Partida Rol por web

Todo sucede atropelladamente, Cole llega renqueante a su coche que oportunamente esta bajo el radio de actuación del niño, por lo que los centenares de cosas que se arremolinan alrededor del hostal, deja al tipo en los asientos de atrás donde empieza a salpicar de sangre por toda la tapiceria y mira con odio al que le ha disparado. En tanto Tiffany recoge los objetos y se los cede a Rachel, ordenando tambien a Rose que parece en un principio indecisa que les siga. Rachel en tanto recoge al niño y eso hace que la madre os siga hacia el coche, el niño parece proporcionar una especie de barrera que hace que los hombres y mujeres que os esperan mueran a su paso, pero cada vez se le ve más débil apunto de caer insconciente. LLegais al coche, encendiendolo ¿Pero a donde ireis y que hareis después?

-Adonde Chicas? -Pregunto al tiempo que acelero.

-Tenemos que ir al muelle, rápido!. El doctor dijo que allí debajo hay una cueva. Tenemos que entrar con los objetos en el lugar- mientras hablaba hice lo que me había encargado Cole desde la entrada a la posada. Cuando creí que el sujeto que habíamos capturado estaba bien atado, me permití respirar y relajarme un poco. Para bien o para mal, aquella parecía la carrera final.

Mientras estais dentro del coche con Rosa shockeada, el niño sudando a mares y balbuceando algo sobre mantener las lineas, con el ayudante del maldito monstruo en el coche que echa borbotones de sangre, como si laa heridas de bala se hicieran más graves con la exposición cercana a la influencia del niño, si sigue asi morira dentro de unos minutos como máximo, pero puede que si mandais que el niño pare el gentio de afuera se abalance contra el coche. Encendeis el motor y os dirigis hacia el puerto, mientras que la gente os abre un pasillo sus rostros deformados se muestran hambrientos e irritados por dejaros escapar, aunque conociendo la influencia del monstruo que os esta torturando no sera la última prueba que tengais que pasar.

En cuanto la multitud deja de rodearnos freno de golpe. El pesado todoterreno se desplaza casi un metro antes de detenerse.

-Que... Que alguien conduzca por favor.
-Rachel toma. -Digo tendiéndole el arma con manos temblorosas. -Tomas descansa. Tranquilo muchacho. -Digo acariciarle torpemente la cabeza y marcándolo con sangre sin darme cuenta.

-Bien cabrón. Ahora te voy a parchear y después nos vas a contar todo lo que sepas. -Sin demasiados miramientos empiezo a utilizar el pequeño botiquín del todoterreno.

Lentamente los gemidos de dolor se convierten en estertores de muerte y la parte trasera de la camioneta se cubre con una fina de sangre. Pero finalmente extraigo las dos deformadas balas con cuidado exquisito las limpio guardo envueltas en uno de mis grandes pañuelos kaki.

-Gracias. Esto era todo lo que queria de ti -Afirmo con intranquilizadora calma antes de abrir el portón trasero y empujar fuera el cadáver de una patada.

Coge el arma que le entrega a Cole y se cambia el sitio con él para conducir ella ya que los demás parecen demasiado entretenidos en ver como muere el otro por sangrar a borbotones... para eso que no lo hubiese traído, joe... que hay un niño delante.

Guarda el arma en un lugar accesible y pone el todoterreno en marcha para dirigirse a la cueva esa de la que ha hablado el doctor. A saber que les depara ahí todo aquello... no quiere ni pensarlo. Seguramente cosas muy desagradables, pero espera no encontrarse con más de esas criaturas en su camino hacia la cueva.

-No me fío ni un pelo de lo que puede haber allí... 

Tiffany se pone en el sitio del conductor rapidamente, mientras que Cole intenta hacer los primeros auxilios al secuaz del monstruo, pero lo único que consigue es agravar sus heridas y tener que lanzarlo a la carretera como si fuera una bolsa de basura ante la estupefacción de Rosa, que parece haber dejado la realidad para quedarse acariciando mecanicamente a su niño que os mira con ojos fijos como si estuviera increpando sin palabras. De repente al encender el motor Tiffany escuchas un sonido de craqueo que Cole reconoce como lo que le paso al coche de Rosa cuando fuisteis de compras...

-Todos abajo ya! -Exclamo al tiempo que salto arrastrando conmigo la caja de herramientas y la manta de acampada [1].

-Creo que mi coche tiene un bicho. -Explico cuando todos han bajado. -Lo vi en el de Jamal y tambien en el de Rose cuando fuimos a hacer la compra.

-Tendremos que seguir a pie. ¿Tomas puedes proteger a tu madre y encontrar algún sitio donde esconderos?

Cole había intentado evitar que el tipo se desangrara para que nos diera más información, pero ya fuera por la rabia o los nervios de la situación, sólo había conseguido agravarlo. Al ver que no se podía hacer más nada, lo dejó caer y yo por dentro se lo agradecí. Tener a semejante monstruo con nosotros me provocaba escalofríos.

Pero la cosa no acabó allí. Íbamos a retomar la marcha cuando un ruido extraño empezó a oirse, proveniente del coche.

-Y ahora qué?- exclamé indignada. No podía creer que no lográramos ni un segundo de paz. Sin embargo hice caso al poli y me largué de allí. No quería morir en una explosión o lo que fuera que nos deparaba como sorpresa el coche.

-Qué clase de bicho? un alien o algo así?- al escuchar cual era el desperfecto del coche no me lo podía creer. O mejor dicho, ya había alcanzado un estado tal que nada me sorprendía demasiado. Maldito doctor, maldito pueblo, maldito monstruo que se divertía jugando con nosotros y se alimentaba de nuestro terror.

-Vamos pues. No quiero pasar un minuto de más en este jodido pueblo, así que acabemos cuanto antes con este asunto.

Ese ruido no le gusta mucho y menos en un lugar como ese. Si fuese en cualquier otro lugar podría pensar que es el motor que no funciona correctamente, pero ahí... ahí seguro que es todo menos el motor... Baja del coche a toda prisa para no encontrarse en lo que pueda haber ahí. 

-Deberíamos alejarnos del coche... no me fío ni un pelo.

Da unos cuantos pasos atrás para alejarse de esa cosa.

Avisados por el ruido que se escucha en el motor, decidís que es preferible ir a pie, que exponerse a lo que se mueve en el interior del coche... Con bastante razón pues cuando vais a doblar la esquina, escucháis un ruido horrible proveniente del motor, sea lo que sea ha decidido que este era el último viaje del coche de Cole. Rosa os sigue completamente en modo automático, casi tenéis que dirigirla, no habla, no hace pregunta y va con los ojos como platos. El chico se deja llevar pero os mira de hito a hito y contesta con ojos entrecerrados:- Habéis mezclado a civiles, no sois mejores que él...- El puerto no puede estar a mucha distancia, pero tenéis que cruzar el pueblo, podéis fijaros que todas las puertas están cerrados, sin duda un día festivo en vuestra contra. Podéis escuchar entre las callejuelas jaleo y gritos.

-Tomas tiene razón. -Afirmo tajante mientras me detengo bruscamente.
-Escucha. No podía dejaros allí y arriesgarme a que tu y tu madre sufrierais por mi culpa. Pero si puedes poner a tu madre a salvo. Si tienes donde refugiarte. Ponte a salvo, y si tienes la oportunidad, escapa de aquí.

Coloco la linterna en el portalinternas del ceñidor que saco del interior de la manta, y la enrollo con la cuerda para poder atarmela a la espalda. Cojo la pequeña caja de herramientas con la mano izquierda y me pongo de nuevo en marcha.

¡¡¡Lo único que faltaba!!! el niñato tenía el tupé de juzgarnos moralmente! Como si alguno de nosotros hubiera elegido aquello. Me proponía soltarle un par de frases hirientes pero Cole se me adelantó, conciliador. Creo que nunca entenderé a ese hombre. Por momentos se mostraba muy rudos y por otros parecía un señorito inglés. Aunque a aquellas alturas, no me extrañaba que su razón hubiera alcanzado su límite. Como de a ratos comenzaba a dudar de la mía propia.

Medio refunfuñando comencé a caminar rumbo al puerto, esperando acabar con aquello de una buena vez.

Sí, Rosa y el niño tendrían que buscar un lugar donde esconderse, pero todo está cerrado y no hay lugar seguro... el niño tiene razón, les hemos involucrado sin tomar en consideración que ahora ellos están en peligro y todo por su culpa. Además, Rosa está ida... no habla, no hace nada, solo va por donde nosotros le decimos.

-Lo siento pequeño... no pensé en eso cuando te metí en el coche... aquellas criaturas parecían peligrosas. No creo que podáis encontrar ahora un sitio seguro si todo está cerrado...

Lo mejor sería ir tirando hacia la cueva y atraer a los monstruos para que ellos pudiesen volver a la posada.

-Nos quieren a nosotros, así que cuando veáis que nos sigan, volved a la posada... podréis encerraros en una de las habitaciones y protegeros en un lugar pequeño.

El chico le coge a su madre la mano, ante el tacto de la mano del pequeño, Rosa sonríe y acaricia la cabeza a su pequeño, aunque sus ojos siguen contemplando el vacío. El pequeño al ver que no vais a utilizarles para llegar a vuestro destino, se acerca un momento a Cole y le da unos soldados:- Ahora pertenecéis a este hombre.- A vosotros os mira con su semblante serio que parece no cambiar apenas por culpa de su enfermedad:- Espero que tengáis suerte, a veces es lo que hace que una batalla caiga sobre un bando u otro...- Y se dirigen hacia la posada con paso tranquilo. 

Enfrente vuestra esta la calle principal que llevaría al puerto si la bajáis hasta el fondo, en los callejones de alrededor de la calle, se siguen escuchando los murmullos y jadeos, de repente cae un pedazo de madero ardiendo en el suelo...

Cita:

Por un segundo creo atisbar el característico perfil de "el mejicano", y su fusil, en una de las ventanas. -Ahora mismo no me importaría estar en el Indico. Con un FAL en la mano y cinco operators cubriéndome el culo.

Con mi pierna a lo mas que podía aspirar era a retrasarlas. Garrapateo el numero de Sara en un par de hojas y se lo entrego. -Pase lo que pase no esperéis por mi.

-Rachel no uses la XD si no es imprescindible. Tiff toma, quizás os sea útil. -Indico tendiendole la pequeña caja de herramientas.

Me aseguro de tener la linterna firmemente asegurada y me pongo en marcha manteniendome en el centro de la calle con la esperanza de tener tiempo para reaccionar ante cualquier amenaza que surja de los callejones.

-Y esto tenia que pasar en California. En cualquier otro pueblo habría una armería en la avenida principal. -Pienso mientras esbozo una media sonrisa resignada.

El chico y su madre se alejaron por fin. Al verlos partir sentí alivio porque, aunque no iba a dudar en dejarlos atrás si era necesario, mi conciencia no iba a dejarme tranquila el resto de mi vida si algo les pasaba. Por lo menos, ellos que habían sido buenos con nosotros, estaban a salvo.

Tomé el papel que me tendía Cole y reconocí el nombre de la vez que se había puesto a delirar con el teléfono. No, delirar no. Era el maldito que nos está haciendo esto el que jugaba con su mente. Lo guardé con cuidado en uno de los bolsillos de mis tejanos y luego tomé la caja de herramientas.

-No pienses en ello ahora- le dije en referencia a lo de dejarlo atrás. -Estamos todos juntos en esto y vamos a tener que salir juntos también. El bastardo ya se cobró a tres de nosotros. No vamos a regalarle una vida más.

Con la resolución inundando mi mente, me puse a un lado del hombre y comencé a caminar a su par, con la vista siempre al frente y atenta por si escuchaba algo raro.

Ahora volvéis a estar solos contra sea lo que sea que os esta cazando, ahora en pleno día con un sol bastante bueno, no hay nadie andando por la calle principal que lleva al puerto, al avanzar por ella os dais cuenta de que hay gente en los callejones, aunque parecen estar bastante ocupados, están rodeando algo que no veis pero por los gritos que llegan preferís no ver. Aunque la apariencia de los hombres no parece muy diferente a la vuestra si que su mirada es vacua, como si no estuvieseis.Hasta que uno de ello salta hacia vosotros, para poco después quedarse mirando todo extrañado y decir:- Pero que ¿Donde esta mi coche...?- Entonces una mano lo agarra y lo entra a la sombra, otros hombres le rodean y se escuchan sus gritos...

Reprimo mi impulso para ir en ayuda del desconocido, y me preparo para retener a las chicas si es necesario. Existe algún motivo para que esas criaturas no se aventuren a la luz. Si puedo retener a alguno de esos infelices quizás consigamos alguna ayuda.

Atento a que las muchachas no me imiten arriesgo unos pasos hacia los margenes de la avenida. -Realmente me vendría bien un FAL ahora.

Por Dios... que es todo esto? Di un pequeño respingo al escuchar los gritos y el horror se hizo presa de mí cuando vi la danza macabra que se llevaba a cabo entre las sombras y la gente que parecía zombie y era engullida por ellas. ¿Qué más podía sorprendernos ahora? Sentía como la tensión me estaba llevando al límite. No sabía si podría resistir nada más.

-Debemos apresurarnos... esa gente... están todos idos... no... no podemos ayudarlos... vamos... por favor- con lentitud y temor comencé a moverme otra vez. No quería ni imaginar que les sucedía a aquellos que eran consumidos por las sombras, pero sabía que la cordura no me duraría si llegaba a presenciarlo.