lugar se apresuraron en subir las escaleras y desaparecer de allí dejando un reguero de vasos de plástico tirados por el suelo, alcohol desparramado y cristales rotos que no querían recoger. Además del vómito de Mike. Por su parte los seguratas del campus se dirigieron a la puerta para comprobar que nadie daba una vuelta para regresar al lugar o buscar una nueva fiesta. Antes de irse, uno de ellos señaló el vómito y se dirigió a Mike.

-¡Eh, tú, larguirucho! Más te vale recoger eso. -Y cerró la enorme puerta de madera de la fraternidad para desaparecer tras ella.

Marian se había ido a dormir la mona y pasar la borrachera. Mike se encontraba bajo mínimos en aquellos momentos, y una terrible modorra alcoholizada se estaba apoderando de su cuerpo y nublando su mente. Mercy y Noah estaban cubiertos de vómito. Tal vez Lena era la única que se mantenía integra, también medio borracha. Pero por fortuna para ella, no tanto como Mike o Marian.

La puerta de la fraternidad se abrió de nuevo y Helen apareció en el umbral de la puerta, se quedó paralizada de pronto y miró la situación con cara de sorpresa. Trató de buscar una explicación en Mercy, pero la encontró cubierta de vómito, al igual que Noah. A Mike no quiso ni mirarlo, pues suponía que soltaría alguna tontería de las suyas aunque en esos momentos no estaba ni para decir 'patata', y Lena tenía una sonrisa ebria dibujada en el rostro. Helen contempló asombrada, desde el hall de la fraternidad el destrozo que esta había sufrido y soltó una estupefacta exclamación.

-¿¡Pero qué diablos ha pasado aquí!?

Parecía que Mike no estaba muy fino ni siquiera para responderle u ofrecerse a darle algo con lo que cambiarse, y Noah tampoco estaba con ánimos para moverse siquiera, no más que un paso hacia atrás, saliendo al menos del área de vómito que se había formado en el suelo, a su alrededor. Entonces apareció Helen en la puerta.

– Oh, ahí estas... – dijo con un hilo de voz –. Estás bien. Me alegro. Mercy y yo íbamos a buscarte cuando, cuando... – no podía soportar más el olor de la cerveza regurgitada, el ácido hedor de la bilis mezclada con la bebida, ese agrio sabor que empezaba a formarse en su lengua además de su garganta por culpa de las arcadas –. Tengo que ir a cambiarme. Acompaña a Mercy, por favor...

Era inhumano. Sin esperar respuesta, sabiendo que la reportera tenía dos dedos de frente más que los demás y ayudaría, él salió corriendo escaleras arriba intentando contener las ganas de vomitar por el camino, intentando no pensar en el hecho de que las perneras de sus pantalones estaban húmedas y calientes, una sensación que empezaba a extenderse hacia sus calcetines.

– Más vale que me abras... – pensaba por el camino mientras subía los peldaños de dos en dos, hacia su habitación.

Mercy continuaba helada mirando la escena. No se creía aún que la hubiese pasado eso. Por un instante se alegró de no ser la Mercy Wells azotadora de los nerds y empollones de hace un año. Esto sin duda hubiese acabado con su reputación y se hubiera convertido en el hazmereir. En la universidad era más bien una don nadie, sin reputación que pisotear.

A penas escuchó a Noah hablar, solo sintió como su mano se soltaba de su brazo y escuchó los pasos alejarse corriendo escaleras arriba. Mercy alzó la vista y vio a Helen con cara de auténtica sorpresa. - ¡Noah!¡No puede ir corriendo solo por ahí!¡No debemos movernos solos! - dijo con un inquietud en sus palabras. Verse desprovista así de quien la había hecho sentirse segura durante los últimos minutos no le gustó nada. Además, la medicación seguía sin hacerla efecto y se la notaba inquieta.

Mike parecía confuso al oir el motivo por el que Archie no había aparecido. ¿Qué podía ser más importante que una fiesta? Tendría que hacerle una visita y cantarle las cuarenta. Pensando en cómo iba a incordiar a su amigo, el comentario de Noah sobre los pantalones le hizo recordar que él no llevaba los suyos puestos. Se miró las piernas, como si la mitad de su ropa acabara de desaparecer por arte de magia, y escrutinó la sala intentando localizarlos. "Aborten misión", pensó al ver el caos resultanto del improvisado evento. Se quedó un rato con cara de palurdo y con el cerebro en off, hasta que Helen apareció por la puerta.

- Pffff... -resopló burlonamente.- Pues vaya periodista, que no se entera deee... -el cerebro dejó de funcionarle un par de segundos.- ¿Y dónde estabas tú?

Los comentarios que escuchó después de boca de Noah y Mercy no terminaban de tener sentido. Parecían más perturbados que enfadados, respuesta que cualquier otro hubiese tenido de haber sido objetivo de tal soberano trallazo. Pero ni Mike tenía muchas luces ni se encontraba en plenas facultades, así que aquel hecho no le llevó a ninguna otra conclusión más que la evidente: Aquellos dos eran unos raros de diccionario. Los miró intermitentemente, primero a Noah que se iba escaleras arriba, después a Mercy gritando como si les fuese la vida en ello.

- ¡SuperMike al rescate! -gritó mientras tomaba una pose al estilo Superman y seguía a Noah. Se detuvo al pasar junto al charco de cerveza que él mismo había creado y se lo quedó mirando. Lo señaló con el dedo, muy serio.- Tú... Me encargaré de tí, bastardo.

No pensaba hacerlo en aquel momento, eso por descontado. Quizás al día siguiente, o quizás pudiera encolomarle el muerto a alguno de primer curso. De cualquier modo, Mike pareció tener un momento de lucidez. Acababa de recordar porqué había llegado al extremo que había causado tal explosión de cerveza. Se giró hacia Lena mientras seguía caminando, ahora de espaldas, y la señaló con el dedo. No dijo nada, pero alzó las cejas y le hizo un par de cabeceos antes de volverse cara a la escalera.

- Vamos a por Archie. -dijo a Noah crugiéndose los nudillos, aunque dudaba de que lo hubiese escuchado pues iba mucho más adelantado que él.

Helen enarcó una ceja cuando Mike le dio su respuesta y le miró con cara de pocos amigos. Suspiró profundamente y soltó el aire por la nariz sonoramente. Frunció el ceño y torció la boca antes de hablar.

-He estado en la biblioteca, redactando el artículo de tu victoria para el periódico de mañana. - Su tono de voz tenía cierto retintín, estaba algo con Mike molesta por no haberle ayudado sobre el asunto de la violación del año anterior, y para colmo venía de escribir su nombre una docena de veces para destacar su actuación en el partido de los Wildcats.

De pronto Noah salió corriendo encargándole la tarea de acompañar a Mercy quien dio un respingo aterrada y empezó a hablar con poca coherencia. Se había celebrado una bacanal tremenda en aquella casa llena de gente, muchos se habían ido ya a sus habitaciones, no había ningún peligro del exterior, por tanto el peligro tenía que estar dentro. 

-Tranquila Mercy, ¿qué ocurre?. -Su compañera de habitación estaba demasiado alarmada como para considerarlo normal, y lo que decía era preocupante. Helen enseguida pensó en el violador que debía andar suelto por la fraternidad y cuya identidad aún no había sido capaz de averiguar. -¿Qué te ha hecho?. -Su mirada se desvió a Mike, él sabía algo y lo ocultaba.

Por un momento me sentí superdescolocada.

Sobre todo con la llegada de Helen. Mike y ella parecían como si se odiaran de toda la vida. Ella seguiría pensando en lo del a violación y él pensaría.... a saber! Lo que pasaba por la mente de Mike era toda una incógnita.

Pero como solía decirse "del odio al amor hay solo un paso". Lo cual no hacía sentirme mejor, porque después de caer en el regazo de Mike, no sabía si era buena idea seguir por ese camino o dejar vía libre. Eso me apenaba, pues pese a la pedo que estaba Mike, si parecía que se hubiera dado cuenta de lo que "no habia pasado", como me indicó su gesto.

Noah subió corriendo a su cuarto y Mercy se pudo a gritar. Mike salto tras Noah en estado de embriaguez y realmente no sabía si llegaría a subir completamente todas las escaleras sin comerse un escalón por el camino. Por lo menos no creía que hiciera falta subirlo a su cuarto.

Algo peligroso, Lena!

- No le ha hecho nada!- Espeté en toda al cara a Helen. - Mike ha estado conmigo todo el tiempo, ¿vale? Pero si tanto interés tienes porque no los acompañas  a buscar a Archie!- Sería mi amiga pero cuando empezaba con cosas periodísticas era insoportable, a veces.

- Tranquila, Mercy.- Dije acercándome hacia ella y tomándola cuidadosamente del brazo.- No estás sola. ¿Qué te ocurre? Mira, Noah va con Mike a buscar a Archie y Helen también. Yo te acompaño a cambiarte a tu cuarto, ¿vale?- tiré de ella un poco para subir las escaleras de nuevo y acompañarla donde ella quisiera.