Partida Rol por web

Troy alzó las manos cuando el guarda, ahora mucho más calmado le pidió que se bajara. 

- Sin problema, tio. Aquí todos queremos evitar problemas, créeme.

Volvió a pasar la pierna, esta vez hacia el exterior, y bajó sobre su coche. Se unió a los demás justo cuando Jim hacía el comentario sobre el gimnasio. La simple idea de volver a pisar auqle sitio le ponía los pelos de punta.

- Jim tiene razón, si están aquí dudo que sea en un aula, donde cualquiera pudiera verlos desde fuera. El gimnasio o la sala de calderas parecen sitios más razonables. -echo una mirada al instituto y luego a Tom.- Oye, sabes tan bien como nosotros que preferiríamos no estar aquí. Sólo queremos echar un ojo y encontrar a nuestros hijos. Lo entiendes, ¿verdad?

-Claro, si yo os entiendo. Pero os aseguro que no hay nadie. Ni en el gimnasio ni en la caldera. De hecho del gimnasio ya no queda nada. La mitad del edificio se ha ido a la mierda. - Explicó Maslow.

Entre tanto, Halle permanecía pendiente de su móvil. Empezó a sonar, pero no eran ni su marido ni su jefe, sino Allison. Se apartó un poco para poder escuchar lo que tenía que decirle.

-Lo tengo, Halle. Ya sé lo que hay que hacer. ¿Dónde estáis? - Le dijo con una alegría en la voz que parecía insólita en aquella mujer.

Comenzó a moverse en el sitio, cambiando el peso de su cuerpo y retorciéndose las manos. Estaba nervioso. Aquél segurata no les dejaba pasar, y aseguraba cosas que, aunque parecieran lo más lógico, se negaba a creer hasta que lo viera con sus propios ojos. La duda, sin embargo, comenzaba a hacer mella en él, y sabía que no iban a poder pasar si no eran más firmes que eso.

Jim miró, impaciente, al sheriff, esperando que decidiera poner punto y final a la discusión, ya fuera cediendo y diciendo que se iban a otro lado, o haciendo uso de su autoridad para pasar. Pendiente como estaba ni siquiera se fijó en Halle, que se había alejado unos pasos para hablar por teléfono.

- En el instituto. Creen que es aquí donde empezó todo. - Pero yo me mantenía con mis dudas. No creía que fuese allí. De hecho empezaba a pensar que el niño secuestrado podría ser un familiar de alguien del hospital, alguien que "dejase" morir a Hannah. - Si necesitamos hacer un sacrificio humano, creo que tengo al ideal. - Y mis ojos se clavaron en el vigilante de seguridad. Por supuesto no iba en serio, pero quizás le acojonase un poco y nos dejase pasar. Porque, ¿a quien iba a llamar? ¿A los Cazafantasmas? Porque a la policía la tenía delante.

- ¿Qué hacemos? ¿Vamos o vienes? - Le pregunté y esperé su respuesta antes de aceptar lo que dijese y comunicárselo a los demás.

Charlie respiró algo más tranquila cuando Jonathan respondió. Notó, eso sí, su mirada que parecía indicar que habían hablado más de la cuenta, pero es que si Charlie tenía algo claro era que no podían perder el tiempo y que el vigilante no les dejaría pasar sin una buena razón.

No tenían más que decir que los niños podían estar allí, solo eso. Lo de Stark... era solo para ellos, puesto que nadie más sería capaz de creérselo.

Nada más oír a Jonathan, el vigilante se calmó y fue a abrir la puerta. Era Tom, a quien todos conocíamos, así que todo sería más sencillo, pensó Charlie. Quizás él no hubiese visto nada, pero eso no significaba que no tuvieran razón y que allí no hubiese algo. De todas maneras, ya que estaban allí, tendrían que mirar, por si algo se le había pasado por alto a Tom

-P-puede que no estén aquí, pero por si acaso, será mejor mirar, sobre todo en la parte más vieja y en las zonas por donde no suelas... mirar, Tom -dije, mirando a los demás como si estuviese esperando su confirmación. Desde luego, Stark no iba a preocuparse en ocultarse, pero si disponía de un lugar apartado, sin lugar a dudas lo aprovecharía.

Esa mujer, Morrison, estaba como muy agresiva, y tampoco era necesario llegar a eso. Tom... bueno, Charlie sabía que se había quedado bastante tocado después de los asesinatos, pero no era un mal muchacho. A Charlie le irritó su actitud agresiva, en lugar de una más colaborativa para encontrar a los pequeños.

-No hace falta decir eso, señora Morrison. Bastará con que el sheriff le convenza para que nos deje entrar, y no creo que haya ningún problema, ¿verdad, Sheriff? Tom, no te preocupes, seremos muy rápidos. Solo queremos asegurarnos de que no hay nadie allí dentro.

-¡Esperadme! - Dijo Allison con urgencia al otro lado de la línea después de escuchar algo de las conversaciones que se colaban en el teléfono de Halle. -No os enfrentéis a Stark sin mí. Puede ser peligroso. Voy corriendo al instituto.

-Bueno, Tom. No pasará nada porque echemos un vistazo para asegurarnos, ¿verdad?

Dijo el sheriff tratando de sonar pacífico. Ni mucho menos pretendía hacer un sacrificio humano con Tom. De hecho entendía su postura, a veces tenías órdenes de no dejar pasar a nadie y se te presentaba una situación como aquella. Especialmente en un pueblo donde todos te conocían y te rogaban con la mirada que incumplieras las órdenes como si no te costara nada hacerles un favor. "Eh, somos nosotros, tío". Y ellos además se presentaban con el sheriff, como iba a negarse.

Jonathan tampoco sonó muy insistente, no creía que el peligro estuviera allí después de ver a Tom. Si los Stark estuvieran allí, por la experiencia que él tenía al respecto, Tom tendría un tajo en el cuello que le habría desprendido media cabeza.

-¡Q-que no! ¡J-joder! - Dijo Tom tartamudeando nervioso. -O-os he dicho que n-no podéis pasar, c-coño.

Tom se enfrentó al sheriff y se colocó frente a la puerta de la valla para evitar que Jonathan ganara la posición. El rostro de Tom se había vuelto más serio, hasta entonces les había hablado en un tono desenfadado y tranquilo. Ahora parecía enfadado.

Charlie pensó que aquel enfado tampoco era normal. Si el sheriff en persona te decía que necesitaba entrar, ¿qué razón había para negarte? En ese momento, supo a ciencia cierta que ocultaba algo y que su nerviosismo no era solo a causa de la manera de ser de Tom, sino porque por algo más.

No creía que fuese a convencerle para que cambiase de opinión, así que a Charlie se le ocurrió un plan alternativo para utilizar si no conseguían convencerlo. Se acercó a Jonathan y le susurró al oído su idea, evitando sobre todo que Tom pudiera oírlo.

-Jonathan, por qué no te acercas conmigo, con las esposas a la espalda? Intentaré convencerle para que nos abra pero si no lo consigo, quizás puedas atarle las manos. Estréchaselas para despedirte, diciendo que lo entiendes o algo así, y cuando la saque, se las colocas y lo dejas esposado a la valla. ¿Qué te parece?

Después, se aproximó a él para hablarle directamente, e intenté sonar convincente.

-T-Tom. Lo más seguro es que no haya nada ahí dentro, pero si por ejemplo los niños que han desaparecido, los hijos de estas personas, hubieran conseguido entrar, ¿no te alegrarías de que los encontrásemos y pudiésemos decir que tú nos ayudaste? Piénsalo un momento, Tom. Todos ganaríamos, ellos, los niños, tú... Además, soy yo, Charlie. Me conoces. Sabes que jamás te pediría algo si no hubiese una buena razón.

Contuve la respiración a la espera de saber al final cómo terminaba aquello.

No perdía ojo a aquél tipo; estaba nervioso, enfadado, puede que demasiado. ¿Por qué? Podía ser a causa de la insistencia, o podía ser otra cosa. Le vinieron a la mente los cadáveres en el cementerio, el libro, la idea de que alguien había resucitado a los Stark. ¿Y si...?

Jim abrió mucho los ojos y se acercó a Troy, al que susurró algo al oído:

—Tío, ¿y si Tom es de la secta esa? ¿Y si tiene algo que ver?

- Era Allison, que viene hacia aquí. - Les dije a todos cuando colgué y vi la actitud de Tom. Sabía que mis palabras no eran de buen agrado, pero no como para llegar a ese nivel de nerviosismo. - O vamos, que solo estaba bromeando. Como cuando íbamos al instituto... ¿o no recuerdas eso?

Entonces se me ocurrió usar otra estrategia al ver que se negaba a dejarnos pasar. Mentir. Esperaba haber aprendido bien de House.

- Vale, escucha, te voy a decir lo que va a pasar... y mírame bien. ¿Crees que si fuese cualquiera vestiría con ropa así de cara y elegante? Vamos a hacer esto. Tú nos dejas pasar y yo no llamo a tu jefe y le digo que te hemos pillado fornicando con una gallina en las instalaciones. ¿Crees que no le conozco y que no tengo su móvil? Estoy cansada de contratar y negociar con empresas de seguridad y en cuanto le diga mi nombre y le cuente lo que he visto, no solo me creerá, sino que acabarás en la calle y me encargaré de que no vuelvan a contratarte en la vida, ya no solo como vigilante, sino como un simple barrendero. ¿Lo entiendes, Tom? Y esta vez si va enserio. Tú sólo déjanos entrar y mirar. Nadie se enterará de que estuvimos aquí si tú no abres la boca.

Era más que evidente que Tom les ocultaba algo. Su tartamudeo se agravaba cuando le sacaban el tema de que les dejara pasar y su reacción fue completamente exagerada. Todos pensaron que, si no estaba en el ajo, al menos sabía más de lo que decía. Charlie se acercó al vigilante con intención dialogante, pero con el sheriff detrás con las esposas preparadas. Las palabras de Charlie le hicieron dudar, miró hacia atrás, se mojó los labios con la lengua y pareció a punto de decir algo. Charlie creyó adivinar que había algo de miedo en su rostro. Pero entonces llegó Halle, con su tono amenazante y su disparatada idea de la gallina que hizo que Tom volviera a ponerse en alerta y a la defensiva.

De pronto, Tom sacó un arma y colocó el cañón a un palmo de la cara de Halle, obligándola a retroceder por el susto. Apuntó alternativamente a unos y otros, encañonando principalmente al sheriff pero sin dejar de mantener a raya a los demás con el amenazante arma. Tenía la frente perlada de sudor y se había agobiado muy de golpe. La tensión en su rostro hizo que le saltaran las lágrimas, o quizá había algo más que ellos no sabían.

-Cuidad de Lisa. P-por favor.- Dijo con voz temblorosa antes de colocar el cañón del arma en su propia sien y volarse la tapa de los sesos delante de todos.

El disparo sonó seco y fuerte, rompiendo el silencio que se había creado repentinamente en la calle del viejo instituto. La sangre, junto a trocitos del cerebro y del cráneo de Tom Maslow saltaron sobre Halle y Charlie, que eran las más cercanas a Tom. El silencio solo se volvió a romper cuando el cadáver del vigilante cayó al suelo completamente inerte.

Charlie se dio cuenta de que Tom dudaba; estaba segura de que había algo o alguien que le obligaba a no dejarles pasar, lo que reforzaba la idea de que allí dentro podía estar lo que buscaban. Quizás les hubiese abierto, pensó Charlie, pero la intervención de Halle con sus amenazas, fruto desde luego de su impaciencia y desesperación, acabó con cualquier posibilidad.

Al ver que sacaba un arma y apuntaba a Halle, Charlie levantó las manos a la altura de su pecho, con las palmas hacia él.

-No, Tom. No hagas eso, por favor. N-no es necesario -le dijo, dándose cuenta de la profunda desesperación que debía estar sintiendo -. Sea lo que sea lo que te ocurre, te ayudaremos, Tom. De verdad. Puedes contar con nosotros.

Pero ya era tarde para eso. En cuestión de segundos, Tom dijo una última frase, se apuntó a la cabeza y disparó.

Charlie entrecerró los ojos al oír el disparo, pero no pudo evitar que restos de Tom, que se sentían calientes y húmedos, impactasen contra su rostro y se deslizasen lentamente hacia abajo.

Cuando Charlie volvió a mirar, el aspecto que tenía la escena era poco menos que dantesco. La detonación se había producido demasiado cerca a ella y había sonado con demasiada fuerza, por lo que lo único que oía un pitido agudo constante que parecía medio ocultar las palabras de todos los demás, como si hubiese una especie de manto cubriéndolos.

Pero el horror de Tom, con la cabeza destrozada, mostrando los restos esparcidos de su cerebro y los ojos aún abiertos, como si todavía les estuviese mirando, no le permitió darse cuenta de la situación.

Charlie se quedó en shock durante unos momentos, hasta que poco a poco todo fue aclarándose y la confusión que sentía, se tornó realidad. Entonces, pudo por fin gritar.

El grito de Charlie se elevó por encima de cualquier otra cosa, una vez, y después otra, ante la horrible visión y el terrible suceso que había ocurrido.

Lo único que Charlie podía hacer era gritar.

Estaba claro que no nos iba a dejar pasar y solo se le ocurrió aquella estupidez que hizo que el idiota de Tom se volase la cabeza. - Demasiado tiempo con House cerca. - Se dijo a mí misma cuando conseguó que su corazón dejase de latir a diez mil por hora. Jamás había sido encañonada con un arma tan de cerca. De lejos sí, cuando algún drogadicto se colaba en el hospital en urgencias y buscaba algo para colocarse. Durante un tiempo era habitual que ocurrise, sobre todo en el turno de noche y cuando no tenías experiencia ni les veías venir.

Con el tiempo les veías a la legua y hacías que seguridad se encargase de ellos. Halle siempre había confiado en ellos, hasta esa noche que por un segundo pensó que ahí acababa todo para ella.

A pesar de cerrar los ojos incluso antes de que Tom dejase de apuntarse, escuchó la detonación y creyó que todo estaba perdido. Pero cuando sintió como su rostro era salpicado por algo húmedo, no necesitó mirar para ver que había pasado. Sin abrir los ojos, buscó en sus bolsillos los pañuelos de papel y se limpió con cuidado ojos, nariz y boca, para luego seguir con el resto de la cara. Sabía que si aquel hombre tenía alguna enfermedad infecciosa como el VIH, podría contagiarla con una gota de sangre que entrase incluso por uno de sus ojos.

Y no tenía el informe médico de aquel suicida delante suyo.

Pero su "despedida" fue del todo esclarecedora. Dijesen lo que dijesen, tenían a un familiar suyo, quizás su hija también y prefería morir él antes de que se enterasen de que nos había dejado y matasen a aquella lista. Pero eso no haría que Halle se sintiese culpable de aquella muerte.

El chillido de Charlie, se unió al pitido que ya de por sí tenía en los oídos y Halle dejó caer el pañuelo de papel para taparse los oídos esta vez. Aquella, ahora perturbada para la doctora, se acababa de cargar el factor sorpresa, si el disparo no lo había logrado ya.

Cuando Charlie dejó de gritar, Halle se aseguró de que no le quedase sangre en el rostro ni en la ropa, al menos con la que pudiese mancharse de nuevo, antes de mirar a Tom. No era el primer muerto que veía y aquella lesión no era de las peores que había visto. - Creo que nos ha dejado pasar. - Dijo con una frialdad de la cual solamente una persona estaría no solo conforme con ella, sino orgulloso de haberla oído hablar así.

House.

Viendo el nerviosismo de Tom, la idea de Jim parecía lógica y preocupante al mismo tiempo. Troy asintió y dió un par de pasos hacia el vigilante, con la intenci´ñon de saltarle encima, pero en cuanto el arma salió a saludarles, levantó las manos y dejó de avanzar.

- Wow wow, Tom. No nos metamos todos en un lio por esta gilipollez, ¿vale?

Aunque Troy sí que se planteaba meterle en un lio en cuanto se despistara. Cuando no le apuntaba a él, daba uno o dos pasos hacia su costado. Pero aun y así, aunque corrió hacia él cuando se encañonó a si mismo, Troy no alcanzó a llegar hasta Tom a tiempo.

- La hostia puta... -dijo mirando el cadáver. En cuanto Charlie se puso a gritar, dio unas rápidas zancadas hasta ella. - Eh eh eh, no perdamos la cabeza, ¿vale? Vamos a entrar y a largarnos de aquí cuanto antes.

No sabía si conseguiría calmarla o no, pero después del disparo y el grito habían perdido todo posible factor sorpresa, así que tenían que actuar cagando leches. Se acercó al cuerpo de Tom al tiempo que Halle dejaba escapar aquella suerte de chiste.

- Joder, y luego soy yo el insensible... -dijo mientras se agachaba y buscaba las llaves que Tom pudiera llevar consigo. Señaló la pistola.- ¿Alguien tiene buena puntería con una de estas?

No era corriente que alguien te encañonara con un arma de fuego en un pueblo tan tranquilo como Birchmont. Aún así, Jonathan había tenido que vérselas con fuerzas peores que un simple arma. Fuerzas como Erik Stark. El sheriff temía más el hacha de aquel lunático que cualquier arma de fuego que pudiera plantarle delante. Aún así, Jonathan había mantenido la tensión durante el tiempo que Tom le encañonó. Esperando su oportunidad para saltar sobre él y desarmarlo cuando apuntara a otra persona el tiempo suficiente. Pero, al igual que a Troy, a Jonathan tampoco le dio tiempo a hacer mucho más que mirar cuando Tom se voló la cabeza con su propia arma.

El grito de Charlie sonó muy distante después de eso, como si estuviera a cientos de kilómetros de allí durante un segundo. Después sonó tremendamente fuerte y cercano, y se alivió al ver como Troy trataba de tranquilizarla. Entre tanto, Jonathan se lanzó sobre Tom y le tomó el pulso. Sabía que era inútil, pero no sería la primera vez que alguien sobrevive a algo así. Al ver que no había nada que hacer se mantuvo junto al cadáver cabizbajo hasta que Halle dijo aquella burrada y le miró de soslayo conteniéndose. Le sorprendió que fuera Troy quien mantuviera una mejor disposición. Jonathan se puso en pie y se sacudió los pantalones. Señaló el arma.

-Cogedla si queréis. La última vez no sirvió de mucho, aunque yo llevo la mía por si acaso. - Sin esperar a que alguien se hiciera con el arma se encaminó a la entrada del antiguo instituto. Aquello no podía empezar peor.

Charlie no supo a ciencia cierta si grito mucho o poco, durante segundos o minutos, pero no dejó de hacerlo hasta que Troy no se acercó y se colocó delante de ella. A pesar de no hacer nada en especial, su presencia, interponiéndose entre ella y el cuerpo de Tom, fue suficiente para que recuperase el control de sí misma.

-E-está bien... y-ya estoy... bien -consiguió decir, haciendo inspiraciones y espiraciones profundas para conseguir calmarse. A su lado, Halle se comportaba de otra manera, pero Charlie ni siquiera reparó en ella. Empezó a retirar los restos de sangre y de cerebro que se habían quedado adheridos a sus ropas, y también en su rostro, quitando algunos de ellos nerviosamente, como si se hubiese quedado atascada en el intento de retirar cualquier resto de Tom que le pudiese recordar lo que había sucedido.

Medio recuperada por lo sucedido, se fijó en el arma cuando Jonathan hizo referencia a ella, en respuesta a Troy. Como dijo, la otra vez no les sirvió de mucho; resultó mucho más útil el trabajo en equipo y el ingenuo, además de la suerte, por supuesto. Charlie no se sentía más segura con ella, así que ni siquiera iba a intentar cogerla. 

En lugar de eso, miró a Jonathan.

-Será mejor que sigamos.

Sus palabras no sonaron carentes de emoción como las de Halle, sino como si estuviese haciendo un sobreesfuerzo por contenerla. Charlie no se caracterizaba precisamente por su capacidad para gestionar bien las emociones, como bien había demostrado tras el abandono de Mary, pero no podía perder la cabeza en una situación así. O lo dejaba todo y se marchaba a casa a seguir con su largo suicidio a base de hidratos de carbono y grasas saturadas... o se tranquilizaba y continuaba formando parte de aquella búsqueda, que era exactamente lo que había escogido hacer.

Cuando Troy dijo aquellas palabras en referencia a las de Halle, la mujer puso los ojos en blanco. - Fue a mi cabeza a la que apuntó primero, no pretenderás que sienta pena por él. Esa bala pudo ir para mí. Además, es lo que tiene ver muertos a menudo, que al final te vuelves bastante insensible hacia ellos cuando no los conoces demasiado. - Logró decir al fin, volviendo a ser cada vez más ella misma. Comenzó a notar como su corazón se agitaba con fuerza en su pecho al darse cuenta por lo que acabad de pasar y que pudo morir sin despedirse de sus seres queridos.

De todos y cada uno de ellos.

Instintivamente metió la mano en el bolso, para llamar a todos ellos y su mente volvió a serenarse de nuevo al ver a Jonathan tomarle el pulso a quien sin lugar a dudas estaba muerto. - Lo mío es la medicina, no las armas de fuego... quizás con un bisturí pueda hacer algo... pero todo eso se quedó en New Jersey. - De donde no debí salir.

La mujer miró a Jim. - Al final tenías razón, están aquí. Pero no podemos alejarnos mucho, Allison viene de camino y dice que la necesitamos para poder pararles. - Repitió de nuevo. Poco a poco se iba calmando, pero necesitaba a Sean a su lado. Se agachó y cogió la linterna del vigilante y alumbró el rostro de Charlie. Luego abrió su bolso y sacó un pañuelo de papel. - Tenga, aún tiene algo de sangre en la cara. - Y cosas que no eran sangre. - Si quiere use el espejo del coche para poder limpiarse bien.

Volvió a mirar a todos. - Pero si no creen en ella y quieren avanzar, yo la esperaré aquí. Recuerdo este maldito lugar cada noche desde hace diez años y dudo que no sepa llegar al gimnasio. Y si las balas no les hacen nada, Allison será nuestra única arma contra ellos. - La verdad era que quería quedarse sola, entre otras cosas, para poder meterse otra pastilla tranquilamente, sin que nadie preguntase por ello y así calmar sus nervios del todo, a parte de poder arrancar a llorar de una vez, porque hacerse la dura, ya había durado mucho y la adrenalina ya estaba dejando su cuerpo.

De estar Sean a su lado, haría ya tiempo que hubiese arrancado a llorar en sus brazos. Pero delante de ellos no quería mostrarse tan frágil y vulnerable y menos aún delante de Troy, sobre todo después de lo que salió por su boca minutos antes. Sabía perfectamente quien la había influenciado tanto como para soltar aquello pero no iba a dar explicaciones en ese momento. Tampoco es que tuviese que disculparse. Ella no apretó el gatillo, pero el sentimiento de culpa seguía ahí, creciendo lentamente...

Jim se quedó pasmado unos minutos, en shock. No era la primera vez que escuchaba un disparo, ni la primera muerte que veía, ni siquiera la que había tenido más cerca, pero hacía mucho, muchísimo tiempo que no tenía que pasar por eso. Una cosa era recordar, las pesadillas, y otra muy distinta regresar de golpe a ese tiempo, en el mismo sitio; no se alegraba en absoluto de haber tenido razón.

—Este sitio está maldito... —murmuró por lo bajo, mirando con los ojos muy abiertos el cadáver de Tom, ahora prácticamente irreconocible después de haberse volado los sesos. Tardó un instante en ver que la gente empezaba a moverse—. ¿Qué? ¿Dónde vais? No tengo ni idea de que hay ahí, pero si Allison sabe algo, deberíamos esperarla, ¿no? —Miró a Troy y tragó saliva—. No salvaremos a nadie si estamos muertos.